Y a todo esto, ¿Que ‘raios’ es un ensayo?

En mi experiencia, la escuela no siempre propicia el aprendizaje, te vuelves un experto en responder exámenes y hacer ‘proyectos’ (lo que eso signifique), pero rara vez aprendes.

Por eso cuando el video ‘The best learning tool in History – 400 years ahead of it’s time’ (McMullen, 2024), apareció en mi feed, llamó mi atención sobremanera, en resumen el video dice que escribir ensayos es un método efectivo para aprender. El proceso de investigar, procesar la información, generar conocimiento y expresarlo, permite al cerebro retener más información y en términos llanos, aprender.

Esta entrada explica cómo me fue al aplicar este método, también incluye la nunca ausente lista de lecturas recomendadas.

No soy fan de la idea de escribir ensayos ‘académicos’. Suena muy gringo, muy desconectado culturalmente de la realidad mexicana (tal vez de Latinoamérica inclusive).

Nunca me pidieron muchos en la escuela, pero cuando lo hacían, los profesores se ponían insoportables por tonterías (lo confirmo siendo un adulto), como si un doble espaciado o el tamaño de fuente fuera más importante que las ideas y los argumentos.

Qué es un ensayo

La Encyclopædia Britannica, define al ensayo como un texto breve, que aborda un tema de manera introductoria, o bien expresa los pensamientos del autor, responde una pregunta, etc. (Goose, 1911).

El ensayo fue concebido por Michel de Montaigne en el s. XVI. Uno de sus objetivos originales era conocerse a sí mismo, Idea que resuena con la literatura moderna, todo escritor revela una parte de su ‘universo interior’ en su obra. El artista plasma una ‘instantánea’ de su humanidad al momento de crearla.

Existen muchos ‘tipos’ de ensayo, no se puede listar a nivel exhaustivo sin caer en el tratado, suficiente es con reconocer que es sumamente flexible.

Hume lo consideraba un puente entre el ‘escolar’ y el ‘lector común’, lo que redundaba en mutuo beneficio, un grupo se expresa, y el otro aprende. (Hume, 1875)

Hay un consenso general de que el ensayo es el ‘Arco de Ulises’ literario, un texto en el que se ponen de manifiesto la inteligencia y capacidad de expresar argumentos.

Retrato de Michel de Montaigne

Breve historia del ensayo

El concepto del auto-conocimiento ha estado presente desde hace mucho tiempo (véase inscripción en el templo de Delfos). Montaigne citaba a la tradición grecolatina con frecuencia en especial a Séneca y Plutarco. Buscaba un medio para expresar su humanidad, lo llamó ‘essai’ porque era un experimento, un intento, casi como un proceso de aproximaciones sucesivas para llegar a ‘la verdad’.

El papa confiscó el manuscrito para devolverlo unos meses después, una vez publicados fueron bien recibidos, toda Europa occidental lo adoptó en poco tiempo. Justo en Inglaterra tomó un lugar prominente, tal vez aquí es donde nació el cariño que la ‘Anglósfera’ le tiene al ensayo.

Con el tiempo el ensayo dejó de ser un medio de expresión humana, y se volvió un instrumento de rigor casi científico.

Virginia Woolf vs. el mundo

Virginia Woolf es más conocida por sus novelas, no obstante sus primeros pasos en la literatura fueron artículos de crítica y ensayos, periodo que influyó en el resto de su obra (Rodríguez, 2001).

Woolf veía al ensayo como un medio de expresión personal, en contraste varios de sus contemporáneos lo veían como un género que debía tratarse como ciencia, autores como A. Benett, J. Galsworthy, H.G. Wells, que siendo positivistas, abogaban por la objetividad, impersonal y exacta.

Woolf y otros autores, entre ellos O. Wilde y T.S. Eliott, consideraban al ensayo como un género capaz de tener valores estéticos. La crítica moderna coincide con el segundo grupo, considera a la literatura como el producto del tiempo, agenda y contexto del autor, en otras palabras, una forma de expresión (Rodríguez, 2001).

Retrato de Virginia Woolf

Una guía para escribir ensayos

El vídeo incluye un enlace a una guía, de Jordan Peterson (no le prestaré atención al autor, sí al contenido).

A grandes rasgos la guía define que hay que leer, encontrar un tema, obtener información, escribir, editar, repetir (Peterson, 2021). El proceso me parece acertado, no soy un experto, pero encuentro varios puntos en común con otros procesos de escritura que en breves palabras consisten en:

  • Investigar
  • Escribir
  • Editar

Peterson y el autor del vídeo coinciden en que escribir ensayos fortalece la capacidad de razonar, argumentar y expresarse.

¿Y entonces de verdad sirve de algo escribir ensayos?

Haciendo memoria, he aprendido algunas cosas al escribir por acá, aunque no he reparado en efectos en mi capacidad cognitiva o de oratoria, tal vez porque nunca había hecho un esfuerzo consciente al respecto,

Aún así comparando entradas del 2018 con las más recientes, aparte de un ‘cringe’ tremendo, incluso yo (mi mayor crítico) puedo percibir mejoría,

Todo esto a pesar de mi forma ineficiente (y sumamente inconstante) de escribir. Así que al menos por experiencia propia puedo dar fe del axioma, 

‘Escribir ensayos es bueno para la mente’.

Ensayos para escribir

Para escribir algo bueno, primero hay que leer cosas buenas, Peterson por ejemplo dice que para un buen ensayo debes saber al menos dos o tres veces más de lo que escribes. 

Así que sobre ‘cosas para leer’ relacionadas con el escribir ensayos te dejo estas lecturas recomendadas: 

  • “A new tradition” Virginia Woolf and the personal essay: Comentario sobre el efecto del ensayo de crítica en la obra de Virginia Woolf y sus aportes al género, sobre todo al ensayo ‘personal’.
  • La guía para escribir ensayos de Jordan Peterson: Ignora los insultos, pero los consejos son acertados, y le creo cuando dice que si los sigues vas a escribir algo como mínimo “muy bueno”.
  • Writing: getting started. In The Media and Communications Study Skills Student Guide. University of Westminster Press: No lo he leído pero se ve bueno lol.

Ensayos para leer

A la anglosfera le encanta este género

  • Virgina Woolf, “Professions of women”: Considera algunas preguntas relacionadas con las mujeres al enfrentarse al mundo laboral y su incipiente ‘liberación’.
  • T.S. Eliott, «Tradition and the Individual Talent”: Sobre crítica y teoría literaria, tradición, poesía y la forma de leerlos.
  • George Orwell, “A nice cup of tea”: Lit cómo hacer té.

También hay ensayistas reconocidos en Latinoamérica, aunque sospecho que tenemos una percepción distinta del género

  • Octavio Paz, “El laberinto de la soledad”, “Los hijos del limo”: Lectura obligatoria de secundaria hasta hace algunos años, el primero un estudio del ‘carácter mexicano’, el segundo una introducción a la evolución literaria ‘del romanticismo a la vanguardia’
  • José Lezama Lima, “La expresión americana”: La identidad americana desde una perspectiva histórica de la literatura y otras artes
  • Jorge Luis Borges, “Otras inquisiciones”: Borges divagando sobre otros autores, el tiempo y algunas leyendas, ¿qué más se puede pedir?

Qué ‘raios’ es un ensayo

Este viaje comenzó con el deseo de aprender y terminó por confirmar algunas cosas: Leer y escribir es beneficioso en múltiples sentidos. También encontré que el ensayo es una de las mejores formas para desarrollar ideas, aprender, o simplemente expresar el universo interior.

La elaboración de este micro ensayo me terminó motivando a seguir escribiendo por acá, incluso si las entradas terminan siendo malas.

Luego están las listas de lectura, aunque el backlog me mire amenazante cada vez que le agrego cosas. En fin, cada quién sus vicios.

También salió material para futuras entradas, como una versión propia de la guía para hacer ensayos con trucos ñoños aprendidos a lo largo de los años.

Al final el ensayo aspira a ser tan duradero como la poesía o cualquier otro género ‘mayor’, por lo que nunca es mala idea comenzar por leer un ensayo como introducción a cualquier tema/pregunta/autor que se presente, luego prueba a escribir uno sobre lo que encuentres, aunque ambas ideas pueden parecer aburridas a simple vista (¿quién recomienda escribir y leer ensayos hoy día?). 

Por último no dejes de leer ni de escribir, la vida da muchas vueltas y te puede sorprender para bien :-).

Fuentes

Gosse, Edmund (1911). «Essay, Essayist». In Chisholm, Hugh (ed.). Encyclopædia Britannica. Vol. 9 (11th ed.). Cambridge University Press. pp. 776–778. https://en.wikisource.org/wiki/1911_Encyclop%C3%A6dia_Britannica/Essay,_Essayist

Hume, David (1875). «Of Essay Writing”. MacLachlan, Christopher (ed. 1996). https://sacred-texts.com/phi/hume/of4.txt

McMullen, Giles (2024, July 30). The Best Learning Tool in History – 400 years ahead of its time! YouTube. https://youtu.be/lML0ndFlBuc?si=ZHviLo_ijxTNtwoO

Peterson, Jordan (2021). “Essay Writing Guide”. Jordanbpeterson.com. https://jordanbpeterson.com/wp-content/uploads/2018/02/Essay_Writing_Guide.docx

Rodríguez, L. M. L. (2001). “A NEW TRADITION”: VIRGINIA WOOLF AND THE PERSONAL ESSAY. Atlantis, 23(1), 75–90. http://www.jstor.org/stable/41055010

Los crímenes de los objetos cotidianos – Reseña

En esta ocasión tenemos un libro especial para reseñar, por motivos modestos, pero también válidos creo yo, ¿te ha pasado que el universo te avienta un libro a la cara en plan ‘¡léelo!’?, no sé si alegrarme o lamentarme porque me pasa muy seguido, mi backlog de libros por leer crece cada día y no puedo ni reducirlo en uno o dos volúmenes al mes. Aún así y a pesar del ‘modo pesadilla’ que ha agarrado mi agenda los últimos meses, me alegra que por fin pude terminar uno de los libros más recientes de dicha lista, uno que me llegó por pura casualidad y que en esta ocasión voy a reseñar, el título: ‘Los crímenes de los objetos cotidianos’, escrito por Claudio Imirizaldu.

Portada del libro, una imagen estilizada/surrealista de una mujer y un hombre

Semblanza del autor

Claudio es un editor, escritor y en sus palabras sobre todo un lector, originario de Quilmes, Argentina, lleva muchos años en México, sobre todo en las inmediaciones del Valle de Toluca y Valle de México, ¿por qué ese dato es relevante? pues que mi base de operaciones coincide con este espacio geográfico, en otras palabras, su producción literaria (en cualquiera de los aspectos mencionados) ‘resuena’ (he aquí un anglicismo que no me termina de gustar) particularmente conmigo, porque entiendo mucho mejor la geografía, la cultura y muchos artefactos sociales que al final alimentan dicha producción.

Su labor es variada y manifiesta en multitud de obras, las referencias que más he hallado están relacionadas con la editorial independiente ‘Edición de Autor’ de la que es cofundador, cuenta también con una gran lista de participaciones en foros y conferencias del mismo mundo editorial.

Semblanza del libro

Todo esto converge en el volumen que va a tratar la entrada. ‘Los crímenes de los objetos cotidianos’ es un compilado de relatos breves, que son fuertemente inspirados por la tradición latinoamericana del relato fantástico, se define en la contraportada:

«Claudio Imirizaldu nos propone a través de estos diez relatos un mundo caótico donde ambas, ficción y realidad, se alían para desequilibrar la tranquila vida de los personajes que deambulan por estas historias.

Así seremos testigos de hechos cotidianos como: tomar un camión, caminar por la calle y ver un perro, dar de comer a las mascotas o adoptar un gatito, mirar la luna llena, tener en nuestra casa electrodomésticos y jugar ajedrez, pueden cambiar nuestra vida para siempre.»

Y básicamente de eso se trata todo, a continuación un breve resumen de cada relato.

Fotografía de Claudio Imirizaldu como aparece en la contraportada de su libro 'Los crímenes de los objetos cotidianos'

Resúmenes

Alebrijes

Gregorio, jugador profesional de ajedrez, recibió la encomienda de su madre y hermana de cuidar a las mascotas de la casa en su ausencia. No obstante, él estaba absorto en su preparación para el campeonato que se avecinaba.

En su habitación un ajedrez de alebrijes representaba la partida que estaba estudiando. Con peones con cabeza de gato, alfiles con alas de guacamayo y torres con rostro de perro, etcétera.

Sus alarmas le recordaron su tarea, tenía que alimentar a todos los seres vivos de la casa, él incluido.

Estaba tan concentrado en la partida que al pez, al gato, al perro y al perico les terminó dando el alimento equivocado, a él le tocó la comida del gato.

Después de la dura jornada de estudio y estrategia cayó desmayado entre dos peones-alebrije, algún tiempo después despertó con una sed acuciante que lo hizo ir en cuatro patas a buscar agua, tan desesperado estaba que la bebió del plato que usaba normalmente el gato.

Cuando su familia llegó, su madre más con ternura que con temor acarició el cuerpo de un hombre con cabeza de gato y cola de pez que maullaba entre ellas.

Layla

Un hombre se instalaba en su nuevo departamento, al salir de la terraza se percató de aullido del perro del vecino. Hizo memoria de sus cientos de años para recordarla, ella agregó un gruñido feroz.

Al día siguiente, al salir de su edificio estaba allí, le gruñó con la misma hostilidad tan pronto lo vio, su ‘dueño’ se disculpó a lo que el hombre le pidió que no se preocupara, después emitió un gruñido en respuesta, inaudible para cualquier humano, ahora sabía quien era, el hombre que ella aceptaba como dueño la llamó Layla.

Por la tarde se asomó a la terraza, la vió desaparecer, y el recuerdo de quien realmente era lo embargó por completo. Una vez terminada su transformación en una bestia, el hombre-bestia fue de cacería, capturó a un vagabundo que le llevó como ofrenda a Layla, ella lo aceptó para luego iniciar un ritual amatorio que duró quizá para siempre.

Aquella melodía

El célebre compositor Vladimir Uldazirimi llevaba varios días sin comer ni dormir adecuadamente en su intento por crear su obra maestra.

Una melodía que llevaba muchos años en su cabeza pero que a diferencia de sus otras composiciones se rehusaba a ser plasmada en la pauta, para así poder ser compartida con el mundo.

Esa media noche, derrotado, fatigado y hambriento se dirigió a una taberna cercana para saciar sus apetitos. Pidió un plato de guiso, pan y una botella de vino. Tan pronto terminó y sin apenas respirar pidió otra. Satisfecho del todo pasó a observar a los parroquianos que permanecía en la taberna, un tahúr, algunos bandoleros, varias damas de moral ligera y uno que otro artista trasnochado en busca de inspiración igual que él.

Cuando se decidió a hablar con una de las susodichas damas, una voz femenina le susurró: «No busques una mujer aquí, seré yo quien hoy te haga compañía». Cuando volteó con sobresalto solo pudo ver al dependiente. Pagó la cuenta y regresó a su casa, de inmediato se puso al piano y después de los ejercicios de calentamiento descargó su energía sobre las teclas que respondieron con un mágico sonido mientras las manos que tocaban se desprendían del cuerpo del compositor que cayó sobre la alfombra.

Por fin podía escuchar al piano la música que había guardado por tantos años, una hermosa mujer bailaba sobre el instrumento que era guiado por las manos que por sí solas ejecutaban con admirable destreza.

Vladimir reía, lloraba, cantaba y gritaba al observar sus muñecas sangrantes separadas de las hábiles manos que seguían danzando sobre el teclado.

Objetos cotidianos

«De la vigilia al sueño el paso es lento. Del sueño a la pesadilla solo un salto…» – Gabriela Ballesteros

Juan miraba un partido de futbol en la televisión, tenía su cerveza pegada al pecho. Luego de celebrar un gol, al intentar sentarse el sillón cedió ante su peso y por poco se estrelló sobre la botella rota de cerveza que había arrojado para evitar su caída.

Terminó de ver el partido de pié, juzgó al sillón como inservible y se fue a dormir.

Despertó ‘cuando tuvo ganas’ y fue al baño luego de tomar una toalla, cuando terminó de hacer sus necesidades el inodoro, por algún motivo y justificación física no lo dejaba levantarse, succionándolo cual máquina moledora de carne.

Sin prestar demasiada atención a todos estos eventos, se terminó de duchar, preparó café y luego inspeccionó el sillón que se veía totalmente normal.

Después del desayuno salió a cortar el césped, llevaba unos pocos minutos de faena cuando al limpiar una parte del jardín sintió la feroz mordida de las dijeras de podar, con esfuerzo logró liberarse y solo entonces asomó el pensamiento de que todos estos eventos escapaban a la casualidad.

Con mucha precaución entró a la casa en busca del botiquín, todos los objetos del hogar estaban en su lugar, ahora los miraba con grave desconfianza.

La llave del lavatorio lo intentó decapitar, el cojín de su sillón lo intentó asfixiar. Su lámpara de noche logró golpearlo en la sien.

Juan logró escapar a duras penas, pero así de herido física y psicológicamente no podría defenderse por mucho tiempo de los objetos que por su parte lo miraban arrastrarse lentamente.

Por fin la licuadora lo atacó en la cabeza, un cordón de algún electrodoméstico le sujetaba las manos y el asalto seguía, llegó a imaginar que escuchaba a alguien llegar a salvarlo, tal vez incluso él mismo.

Luego de muchos días, los vecinos de Juan llamaron a la policía, lo encontraron muerto, rodeado de sangre con una herida en la pierna y un sacacorchos clavado en la sien.

