Historia de la literatura hispanoamericana

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A partir de hoy, vamos a viajar (a muy grandes rasgos a veces) por tooooda la historia de la literatura hispanoamericana. Desde Cortéz y De las Casas, hasta los ‘instapoetas’ de nuestros días.

Declaración de intenciones

Uno de los objetivos originales de este blog era comentar obras de la literatura mundial y motivar a los lectores a darles una revisada si no lo habían hecho.

Con el tiempo, y aunque ese objetivo sigue siendo parte importante del sitio, empecé a inclinarme por la literatura latinoamericana en Español.

Así surgió la idea de esta ‘saga’ de entradas.

Antes de comenzar con este emocionante viaje vale la pena establecer las ‘reglas’ que van a moderar los contenidos.

Limitantes y objetivos

Primero los términos ‘hispanoamérica’, ‘iberoamérica’ y ‘latinoamérica’ serán usados indistintamente. Aunque en realidad creo que el primer término es más exacto para nuestros fines (‘id est’, países del continente americano que tienen al Español como lengua hablada por un número significativo de pobladores).

Por literatura hispanoamericana me refiero a los textos escritos originalmente en Español por autores nacidos en el continente Americano (aunque en ocasiones contemplaremos a los grandes escritores de España).

Cuando escriba América o su gentilicio siempre me estaré refiriendo al continente completo (o continentes, según a quién le preguntes), desde Alaska hasta el Cabo de Hornos.

Esta primera entrada va a servir de ‘mapa’ para el recorrido. Vamos a definir cada ‘época literaria’ en orden cronológico, además de un breve resumen de sus particularidades y autores más importantes.

Eventualmente cada ‘época’, ‘corriente’ o ‘movimiento’ tendrá su propio set de entradas, según vea adecuado. La idea es que al final tengamos una entrada para cada una de las obras fundamentales de cada periodo.

Seguiremos una estructura de ‘categorías’ que corresponden a periodos de tiempo relativamente extensos y las corrientes literarias que los componen.

Visto de manera gráfica será algo así:

Infografía de división arbritraria de la historia de la literatura hispanoamericana por periodos de tiempo. Antecedentes, Colonia, Literaturas nacionales, Modernismos, Literatura contemporánea, Literatura postmoderna.
Literatura hispanoamericana

Cada periodo de tiempo (definido arbitrariamente y sin demasiado rigor) será llamado ‘época literaria’. Y las épocas contienen de uno a ‘n’ ‘movimientos literarios’. Los ‘movimientos literarios’ contienen a su vez varios autores con sus obras respectivas. A veces un autor puede fluctuar entre ‘movimientos’ y ‘épocas’.

Mapa de entradas

A continuación está el índice de entradas del proyecto. Conforme las vaya armando voy a ir actualizando los enlaces.

Literatura hispanoamericana (esta entrada)

  • Antecedentes
    • Expresiones culturales prehispánicas
    • Afroeurasia
    • España
  • La colonia
    • Cartas y relaciones
    • Barroco
  • Literaturas nacionales
  • Modernismos
    • Modernismo
    • Pricipios del Avant-garde (Vanguardismo)
  • Literatura contemporánea
  • Literatura postmoderna

Brevísima historia de la literatura hispanoamericana

Ahora, vamos a ver desde ‘muy lejos’ a toda la literatura latinoamericana. Se entiende que habrá información más completa y detallada en la entrada correspondiente a los periodos/movimientos/obras. Pero para tener un panorama global de hacia dónde vamos tendremos esta breve relación de los hitos de la literatura hispanoamericana.

Antecedentes

Antes de ‘entrar en materia’ propiamente me parece adecuado considerar los antecedentes históricos y culturales que la influyen (nótese la conjugación en presente del verbo). Y que en ocasiones le dieron las características que la diferencian de otras literaturas.

En algún punto de la historia varia gente pobló el continente y dió origen a las únicas culturas realmente originales de América. Por originales quiero decir que se vieron libres de influencias externas. Distinto a lo que pasó en Afroeurasia. Donde desde la Roma imperial había cierta relación entre el oriente y el occidente (en realidad desde mucho antes si le haces caso a Heródoto, algunos teorizan que desde el calcolítico ya había intercambios intercontinentales :o).