Lágrimas de tinta

Un editor por la noche encontró que tres volúmenes de su biblioteca emanaban una extraña humedad: «Cuentos de amor de locura y de muerte», «Rayuela» y «Aura». Preocupado, los abrió de inmediato, para alivio suyo no encontró agua alguna sobre las páginas. Aunque después de un análisis más profundo notó que en algunos caracteres había algo parecido a lágrimas.

El hombre continuó con sus planes para el resto de la noche, paseó a los perros, se sirvió un vaso de whisky, y encendió un puro para acompañar la lectura de un difícil manuscrito que tenía que editar.

Apenas había dado un trago a su bebida cuando un terrible dolor en la boca del estómago lo redujo al piso y poco a poco lo dejó inconsciente.

Despertó en un pasillo desierto, escuchaba voces con cierta lejanía y notó que su cuerpo era más bien etéreo, escuchó decir que para él ya no había esperanza, el aullido de sus mascotas, decidió moverse al final del pasillo, allí en una iluminada habitación lo esperaban toda clase de manjares, libros y algunas personas.

Cuando llegó hasta ellos y los pudo distinguir bien, no lo pudo creer.

– «Vení vení… acá estamos, te esperábamos hoy, contános»

– «¡Ustedes, pero están…!»

– «Ahora vos también»

Los autores de los volúmenes que habían llorando lo esperaban y le daban la bienvenida. Cuando el editor lo comprendió todo, sonrió y dijo:

– «Salud pues»

Gato y tía Herminia

Una familia se esforzaba por darle la bienvenida a un gato en miniatura. Tenía cerca de un mes de vida y no medía más de tres centímetros. Después de muchos trabajos lograron colocarlo en su nuevo hogar sin lastimarlo en el proceso.

El gato, pequeño como era gustaba de jugar con sutil violencia con los miembros de la familia. Conforme pasaba el tiempo Gato crecía más y más, su tamaño llegó a ser tan grande que alguna denuncia anónima llevó a las autoridades a revisarlo confundiéndole con una pantera o alguna especia en peligro. Pero no, era un gato normal en todo sentido, excepto en sus dimensiones y sus maullidos alienígenas.

La familia decidió no aceptar visitas para que no se asustasen al ver a Gato con variados pretextos aunque siempre con éxito.

Hasta que un día llegó la tía Herminia del campo, por el cariño que la familia le tenía le permitieron entrar, después de darle una cálida bienvenida la prepararon para presentarle a Gato. Por último le sugirieron ir al baño por detrás del sillón para así evitar pasar cerca del felino.

A la mañana siguiente todo se veía tan normal como siempre, con la excepción de ver a gato acostado boca arriba con los bigotes coloreados de rojo por lo que parecía ser la tía Herminia.

«Hola tío, tanto tiempo ¿cómo están por allá?, ¿la tía?, no, acá nunca llegó».

Ellas

Un hombre relata su encuentro con una mujer «bella pero peligrosa». Una noche en que la encontró se armo de valor para preguntarle si la podía acompañar, de algún modo él entendió un sutil sí.

Después de varios meses de juegos y conquista, ella lo invitó a pasar la noche. Pasaron muchos años, en los que intercalaban periodos de romance con periodos de abandono, hasta que llegaron a su última separación.

El hombre le pidió a la mujer que lo acompañara al tren subterráneo, se despidieron en la estación de Avenida de Mayo.

Al subir al vagón el hombre cerró los ojos para ocultar si acaso una lágrima asomaba por sus pupilas. De repente se vio rodeado de una multitud que abordaba el mismo vagón, pero de algún modo distinta y desconocida. Bajó en la estación Zócalo.

Una mujer lo esperaba al salir de la estación, soberbia y altiva.

«Vete con cuidado che, soy bella pero peligrosa, igual que ella me veo seducible y encantadora, los que caminan sin saber a dónde van o dónde están son quienes no pudieron conmigo. Amo violenta y salvajemente con pasión y placer, pero pido con igual placer y pasión, que se entreguen y den cuando quiero. Y quizás… No lo sé… Hoy quiera…»

Xolo

Viernes 19 de septiembre de 2017, el relato comienza con un retrato de la calle Madero en la Ciudad de México. Una familia de artistas lleva acabo su espectáculo. Alcides el mago, su esposa Xóchitl, Lluvia su hija y la estrella del espectáculo, Rufo el perro.

La escena es común en este horario en el centro de la ciudad, cerca de la una de la tarde.

De repente la multitud se detiene, y el mundo empieza a convulsionar. Rufo se da cuenta por la expresión de terror de Lluvia, ella llorando intenta asirse a una jardinera para evitar ser tragada por la ciudad, su madre intenta en vano ir a ayudarla, de pronto el fiel perro la arrebata de las fauces de la tierra, pero cae en su seno en el proceso, inexorable allí le da la bienvenida el último guerrero azteca. Juntos empiezan su viaje al mictlán.

Luna

Sebastián, egresado de la facultad de antropología, enamorado de la Luna y aspirante a escritor tenía todo preparado para su viaje a Mérida desde donde se vería mejor a Ixchel durante el solsticio de invierno, la luna y diosa del amor para los Mayas.

Tan pronto llegó, se instaló, estaba a tiempo, el evento astronómico sería el 21 de diciembre, discurrió por horas en el mercado buscando los ingredientes del potaje que planeaba usar para atraer a su amada.

Después de tener todo preparado, ofreció su regalo a la deidad y fue a dormir, pasaron las noches y la esquiva luna asomaba solo parte de su rostro cada vez menos hasta desaparecer, entonces, una noche, se presentó en todo su esplendor, y miró a Sebastián, bajó donde el y se amaron hasta quedar exhaustos.

A la mañana siguiente, antes de que el sol asomara su rostro ella se lo llevó a recorrer, manso y tranquilo, su eterno firmamento.

Indique su chofer al destino

«El tiempo siempre es el mejor autor, siempre encuentra el final perfecto»

Carlos Ernesto se preparó para el trabajo como siempre lo hacía, preparó un mate, sus cigarrillos, se duchó y luego de ponerse el traje de siempre, gris como su vida, se dirigió al bondi, iba tarde y cavilaba sobre el regaño de su jefe, las burlas de sus compañeros y la pérdida de guita, cuando subió la máquina boletera le dio la bienvenida con un críptico mensaje:»indique su chofer al destino”.

Sin saber cómo reaccionar a tan ambiguo mensaje simplemente pagó y aturdido como estaba solo después de eso notó a la única pasajera del transporte. Ernesto se sentó hasta el fondo y se puso a pensar en lo gracioso de la idea de elegir al chofer y no al destino. Entonces la mujer de ojos verdes como espejos de agua y un cabello negro y ensortijado, y labios rojos sobre una piel trigueña se sentó a su lado.

Ernesto hizo una observación sobre los lunes que le preció lo más idiota que podía decir, pero la mujer con un comentario agradable desvió la conversación para revelar su identidad: «una fantasía». Bajaron del bondi y Ernesto ignoró la hora, el trabajo y su vida, fueron a un viejo muelle de pesca al borde del río, tomados de la mano, allí se besaran y amaron, llegó la noche y ella se internó en el agua hasta cubrirla completamente para emerger como una sirena, lo llamó, Ernesto se levanto, volteó a mirar atrás.

Se dio cuenta de que no había nada porque quedarse, y volteándose para encontrarla tuvo pánico de que todo hubiera sido un sueño, que ella no existiera y que la mediocridad de la rutina en que vivía lo ahogara para siempre. Pero cuando miró hacia el río la vio en la superficie ofreciéndole su mano y esperando que el la tomara para dejarse llevar hacia la inmensidad del sueño recobrado.

Comentario

Sobre el relato breve latinoamericano

Desde los albores de la identidad cultural latinoamericana, y su adopción del relato breve moderno siempre han existido dos grandes focos de producción literaria, Argentina y Uruguay en el sur, y México en el norte, dato bien sabido que el maestro Seymour Menton en ‘El cuento hispanoamericano’ trazó un panorama general del género en este pedacito de planeta que tantos problemas tiene pero que también tiene mucho por decir.

En términos sintetizadores, los autores han sido con frecuencia influidos por otros de muy diversa extracción como Horacio Quiroga con Egar Allan Poe o Rubén Darío con los parnasianos franceses, incluso en el famoso Boom, la influencia del avant-garde europeo se hace notar.

De nuevo, en latinoamerica, somos particularmente afectos a tomar influencias y coalescerlas con lo que tenemos a mano, incluida desde luego la nativa, el terreno (geográfico y social) y lo que el siempre presente vecino del norte nos arroje.

Esto, en mi opinión le da un gusto ‘acrisolado’ a la literatura que se produce en este rumbo, en lo personal creo que es una expresión cultural que vale la pena reconocer y compartir tanto como sea posible, en pocas palabras, también por aquí se hace cultura.

Puedes leer algunas entradas del blog relacionadas con esto (ejem) como: El cuento como género literario, El cuento hispanoamericano (o cómo leer cuentos), y también Historia de la literatura hispanoamericana para tener un poco más de contexto, ¡vivan los anuncios desvergonzados!

Portada de 'El cuento hispanoamericano' de Seymour Menton, unas muñecas de trapo artesanales sobre un fondo naranja.

Sobre el relato fantástico

De una vez suelto el enlace desvergozado de la sección, en la entrada El fistol del diablo – Diario de lectura (Parte 3), sobre todo en la sección ‘De la narrativa fantástica’ se discutió brevemente este ‘género’ narrativo y sus características principales.

Vale la pena aclarar que esto de definir géneros en cualquier disciplina nunca va a ser exacto, porque la mayoría de obras tiene cosas de uno y otro de manera simultánea, así que solo voy a enumerar algunos de los parámetros que se suelen considerar fiables, para decidir cuando un relato es fantástico, sobre todo en función de lo que definió Tzvetan Todorov en su análisis del asunto (todos dicen que le sabe so…)

Una de las características uniformes en todo relato fantástico es ‘el rompimiento’ de la realidad, esto es, que acaece un hecho ajeno a la realidad objetiva a la que tenemos acceso, este rompimiento puede ser espectacular o sutil, efímero o durar eones, su naturaleza puede ser muy variada, pero en todos los casos debe ser ajeno a toda realidad demostrable en el universo de la obra, puede ser un suceso, un objeto, un personaje.

Otro aspecto importante en los relatos fantásticos es cómo es abordado por los personajes de la historia, ¿aceptan el rompimiento de la realidad como si fuera un evento cualquiera?, ¿logran darle una explicación racional al suceso?, ¿existe vacilación por saber si el hecho es o no sobrenatural?

Justo esta última pregunta define si el relato es considerado fantástico en la ‘escala de Todorov’, si hay ambigüedad en el hecho de que el rompimiento es en efecto algo sobrenatural o bien es explicable de forma lógica, se puede decir que el relato es fantástico. El ‘efecto’ como decía Poe, es posiblemente la principal característica de un relato, en el caso de un relato fantástico este efecto casi siempre emana de la ambigüedad del hecho insólito, el lector sigue planteándose la realidad aún después de terminar la lectura.

Y ya que mencioné la escala de Todorov, aquí están los otros ‘niveles’ que puede tomar un relato en función del grado de vacilación del efecto del relato.

Los relatos extraños se producen cuando la ruptura de la realidad se puede explicar racionalmente, e.g. ‘El castillo de los Cárpatos’, no ‘elaboro’ para no caer en el spoiler ja.

Los relatos maravillosos se definen cuando lo sobrenatural se acepta como algo natural, e.g. ‘100 años de soledad’ entraría porque nadie pone en duda los sucesos sobrenaturales como la despedida de Remedios, o el asunto de las hormigas.

El relato fantástico lo es cuando hay ambigüedad entre lo real y lo sobrenatural, e.g. ‘Los ganadores del mañana’ (lo acabo de leer y es un gran relato, recomendado jajaja), tampoco explico mucho por los spoilers.

Otros ejemplos de relatos fantásticos (según Google) son ‘El Horla’ de Guy de Maupassant y ‘Aura’ de Carlos Fuentes, yo disiento un poco con ‘Aura’ porque me parece que se acerca más a lo Maravilloso, pero de nuevo, estas cosas son bastante difusas

fotografía de Edgar Allan Poe

Sobre la literatura local

Los relatos del libro me parecieron agradables, aparte de porque siempre soy muy benévolo, porque encuentro muchas cosas que los otros maestros latinoamericanos han dejado para que descubramos, easter eggs literarios si se quiere, no solo eso, el contexto de cada historia puede encontrarse en cualquier lugar de latinoamerica, y cuando se define claramente en dónde tienen lugar las historias, prácticamente todos podemos pensar en alguna experiencia parecida en algún lugar similar o incluso que conocemos de primera mano.

La obra de Claudio se enmarca en un momento difícil para la cultura local, por factores externos y también internos como siempre, la verdad me sorprende de buena manera que todavía exista, después de todo en el siglo XIX por poco y el país es absorbido por los vecinos del norte, y si bien sobrevivimos, este mismo vecino es posiblemente el mayor exportador cultural de la historia (esperen un micro ensayo de todo esto escrito por alguien que no sabe del tema en próximas entradas jojojo).

Sin descontar la hegemonía económica y diplomática de los mismos manes, no se necesita ser un politólogo consumado para darse cuenta de que el futuro del país está fuertemente ligado a lo que suceda al otro lado del Río Bravo, pero no solo eso, aunque la tendencia al aislacionismo económico parece estar tomando fuerza en el escenario mundial, seguimos viviendo en un mundo hiper-globalizado, es muy fácil consumir cultura de lugares muy remotos, en una magnitud que hace 100 años habría sonado imposible de concebir.

Lo que me devuelve al ahora, a pesar de tener todo en contra en múltiples sentidos, seguimos hablando español, cantando rancheras y leyendo a Juan Rulfo, o eso espero jaja, si bien no deseo hacer un llamado a la discriminación cultural de naciones externas, sí me gustaría animarte mi amable lector a que tampoco discrimines lo que se hace en donde vives, como le decía a mi lectora favorita, ‘también de este lado le sabemos al romance <3’ (Intentaba convencerla de leer un libro de extracción 100% nacional que no le pide nada a los Kdramas que les encantan a la chaviza moderna).

Fotografía de Juan Rulfo encendiendo un cigarro

Una anécdota muy random

Y esta sección es solo para una breve anécdota que puedes ignorar completamente, si ese es el caso y llegaste hasta acá, gracias por leer las cosillas que a veces escribo <3.

Anywayyyy (vieron esoooo? jaja, el que apela a la defensa cultural pero que al mismo tiempo usa anglicismos, yup, la hipotenusaaa, pero al menos yo lo acepto, ¿no?, ¿no? XD).

Resulta que la forma en que me encontré con este libro me pareció curiosa, iba camino a hacer algunas diligencias al ‘Centro’ como le decimos los locales al casco antiguo de Toluca, donde están los portales, los edificios gubernamentales y religiosos, dato globito, la planeación urbana novohispana demandaba que los centros de gobierno, religiosos y económicos estuvieran cerca el uno del otro, ya sabes, que uno de los principales motores de la expansión hispana en México se debía al fervor religioso, testimonio de eso es que en toda ciudad de importancia tiene la catedral cerca del palacio de gobierno y de los portales (o sus análogos), más interesante aún que cuando se construyó Cancún en los años 1970’s este esquema tradicional se ingoró, lo que causó malestares en algunos sectores.

Bueno, volviendo al relato, iba caminando cuando tropecé con una librería del FCE, no es que fuera la primera vez que la veía, de hecho, todo lo contrario, solo que nunca había surgido la necesidad de comprar algo allí, pues que en esta ocasión tenía un poco de tiempo y siempre quiero comprar libros así que no le ví problema, el dependiente me vio entrar algo dubitativo y con gran amabilidad me invitó a entrar, después de vagar un poco y no encontrar ninguna obra de las que tenía en mente (quería una copia de Historias de cronopios y de famas, me había reencontrado con ‘Instrucciones para llorar‘ y quería leer los otros relatos) me disponía a salir cuando me preguntó si buscaba algo en especial.

Al decirle lo que pensaba, de inmediato me dijo que no lo tenían pero sí había obras del género fantástico, y me presentó varios libros, notó que me llamó la atención uno que acotó era de un autor local (de Metepec me parece?) y por fin me mostró ‘Los crímenes de los objetos cotidianos’, «este lo escribí yo» me dijo sin darse importancia.

Conversamos unos minutos, le comenté de mi sueño guajiro de ser un autor y el consejo que me dió fue: «Esto es trabajar, puro trabajo, no dejes de trabajar en eso», suena sencillo pero me pareció sumamente apropiado, pocas cosas requieren tanta fuerza de voluntad como crear, imaginar y construir, en este momento que pinta como de los peores para la cultura literaria nacional, sobre todo para los autores emergentes, estas consideraciones me hicieron adquirir el libro y de paso hacer lo poquito que está en mis manos para darlo a conocer a más gente.

En resumen y conclusión, no está mal leer cosas de otros lados, pero mucho menos lo es leer cosas locales, en cualquier caso basta que googlees ‘EDICIONES DE AUTOR editorial’ para entrar en el rabbit hole que es la edición literaria nacional y lo que tiene para ofrecer, hagamos cultura, salvemos al mundo, y no dejes de trabajar en eso que te gustaría lograr (con obvias acotaciones, pilaaaas).

Y Aquí una fotito con el autor, jaja

Fuentes

Obra reseñada

  • Imirizaldu, C. (2022). Los crímenes de los objetos cotidianos. Edición de Autor.

Sobre cosas por leer y breves noticias

Poco más de un año sin entrada, no sé qué da más miedo, que el año se fue volando o que no hice nada en todo ese tiempo aparte de sobrevivir, a la gente le encanta hablar de sí misma pero eso no es necesariamente para lo que está este blog así que la sección de noticias va a estar al final de la entrada.

¿Por que no mejor nos concentramos en el contenido?. El tema que nos ocupa esta ocasión es: ¿qué cosas leer?

Y la verdad así como está de ambigua no tengo mucha oportunidad de responder esa pregunta satisfactoriamente, la respuesta breve en mi opinión es ‘lo que quieras’, ¡listo vamonos! gogogo. ¿Qué? ¿me vi muy flojo?, oh okay, permítame amable lector explicar mi opinión.

El terror de los que leemos

En algún punto de su vida, toda persona se termina por dar cuenta de varias cosas, que no siempre vamos estar acompañados, que la gente es buena, pero a veces no, y sobre todo (y lo que nos ocupa) que en algún momento todos nos vamos a morir.

Aunque mi intención no es reflexionar en la mortalidad humana y sus efectos en la psicología y el ánimo, ni causarte un ataque de pánico o una crisis de identidad, aunque también es un tema interesante, mi teoría es que de ese asunto surgen la mayoría de creencias religiosas, bien para paliar ese temor, o para obtener un poco de consuelo en el duelo por la pérdida de un ser querido, otro tema interesante, pero que no nos ocupa en esta ocasión.

Acompañando a la certeza de la muerte, está la certeza de que nunca vamos a terminar de leer todo lo que queremos, ni siquiera consideremos por asomo el leer todo lo que hay, de un tema, o un autor. Ese es el terror que todos afrontamos, hay tantas cosas por leer, pero el tiempo que tenemos es limitado, mínimo, si se ve con perspectiva.

Entonces, forzosamente debemos elegir, ¿a qué le vamos a dedicar nuestro valioso tiempo?, en realidad no hay respuesta correcta o incorrecta. Puedes elegir leer novelas y series modernas, historietas, manga, la envoltura de las galletas del desayuno (¿quien desayuna galletas?), dedicar tu vida a los clásicos grecolatinos, a lo que hacen en Estados Unidos, a lo que se hace en Latinoamérica, y ninguna de esas opciones es más o menos válida que la otra, si de todos modos nos vamos a morir, ¿por qué hacer de la lectura, uno de los grandes placeres de la vida, una labor obligatoria, cansina y febril?, si de todos modos nos vamos a perder la gran mayoría de cosas que se han escrito, ¿por que no disfrutar de leer lo que nos gusta?.

Ahora bien, esto no implica que en términos literarios o del propio ‘enriquecimiento interior’ todo lo que se ha escrito es equivalente, pocas cosas son tan descorazonadoras como leer algo que termina siendo una decepción (en mi caso solo hay una obra que entra en esa categoría, no es que sea mala pero no era para mí), incluso intentando lo imposible, esto es, valorar una obra por encima de otra, hay un consenso general de que hay libros que sería una pena perderse, en ese caso yo diría que un buen plan es leer cosas que te gustan, intercaladas con cosas que la mayoría acordamos en recomendar, a este respecto hay listas y tops que seguro pueden servir de guía, todos muy buenos, muy bonitos, muy parecidos.

Por supuesto que voy a poner una mía jajajaja.

meme, 'spoiler: al final todos ustedes se mueren'

Mi top de libros por leer antes de morir

De entrada solo quiero apuntar que este top tiene la palabra ‘Mi’ porque es mi apreciación personal con sus limitaciones y lo que conoce, en otras palabras, no estoy copiando una lista de los miles de sitios que han tratado ese tema, he leído cada obra en la lista y por eso probablemente le falten muchos libros obligatorios si le preguntas a otra persona, de todos modos puede que te sirvan de guía para encontrar algo que te guste (y que en mi modesta opinión sería una pena perderse), las obras no están en orden de importancia ni nada por el estilo, también tendré que limitar la longitud, ¡tal vez exista una parte 2 en el futuro!.

  1. Cuentos extraordinarios/Nuevas narraciones extraordinarias
: Un clásico en toda la regla, creo que no lo he visto mucho en este tipo de tops, es un volumen de relatos breves de Edgar Allan Poe. La mayoría de escritores del género en Latinoamérica Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, Borges, Cortázar, y han tomado al maestro de Boston como una fuerte influencia, es un buen antecedente si te interesa el relato breve, la literatura fantástica, o en general la literatura Estadounidense del siglo XIX está recomendado.
  2. Las muertas
: Este si es bastante menos conocido pero es uno de mis libros favoritos, una novela satírica que en ocasiones raya en la comedia, es una adaptación de lo que pasó con Las Poquianchis (ahorita el nombre da un poco de risa pero bruh, fueron gente peligrosa) Jorge Ibarguengoitia es posiblemente mi autor mexicano favorito para pasar un buen rato, unas buenas risas jajaja, recomendado para olvidar un poco las dificultades de la vida.
  3. Cuentos de amor de locura y de muerte
: Otro volumen de cuentos que están tremendos, Horacio Quiroga es considerado un maestro latinoamericano del género así que yo lo recomiendo bastante, pon atención especial a mi relato favorito del volumen ‘La meningitis y su sombra‘.
  4. El cuento hispanoamericano
: Antología de relatos breves editada por el maestro Seymour Menton, no solo tiene lo mejor de los cuentos Latinoamericanos desde el siglo XIX hasta el presente, también cada relato tiene un comentario y breve análisis que te «enseña a leer cuentos», este libro me cambió la vida sin exagerar <3.
  5. Como agua para chocolate
: Una novela muy famosa, hay película homónima, realismo mágico del bueno, diría que es parte de los últimos rescoldos del boom aunque es mi poco informada opinión así que no me hagas mucho caso, también me gustó leer un poco sobre la visión femenina del amor, la autora, Laura Esquivel es una maestra en eso.
  6. El Aleph
: Volumen de relatos breves, que en mi opinión es obligatorio leer jajaja, broma, pero sí, Borges es famoso por los temas del laberinto, el espejo, los sistemas, relatos que parecen formar parte del mundo real, fantásticos, pero con una sutileza que hace dudar al lector, mi relato favorito es ‘La casa de Asterión‘ y tengo muchas ganas de escribir sobre ‘Emma Zunz’, pero los recomiendo todos.
  7. El llano en llamas
: Algo me dice que me encantan los relatos breves, El llano en llamas está al nivel de todos los otros volúmenes de esta lista, el maestro Rulfo retrató el México post-revolucionario con suma elegancia y precisión con estos relatos, imprescindible en la literatura mundial.
  8. Maten al León
: Novela de Jorge Ibarguengoitia, posiblemente mi favorita del autor, un poco de drama, de comedia y de sátira a las dictaduras latinoamericanas, recomendado con vehemencia.
  9. La tregua
: Un clásico, aunque abundan los memes sobre Benedetti y su obra, La tregua no le pide nada a los doramas jaja, una muestra de que también hay romance latinoamericano del bueno, también por acá sabemos querer bonito.
  10. Trafalgar
: Primer volumen de los episodios nacionales del maestro Benito Pérez Galdós, es sorprendente ver que muchos, pero muchos autores latinoamericanos se vieron inspirados por su idea de novelizar los episodios de la historia de sus países e hicieron obras igual de interesantes, es probable que ya hubiera antecedentes a este tipo de narraciones historico-literarias, pero pocas con la calidad y elegancia de Trafalgar.
Fotografía del libro 'El cuento hispanoamericano', unas muñecas hechas por artesanos con arpillera y otras telas

Decidí obviar las recomendaciones que siempre se encuentran en este tipo de listas, desde luego que están recomendadas con vehemencia, claros ejemplos son:

  • 100 años de soledad

  • El conde de Montecristo

  • El amor en los tiempos del cólera

  • El viejo y el mar


Ninguna de esas obras requieren presentación porque son de verdad muuuy conocidas, aunque siempre me da mucha gracia la review que hacen los ‘nacionales’ sobre ‘El viejo y el mar’ en South Park.

Conclusión (y algunas noticias)

El mismo hecho de que vamos a dejar muchas cosas sin leer pudiera motivarnos a leer todo lo que podamos, entre más libros leamos más rápido, mejor, yo caí un poco en esa forma de pensar, pero al poco tiempo me dí cuenta de que si seguía por ese camino terminaría por odiar los libros, destino aún peor que el perderse todos los libros que existen.

Justo por ese tiempo me encontré con un canal en Youtube que recomiendo Jared Henderson, de un man que explica filosofía en términos más digeribles (otro tema que me interesa), y mencionó algo que me pareció muy acertado, es mil veces mejor leer un libro y entenderlo a plenitud, disfrutarlo e incorporarlo a tu corpus de conocimiento que por el contrario forzarte a leer mil libros en un año pero que no te quedes con nada, y encima que el proceso en sí sea una tortura (acá está el vídeo si lo quieres ver: How to read better), por cierto que trae una cita tremenda «What you read is you deciding what kind of person you want to be.», así que está bien leer lo que te gusta, pero si de vez en cuando te pones retos, como leer a los clásicos, a los rusos, a los filósofos, a ‘los difíciles’, estás diciéndote a ti mismo que clase de persona quieres ser OMG, ¡potente!.

Y con esta muy modesta (y lo admito también ‘low-effort’) entrada damos comienzo a la temporada siete del blog, wow, el tiempo se va volando, ¡pónganse a leer¡ jajaja.

Hay planes para más cositas en el blog así que espero que esta no sea otra temporada de una entrada, aunque uno nunca sabe lo que la vida te va a aventar, pero como dijo el filósofo «Cámara no me agüito».

Meme de hombre viendo a otra mujer mientras camina con su pareja, Yo, Libro recién comprado, El libro que llevo 8 meses sin poder terminar

¡Random! – Videojuegos, arte y más ñoñadas

A veces me pongo a pensar en preguntas que aunque tontas, me parecen absurdamente interesantes. Hoy toca divagar un poco sobre la más reciente, a saber, ¿pueden los videojuegos ser considerados arte?

Y estoy cierto de que no soy el primero en hacerla. Supongo que por ahí habrá algún paper que trata el asunto formalmente con datos y fuentes y todo un aparato formal para responderla. Pero esta entrada es más bien breve y por lo tanto no pienso dedicarle demasiado tiempo a la documentación de la misma, menos aún una estructura formal, de todos modos tal vez te interese este asunto :3.

Sobre el arte total

Hace poco leyendo las cartas de Wagner a Matilde Wesendonk (en algún momento discutiremos epistolarios famosos y el arte de ser un chismoso) encontré lo que el compositor pensaba acerca del arte, proponía algo llamado ‘arte total‘ (dato random que es el libro físico más antiguo que poseo, ¡impreso en 1947!, me gustaría saber cómo llegó a mis manos).

En breves palabras, una obra de arte ‘total’ incluye todas las formas de arte ‘clásicas’: la música, la danza, la poesía, la pintura, la escultura y la arquitectura. El teatro griego le parecía lo más cercano al arte total.

Ya en tiempos más recientes se ha llamado al cine como un acercamiento más certero a este concepto por su combinación de teatro, música, imagen, etc.

La mayoría de artistas también coincide con Wagner en lo que el arte debería ‘hacer’. Esto es, evocar o transmitir sentimientos (o como leí en algún lado ‘hacerte sentir algo’).

Y aunque hay obras de arte que tienen otros efectos, y siguen distintas agendas (e.g. un plátano (o un mingitorio) pegado a una pared), las emociones que provoca siguen siendo uno de los parámetros más usados para definir la efectividad de una obra. 

La pregunta entonces se podría convertir en algo como ¿pueden los videojuegos evocar o transmitir sentimientos?.

Mi respuesta como jugador ‘casual’ sería sí.

Sobre insectos cute

Por fin pude vencer al señor desleal en Hollow Knight, (spoiler alert), y pasa algo muy triste.

En este momento Hollow Knight se convirtió para mí en arte porque me agüité genuinamente, aunque desde antes ya lo consideraba una obra maestra.

El arte gráfico, la banda sonora, el diseño de niveles, la narrativa, inclusive la interfaz con la que el jugador interactúa desde el primer momento me pareció confluyen en el balance exacto para evocar un sentimiento. Según mi percepción de ‘soledad/desolación/esperanza (?)’.

‘El caballero’, tan lindo como es, tiene un ‘rostro’ sin emociones, no tiene voz, y no parece sentir demasiado ningún estímulo externo. Ahora que lo escribo casi parece la descripción de alguien con depresión.

La música al entrar a bocasucia (la primera área del juego) es lenta, con algo que no sé si es un violín con un piano de fondo que es perfecta para transmitir un sentimiento de abandono, ¿de nostalgia tal vez?. Conforme se avanza por las áreas/niveles del juego, se pone más y más tremenda (de mis favoritas la ciudad de lágrimas y el santuario de almas).

Y la paleta de colores, siempre con las sombras más oscuras del color principal, incluso en los lugares más ‘vivos’ concuerda con los aspectos ya mencionados.

El mundo que descubrimos poco a poco, los mapas, las bancas (así les digo yo, aunque el nombre oficial es ‘banco’), los NPCs,  los enemigos, ¡todo! contribuye de forma sumamente efectiva a que el jugador experimente un montón de sentimientos/emociones, estoy cierto de que llegué tarde al hype (salió en 2017), pero es una obra maestra.

Reflexiones sobre UX

Con este breve recuento ya cubrimos muy superficialmente la ‘fotografía’ (tomando prestado el término de las artes cinematográficas), la música y los aspectos narrativos del juego (estos se relacionan mucho con la literatura por ejemplo). Que contribuyen a una experiencia que puede ser única en términos emocionales. Es decir, que si le preguntamos a Wagner, Hollow Knight se acerca mucho al arte total.

Además de todo esto, creo que los videojuegos tienen el potencial de agregar una ‘dimensión’ más al consagrado ‘séptimo arte’. A saber, la interacción con el ‘usuario/espectador’.

En primer lugar apelo al cine porque los videojuegos incorporan la mayoría de sus recursos.

Está muy emparentado sobre todo con la animación, aunque también hay juegos muy ‘live action’ que se apegan a una forma más realista de mostrar la acción.

Sobre la interacción de los humanos con las computadoras hay libros y disciplinas técnicas dedicadas al refinamiento de las experiencias de usuario.

Pero en términos muy simplificados se acerca a la arquitectura en el sentido de que además de proveer funcionalidad, debe verse estéticamente agradable y acorde tanto con el motivo general de la obra, como con lo que sea que se esté mostrando (un mapa, una ‘bolsa’ con ítems, un ‘árbol de habilidades’).

Y el aspecto distintivo de los videojuegos, la interacción con el usuario, permite hacer cosas bastante interesantes.

Tomemos como ejemplo el episodio/película interactivo de Netflix Bandersnatch.

La idea básica es que el espectador puede elegir qué va a hacer el protagonista y en función de eso se desenvuelve la trama.

No sé si hizo mucho ruido en su momento, pero me pareció muy agradable, aunque la experiencia no era tan nueva como pudiera parecer.

La misma trama trata del desarrollo de un videojuego del tipo «elige tu propia aventura», derivado de un libro con la misma estructura (‘Rayuela’ tiene algo de eso vagamente), lo que implica que desde los albores de la industria de los videojuegos la idea de concebir múltiples narrativas sobre el mismo ‘texto’ ya había sido explorada.

Los videojuegos de texto (como Bandersnatch en la película homónima) están absurdamente buenos, incluso para el día de hoy (recomiendo Warsim, un juego ASCII moderno que rescata la experiencia del gaming primigenio, está bien bonito)

Y heredaron esa idea de “elegir tu propio destino” a algunos juegos modernos, me viene a la mente la serie de los The banner saga (T.T)

Hollow Knight también incorpora una variedad de ‘finales’ que dependen de algunas decisiones que se tomen, aunque no son tan evidentes como en los juegos ya mencionados.

Acotaciones finales

Lo cierto es que no estoy inventando nada al resaltar estos aspectos en el diseño y creación de videojuegos. De hecho, hay el equivalente a licenciaturas y posgrados en este asunto desde hace una buena cantidad de años.

Y conforme pase el tiempo (como ya ha pasado desde los inicios de esta industria) irán apareciendo experiencias más y más refinadas, elegantes y cercanas al arte total de Wagner.

Con lo que no quiero decir que todos los videojuegos son obras de arte, al igual que no todas las canciones, pinturas y obras de teatro que se han hecho lo son. Siempre puede haber motivos ulteriores (propaganda, ganas de hacer dinero, nadamás porque sí), alguna deficiencia técnica (no del artista, aunque también está esa posibilidad) o cualquier otro motivo random (e inusitado) que impida que una obra sea efectiva.

Dicho lo cual, y volviendo al videojuego que motivó esta entrada, acá está una lista no exhaustiva de las cosas que he jugado que sí cumplen con la mayoría de requisitos ‘artísticos’ que Hollow Knight llena casi a la perfección y que a lo mejor te pueden hacer sentir algo si los pruebas.

Valykria Chronicles (¡Isaraaaa!)

Un JRPG táctico por turnos en el que acompañamos a un batallón de cuasi-adolescentes en una versión alterna de la segunda guerra mundial con un toque de anime japonés (lo hizo Sega), el arte está sumamente interesante (no era tan común esa estética en los juegos del periodo), la música está bonita, y la historia aunque predecible para algunos me pareció agradable (triste a veces, aquí entra el arte jaja), la dificultad puede bajarse mucho y el juego se convierte prácticamente en un anime, con sus respectivos fallos (o peculiaridades según tus gustos), dejo la reseña de 3GB, unos caballeros de cultura que explican todo esto mucho mejor (aunque son un tanto malhablados, jaja, no les hagas caso en esa parte, oye, ¡han pasado siete años!).

Tanda de RTSs

La estrategia en tiempo real es uno de los géneros más cercanos a mi corazón (ya sé, no relevante), uno de los parámetros más importantes para un buen RTS es la campaña, y si de campañas tremendas hablamos no se pueden ignorar a las leyendas del mercado.

Age of Empires II (mi favorita es la campaña de Juana de Arco), Age of Mythology (¡Quiróoooon!), Starcraft II (¡Kerrigaaaan!) y Warcraft 3 (¡Arthaaaaas!), aunque admito que ya están un poco viejos, y el gameplay no es para todos. La música, el arte gráfico y la narrativa son de altísima calidad (para sus respectivas épocas).