Todo esto para establecer que las cosmogonías y formas de expresión artística de las naciones originarias americanas no fueron afectadas por poderes externos a la misma esfera cultural del continente.

Y aunque en la colonización europea del siglo XV se perdió mucho de esas culturas, su efecto en las naciones que surgieron después sigue presente.

Las mismas culturas europeas trajeron una gran cantidad de conocimientos y formas de pensar que habían surgido de intercambios análogos. En la península ibérica por ejemplo, la cultura española había heredado formas del lenguaje de los Romanos, sus instituciones y leyes. La presencia gótica llevó nuevos influjos culturales germánicos sin olvidar la raíz celtíbera de los antiguos pobladores.

Granada y otras ciudades de la actual España se convirtieron en las capitales culturales y científicas del mediterráneo durante la ocupación de los ‘moros’.

El árabe influyó notablemente en el desarrollo de la lengua y literatura del periodo.

Y es innegable el impacto de la llamada ‘tercera raíz’, la cultura de las personas originarias de África, en la América colonial.

Así, en cada país, en diferente medida y con sus propias particularidades, estas culturas contribuyeron a lo que hoy llamamos literatura hispanoamericana.

Codice prehispánico de Zouche-Nutall
Códice Zouche-Nuttall

Colonia

La conquista de las Américas trajo consigo el idioma y forma de hacer literatura que la tradición española llevaba puliendo durante siglos. El descubrimiento de este exótico nuevo mundo impulsó notables cambios en los motivos literarios del periodo.

Cronistas como Fray Bartolomé de las Casas y Pedro de Cieza, narran las conquistas y peculiaridades de la tierra que hoy llamamos hispanoamérica.

Con un ‘sabor’ a canto épico, estas relaciones y crónicas se convertían en las versiones modernas de las gestas antiguas de inclinación “nacional”. Análogas al ‘Poema del Mío Cid’ o el ‘Chanson de Roland’.

La mayoría de la producción literaria colonial fue escrita por autores nacidos en España (no es el caso de Garcilaso de la Vega). No obstante, se comenzaba a marcar cierta diferenciación entre las literaturas de América y las peninsulares.

Ya para el siglo XVII el barroco Español que surgió como respuesta al fallo del humanismo renacentista dominaba también la literatura hispanoamericana (¿virreinal?).

Sor Juana es la principal exponente novohispana del periodo, que con otros grandes autores dio lugar al llamado ‘Barroco de Indias’. Corriente que enfatizaba que ser americanos era uno de los rasgos distintivos de su propia identidad.

pintura de sor juana inés de la Cruz
Sor Juana Inés de la Cruz

Literaturas nacionales

La ocupación en España por Bonaparte y otro montón de factores, favorecieron las guerras de independencia en las colonias.

Literatura de la independencia

Resaltan las guerras de Simón Bolívar ‘el libertador’, que dieron lugar a las modernas Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.

No hay poeta más asociado a estas guerras que el ecuatoriano José Joaquín de Olmedo  que con su ‘Canto a Bolívar’ llevó a la independencia al nivel de una oda a la usanza de Virgilio. Con un fuerte estilo neoclásico de moda en la literatura española de aquél entonces.

Surgieron autores análogos en todo el continente como Andrés Bello en Venezuela y José María Heredia  en Cuba. Éste último se adhirió al romanticismo que tomaba fuerza en Europa como respuesta al neoclasicismo.

En Argentina Esteban Echeverría escribió ‘La cautiva’, que ignoró las ideas neoclásicas y en cambio llenó su obra de alusiones locales a la flora, la fauna y el terreno americanos. Además optó por usar una forma de verso más popular en contraposición a las métricas clásicas.

El costumbrismo

Expresar la realidad latinoamericana se convirtió en una de las principales preocupaciones de los escritores de prosa del período, lo que desembocó en una preferencia por el realismo. Con un fuerte énfasis en que las descripciones fueran lo más precisas y exhaustivas posible. Había surgido el costumbrismo.

Una derivación del realismo literario que tenía por objetivo el retratar las costumbres de la gente de la manera más fiel posible. Los costumbristas se enfocaron sobre todo en las personas marginalizadas de las ciudades y zonas rurales.

En México, José Joaquín Fernández de Lizardi publicó ‘El periquillo sarniento’ inspirándose en la novela picaresca española para satirizar a la ‘nueva’ sociedad mexicana. Manuel Payno e Ignacio Manuel Altamirano se dedicaban con profusión a la novela con fuertes tintes costumbristas.

Esteban Echeverría también escribió prosa. Su cuento ‘El matadero’ es considerado uno de los mejores del periodo. Tanto por su expresión costumbrista/realista como por su temática y dominio del contexto.

El también argentino Domingo Faustino Sarmiento escribió ‘Civilización y barbarie, vida de Juan Facundo Quiroga’, un relato de la fundación de una nueva sociedad, con sus aciertos y errores.

Mientras que el cubano Cirilo Villaverde y su ‘Cecilia Valdés’, exponían una fuerte crítica al pasado colonial y esclavista de su isla natal.

En general, los escritores de ese momento, influidos por el racionalismo europeo reclamaban libertad e igualdad para todos los americanos.

Ya desde Bello, que debido a sus labores diplomáticas vivió varios años en Europa, surgió la tendencia de los escritores y poetas latinoamericanos de hacer ‘juntadas’ literarias en el viejo continente, sobre todo en Francia.

Este sentimiento de formar parte de una cultura continental es evidente en los ensayos y poemas publicados desde mediados del siglo XIX, además de que en diversas publicaciones los editores admitían textos de autores de distintas nacionalidades.

Pintura de Esteban Echeverría
Esteban Echeverría

Los modernismos

Para entonces el romanticismo se había impuesto y el famoso ‘Martín Fierro’ del Argentino José Hernández habría de convertirse (según algunos críticos) en el mejor poema latinoamericano del siglo XIX, esto debido a que fue uno de los primeros trabajos que incorporaron con éxito los mitos locales de una nación americana.

Modernismo

Al mismo tiempo la literatura hispanoamericana producía su primer movimiento literario, el ‘Modernismo’.

Sus principales características son el refinamiento en el uso del lenguaje, pero a la vez cierta rebeldía respecto a los cánones tradicionales (en forma y temática) y un rechazo hacia la burguesía. Anticonformismo y renovación.

Buscaba contener el ‘fuego’ de las emociones desbocadas del romanticismo. De ahí saca su nombre, dominar la intensidad de las propias aflicciones usando la fuerza del lenguaje poético, del mismo modo que el hombre había ‘moldeado’ las fuerzas naturales con la ciencia y la tecnología.

También recibía la influencia de los avances en las ciencias sociales: sociología, criminología, antropología, entre otras.

Es de opinión general que el inicio del modernismo fue marcado por la publicación en 1888 de ‘Azul’, su escritor, el nicaragüense Rubén Darío, llegaría a ser considerado el más importante e influyente de los modernistas.

La prosa y el ensayo también se vieron envueltos en el modernismo, por ejemplo José Martí y su crítica hacia las élites y el creciente militarismo Cubano (y en general de toda latinoamérica), temores que se verían realizados en todo el siglo XX (¿alguien dijo dictadura militar?).

Para 1898 el movimiento ya había madurado y cobraba fuerza en toda hispanoamérica, ese año los U.S. vencían al otrora poderoso imperio español en la guerra de Cuba.

Mientras Darío y otros latinoamericanos aplaudían la liberación del yugo colonial de estos países, también mostraban preocupación por el nuevo poder imperialista que reclamaba todo el continente como su propiedad.

Y no sólo en términos políticos y militares. El mundo hispanohablante parecía desvalido ante el ‘expansionismo cultural’ estadounidense. En ‘A Roosvelt’, Darío llama a los U.S. “el invasor del futuro”, dato random, ya para ese entonces Estados Unidos había invadido a México repetidamente y Darío se consagró como un profeta (véanse todas las injerencias a soberanías latinoamericanas de EE.UU. en el siglo XX).