Los Indies

Llamamos juego Indie a todo aquél que es creado por un equipo independiente, es decir, que no está financiado por las grandes corporaciones, así que podemos tener ‘géneros compuestos’, un metroidvania indie, un roguelike indie, un rts indie (ja, no recuerdo muchos de esos), etc.

Es natural que estos juegos sean mas pequeños y relativamente menos complejos (y absurdamente asequibles), lo que no impide que se puedan encontrar obras maestras en sus filas, Hollow Knight es un juego indie por cierto.

He probado algunos más, de los cuales los más destacables son:

The flame in the flood

Su fuerte sin duda es la música, ¡una de las mejores bandas sonoras que he escuchado en cualquier juego!, la experiencia de juego es interesante, y aunque no tiene una gran complejidad narrativa, explorar un mundo postapocalíptico siempre va a llamar la atención.

The first tree

Un walking simulator en el que acompañas a una mamá zorrita que está buscando a sus zorritos perdidos (la hora sad), aderezado con las reflexiones de un hombre sobre su padre, puede ponerse muy triste en ocasiones, el apartado gráfico está sencillo pero tremendo.

Never Alone

Un juego de plataformas y puzzles que está lleno de folklore tradicional del pueblo Iñupiaq del Ártico, característica que me basta para hacerlo notable porque soy fan de la pluralidad cultural (y está ¡bien bonito!).

Para terminar (y otro anuncio)

Pues que esta (muy probablemente) innecesaria entrada tiene como objetivo recomendar juegos que me parecieron bonitos y que son amigables para la gente que no ha tenido demasiado contacto con este mundillo (jugadores casuales les llamamos, los jugadores hardcore en remisión también pueden convertirse en jugadores casuales).

También hay varios juegos que tienen cierta relación con la literatura que espero poder recomendar en algún otro momento.

Lo que me lleva al brevísimo anuncio mencionado en el título de esta micro sección.

‘Las muchas tristezas’ y demás cosas que a todos nos pasan me van a impedir escribir incluso con la periodicidad sugerida en el inicio de temporada.

De todos modos pienso seguir haciéndolo siempre que me sea posible, así que al menos una entrada al bimestre no va a faltar. No es que mis 14 lectores habituales se vayan a perder de mucho jaja, pero ahí les va un corazoncito por leerme <3.

El llano en llamas (libro) – Resumen y comentario

‘El llano en llamas (libro)’ es un volumen de diecisiete relatos cortos, todos absurdamente buenos (hay varias ediciones, pero voy a comentar la versión ‘definitiva-oficial’).

Varios teóricos coinciden en que este libro es especial porque todos ellos confluyen en un tema principal, una especie de ‘álbum temático’ pero de cuentos. Vamos a verlo más en detalle, pero si hubiera que decidir cuál es el tema mi proposición millenial sería: ‘La vida en México está difícil, pero no me agüito, vengan esos balazos’.

Idea que creo es válida aún hoy, tal vez tanto como en los años posrevolucionarios.

Sobre Juan Rulfo

Juan Rulfo es un autor con características muy atípicas, la más importante es que publicó en vida dos libros y con eso le bastó para convertirse en uno de los escritores hispanoamericanos más importantes del siglo XX.

Nació en Jalisco en 1917, en plena revolución mexicana, muchos de los temas y ‘escenarios’ de sus obras derivan de este conflicto y sus efectos en la realidad nacional.

De ahí que se le asocie con el realismo, pero su ejecución es sumamente contemporánea, sin descripciones costumbristas, usando la sonoridad del lenguaje como se hablaba (o aún habla) en el campo mexicano, con una técnica más emparentada con las vanguardias que con las letras de principios de siglo, aptamente se le considera uno de los precursores de ‘El boom’ y el realismo mágico.

Hay una entrevista de él en el programa ‘A fondo’ (un must watch) en la que se confirman los rumores de que era un hombre introvertido, callado y en cierta forma enigmático.

‘Pedro Páramo’ es considerada una de las mejores novelas en español del siglo XX (lo que es mucho porque estuvo lleno de hitos) y ‘El llano en llamas’ una de las más brillantes colecciones de cuentos en español, al nivel de las colecciones de Lugones, Quiroga o Borges (arriba el Río de la Plata jaja).

Fotografía de Juan Rulfo autor de 'El llano en llamas'

Sobre la revolución mexicana (parte 1)

Se han escrito montones de libros sobre el tema y aunque soy un ñoño de la historia, el tratar con detalle a la revolución mexicana está fuera de los alcances de esta entrada, así que en muuuy breves palabras:

Don Porfirio fué derrocado, los que lo hicieron empezaron una battle royal en la que el último hombre en pie se quedaba con el país. Cuando uno ganaba otro lo mataba y luego otro le hacía lo mismo y así hasta llegar a un general llamado Álvaro Obregón, le sucedió su protegido, otro general llamado Plutarco Elías Calles que fundó el partido que gobernó al país por setenta años ininterrumpidos.

Y es muy fácil que este tipo de resúmenes le quiten el factor más importante a este hito de la historia nacional, a saber, el humano, de hecho este aspecto suele ser ignorado por los libros y documentales más mainstream, ¿te imaginas cómo sería vivir en aquellos tiempos?.

Literal, un día podías ir muy quitado de la pena a trabajar a tu milpa, una unidad de ejército o de revolucionarios (de los mil sabores que había) pasaba y te ejecutaba o te llevaba de conscripto si eras hombre o te violaba y luego te secuestraban para que les hicieras la comida (y otras cosas) si eras mujer.

La primera revolución social del siglo XX (antecedió a la rusa o alemana) también incorporaba proposiciones sumamente innovadoras, el reparto agrario de Zapata, la igualdad social, y mucho más. La constitución de 1917 en su momento fué la más avanzada de su tiempo, así que en papel la vida en México debía ser de las mejores del mundo, pero en la aplicación de dichas leyes es en donde les falló a los que tuvieron que ver con ello en aquellos tiempos, por lo visto una característica nacional que nos distingue desde los albores de la nación. 

Pero soy apolítico, solo lo menciono porque aún con la revolución concluida y con la mejor constitución del mundo, el país estaba lleno de violencia, pobreza y corrupción (again, algunas cosas nunca cambian).

‘El llano en llamas (libro)’ posiblemente es el conjunto de cuentos que mejor transmite la realidad de aquél México de la postguerra revolucionaria. Y si prestamos atención algunos aspectos en él siguen siendo tan relevantes como hace casi cien años.

Ahora viene un brevísimo resumen de cada relato.

Resumen de cada relato de ‘El llano en llamas’ [Spoilers]

Nos han dado la tierra

Cuatro hombres caminaban por ‘el llano grande’, una extensión enorme de terreno que es seca y mala, cuando el delegado se las entregó como su tierra, ellos no comprendían cómo es que les daban una tierra tan estéril.

Llevaban once horas caminando, el hombre que narraba la historia reflexionó en que de seguir con sus caballos y carabinas la cosa sería distinta, pero también se los habían quitado.

Uno de ellos llevaba una gallina, dijo que cuando salía lejos la llevaba pues no había quien se la cuidara.

Por fin llegaron al desbarrancadero, cerca del río, de inmediato se empezó a notar cómo la tierra se volvía buena.

El hombre de la gallina la volvió a abrazar y le desató las patas, luego dijo: “¡Por aquí arriendo yo!”, los demás siguen adelante, más adentro del pueblo. La tierra que ‘les habían dado’ “está allá arriba”.

La Cuesta de las Comadres

Un hombre comienza a describir el lugar en el que vivía, ‘La cuesta de las comadres’, cómo nadie quería a los Torrico, ni en la cuesta ni en el cercano Zapotlán.

Luego ‘del reparto’ se erigieron en dueños, aunque a ellos les había tocado una pequeña parte nada más.

Remigio Torrico era tuerto, pero tenía una vista muy aguda, el narrador se sorprendía de cómo se pasaba horas vigilando Zapotlán, más tarde se enteró que lo que vigilaba era el camino.

Era un buen amigo de los Torrico, una vez los acompañó, entonces supo que ya era demasiado viejo como para estar en esas ‘andadas’.

Iban por unos tercios de azúcar. El arriero que los cuidaba estaba tendido en el suelo, dormido según los Torrico, muerto según el narrador.

Luego el hombre que relata la historia aceptó que él mató a Remigio Torrico, él lo incriminaba de la muerte de su hermano Odilón, después de gritarle y buscarle problemas fué a por un machete, el narrador estaba remendando un costal y tenía la aguja de arria a la mano, tan pronto se acercó se la clavó en el abdomen.

Al verlo tan triste se apiadó de él y después de sacarla se la clavó en donde suponía que tenía el corazón.

Luego le explicó al difunto Remigio cómo había muerto su hermano, limpió sus enseres y lo tiró en algún paraje mientras quemaban cohetes por las fiestas en Zapotlán.

Es que somos muy pobres

Un niño comienza narrando cómo un sábado, el primero después de la muerte de ‘tía Jacinta’ cayó un aguacero como hacía mucho no se veía.

La cebada que se secaba al sol se había perdido irremisiblemente, el único tamarindo del pueblo había sido arrancado y el río también se había llevado a ‘La serpentina’.

‘La serpentina’ era la vaca de Tacha, su hermana. Que su papá había conseguido tras muchos esfuerzos, se la regaló cuando era una vaquilla con el objetivo de que le sirviera de dote, una vaca muy bonita con una oreja blanca y otra colorada.

Y el río, crecido como nunca, se la había quitado.

Las hermanas mayores de Tacha, debido a que eran muy pobres se habían vuelto ‘pirujas’, habían aprendido malas costumbres de hombres malos y no era raro que las encontraran en el corral con alguno de ellos encima, su papá les aguantó todo lo que pudo, pero las terminó por despedir de su casa y ahora estaban en Celaya, o quién sabía dónde.

Por eso habían comprado a ‘la serpentina’, para evitar ese destino para Tacha, pero ahora que la vaca ya no estaba sus padres habían perdido toda esperanza.

Y allí estaba ella, llorando como si el río se le hubiera metido a los ojos, su hermano la intentaba consolar, pero ella no dejaba de lamentarse.

“Tacha y los dos pechitos de ella se mueven de arriba abajo sin parar, como si de repente comenzaran a hincharse para empezar a trabajar por su perdición”

El hombre

Un hombre camina trabajosamente por el monte. Otro lo sigue. Cada uno reflexiona en los eventos que los llevaron a esa persecución. El primero mató a una familia entera, el otro desea vengarse. El relato se intercala temporal y espacialmente entre ambos personajes, y termina con la declaración de un pastor a un licenciado sobre el hombre que huía, al que halló muerto en una poza cercana al río.

En la madrugada

Era de madrugada en San Gabriel, el viejo Esteban iba guiando un rebaño de vacas, llegó al corral de don Justo pero nadie abría así que saltó la pared para abrirse, así vió como don Justo llevaba en brazos a la niña Margarita de vuelta a su casa.

Le permitió al becerro que iba a ser quitado de su madre una última ordeña, pero al ver que mamaba de las cuatro tetas comenzó a golpearlo.

En eso llegó don Justo que lo golpeó a él tan duro que ya no supo de sí.

Luego leemos la perspectiva de don Justo, después de llevar a Margarita a su cama, pues pasaron la noche juntos, fue a abrirle la puerta al viejo Esteban, iba pensando en que si le pedía al cura que lo casara con Margarita lo acusarían de incesto y los excomulgarían a los dos, entonces vió al viejo golpeando al becerro brutalmente y por su parte lo agarró por el cuello y comenzó a darle de puntapiés, después sintió que se le nublaba la cabeza y cayó en el empedrado, su sobrina lo encontró muerto.

El viejo Esteban estaba declarando (posiblemente a un funcionario), “Yo no me acuerdo; pero bien pudo ser. Quizá los dos estábamos ciegos y no nos dimos cuenta de que nos matábamos uno al otro. Bien pudo ser”.

Talpa

Un hombre relata cómo él y Natalia, su cuñada, llevaron a su hermano Tanilo al santuario de Talpa, para curarlo de las llagas que lo aquejaban.

Ellos habían estado juntos muchas veces, pero la imagen de Tanilo siempre estaba presente, por eso incluso aunque quiso regresar a Zenzontla lo obligaron a continuar, y así, lo mataron.

Ahora solo les quedaba el remordimiento, no cruzaron palabra alguna cuando Tanilo murió a pies del altar de la virgen del templo, ni siquiera cuando lo enterraron escarbando con sus propias manos el surco en el camposanto de Talpa.

Macario

Un hombre, ¿o un niño? nos ‘platica’ (literalmente usa ese verbo) un poco de su vida.

De las ranas que tiene que matar porque su madrina se lo pidió, de Felipa que es quien cocina y a quien quiere más, aunque su madrina es quien paga las cuentas y por lo tanto quien tiene la última palabra.

A Macario no le gusta salir a la calle pues nunca falta quien le arroje piedras, ni lo maltrate.

Su madrina lo lleva a oír misa con frecuencia, y le amarra las manos con las puntas de su rebozo, hay quien dice que está loco y que le da por ahorcar personas, pero él no da crédito a esas palabras.

Felipa lo visita por las noches, Macario la quiere más pues lo deja tomar la leche de “los bultos esos que ella tiene donde nosotros tenemos las costillas” mientras le hace cosquillas por todas partes.

Por fin recuerda que está junto a la alcantarilla esperando a las ranas, pero no ha salido ninguna, de lo que tiene más ganas es de tomar unos “tragos de la leche de Felipa, aquella leche buena y dulce como la miel que le sale por debajo a las flores del obelisco …”

El Llano en llamas

El pichón nos relata los últimos días de los hombres de Pedro Zamora. Primero cuando los hombres de Petronilo Flores mataron a la mayoría de su grupo, el llano grande por fin estaba en paz.

Pero no por mucho tiempo.

Los pocos que quedaron se desperdigaron por los montes, pocos meses después, el recadero de Pedro Zamora llegó con armas y parque, el general estaba juntando a su gente otra vez.

Y ahora tenía más que nunca, todo volvía a ser como en los buenos tiempos, saquearon muchos pueblos, pero de algún modo las cosas habían cambiado.

El gobierno mandó soldados curtidos que no eran como los conscriptos que estaban acostumbrados a combatir, Zamora se dió cuenta de que no durarían mucho si seguían así, dividió sus fuerzas en grupos pequeños que asolaron la región e hicieron mucho daño, incluso más que en su anterior apogeo.

Y probablemente hubieran seguido así por mucho tiempo de no haber sido por el descarrilamiento del tren en la cuesta de Sayula, lograron sabotearlo y miraron cómo caían los vagones llenos de gente al precipicio, se escondieron por varias semanas, pero el gobierno ya no les dió descanso.

La mayoría murió, los pocos que quedaron lograron esconderse, esperando el siguiente levantamiento. Levantamiento que nunca llegó.

El pichón había salido de la cárcel hace tres años, estuvo allí no por ser un hombre de Zamora (de ser así lo habrían colgado boca arriba en un árbol para que los Zopilotes se lo comieran vivo), sino por el hábito que había adquirido como revolucionario de robarse muchachas, una de ellas, que tenía catorce años cuando la secuestró ahora lo esperaba, la mujer más buena del mundo en su opinión, recordaba haber matado a su padre cuando protestó por llevársela, un día llegó a la cárcel y le presentó a su hijo.

“¡Quítate el sombrero para que te vea tu padre!. Y el muchacho se quitó el sombrero. Era igualito a mí, con algo de maldad en la mirada. Algo de eso tenía que haber sacado de su padre. – También a él le dicen el pichón. Pero él no es ningún bandido ni ningún asesino. Él es gente buena”.

¡Diles que no me maten!

Narra las últimas horas de vida de un viejo que en su juventud mató a su compadre por negarse a dejar pasar a sus animales a sus pastizales. Desde entonces vivió lleno de miedo, huía cuando gente extraña llegaba al pueblo, pero de eso hacía mucho, ahora que era abuelo de varios niños, esperaba poder vivir en paz con ellos, su hijo y su nuera, lo que le quedaba de vida.

Pero un grupo de soldados lo capturó, cuando por fin llegó al cuartel, el coronel que había despachado la orden de arresto se descubrió como el hijo del hombre al que asesinó, ordenó que lo amarraran a un arbusto y luego que lo ejecutaran.

La última escena presenta al cadáver siendo llevado por su hijo para ser enterrado. 

“-Tu nuera y los nietos te extrañarán -iba diciéndole-. Te mirarán a la cara y creerán que no eres tú. Se les afigurará que te ha comido el coyote, cuando te vean con esa cara tan llena de boquetes por tanto tiro de gracia como te dieron.”

Luvina

Un antiguo maestro le cuenta a un tercero cómo es San Juan Luvina, su suelo gris, como de piedras que sirven para hacer cal, lleno de cerros y barrancos, lleno de muertos a los que los pocos familiares que les quedan tienen que acompañar.

El maestro previene a su interlocutor de la tristeza que parece emanar del lugar, y de que está muy cerca de ser ‘el purgatorio’.

De repente el hombre interrumpió su discurso, “se quedó mirando un punto fijo donde los comejenes ya sin sus alas rondaban como gusanitos desnudos, afuera se escuchaba cómo avanzaba la noche. El hombre que miraba a los comejenes se recostó en la mesa y se quedó dormido”.

La noche que lo dejaron solo

Tres hombres cruzaban la sierra de noche, el último de ellos, que después nos enteramos es un muchacho, se quedó rezagado, no habían dormido por tres días y llevaba varios rifles y carrilleras terciadas, poco a poco se estaba durmiendo mientras caminaba y terminó por acurrucarse en unos árboles al lado del camino.