Fotografía de Rubén Darío
Rubén Darío

En 1900 José Enríque Rodó publicó ‘Ariel’, uno de los ensayos latinoamericanos más influyentes, en donde criticó al positivismo y pragmatismo capitalistas, actitudes encarnadas por los U.S. No le preocupaba demasiado el imperialismo norteamericano, no tanto al menos comparado con su tristeza al ver que la cultura estadounidense comenzaba a desplazar a la latinoamericana.

De nuevo se hicieron esfuerzos por manifestar la autenticidad y validez de los pueblos surgidos de la conquista, que no eran ni pobladores originarios ni invasores.

Inicios del Vanguardismo

Después de Darío nada volvería a ser igual y los poetas lo sabían, tendrían que buscar el modo de superar su influencia a fin de crear algo nuevo.

El mexicano Enrique Gonzáles, admirador de Darío, es muy conocido por su ‘asesinato del cisne’, símbolo predilecto del nicaraguense, muchos consideran esto el principio de fin del modernismo.

Leopoldo Lugones se consagró en Argentina como el más destacado de los modernistas, pero además de su poesía, su prosa rebosaba de excelencia, con Poe como una de sus principales influencias. Publicó ‘Las fuerzas Extrañas’ en 1906.

Su discípulo, el uruguayo Horacio Quiroga, se convirtió en el cuentista más influyente y consumado del periodo, publicó ‘Cuentos de amor de locura y de muerte’ en 1917.

Lugones empujó al ‘modernismo’ más hacia la dirección del ‘avant-garde’ europeo, también llamado vanguardismo ( ‘modernism’ en Inglés), movimiento de renovación cultural pero más enfocado al tratamiento de temas antaño tabú, así como de inovación en forma y técnica.

Julio Herrera y Reissig, en Montevideo, empujó esta barrera aún más y se le considera un precursor del dadaísmo y surrealismo por su uso de audaces y abundantes metáforas. Darío seguía activo cuando Herrera y Reissing escribía su obra, pero el movimiento que había creado lo había dejado atrás.

Cuatro poetisas que fluctuaron entre el modernismo y el avant-garde habrían de cerrar la brecha y pasar de página definitivamente: Gabriela Mistral, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni, apelando a un erotismo inusitado, a la visión de la mujer en el mundo, a la muerte y a temas análogos de marcada naturaleza vanguardista, lograron fama y aceptación (crítica también) en los círculos literarios occidentales (geográficamente).

Fotografía de Juana de Ibarbourou
Juana de Ibarbourou

Literatura contemporánea

El auge del Avant-garde (vanguardismo)

A principios del siglo XX, el avant-garde se consolidó de la mano de los ‘líderes’ del movimiento, Vicente Huidobro y Pablo Neruda, ambos chilenos.

Dato curioso, Pablo Neruda publicó ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’ en 1923 y se convirtió en el libro de poesía en Español más vendido de la historia, hay quien lo pone al nivel de Darío como figura revolucionaria. Huidobro por su parte publicaba ‘Altazor’ en 1931, considerado uno de los mejores poemas de la centuria. 

Cerca de ese tiempo surgió en España ‘la generación del 27’. Un grupo de poetas de la talla de García Lorca y Dámaso Alonso (entre muchos otros). Que junto a otros autores latinoamericanos como César Vallejo, Jorge Luis Borges, Nicolás Guillén, Octavio Paz, Nicanor Parra y José Lezama Lima (y más), dieron lugar a una suerte de edad de oro para la poesía en Español.

Vallejo publicó ‘Trilce’ en 1922, el poemario latinoamericano del ‘avant-garde’ por excelencia. Guillén publicó ‘Motivos de son’ en 1930, con una poesía que ‘sonaba’ cubana. Paz publicó ‘El arco y la lira’ en 1956, un ambicioso ensayo sobre teoría poética.

Novelas de la tierra

Los novelistas por su parte buscaban lo mismo que los poetas del periodo, expresar la individualidad americana de sus respectivas naciones, esa tendencia culminó en las obras cumbre del regionalismo y lo que algunos llaman: ‘novelas de la tierra’.

Las más conocidas son: ‘Don Segundo Sombra’ de Ricardo Güiraldes, sobre el gaucho argentino. ‘La vorágine’ de José Eustasio Rivera, sobre la poderosa selva. Y ‘Doña Bárbara’ de Rómulo Gallegos, probablemente la novela más influyente de las tres, sobre la situación del llano venezolano y el enfrentamiento entre la barbarie y la civilización.

Una ‘rama’ notable de la ‘novela de la tierra’ es la generada durante la revolución mexicana, evento que tuvo efectos bien lejos del país en que sucedió. De nuevo estas novelas seguían los preceptos del realismo de principios de siglo, pero conservaban un toque de ‘épicas’ a la antigua usanza. La más famosa es ‘Los de abajo’ de Mariano Azuela.

Dos escritores innovaron el ya bien conocido procedimiento de escribir novelas en hispanoamérica (narrador en tercera persona omnisciente y burgués, prosa que busca pasar desapercibida y una trama que se sigue sin interrupciones directo hasta el final). Estos son: Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier.

Carpentier incorporó el cubismo y surrealismo en su novela ‘Écue-Yamba-Ó’, aunque no tuvo demasiado éxito. Cuando Carpentier era famoso la calificó de experimento fallido, aún así indicó el camino para incorporar la estética del ‘avant-garde’ a la novela latinoamericana.

Miguel Ángel Asturias por su parte escribió ‘El señor presidente’, tomando fuertes influencias del surrealismo. También publicó ‘Leyendas de Guatemala’, un volumen de relatos cortos tomados del folklore Maya y Guatemalteco, tan influyente como las colecciones de Quiroga.

Miguel Ángel Asturias

El boom

La prosa, hasta ese entonces, se había quedado atrás respecto a la poesía (con excepción del relato breve).

Durante el auge del modernismo y el ‘avant-garde’ no se produjeron obras análogas a los ya legendarios ‘Azul’, ‘Altazor’ y ‘Trilce’. A pesar de la existencia de un distinguido grupo de novelistas regionales. Hasta ese momento, la literatura hispanoamericana era considerada una de poetas.

El advenimiento de lo que sería conocido como ‘El Boom’ es importante porque puso a la prosa latinoamericana al mismo nivel de su poesía. Incorporando las técnicas narrativas del ‘avant-garde’. 

Aunque no apareció de manera espontánea (como la palabra sugiere). Algunos especialistas definen sus orígenes en los años treinta y su maduración durante los cincuenta, hasta su total explosión durante la década siguiente. La literatura latinoamericana aportó entonces por primera vez características originales a la novela moderna, aunque principalmente debido a su adopción tardía de prácticas comunes desde Faulkner, Proust y Kafka.

Las innovaciones de Asturias casi coincidieron con los ‘pioneros del Boom’ y que se consideran parte de él.

Jorge Luis Borges (‘Ficciones’, 1944), Alejo Carpentier (‘El reino de este mundo’, 1949), Juan Carlos Onetti (‘El astillero’, 1961), Augusto Roa Bastos (‘Yo el supremo’, 1974) y Juan Rulfo (‘Pedro Páramo’, 1955).

Poco después de que Borges ganara notoriedad, Julio Cortázar publicó ‘Rayuela’ (1963), libro que muchos consideran el detonante del ‘Boom’. Iniciaba la edad de oro de los novelistas latinoamericanos contemporáneos.

Con autores como Gabriel García Márquez (‘Cien años de soledad’, 1967), Carlos Fuentes (‘La muerte de Artemio Cruz’, 1962), Mario Vargas Llosa (‘La ciudad y los perros’, 1962), José Donoso (‘El obsceno pájaro de la noche’, 1970), José Lezama Lima (‘Paradiso’, 1966), Guillermo Cabrera Infante (‘Tres tristes tigres’, 1967), entre otros.

Cerca de esa línea temporal, la revolución cubana se había consumado. Muchos escritores se volvieron a unir al sentimiento de lucha por la libertad. Hemingway, Sartré, Carpentier, Neruda, García Márquez, Fuentes y Vargas Llosa visitaron o manifestaron su apoyo a Cuba. La Habana se convirtió en el epicentro de la literatura hispanoamericana.

Y el nuevo régimen no dejó pasar la oportunidad. Creó varias instituciones para canalizar ese ‘fervor intelectual’ por la causa. Ya desde tiempos de Darío eran comunes las revistas literarias, y casi cada gran autor fundó la suya en algún punto de su vida. Aún así, la revista establecida por el régimen, llamada ‘Casa de las Américas’, se convirtió en la que más estrellas publicó durante sus años de gloria.