A la madrugada siguiente lo despertaron unos arrieros que le dieron los buenos días. No contestó, cruzó el monte y se deshizo de su equipaje, al llegar a los ranchos de aguas zarcas se acercó sigilosamente al bullicio de soldados que estaban por allí.

Reconoció a sus dos tíos colgados de un mezquite, no hizo por mirarlos otra vez, luego escuchó a unos soldados decir que esperaban a un tercer hombre, sabían que eran tres y que el más joven había tendido una mortal emboscada a un tal teniente Parra, que eran de los últimos cristeros que iban a unirse a las fuerzas ‘del Catorce’ y que en el peor de los casos iban a ejecutar al primero que pasara por allí.

Luego se escabulló hasta llegar al arroyo y “sentir que se disolvía en la llanura”.

Paso del Norte

El relato comienza con un hombre encargando su familia a su padre. La semana pasada habían comido solo quelites, y ahora ni eso, había escuchado que en el norte se ganaban muchos dólares, y como no había forma para él de subsistir en su tierra decidió ir para allá. 

El padre rehusó, pero ante la insistencia y reproches del hijo terminó por aceptar.

En la siguiente ‘escena’ el hombre ha regresado. “Padre. Nos mataron”, le dice. Entonces relata que al cruzar el río cerca de Ojinaga, unos desconocidos los ‘aluzaron’ y comenzaron a dispararles, sólo él sobrevivió.

Su padre le respondió: “Eso te ganaste por creído y por tarugo. Y ya verás cuando te asomes por tu casa; ya verás la ganancia que sacaste con irte … se te fué la Tránsito con un arriero. Dizque era rebuena ¿verdá? Tus muchachos están acá atrás dormidos”.

Acuérdate

Un hombre le habla a otro (nunca se sabe realmente quiénes son) sobre Urbano Gómez. Le recuerda la historia de varios miembros de su familia, como las hijas de su hermano Fidencio que eran ‘muy juguetonas’ o la madre de ellas apodada ‘la berenjena’ debido a que siempre estaba metida en pleitos.

Urbano era famoso por sus dotes de emprendedor, revendía naranjas con chile que le habían costado dos centavos a cinco y mercaba cuanta chuchería llegara a sus manos.

Su hermana Inés se casó con Nachito Rivero, que por algún motivo ‘se volvió menso‘, su mujer tuvo que poner un puesto de tepache en la garita del camino real para mantenerlos, mientras Nachito se la vivía cantando canciones desafinadas con una mandolina prestada.

Los hombres que estaban conversando iban a beberse el tepache de Nachito, acompañados por Urbano, y nunca le pagaban, todos los del pueblo terminaron por evitarlo pues le debían dinero.

Urbano huyó del pueblo luego de la paliza que le propinó su tío cuando lo expulsaron de la escuela por ‘jugar al papá y a la mamá’ con ‘la berenjena’, un día regresó como policía, se sentaba en una banca de la plaza de armas, con una carabina entre las piernas y mirando a todos con mucho odio.

Fué entonces cuando mató al de la mandolina, la gente estaba en la iglesia rezando cuando escucharon los gritos de Nachito.

Urbano le estaba descargando golpes con la culata de la carabina aún ante los reclamos de todos, hasta que un forastero se la quitó y lo dejó tirado de un golpe, pasó allí la noche y en la mañana se fué, lo atraparon en el camino.

Al final el narrador le menciona a su interlocutor: «Dicen que él mismo se puso la soga al cuello y escogió el mejor árbol para que lo colgaran».

¿No oyes ladrar a los perros?

En medio de la noche un hombre viejo lleva a cuestas a su hijo que estaba malherido.

Durante el trayecto a Tonaya, en donde sabe que hay un doctor, el hijo le dice a su padre que lo deje, que lo alcanzará en cuanto pueda, pero el viejo sabe que en el momento en que lo baje no podrá levantarse.

El hombre le dice que no hace esto por él, que ha sido un mal hijo, un salteador y asesino, lo hace por su difunta esposa, que quería lo mejor para él y que le recriminaría si lo hubiera dejado allí tirado, en donde habían matado a sus amigos.

El viejo le pide que se fije si están cerca del pueblo, si oye ladrar a los perros, pero su hijo no responde más.

Es de mañana y por fin han llegado a las primeras casas de Tonaya, escucha a los perros desde todos lados.

“¿Y tú no los oías, Ignacio? -dijo-. No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza.”

El día del derrumbe

Dos hombres conversaban sobre el terremoto de septiembre en el occidente del país, recordaban en especial la visita del gobernador del estado, los cuatro mil pesos que les costó atender a su comitiva y lo bien que la pasaron.

Comiendo, bebiendo ponche y el gobernador dando un discurso que uno de los interlocutores se aprendió de memoria.

Recordaron que uno de los borrachos empezó a disparar al aire en apoyo del gobernador, que afuera, unos hombres peleaban con machetes y uno había muerto, del gobernador dando órdenes siempre acatadas con un ‘sí mi general’.

El hombre recordó bien la fecha de la visita del gobernador, veintiuno de septiembre, si hijo había nacido ese día y él regresó más borracho que sobrio, cuando su mujer le devolvió el saludo le dijo que ni para llamar a la comadrona sirvió, tuvo que arreglárselas como pudo.

La herencia de Matilde Arcángel

Un arriero que después nos enteramos se llama Tranquilino Herrera, comienza a relatar a un público indeterminado los sucesos relacionados con su compadre Euremio Cedillo y su familia.

Euremio era un hombretón grande y fuerte, tanto que hasta daba coraje estar cerca de él pues parecía que uno estaba hecho como de mala gana o con desperdicios.

Su hijo, también llamado Euremio Cedillo en cambio era flaco y de aspecto enfermizo. Había vivido siempre aplastado por el odio. Quien más lo odiaba era su padre.

La madre de Euremio, Matilde Arcángel, había sido novia de Tranquilino, un día éste llegó de una de sus diligencias y se encontró con que su novia se había casado con Euremio.

Matilde era sumamente hermosa, les alegraba la vista a todos los arrieros que pasaban por la fonda de su madre.

Tranquilino aceptó ser padrino de Euremio para siquiera poder verla de vez en cuando.

Venían del bautizo cuando el caballo en que iba Matilde con el niño se desbocó. Terminó en un charco de lodo, muerta, con una mirada de tristeza o felicidad, había salvado a su hijo.

Desde entonces su padre lo odió, decía que el niño asustó al caballo con uno de sus berridos y que por salvarlo su mujer había muerto. Se bebió toda su hacienda con tal de no dejarle nada, lo golpeaba todos los días, lo mataba de hambre, pero su hijo no murió.

Pasaron los años y algunas personas ayudaban al muchacho lo mejor que podían, aprendió a tocar la flauta y a veces se le escuchaba hasta bien entrada la medianoche.

Un día pasó un grupo de hombres armados por el pueblo, esa noche se escuchó a una flauta irse con ellos.

Algunos días después también pasó un grupo de soldados, Euremio el viejo se armó y les rogó que lo dejaran acompañarlos.

Pocas semanas después regresó el grupo de hombres ahora desarrapados y montados en caballos flacos, unos ‘estilando’ sangre y otros dormidos, se siguieron de largo.

Al final iba su ahijado Euremio montado en el caballo de su compadre que iba atravesado sobre la silla muerto.

Anacleto Morones

Un grupo de mujeres llega a una remota casa, buscando a Lucas Lucatero. Quieren su apoyo y testimonio para canonizar a su suegro, “el niño” Anacleto Morones.

Resulta que Morones era una especie de hombre milagroso que había curado multitud de dolencias y ayudado a muchas personas.

Lucatero estaba nervioso y quería que se fueran cuanto antes, así que buscó la forma de incomodarlas para que lo hiciesen.

Habló de los crímenes de Morones, de cómo no dejó a una sola vírgen en los alrededores, de que le entregó a su hija embarazada de él mismo y de que era tan aventurera como su padre.

Una a una las mujeres se marcharon, hasta que solo quedó Pancha Fregoso, hablando con completa franqueza decidieron pasar la noche juntos. Lucas le pidió que le ayudara a empedrar su corral pues es lo que le faltaba de faena, terminaron en poco tiempo, sin que ella supiera que debajo de las piedras estaba el cadáver de Anacleto Morones.

A la mañana siguiente Pancha le dijo: “Eres una calamidad, Lucas Lucatero. No eres para nada cariñoso. ¿Sabes quién sí era amoroso con una?. El Niño Anacleto. Él sí que sabía hacer el amor.”

Comentario

Sobre los libros de cuentos

Como he mencionado antes, el relato breve es mi forma favorita de prosa, siempre cito a Poe con su concepto de ‘unidad de efecto’ y también a Quiroga con sus opiniones respecto a lo que un buen cuento debe tener.

Si aplicamos estos estándares para ‘medir’ la efectividad de los relatos de Rulfo (nótese que no planeo definir si un cuento es bueno o malo sin importar el autor, la efectividad se refiere, de nuevo, al ‘efecto’ del relato (hasta las etimologías de ambas palabras se llevan muy bien haha)) entendemos por qué se consideran al nivel del mismo ‘Poe de latinoamérica’ o al ‘inmortal’ (codazo guiño) Borges.

Si bien las tramas y personajes del maestro Rulfo ya habían sido exploradas vagamente por otros autores (véase la sección de ‘Los precursores’ en ‘El boom de la novela latinoamericana’), como la violencia en el campo que se expresó muy bien en ‘Doña Bárbara’, o la violencia del mundo hispanoamericano a principios de siglo en algunos relatos tempranos de Borges (e.g. Hombre de la esquina rosada). 

Pero algo que me pareció sumamente novedoso en términos cronológicos es el uso del lenguaje en ‘El llano en llamas’ (libro), con un fuerte ‘sabor’ a vanguardia.

Como en ‘Es que somos muy pobres’, donde el niño/narrador dice algo como: “Y Tacha llora como si el río se le hubiera metido dentro” (estoy parafraseando), o en frases tan ‘simples’ como “… ni paró en su carrera hasta que sintió que el arroyo se disolvía en la llanura.”, dan la sensación de que el autor se tomaba su tiempo para encontrar las palabras adecuadas, un poco a la Flaubert, pero con una fuerte carga a veces surrealista que recuerda vagamente a ‘El reino de este mundo’ o ‘El señor presidente’.

Pero no en lo fantástico, se acerca más a un realismo expresado con algunas técnicas de la ‘vanguardias’, algo que no se ve todos los días.

Otro aspecto interesante de ‘El llano en llamas’(libro) es la idea de leerlo como un ‘ciclo’.

El ciclo de ‘El llano en llamas’

Así como hay álbumes conceptuales en los que cada canción contribuye a un todo, que bien puede ser una historia u otro aspecto inherente a la música y el montón de variables que tiene, también hay un equivalente en el mundo de los libros de cuentos que en ocasiones es llamado ‘ciclo cuentístico’.

Y la idea no es nada nueva, si pensamos un poco ‘Las mil y una noches’ son un ciclo extenso (¿ya viste la edición de Mirlo?, ¡está bien bonita!), pasa lo mismo con otras colecciones medievales europeas al igual que en otras literaturas.

Pues que algunos críticos proponen que ‘El llano en llamas’ (el libro completo) se puede leer como un ciclo cuentístico.

Y ¿cuál es el ‘hilo rector’ del ciclo de ‘El llano en llamas (libro)’? Yo diría que en dos palabras es: ‘violencia estoica’. Pero esas palabras encierran más de lo que aparentan. 

En un ‘ciclo cuentístico’ el orden en que aparecen los relatos importa mucho.

‘Nos han dado la tierra’ define el ‘marco histórico’ (no soy tan fan de la expresión) del resto de los relatos, es decir, los años después de la revolución, en los cuales los hitos más importantes fueron el reparto agrario y la guerra cristera (dato random, ‘Pedro Páramo’ también sucede en este ‘espacio temporal’, y ‘Pensativa’ lidia con las consecuencias de la guerra cristera).

Y así vemos a estos antiguos revolucionarios (se infiere por el recuerdo de las carabinas y los caballos que les fueron quitados) recibiendo tierra estéril, lo que expresa la opinión de la mayoría de los campesinos de que la revolución les falló después de tantos años de violencia.

El fracaso de la reforma agraria también se manifiesta en ‘La cuesta de las comadres’, esta vez por el bandidaje y la laxa aplicación de las leyes en el inmenso territorio nacional, labor dificultada por el centralismo gubernamental (again, esto sigue sonando insufriblemente actual). En ese relato se inaugura otro motivo constante en gran parte de los cuentos restantes, la violencia ejercida sin remordimientos, casi como un reflejo.

La palabra también pertenece a un campesino, que parece no comprender del todo ni la maldad de sus ‘amigos’ los Torricos, ni el peso de su propio crimen. Esta actitud, calificada de indiferente’, ‘fatalista’, ‘inmoral’ o ‘amoral’ por varios críticos, se repite en ‘El hombre’, ‘En la madrugada’, ‘Diles que no me maten’ y ‘Anacleto Morones’.

Aún así, en cada uno de los casos, el asesino tiene algún ‘motivo’ para su crimen. 

El viejo de ‘La cuesta de las comadres’ actúa en defensa propia y también se libra de un bandido; En ‘el hombre’ el perseguidor busca vengar la muerte de su hermano y de la familia de éste; Esteban mata a su patrón por el resentimiento de vivir explotado y hambriento, además de cumplir con su ‘obligación cristiana’ de matar a un incestuoso; Motivo análogo a Lucas Lucatero y el asesinato de Anacleto Morones; Juvencio de ‘Diles que no me maten’ mató a Terreros para salvar a sus animales pero también porque éste rompió el ‘sagrado vínculo’ del compadrazgo; Mientras el hijo de Matilde Arcángel mata a su padre en pago a los años de maltratos en los que lo mantuvo.

Tampoco se puede ignorar la crueldad/frialdad con la que se ejecutan los crímenes y los relatan sus mismos perpetradores, me viene a la mente el discurso de Rugiero en el que resalta que la gente del campo era “muy buena para sembrar maíz y batirse con una suerte de indiferencia”.

La vida en México

También está constante una naturaleza hostil, como el llano grande que parece una sucursal del infierno, o las fuertes lluvias (en contraste) que causan la muerte de “la serpentina”. También en ese relato (‘Es que somos muy pobres’) Rulfo inaugura su perspectiva crítica de la religión. La madre de Tacha está sumamente preocupada por la condena eterna del pecado de sus dos hijas mayores y que se asume será igual para Tacha, su padre por otro lado sabe que sus tribulaciones se deben a la pobreza y no a algún castigo divino, desmintiendo la opinión generalizada de que los campesinos son ignorantes.

La familia de Tacha no puede contar con las dos instituciones más poderosas del país: la iglesia y el gobierno, de hecho, siempre que se insinúa la presencia de cualquiera de estas autoridades es con matices negativos, idea que se manifiesta especialmente en ‘Talpa’ y ‘Anacleto Morones’.

Y ese sentimiento de desamparo abre el espacio a la idea de orfandad, muy extendida en la postguerra civil, y en los relatos de ‘El llano en llamas’ (casi todos).

Sobre todo su resolución proporcionada por la venganza, Rulfo atribuye una importancia capital a la figura paterna con las palabras del militar de ‘Diles que no me maten’: «Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar está muerta», idea que se repite en ‘La herencia de Matilde Arcángel”, y ya sabemos cómo terminan ambos relatos.

El resto de cuentos subrayan uno u otro de los aspectos ya mencionados con distintos matices, pero en términos generales podríamos decir que el hilo conductor de todos es, en palabras de Jorge Rufinelli, ‘la ausencia del padre’, en la que ‘padre’ engloba también a las instituciones (de nuevo, sobre todo las religiosas y al estado).

Para comprender a plenitud las ideas expuestas por Juan Rulfo por medio de estas familias disgregadas, asesinatos, violaciones, parricidios y relaciones incestuosas, como resultado de las revueltas sociales de principios del siglo XX, hace falta cierta familiaridad con la literatura e historia mexicana, porque no es que la gente matara así porque sí, el contexto de los personajes es distinto al de nuestros días.

Para los que no están tan fuertes en historia y literatura nacional y por lo tanto puede que escapen a su comprensión estas sutiles características, la altísima calidad de los relatos basta para transmitir los ‘efectos’ de los que hablaba Poe, muy a la Quiroga también, con injusticia, pasión, vida y muerte. El ‘factor humano’ que cualquier persona en cualquier parte del mundo puede comprender.

Conclusión

En resumen ‘El llano en llamas’ es un volumen de relatos que expresan muy bien la realidad nacional de los años posteriores a la revolución, y aunque esos aspectos no les interesen a ciertos lectores, la técnica y presentación de cada cuento bastan para retener la atención, de forma muy parecida a lo que pasaría en ‘El boom’, es decir, abordando la existencia humana en sus aspectos más básicos y por lo tanto, comunes a cualquier persona sin importar en dónde viva, temporal y espacialmente.

Como ‘bonus track’ (literal), acá está un audio del mismo Juan Rulfo leyendo ‘diles que no me maten’ (OMG), top tier!.

Fuentes

  • Mora, G. (1991). El ciclo cuentistico: “El llano en llamas” caso representativo. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, 17(34), 121–134. https://doi.org/10.2307/4530564
  • Echevarria, G. R. (2012). Modern Latin American Literature: A Very Short Introduction. Oxford University Press.

‘El boom’ de la novela latinoamericana

¿Qué es el ‘Boom’ de la literatura hispanoamericana?

Diversos analistas han calificado al ‘Boom’ como el conjunto de escritores y obras escritas en Latinoamérica aproximadamente a partir de la segunda mitad del siglo XX y que comparten varias características en términos generales. En esta entrada vamos a considerar los antecedentes del ‘boom’, sus autores y obras más notables y una guía de lectura para comprender mejor a este movimiento.