El número 26 incluyó textos de Alejo Carpentier, Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Ernesto Sábato, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Juan Gystolo, Italo Calvino y Alain Robbe-Grillet.

Pero nada es para siempre.

Mientras el régimen de Castro se convertía en una dictadura comunista aliada a la Unión Soviética, el entusiasmo por sus iniciativas culturales comenzó a desvanecerse. Y como pasó con Stalin, empezaron las desapariciones. Muchos autores decidieron huir, otros tuvieron menos suerte y cayeron en prisión. Todo esto ocasionó que la comunidad literaria iberoamericana se escindiera.

García Márquez, Cortázar y Carpentier se mantuvieron leales al régimen. Otros como Neruda, Fuentes y Vargas Llosa se distanciaron.

Paralela a ‘Casa de las Américas’, el crítico Uruguayo Emir Rodríguez Monegal, publicaba desde París ‘Mundo Nuevo’. Revista que incluía colaboraciones de muchos de los autores de ‘Casa de las Américas’.

Y además de los ya consagrados escritores del boom, en ‘Mundo nuevo’ apareció una generación más jóven de autores fuertemente influidos por la ‘nueva novela’ del ‘boom’. Severo Sardui y Manuel Puig, los más insignes. Ambos murieron relativamente jóvenes, cortando de golpe la ‘herencia’ del boom para la siguiente generación.

Fotografía de Manuel Puig
Manuel Puig

El hoy y el futuro de la literatura hispanoamericana

El principio del ‘boom’ parece relativamente fácil de distinguir, caso contrario es el momento en que terminó.

A pesar de que la literatura hispanoamericana sigue activa y produce obras de gran calidad (inserte aquí los nombres de su autor vivo favorito). Los escritores de fama mundial como Darío, Mistral y Cortázar (por poner ejemplos) se han convertido en una rareza. Muchos consideran que la muerte de Paz en 1996 marcó el final de una era.

Ya desde los años ochenta varios grupos buscaban separarse del boom y del realismo mágico (marca distintiva de la mayoría de obras de ese ‘movimiento’).

Los más sólidos son ‘McOndo’ y la ‘Generación del Crack’, aunque de ningún grupo ha salido alguna obra que ejerza la misma influencia que las obras del ‘boom’.

Isabel Allende (‘La casa de los espíritus’, 1982) una de las supervivientes del ‘boom’, sigue activa y es muy apreciada en Europa, lo mismo que Mario Vargas Llosa que colabora con ‘Letras libres’, revista heredera de ‘Vuelta’ (fundada por Paz, en su momento la revista más prestigiosa de su nicho) y actualmente la más importante en literatura latinoamericana (aunque esa opinión no es generalizada).

Conclusión

No se puede predecir el futuro, pero sin duda tendrá cosas interesantes por leer.

Probablemente lo que sea que suceda irá de la mano de las nuevas tecnologías.

Tendencia que ya se puede vislumbrar con el surgimiento de los ‘instapoetas’ y toda la constelación de plataformas a la ‘wattpad’ que rondan por ahí.

Sin descontar el incierto futuro de la publicación de libros en formato físico. Dato random que desde mediados del siglo XX mucha gente asegura que el libro ‘está muerto’, pero hoy se escriben (e imprimen) más libros que nunca en la historia de la humanidad.

Así que no me sorprendería saber que en estos momentos, en algún lugar modesto y descuidado, un montón de degenerados (en el buen sentido de la palabra XD) está preparando un evento apoteosico de revelacion literaria que vuelva a romper todo.

Vaya momento para estar vivo.

meme, que momento para estar vivo

Fuentes

  • Echevarria, G. R. (2012). Modern Latin American Literature: A Very Short Introduction. Oxford University Press.
  • Lazo, R. (1999). Historia de la literatura hispanoamericana – El periodo colonial (3ra ed.). Porrúa.
  • Goic, C. (1991). Historia Y Critica De La Literatura Hispanoamericana (Paginas De Filologia). Editorial Critica (Grupo Editorial Grijalbo).