Introducción

El lector atento recordará que en la entrada ‘Historia de la literatura Hispanoamericana’ se definió el arco rector de las entradas que se publicarían en el blog. Aunque me voy a dar licencias ocasionales para escribir sobre otras cosas (un poco obvio considerando las entradas anteriores XD).

En todo caso esta es la segunda entrada correspondiente a esta ‘saga’.

Como también podrá darse cuenta el avezado lector. Esta entrada no corresponde a la que debería ser la primera si nos referimos al orden cronológico.

Evidentemente eso no me importó demasiado (lol). Y es así porque, y ya sé que a pocos les puede interesar, esta entrada fué la primera que cruzó mi mente a la hora de concebir esta serie (hace más meses de los que quisiera de todo eso).

Y por eso vamos a comenzar por el que probablemente es el momento más famoso y por tanto más querido/odiado de la historia de la literatura hispanoamericana: ‘El boom de la nueva novela Latinoamericana’.

‘El boom’ se refiere al conjunto de novelas que se publicaron en la segunda mitad del siglo XX en latinoamerica y que compartían diversas características, es importante anotar que hubo novelas publicadas en este periodo que no son parte del boom.

Las características de las obras y autores del boom son:

  • Búsqueda de la renovación en la estructura de las historias, que en ocasiones dejan de ser temporalmente lineales, o bien que experimentan con la forma de expresar el mensaje.
  • Los temas dejan de ser el clásico romance o la tragedia, o el venerado cuadro de costumbres. Las historias se vuelven más universales y por lo tanto son recibidas con más apertura en otras latitudes.
  • Son el resultado de la experimentación estilística y del lenguaje. Con una fuerte influencia de las vanguardias Europeas; el surrealismo, dadaísmo, cubismo, etcétera. Se olvida al romanticismo y sus arquetípicos protagonistas, al costumbrismo con sus detalladísimas descripciones, y al neoclasicismo modernista.

Como nota, también está que la expresión ‘El boom de la nueva novela’ indica que este movimiento está dirigido sobre todo a la prosa, mayormente en forma de novela, aunque a veces hay relato breve que califica como ‘del boom’, y aunque la vanguardia influyó al ensayo y la poesía, se suelen tratar como conjuntos de obras separadas, así que cuando usemos el término nos referiremos a la prosa.

Antes de abordar completamente el auge del periodo, vamos a considerar brevemente sus antecedentes.

Antecedentes y contexto del ‘Boom’

A principios del siglo XX, pasaban muchas cosas por todo el mundo. 

La revolución mexicana provocaba una ola de pensamiento y literatura alusiva en todo el continente.

En Europa la guerra de 1914 llenaba de sangre el continente y algunos puntos de Asia y África. Luego del armisticio, y el consecuente rencor de parte de algunas personas, se empezó a cuajar otra guerra que segaría todavía más vidas.

Aproximadamente por ese tiempo, cuando el facismo se extendía por Europa y todos se preparaban para matarse (al menos los que gobernaban), estalló la guerra civil Española.

Durante ese conflicto, escritores y pensadores de todo el mundo se unieron al esfuerzo bélico, entre ellos muchos Latinoamericanos, que al reunirse brevemente con los pensadores Españoles desarrollaron cierto sentido de identidad y propósito estético y político.

Después de la guerra muchos intelectuales Españoles se exiliaron en diversos países Latinoamericanos. Críticos como Emir Rodriguez-Monegal atribuyen a este influjo Europeo la renovación y progreso de las letras Hispanoamericanas en los años siguientes.

Rubén Darío y su hueste modernista (hueste es en buena onda XD), habían demostrado al mundo (y a los locales) que de este lado también se podía hacer buena literatura. Y aunque se percibió sobre todo en la poesía, plantó las semillas que más tarde habrían de germinar en los autores que ‘educaron’ a los precursores del boom de la novela.

Hablamos de los escritores de los años cuarenta. Que habían leído a la vieja escuela Hispanoamericana, al modernismo, a la novela de la tierra, y también a la escuela Europea. 

Tenían además a su disposición algunas de las obras clave del siglo XX. Joyce, Faulkner, Sartré, etcétera. Y prácticamente sin ponerse de acuerdo, en toda América latina se extendieron estos antecedentes. Dándole una suerte de ‘lenguaje común’ a los autores que ahora se hallaban libres de influencias extranjeras por la guerra (la segunda guerra mundial) y revitalizados por la intelectualidad Española.

Cuando la novela aprovechó todo ese ‘cimiento’ del análisis de la realidad moderno, pero también dependiente del pasado, es cuando maduró totalmente y dió a luz a la ‘nueva novela’

Emir Rodriguez-Monegal
Fotografías de diversos científicos españoles que reanudaron, en instituciones como la UNAM o el IPN, las investigaciones que habían iniciado en su país.
Científicos Españoles que reanudaron su trabajo en México durante su exilio

Breve historia del ‘Boom’

Los precursores, primer vanguardia

A principios del siglo XX, muchos autores regionalistas/modernistas/realistas (y es que algunos tenían un poco de todo) habían consolidado la novela latinoamericana con obras notables como ‘Doña Bárbara‘ de Rómulo Gallegos (1929), ‘La vorágine’ de José Eustasio Rivera (1924) y ‘Don Segundo Sombra’ de Ricardo Guiraldes (1926), pero que casi califican como romances modernos.

Tendencia manifiesta incluso entre los autores más sobrios de esa generación, como Horacio Quiroga (‘Cuentos de amor de locura y de muerte’, 1906) y Mariano Azuela (‘Los de abajo’, 1916).

Y es contra esa tendencia romantizante, de héroes y heroínas arquetípicos, de ‘realismo mitológico’, que se revela la siguiente generación.

Entre ellos Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Borges (se sabe que no publicó ninguna novela, pero su cuentística influyó notablemente a la novela), Alejo Carpentier y otros.

Las obras de estos autores critican la ‘retórica obsoleta’ de sus antecesores, recurriendo a las vanguardias Europeas.

Carpentier publicó !Écue-Yamba-O! en 1933 y aunque no tuvo mucho éxito sentó las bases para la incorporación del surrealismo en la literatura Hispanoamericana. Su obra más importante fue publicada en 1949. ‘El reino de este mundo’, sobre la revolución Hahitiana. Una de sus principales características es el desarrollo de lo que llamó ‘real maravilloso’, apelando a lo insólito de la realidad Latinoamericana que a veces parece ocasionado por intenciones sobrenaturales, idea que terminaría por evolucionar en el ‘realismo mágico’ (trataremos el tema en otra entrada).

Asturias, ganador del premio Nobel, publicó ‘El señor presidente’ en 1946. Novela basada en la dictadura de Manuel Estrada Cabrera. Con una gran influencia surrealista, inauguró la ‘novela del dictador’ (‘Maten al León’ entra acá por ejemplo). Sus personajes dejan de ser perfectos e intocables, reflejo de la rebeldía imperante en el periodo.

Por su parte Borges experimentó con el expresionismo alemán. Sus libros ‘Ficciones’ (1944) y ‘El Aleph’ (publicado en 1949, nunca lo confundas con ‘Aleph’ de Paulo Cohelo o te arriesgas a que un fan de Borges te condene a vivir eternamente) influyeron en los novelistas de generaciones posteriores. Borges tiene ‘objetos’: como la biblioteca, el laberinto, los espejos, además de temas: ‘el infinito’, ‘juegos’, ‘sistemas’, ‘el universo como un libro’.

Y así en cada nación, la nueva generación se tornó (en términos generalistas y no demasiado rigurosos) en una ‘advant-garde’ (léase ‘vanguardia’) que rompió todo vínculo con la antigua forma de hacer novelas, tanto en lenguaje como en esencia.

Esto es, un lenguaje mucho más localizado y un tratamiento de la realidad mucho menos idealista. Estas novelas, la mayoría publicadas en los años cuarenta, prácticamente se intersectan temporalmente con las de la siguiente generación (la que vendría siendo la ‘segunda vanguardia’, así le puse XD).

La primer explosión, segunda generación

La generación de Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo, Julio Cortázar, José Lezama Lima y todos los demás. De nuevo, el término ‘generación’ es bastante laxo. Algunos críticos ponen a Borges de este lado, pero preferí respetar la clasificación de Rodriguez-Monegal debido a la fecha de nacimiento de estos autores (Borges nació en 1899 por cierto).

Onetti se demostró discípulo de Faulkner. Sus obras más conocidas son: ‘El astillero’ (1961) y ‘La vida breve’ (1950 según Wikipedia, pero en otros lados he leído que fue en 1959). En ellas se vale de narradores no demasiado confiables para relatar la misma historia desde diferentes puntos de vista. También crea un mundo ficticio autosuficiente al que le imprime un aire de desolación.

Rulfo era un fanático de la perfección artística. Escribió únicamente dos libros durante el periodo, que bastaron para revolucionar a la literatura Latinoamericana. ‘El llano en llamas’ (1953), es una colección de cuentos equiparada a las colecciones de Quiroga, Asturias, Borges y Carpentier. Mientras ‘Pedro Páramo’ (1955) es considerada por algunos la mejor novela Latinoamericana. Una historia intrincada con mucho de Faulkner y algunas reminiscencias de la novela Dantesca. ‘Comala’, el universo de la narración, se convierte en símbolo de desolación y Rulfo lo transmite con un dejo de resignación. Ninguna traducción ha podido transmitir el lenguaje que usó, lleno de acento Mexicano, con arcaísmos que nos llevan a las raíces del idioma.

Luego Cortázar, discípulo de Borges, publicó ‘Rayuela’ en 1963. Lo que más atrae la atención de ella es el orden sugerido de lectura, bien saltando entre capítulos o bien un grupo de capítulos solamente. Si se siguen las indicaciones del autor, el lector termina encerrado en un ciclo infinito. Con evidente influencia francesa, esta ‘antinovela’ es considerada el detonante del ‘Boom’.

Naturalmente estos autores tienen rasgos que los diferencian, pero el hecho de que se les asocie como miembros de un ‘todo’ (generación, movimiento, corriente) indica también similitudes.

En primer lugar, fueron influidos por toda la escuela latinoamericana previa, lo mismo que de otras latitudes (sobre todo de Europa).

Cortázar por ejemplo reconocía que ‘Rayuela’ debía mucho a Borges, Onetti y muchos más. Como también se percibe la influencia de Faulkner, Proust, Joyce y Sartré.

Aún así, los críticos concuerdan en que la mayor similitud entre todos los escritores de esta promoción es el ataque a la forma de la novela. Mientras los maestros anteriores habían seguido casi sin alterar la estructura tradicional novelesca, los autores noveles prácticamente reinventaron la forma del género (‘Pedro Páramo’ se convirtió en el paradigma de la nueva novela latinoamericana).

Y no sólo eso. En sus niveles más revolucionarios (iba a poner subversivos XD), las obras de algunos de estos autores buscaban desafiar al uso del lenguaje mismo (‘Paradiso’ (publicada en 1966) de José Lezama Lima y ‘Rayuela’ de Cortázar son los ejemplos más usados para demostrar esa premisa). Es decir, que la principal herencia de las novelas del ‘Boom’, es esa conciencia de la estructura novelesca externa y una sensibilidad agudizada para el lenguaje como materia prima de lo narrativo.

Algunos llaman a esto ‘postmodernismo’. El autor no rechaza al modernismo ni su aversión por las ‘piedades’ de la literatura del siglo XIX, más bien lo trasciende. La literatura postmodernista no oculta su naturaleza ‘ficticia’ para expresar realidades palpables de la experiencia humana.

El auge del ‘boom’, tercera promoción

Los primeros herederos de esta ‘nueva novela’ fueron los autores de la generación de Clarice Lispector, José Donoso, David Viñas, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Guillermo Cabrera Infante y Mario Vargas Llosa (entre muchos otros).

Es digno de atención que muchos de los autores de esta ‘tercera vanguardia’ estuvieron en activo al mismo tiempo que los de la segunda en su fase más tardía. Las generaciones se traslaparon e influyeron multilateralmente.

No todos hicieron innovaciones perceptibles. Donoso (‘El obsceno pájaro de la noche’, 1970) por ejemplo siguió los preceptos de la narrativa tradicional, pero exploró una realidad alterna, más profunda, de su natal Chile.

La característica principal de la gran mayoría es que exploraron a niveles nunca vistos la estructura y el lenguaje de la novela.

Carlos Fuentes usó la experimentación para crear obras complejas que son reclamos de una realidad dolorosa, surgida de un México casi ‘alterno’, levemente relacionado con el real. ‘La muerte de Artemio Cruz’ (1962) tiene la característica de ser relatada por tres voces (yo, tú, él) y ‘Aura’ (1962) por su parte está inmersa en un universo en el que la imposibilidad es de hecho posible y nadie se sorprende de ello, la impronta del ‘realismo mágico’.

Vargas Llosa (‘La ciudad y los perros’, 1963) usó técnicas modernas como la discontinuidad cronológica y la pluralidad de los puntos de vista, para exponer su visión del Perú.

Y luego vienen los que aprovecharon los aspectos más innovadores de las primeras dos vanguardias. Autores como García Márquez y Cabrera Infante.

Tanto en ‘Cien años de soledad‘ (1967) como en ‘Tres tristes tigres‘ (1967), se percibe el parentesco con el mundo lingüístico de Borges y Carpentier, los universos fantásticos de Rulfo o Cortázar y un estilo internacional análogo al de Fuentes o Vargas Llosa.

Aunque no es esa relación lo que las hace notables. Más bien, que a pesar de que las historias inspiradas en el mundo que todos experimentamos (la violencia en Colombia o el régimen Cubano), son expresadas por medio de técnicas vanguardistas. Lo que constituyen no deja de ser una ‘ficción total’.

Aproximadamente por estas fechas se consumó la revolución Cubana y se fundó ‘Casa de las Américas’ (véase la ‘Historia de la literatura hispanoamericana’ para más detalles), un auténtico behemot literario que no tardaría en disolverse y ser absorbido por ‘Mundo Nuevo’ de Emir Rodrígez-Monegal.

El conflicto surgido de la posición política de los autores Latinoamericanos separó en gran medida la otrora ‘unida’ comunidad literaria. Lo que propició el inevitable proceso de conclusión del ‘Boom’.

¿El final del ‘boom’? (cuarta generación)

Autores como Manuel Puig (‘El beso de la mujer araña’, 1976), Severo Sarduy (‘Colibrí’, 1983) y otros que forman la ‘cuarta vanguardia’. No se enfocan tanto en relatar una historia como en usar el lenguaje como vehículo de la narración y la narración misma. El medio es el mensaje.

Las características que definieron a la ‘nueva novela’ se convirtieron en algo que los autores más jóvenes (digamos los nacidos en los años sesenta) preferían evitar.

Lo  que se relaciona con la otra cara de la moneda.

Crítica al ‘Boom’

Desde los años ochenta más o menos, muchos escritores empezaron a distanciarse del boom.

Y es que las editoriales, cada vez más preocupadas por el dinero, preferían publicar cosas que ‘sonaran más Latinoamericanas’, i.e. realismo mágico, estructura compleja pero a la vez legible y que sucediera en algún país tropical o paraje rural sin atisbos de civilización (bruh, ya se que un montón de lugares de mi ‘México di oro’ y en general de Hispanoamérica son así, pero no tienen por qué restregármelo en la cara T.T).

En fin, que para los años noventa más o menos, la cantera del ‘Boom’ se parecía más a una exigua mina de oro, una forma de relatar historias que buscaba vender y no tanto, descubrir nuevas formas de expresar los universos interiores de los escritores.

Y aquí viene un ejemplo.

Isabel Allende publicó ‘La casa de los Espíritus’ en 1982. Algunos alegan que es una copia de ‘Cien años de soledad’, una obra pensada para satisfacer a las editoriales y vender.

Roberto Bolaño, acérrimo opositor de García Márquez y lo que se pareciera al ‘realismo mágico’, decía que era una muy mala escritora.

Me parece una mala escritora, simple y llanamente, y llamarla escritora es darle cancha. Ni siquiera creo que Isabel Allende sea una escritora, es una ‘escribidora‘

Roberto Bolaño

Atención que no me molesta la existencia de miss Allende y autores análogos. El libro criticado me gustó (siempre soy benévolo XD), pero entiendo a qué se refería Maese Bolaño que dicho sea de paso es considerado uno de los mejores escritores de su generación.

Aún al día de hoy podemos encontrar obras análogas a las de las vanguardias. Pero se puede decir que ya no son del ‘Boom’. Si no innovan, si solo repiten una fórmula, contradicen al espíritu original de la ‘nueva novela’ (bruh, lo dice el mismo nombre), la experimentación y la rebeldía.

El ‘Post-Boom’

Por su parte, autores como el citado Bolaño y las pandillas del ‘Crack manifesto’, ‘McOndo’ y sus contemporáneos, apostaron por expresar la realidad Latinoamericana como producto de la globalización. Con historias hiper-realistas enmarcadas en contextos urbanos fuertemente influidos por los nuevos medios de comunicación.

Un cambio de paradigma en el que ya no buscaban la reafirmación de la identidad Latinoamericana, como los modernistas o el ‘advant-garde’. Sino que se preocupaban por la búsqueda de la identidad individual en un mundo cada vez más interconectado y alienado por la televisión, el cine y los medios publicitarios, sin descontar la influencia geopolítica de la guerra fría.

Aquí caerían autores como Edmundo Paz Soldán (El delirio de Turing, 2003), Jorge Volpi (El fin de la locura, 2003) y Leonardo Padura (El hombre que amaba a los perros, 2009).

Conclusión

Para los extranjeros no iniciados, la literatura Hispanoamericana es ‘El boom’ y nada más. Algo así como un estereotipo cultural que no a todos les gusta que exista.

Aún así, ni siquiera sus más férreos detractores, y léase como un término no demasiado serio, cuestionan la importancia de ese grupo de novelas y escritores para la literatura en Español, e incluso para el mundo entero.

Este periodo de novelas descomunales marcó un antes y un después en muchos aspectos. Desde teoría literaria y filosófica, hasta factores macro-económicos y geopolíticos (leí por ahí que la CIA financió a ‘Mundo nuevo’ para oponerse a ‘Casa de las Américas’, tonta guerra fría).

Algunos de esos efectos siguen presentes al día de hoy. Y justo como el modernismo y todo lo que pasaba a finales del siglo XIX tuvo su papel en la maduración de la novela Latinoamericana, así ‘El boom’ y el ‘Post-Boom’ moldearán a la siguiente generación de escritores serios (nótese el adjetivo, hablaremos de eso en otras entradas ;) ).

Guía de lectura para ‘El boom’

Por último, considerando todo lo anterior preparé esta lista no exhaustiva de las obras clave del ‘Boom’ y sus antecedentes. Decidí incluir obras de otros periodos para manifestar su relación/influencia, aunque va a haber una entrada para el Modernismo y la literatura contemporánea que no entra en el ‘Boom’, así que solo están para darle contexto a las obras del periodo que hoy estamos tratando.

Por cierto que también cada novela de esta lista tendrá su entrada eventualmente (a muy largo plazo XD), así que hará las veces de índice para las obras este periodo y movimiento.

PRE-BOOM

Modernistas

Novelas de la tierra

  • José Eustasio Rivera – La vorágine (1924)
  • Ricardo Güiraldes – Don Segundo Sombra (1926)
  • Rómulo Gallegos – Doña Bárbara (1929)

Los precursores (primera vanguardia)

  • Miguel Ángel Asturias – El señor presidente (1946)
  • Jorge Luis Borges – El Aleph (1949)
  • Alejo Carpentier – El reino de este mundo (1949)

EL BOOM

Segunda vanguardia

  • Juan Rulfo – Pedro Páramo (1955)
  • Juan Carlos Onetti – El astillero (1961)
  • Julio Cortázar – Rayuela (1963)
  • José Lezama Lima – Paradiso (1966)

Tercera vanguardia

  • Carlos Fuentes – La muerte de Artemio Cruz (1962)
  • Mario Vargas Llosa – La ciudad y los perros (1963)
  • Gabriel García Márquez – Cien años de soledad (1967)
  • Guillermo Cabrera Infante – Tres tristes tigres (1967)
  • Clarice Lispector – La pasión según G.H (1969)
  • José Donoso – El obsceno pájaro de la noche (1970)

POST-BOOM

Cuarta vanguardia aún asociada al boom

  • Manuel Puig – El beso de la mujer araña, (1976)
  • Severo Sarduy – Colibrí, (1983)

Fuentes

  • Draper, S. (2006). El boom en Mundo Nuevo: Crítica literaria, mercado y la guerra de valoraciones. MLN, 121(2), 417-438. Retrieved March 4, 2021, from http://www.jstor.org/stable/3840677.
  • Echevarria, G. R. (2012). Modern Latin American Literature: A Very Short Introduction. Oxford University Press.
  • Goic, C. (1991). Historia Y Critica De La Literatura Hispanoamericana (Paginas De Filologia). Editorial Critica (Grupo Editorial Grijalbo) (Cedomil Goic – Historia y crítica de la literatura hispanoamericana, 84-7423-368-2).
  • Rodríguez-Monegal, E. (2016). La nueva novela latinoamericana. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Enlace.
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Historia de la literatura hispanoamericana

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A partir de hoy, vamos a viajar (a muy grandes rasgos a veces) por tooooda la historia de la literatura hispanoamericana. Desde Cortéz y De las Casas, hasta los ‘instapoetas’ de nuestros días.

Declaración de intenciones

Uno de los objetivos originales de este blog era comentar obras de la literatura mundial y motivar a los lectores a darles una revisada si no lo habían hecho.

Con el tiempo, y aunque ese objetivo sigue siendo parte importante del sitio, empecé a inclinarme por la literatura latinoamericana en Español.

Así surgió la idea de esta ‘saga’ de entradas.

Antes de comenzar con este emocionante viaje vale la pena establecer las ‘reglas’ que van a moderar los contenidos.

Limitantes y objetivos

Primero los términos ‘hispanoamérica’, ‘iberoamérica’ y ‘latinoamérica’ serán usados indistintamente. Aunque en realidad creo que el primer término es más exacto para nuestros fines (‘id est’, países del continente americano que tienen al Español como lengua hablada por un número significativo de pobladores).

Por literatura hispanoamericana me refiero a los textos escritos originalmente en Español por autores nacidos en el continente Americano (aunque en ocasiones contemplaremos a los grandes escritores de España).

Cuando escriba América o su gentilicio siempre me estaré refiriendo al continente completo (o continentes, según a quién le preguntes), desde Alaska hasta el Cabo de Hornos.

Esta primera entrada va a servir de ‘mapa’ para el recorrido. Vamos a definir cada ‘época literaria’ en orden cronológico, además de un breve resumen de sus particularidades y autores más importantes.

Eventualmente cada ‘época’, ‘corriente’ o ‘movimiento’ tendrá su propio set de entradas, según vea adecuado. La idea es que al final tengamos una entrada para cada una de las obras fundamentales de cada periodo.

Seguiremos una estructura de ‘categorías’ que corresponden a periodos de tiempo relativamente extensos y las corrientes literarias que los componen.

Visto de manera gráfica será algo así:

Infografía de división arbritraria de la historia de la literatura hispanoamericana por periodos de tiempo. Antecedentes, Colonia, Literaturas nacionales, Modernismos, Literatura contemporánea, Literatura postmoderna.
Literatura hispanoamericana

Cada periodo de tiempo (definido arbitrariamente y sin demasiado rigor) será llamado ‘época literaria’. Y las épocas contienen de uno a ‘n’ ‘movimientos literarios’. Los ‘movimientos literarios’ contienen a su vez varios autores con sus obras respectivas. A veces un autor puede fluctuar entre ‘movimientos’ y ‘épocas’.

Mapa de entradas

A continuación está el índice de entradas del proyecto. Conforme las vaya armando voy a ir actualizando los enlaces.

Literatura hispanoamericana (esta entrada)

  • Antecedentes
    • Expresiones culturales prehispánicas
    • Afroeurasia
    • España
  • La colonia
    • Cartas y relaciones
    • Barroco
  • Literaturas nacionales
  • Modernismos
    • Modernismo
    • Pricipios del Avant-garde (Vanguardismo)
  • Literatura contemporánea
  • Literatura postmoderna

Brevísima historia de la literatura hispanoamericana

Ahora, vamos a ver desde ‘muy lejos’ a toda la literatura latinoamericana. Se entiende que habrá información más completa y detallada en la entrada correspondiente a los periodos/movimientos/obras. Pero para tener un panorama global de hacia dónde vamos tendremos esta breve relación de los hitos de la literatura hispanoamericana.

Antecedentes

Antes de ‘entrar en materia’ propiamente me parece adecuado considerar los antecedentes históricos y culturales que la influyen (nótese la conjugación en presente del verbo). Y que en ocasiones le dieron las características que la diferencian de otras literaturas.

En algún punto de la historia varia gente pobló el continente y dió origen a las únicas culturas realmente originales de América. Por originales quiero decir que se vieron libres de influencias externas. Distinto a lo que pasó en Afroeurasia. Donde desde la Roma imperial había cierta relación entre el oriente y el occidente (en realidad desde mucho antes si le haces caso a Heródoto, algunos teorizan que desde el calcolítico ya había intercambios intercontinentales :o).

Todo esto para establecer que las cosmogonías y formas de expresión artística de las naciones originarias americanas no fueron afectadas por poderes externos a la misma esfera cultural del continente.

Y aunque en la colonización europea del siglo XV se perdió mucho de esas culturas, su efecto en las naciones que surgieron después sigue presente.

Las mismas culturas europeas trajeron una gran cantidad de conocimientos y formas de pensar que habían surgido de intercambios análogos. En la península ibérica por ejemplo, la cultura española había heredado formas del lenguaje de los Romanos, sus instituciones y leyes. La presencia gótica llevó nuevos influjos culturales germánicos sin olvidar la raíz celtíbera de los antiguos pobladores.

Granada y otras ciudades de la actual España se convirtieron en las capitales culturales y científicas del mediterráneo durante la ocupación de los ‘moros’.

El árabe influyó notablemente en el desarrollo de la lengua y literatura del periodo.

Y es innegable el impacto de la llamada ‘tercera raíz’, la cultura de las personas originarias de África, en la América colonial.

Así, en cada país, en diferente medida y con sus propias particularidades, estas culturas contribuyeron a lo que hoy llamamos literatura hispanoamericana.

Codice prehispánico de Zouche-Nutall
Códice Zouche-Nuttall

Colonia

La conquista de las Américas trajo consigo el idioma y forma de hacer literatura que la tradición española llevaba puliendo durante siglos. El descubrimiento de este exótico nuevo mundo impulsó notables cambios en los motivos literarios del periodo.

Cronistas como Fray Bartolomé de las Casas y Pedro de Cieza, narran las conquistas y peculiaridades de la tierra que hoy llamamos hispanoamérica.

Con un ‘sabor’ a canto épico, estas relaciones y crónicas se convertían en las versiones modernas de las gestas antiguas de inclinación “nacional”. Análogas al ‘Poema del Mío Cid’ o el ‘Chanson de Roland’.

La mayoría de la producción literaria colonial fue escrita por autores nacidos en España (no es el caso de Garcilaso de la Vega). No obstante, se comenzaba a marcar cierta diferenciación entre las literaturas de América y las peninsulares.

Ya para el siglo XVII el barroco Español que surgió como respuesta al fallo del humanismo renacentista dominaba también la literatura hispanoamericana (¿virreinal?).

Sor Juana es la principal exponente novohispana del periodo, que con otros grandes autores dio lugar al llamado ‘Barroco de Indias’. Corriente que enfatizaba que ser americanos era uno de los rasgos distintivos de su propia identidad.

pintura de sor juana inés de la Cruz
Sor Juana Inés de la Cruz

Literaturas nacionales

La ocupación en España por Bonaparte y otro montón de factores, favorecieron las guerras de independencia en las colonias.

Literatura de la independencia

Resaltan las guerras de Simón Bolívar ‘el libertador’, que dieron lugar a las modernas Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.

No hay poeta más asociado a estas guerras que el ecuatoriano José Joaquín de Olmedo  que con su ‘Canto a Bolívar’ llevó a la independencia al nivel de una oda a la usanza de Virgilio. Con un fuerte estilo neoclásico de moda en la literatura española de aquél entonces.

Surgieron autores análogos en todo el continente como Andrés Bello en Venezuela y José María Heredia  en Cuba. Éste último se adhirió al romanticismo que tomaba fuerza en Europa como respuesta al neoclasicismo.

En Argentina Esteban Echeverría escribió ‘La cautiva’, que ignoró las ideas neoclásicas y en cambio llenó su obra de alusiones locales a la flora, la fauna y el terreno americanos. Además optó por usar una forma de verso más popular en contraposición a las métricas clásicas.

El costumbrismo

Expresar la realidad latinoamericana se convirtió en una de las principales preocupaciones de los escritores de prosa del período, lo que desembocó en una preferencia por el realismo. Con un fuerte énfasis en que las descripciones fueran lo más precisas y exhaustivas posible. Había surgido el costumbrismo.

Una derivación del realismo literario que tenía por objetivo el retratar las costumbres de la gente de la manera más fiel posible. Los costumbristas se enfocaron sobre todo en las personas marginalizadas de las ciudades y zonas rurales.

En México, José Joaquín Fernández de Lizardi publicó ‘El periquillo sarniento’ inspirándose en la novela picaresca española para satirizar a la ‘nueva’ sociedad mexicana. Manuel Payno e Ignacio Manuel Altamirano se dedicaban con profusión a la novela con fuertes tintes costumbristas.

Esteban Echeverría también escribió prosa. Su cuento ‘El matadero’ es considerado uno de los mejores del periodo. Tanto por su expresión costumbrista/realista como por su temática y dominio del contexto.

El también argentino Domingo Faustino Sarmiento escribió ‘Civilización y barbarie, vida de Juan Facundo Quiroga’, un relato de la fundación de una nueva sociedad, con sus aciertos y errores.

Mientras que el cubano Cirilo Villaverde y su ‘Cecilia Valdés’, exponían una fuerte crítica al pasado colonial y esclavista de su isla natal.

En general, los escritores de ese momento, influidos por el racionalismo europeo reclamaban libertad e igualdad para todos los americanos.

Ya desde Bello, que debido a sus labores diplomáticas vivió varios años en Europa, surgió la tendencia de los escritores y poetas latinoamericanos de hacer ‘juntadas’ literarias en el viejo continente, sobre todo en Francia.

Este sentimiento de formar parte de una cultura continental es evidente en los ensayos y poemas publicados desde mediados del siglo XIX, además de que en diversas publicaciones los editores admitían textos de autores de distintas nacionalidades.

Pintura de Esteban Echeverría
Esteban Echeverría

Los modernismos

Para entonces el romanticismo se había impuesto y el famoso ‘Martín Fierro’ del Argentino José Hernández habría de convertirse (según algunos críticos) en el mejor poema latinoamericano del siglo XIX, esto debido a que fue uno de los primeros trabajos que incorporaron con éxito los mitos locales de una nación americana.

Modernismo

Al mismo tiempo la literatura hispanoamericana producía su primer movimiento literario, el ‘Modernismo’.

Sus principales características son el refinamiento en el uso del lenguaje, pero a la vez cierta rebeldía respecto a los cánones tradicionales (en forma y temática) y un rechazo hacia la burguesía. Anticonformismo y renovación.

Buscaba contener el ‘fuego’ de las emociones desbocadas del romanticismo. De ahí saca su nombre, dominar la intensidad de las propias aflicciones usando la fuerza del lenguaje poético, del mismo modo que el hombre había ‘moldeado’ las fuerzas naturales con la ciencia y la tecnología.

También recibía la influencia de los avances en las ciencias sociales: sociología, criminología, antropología, entre otras.

Es de opinión general que el inicio del modernismo fue marcado por la publicación en 1888 de ‘Azul’, su escritor, el nicaragüense Rubén Darío, llegaría a ser considerado el más importante e influyente de los modernistas.

La prosa y el ensayo también se vieron envueltos en el modernismo, por ejemplo José Martí y su crítica hacia las élites y el creciente militarismo Cubano (y en general de toda latinoamérica), temores que se verían realizados en todo el siglo XX (¿alguien dijo dictadura militar?).

Para 1898 el movimiento ya había madurado y cobraba fuerza en toda hispanoamérica, ese año los U.S. vencían al otrora poderoso imperio español en la guerra de Cuba.

Mientras Darío y otros latinoamericanos aplaudían la liberación del yugo colonial de estos países, también mostraban preocupación por el nuevo poder imperialista que reclamaba todo el continente como su propiedad.

Y no sólo en términos políticos y militares. El mundo hispanohablante parecía desvalido ante el ‘expansionismo cultural’ estadounidense. En ‘A Roosvelt’, Darío llama a los U.S. “el invasor del futuro”, dato random, ya para ese entonces Estados Unidos había invadido a México repetidamente y Darío se consagró como un profeta (véanse todas las injerencias a soberanías latinoamericanas de EE.UU. en el siglo XX).

Fotografía de Rubén Darío
Rubén Darío

En 1900 José Enríque Rodó publicó ‘Ariel’, uno de los ensayos latinoamericanos más influyentes, en donde criticó al positivismo y pragmatismo capitalistas, actitudes encarnadas por los U.S. No le preocupaba demasiado el imperialismo norteamericano, no tanto al menos comparado con su tristeza al ver que la cultura estadounidense comenzaba a desplazar a la latinoamericana.

De nuevo se hicieron esfuerzos por manifestar la autenticidad y validez de los pueblos surgidos de la conquista, que no eran ni pobladores originarios ni invasores.

Inicios del Vanguardismo

Después de Darío nada volvería a ser igual y los poetas lo sabían, tendrían que buscar el modo de superar su influencia a fin de crear algo nuevo.

El mexicano Enrique Gonzáles, admirador de Darío, es muy conocido por su ‘asesinato del cisne’, símbolo predilecto del nicaraguense, muchos consideran esto el principio de fin del modernismo.

Leopoldo Lugones se consagró en Argentina como el más destacado de los modernistas, pero además de su poesía, su prosa rebosaba de excelencia, con Poe como una de sus principales influencias. Publicó ‘Las fuerzas Extrañas’ en 1906.

Su discípulo, el uruguayo Horacio Quiroga, se convirtió en el cuentista más influyente y consumado del periodo, publicó ‘Cuentos de amor de locura y de muerte’ en 1917.

Lugones empujó al ‘modernismo’ más hacia la dirección del ‘avant-garde’ europeo, también llamado vanguardismo ( ‘modernism’ en Inglés), movimiento de renovación cultural pero más enfocado al tratamiento de temas antaño tabú, así como de inovación en forma y técnica.

Julio Herrera y Reissig, en Montevideo, empujó esta barrera aún más y se le considera un precursor del dadaísmo y surrealismo por su uso de audaces y abundantes metáforas. Darío seguía activo cuando Herrera y Reissing escribía su obra, pero el movimiento que había creado lo había dejado atrás.

Cuatro poetisas que fluctuaron entre el modernismo y el avant-garde habrían de cerrar la brecha y pasar de página definitivamente: Gabriela Mistral, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni, apelando a un erotismo inusitado, a la visión de la mujer en el mundo, a la muerte y a temas análogos de marcada naturaleza vanguardista, lograron fama y aceptación (crítica también) en los círculos literarios occidentales (geográficamente).

Fotografía de Juana de Ibarbourou
Juana de Ibarbourou

Literatura contemporánea

El auge del Avant-garde (vanguardismo)

A principios del siglo XX, el avant-garde se consolidó de la mano de los ‘líderes’ del movimiento, Vicente Huidobro y Pablo Neruda, ambos chilenos.

Dato curioso, Pablo Neruda publicó ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’ en 1923 y se convirtió en el libro de poesía en Español más vendido de la historia, hay quien lo pone al nivel de Darío como figura revolucionaria. Huidobro por su parte publicaba ‘Altazor’ en 1931, considerado uno de los mejores poemas de la centuria. 

Cerca de ese tiempo surgió en España ‘la generación del 27’. Un grupo de poetas de la talla de García Lorca y Dámaso Alonso (entre muchos otros). Que junto a otros autores latinoamericanos como César Vallejo, Jorge Luis Borges, Nicolás Guillén, Octavio Paz, Nicanor Parra y José Lezama Lima (y más), dieron lugar a una suerte de edad de oro para la poesía en Español.

Vallejo publicó ‘Trilce’ en 1922, el poemario latinoamericano del ‘avant-garde’ por excelencia. Guillén publicó ‘Motivos de son’ en 1930, con una poesía que ‘sonaba’ cubana. Paz publicó ‘El arco y la lira’ en 1956, un ambicioso ensayo sobre teoría poética.

Novelas de la tierra

Los novelistas por su parte buscaban lo mismo que los poetas del periodo, expresar la individualidad americana de sus respectivas naciones, esa tendencia culminó en las obras cumbre del regionalismo y lo que algunos llaman: ‘novelas de la tierra’.

Las más conocidas son: ‘Don Segundo Sombra’ de Ricardo Güiraldes, sobre el gaucho argentino. ‘La vorágine’ de José Eustasio Rivera, sobre la poderosa selva. Y ‘Doña Bárbara’ de Rómulo Gallegos, probablemente la novela más influyente de las tres, sobre la situación del llano venezolano y el enfrentamiento entre la barbarie y la civilización.

Una ‘rama’ notable de la ‘novela de la tierra’ es la generada durante la revolución mexicana, evento que tuvo efectos bien lejos del país en que sucedió. De nuevo estas novelas seguían los preceptos del realismo de principios de siglo, pero conservaban un toque de ‘épicas’ a la antigua usanza. La más famosa es ‘Los de abajo’ de Mariano Azuela.

Dos escritores innovaron el ya bien conocido procedimiento de escribir novelas en hispanoamérica (narrador en tercera persona omnisciente y burgués, prosa que busca pasar desapercibida y una trama que se sigue sin interrupciones directo hasta el final). Estos son: Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier.

Carpentier incorporó el cubismo y surrealismo en su novela ‘Écue-Yamba-Ó’, aunque no tuvo demasiado éxito. Cuando Carpentier era famoso la calificó de experimento fallido, aún así indicó el camino para incorporar la estética del ‘avant-garde’ a la novela latinoamericana.

Miguel Ángel Asturias por su parte escribió ‘El señor presidente’, tomando fuertes influencias del surrealismo. También publicó ‘Leyendas de Guatemala’, un volumen de relatos cortos tomados del folklore Maya y Guatemalteco, tan influyente como las colecciones de Quiroga.

Miguel Ángel Asturias

El boom

La prosa, hasta ese entonces, se había quedado atrás respecto a la poesía (con excepción del relato breve).

Durante el auge del modernismo y el ‘avant-garde’ no se produjeron obras análogas a los ya legendarios ‘Azul’, ‘Altazor’ y ‘Trilce’. A pesar de la existencia de un distinguido grupo de novelistas regionales. Hasta ese momento, la literatura hispanoamericana era considerada una de poetas.

El advenimiento de lo que sería conocido como ‘El Boom’ es importante porque puso a la prosa latinoamericana al mismo nivel de su poesía. Incorporando las técnicas narrativas del ‘avant-garde’. 

Aunque no apareció de manera espontánea (como la palabra sugiere). Algunos especialistas definen sus orígenes en los años treinta y su maduración durante los cincuenta, hasta su total explosión durante la década siguiente. La literatura latinoamericana aportó entonces por primera vez características originales a la novela moderna, aunque principalmente debido a su adopción tardía de prácticas comunes desde Faulkner, Proust y Kafka.

Las innovaciones de Asturias casi coincidieron con los ‘pioneros del Boom’ y que se consideran parte de él.

Jorge Luis Borges (‘Ficciones’, 1944), Alejo Carpentier (‘El reino de este mundo’, 1949), Juan Carlos Onetti (‘El astillero’, 1961), Augusto Roa Bastos (‘Yo el supremo’, 1974) y Juan Rulfo (‘Pedro Páramo’, 1955).

Poco después de que Borges ganara notoriedad, Julio Cortázar publicó ‘Rayuela’ (1963), libro que muchos consideran el detonante del ‘Boom’. Iniciaba la edad de oro de los novelistas latinoamericanos contemporáneos.

Con autores como Gabriel García Márquez (‘Cien años de soledad’, 1967), Carlos Fuentes (‘La muerte de Artemio Cruz’, 1962), Mario Vargas Llosa (‘La ciudad y los perros’, 1962), José Donoso (‘El obsceno pájaro de la noche’, 1970), José Lezama Lima (‘Paradiso’, 1966), Guillermo Cabrera Infante (‘Tres tristes tigres’, 1967), entre otros.

Cerca de esa línea temporal, la revolución cubana se había consumado. Muchos escritores se volvieron a unir al sentimiento de lucha por la libertad. Hemingway, Sartré, Carpentier, Neruda, García Márquez, Fuentes y Vargas Llosa visitaron o manifestaron su apoyo a Cuba. La Habana se convirtió en el epicentro de la literatura hispanoamericana.

Y el nuevo régimen no dejó pasar la oportunidad. Creó varias instituciones para canalizar ese ‘fervor intelectual’ por la causa. Ya desde tiempos de Darío eran comunes las revistas literarias, y casi cada gran autor fundó la suya en algún punto de su vida. Aún así, la revista establecida por el régimen, llamada ‘Casa de las Américas’, se convirtió en la que más estrellas publicó durante sus años de gloria.

El número 26 incluyó textos de Alejo Carpentier, Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Ernesto Sábato, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Juan Gystolo, Italo Calvino y Alain Robbe-Grillet.

Pero nada es para siempre.

Mientras el régimen de Castro se convertía en una dictadura comunista aliada a la Unión Soviética, el entusiasmo por sus iniciativas culturales comenzó a desvanecerse. Y como pasó con Stalin, empezaron las desapariciones. Muchos autores decidieron huir, otros tuvieron menos suerte y cayeron en prisión. Todo esto ocasionó que la comunidad literaria iberoamericana se escindiera.

García Márquez, Cortázar y Carpentier se mantuvieron leales al régimen. Otros como Neruda, Fuentes y Vargas Llosa se distanciaron.

Paralela a ‘Casa de las Américas’, el crítico Uruguayo Emir Rodríguez Monegal, publicaba desde París ‘Mundo Nuevo’. Revista que incluía colaboraciones de muchos de los autores de ‘Casa de las Américas’.

Y además de los ya consagrados escritores del boom, en ‘Mundo nuevo’ apareció una generación más jóven de autores fuertemente influidos por la ‘nueva novela’ del ‘boom’. Severo Sardui y Manuel Puig, los más insignes. Ambos murieron relativamente jóvenes, cortando de golpe la ‘herencia’ del boom para la siguiente generación.

Fotografía de Manuel Puig
Manuel Puig

El hoy y el futuro de la literatura hispanoamericana

El principio del ‘boom’ parece relativamente fácil de distinguir, caso contrario es el momento en que terminó.

A pesar de que la literatura hispanoamericana sigue activa y produce obras de gran calidad (inserte aquí los nombres de su autor vivo favorito). Los escritores de fama mundial como Darío, Mistral y Cortázar (por poner ejemplos) se han convertido en una rareza. Muchos consideran que la muerte de Paz en 1996 marcó el final de una era.

Ya desde los años ochenta varios grupos buscaban separarse del boom y del realismo mágico (marca distintiva de la mayoría de obras de ese ‘movimiento’).

Los más sólidos son ‘McOndo’ y la ‘Generación del Crack’, aunque de ningún grupo ha salido alguna obra que ejerza la misma influencia que las obras del ‘boom’.

Isabel Allende (‘La casa de los espíritus’, 1982) una de las supervivientes del ‘boom’, sigue activa y es muy apreciada en Europa, lo mismo que Mario Vargas Llosa que colabora con ‘Letras libres’, revista heredera de ‘Vuelta’ (fundada por Paz, en su momento la revista más prestigiosa de su nicho) y actualmente la más importante en literatura latinoamericana (aunque esa opinión no es generalizada).

Conclusión

No se puede predecir el futuro, pero sin duda tendrá cosas interesantes por leer.

Probablemente lo que sea que suceda irá de la mano de las nuevas tecnologías.

Tendencia que ya se puede vislumbrar con el surgimiento de los ‘instapoetas’ y toda la constelación de plataformas a la ‘wattpad’ que rondan por ahí.

Sin descontar el incierto futuro de la publicación de libros en formato físico. Dato random que desde mediados del siglo XX mucha gente asegura que el libro ‘está muerto’, pero hoy se escriben (e imprimen) más libros que nunca en la historia de la humanidad.

Así que no me sorprendería saber que en estos momentos, en algún lugar modesto y descuidado, un montón de degenerados (en el buen sentido de la palabra XD) está preparando un evento apoteosico de revelacion literaria que vuelva a romper todo.

Vaya momento para estar vivo.

meme, que momento para estar vivo

Fuentes

  • Echevarria, G. R. (2012). Modern Latin American Literature: A Very Short Introduction. Oxford University Press.
  • Lazo, R. (1999). Historia de la literatura hispanoamericana – El periodo colonial (3ra ed.). Porrúa.
  • Goic, C. (1991). Historia Y Critica De La Literatura Hispanoamericana (Paginas De Filologia). Editorial Critica (Grupo Editorial Grijalbo).

Guía para leer a Horacio Quiroga

imagen destacada de guía para leer a horacio quiroga

Considerando que tenemos ya varias reseñas dedicadas a don Horacio Quiroga, pareció apropiado escribirle un modesto ensayo que también sirva como guía de lectura.

Vamos a considerar el Uruguay de principios del siglo XX, las corrientes literarias que influyeron a Quiroga, su obra y su legado.

La Suiza de América (contexto geopolítico)

El territorio que ocupa Uruguay era habitado por un conglomerado de naciones hoy conocidas como ‘Charrúas’.

Fue objeto de discusión entre Portugal y España durante la época colonial, entonces formaba parte del Virreinato del Perú, y luego del Virreinato del Río de la Plata.

Después de varios años de conflicto por fin se establecieron los límites actuales entre Brasil y el Virreinato del Río de la Plata.

Así, luego de La revolución de Mayo se estableció el actual Uruguay.

Después de un periodo de inestabilidad, para finales del siglo XIX el país había completado su organización y alcanzó altos niveles de bienestar. Debido a esto, Uruguay comenzó a ser conocido como “La Suiza de América”.

De este breve comentario sobre la historia del Uruguay encontramos que su destino estuvo siempre ligado al de Argentina.

Este mismo sentimiento de hermandad también aplica a la literatura como veremos en las siguientes secciones.

Mapa de Uruguay
Mapa de Uruguay

Contexto literario

Brevísima historia de la literatura en el Río de la Plata

La historia de la literatura en esa parte del mundo es objeto de estudios notables que exceden los alcances de la entrada. Pero podemos decir que el siglo de oro y toda la literatura de España tuvo una influencia notable en los escritores americanos.

Cuando las naciones modernas se formaron en el siglo XIX, también se hicieron esfuerzos por diferenciar la nueva cultura nacional de la española.

Apareció la novela costumbrista en sus avatares latinoamericanos: la novela de la pampa, de la sierra, de la selva, las épicas nacionales, la poesía inspirada en el terreno agreste de las Américas.

Surgieron también las ‘novelas de la tierra’, en las que los autores buscaban reforzar su nueva identidad cultural estudiando el folklore, las peculiaridades lingüísticas, creencias y mitos de sus territorios.

Al mismo tiempo grandes maestros publicaban sus obras cumbre en Europa, creando movimientos como el Romanticismo, el Realismo y el Naturalismo.

En este contexto, Edgar Allan Poe publicó su obra. Que probablemente llegó al mundo hispanoamericano a finales de la década de los 1860 a partir de las traducciones de Charles Baudelaire o ediciones en Inglés que lograron cruzar los ocho mil kilómetros que separan a Boston de Argentina y Uruguay.

fotografía de Edgar Allan Poe
Fotografía de Edgar Allan Poe

Leopoldo Lugones, fundador de la literatura moderna en el sur

A finales del siglo XIX y principios del XX el movimiento Modernista estaba en su apogeo. Liderado por Rubén Darío, llegó hasta las vecindades del Río de la Plata, área en la que los modernistas adoptaron a Poe como su ‘Poeta-Profeta’.

John Englekirk asegura que la mayoría de ellos fueron influidos directa o indirectamente por Poe, con una predilección por su poesía.

En Argentina, el más notable de los modernistas fue Leopoldo Lugones. En su poesía, narrativa y ensayística se encuentra una fuerte línea ‘Poesca’ (jaja, que mala palabra).

Publicó ‘Las fuerzas extrañas’ en 1906. Una colección de cuentos en la que no es que repita los personajes, entorno y tramas de Poe, mas bien busca generar efectos de horror y desagrado similares, evocando los matices pseudocientíficos y las descripciones rigurosas de Poe.

La afinidad de Poe con Lugones sirve como puente entre los modernistas hispanoamericanos y la tradición literaria de Poe y su línea romántica/naturalista. Al mismo tiempo presagiaba los contenidos de la ficción Argentina y Uruguaya que tendrían lugar durante el siglo XX.

Parte esencial de esta oleada de escritores modernistas del nuevo siglo es el discípulo y amigo de Lugones, Horacio Quiroga.

fotografía de Leopoldo Lugones
Fotografía de Leopoldo Lugones

Vida y obra de Horacio Quiroga (microbiografía)

Primeros años

Nacido en Salto, Uruguay en 1878, hizo sus estudios en Montevideo, mostrando interés por la literatura desde muy joven.

Fundó varios grupos literarios de gran popularidad entre los intelectuales de la ciudad.

En 1901 logró publicar ‘Los arrecifes de coral’, libro de poemas, cuentos y prosa lírica, con dedicatoria a Lugones.

Poco después un amigo suyo llamado Federico Ferrando iba a batirse con un periodista que le había hecho malas críticas. Quiroga se ofreció para inspeccionar el arma, se le escapó un tiro por accidente que alcanzó a Ferrando y lo mató.

Esto lo llevó a disolver su grupo, y fue a vivir a la Argentina con una de sus hermanas, allí habría de madurar como escritor y dedicarse a la docencia con ayuda de su cuñado.

Madurez literaria

En Argentina trabó amistad con el admirado Leopoldo Lugones y lo acompañaría a una expedición a la provincia de Misiones como fotógrafo, dicho sea de paso una afición en la que era especialmente hábil.

Se enamoró de la selva y a su regreso se dedicó al cuento con pasión. Publicando en 1904 ‘El crimen de otro’, su primer libro de relatos, con fuertes influencias de Poe y Lugones. Recibió buenas críticas.

En 1906 decidió volver a la selva y compró una Chacra en Misiones. En 1908 ya estaba listo para mudarse, enamorado de una de sus alumnas (lol) logró casarse con ella, llevándola a su nueva aventura.

Allí daba clases, era Juez de Paz y criaba a sus hijos con severidad, entrenandolos para la vida agreste de la selva.

Su mujer se suicidó en 1915 comiendo un sublimado de químicos usados en la fotografía.  Poco después regresó a Buenos Aires y con ayuda de algunos amigos comenzó a trabajar en el consulado Uruguayo. En ese periodo publicó ‘Cuentos de amor de locura y de muerte’ (1917), ‘Cuentos de la selva’ (1918) y ‘El salvaje’ (1919).

Ya con fama y menos problemas económicos se volvió a casar con una compañera de curso de su hija en 1927, mientras trabajaba en multitud de revistas y sociedades literarias de Argentina y Uruguay.

En 1932 regresó a Misiones por última vez con su esposa, pero el gobierno Uruguayo lo despidió. Gracias a la intervención de Enrique Amorim y otros amigos, obtuvo una pensión del gobierno Argentino. Su vida familiar era bastante mala, llena de conflictos y discusiones. En esta época de frustración publicó ‘Más allá’ (1935), en un esfuerzo por explorar nuevos estilos.

fotografía de las cataratas de Iguazú
Cataratas de Iguazú en Misiones

Últimos años

Pocos años después Quiroga comenzó a sentirse muy mal, al empeorar su salud su esposa logró convencerlo para salir de la selva y visitar a un médico, a pesar de esto, lo abandonaría definitivamente algún tiempo después.

Cuando su estado se volvió intolerable, Horacio fue a Buenos Aires, donde se descubrió que tenía un avanzado cáncer de próstata.

El 18 de febrero de 1937 los médicos lo enteraron de su estado terminal. Al ser internado,  se había enterado de que en los sótanos se encontraba encerrado un desventurado paciente con espantosas deformidades. 

Compadecido, Quiroga exigió y logró que el paciente —llamado Vicente Batistessa— fuera libertado y se le alojara en la misma habitación. Batistessa se hizo su amigo y rindió adoración eterna al escritor.

Horacio le confesó que se adelantaría al cáncer y abreviaría su dolor (como vió a su padrastro hacerlo cuando era un adolescente), Batistessa se comprometió a ayudarle. En la  madrugada siguiente (19 de febrero), tomó un vaso lleno de cianuro frente a su amigo, muriendo pocos minutos después.

Horacio Quiroga junto a su segunda esposa
Horacio Quiroga junto a su segunda esposa

El Edgar Poe de Latinoamérica (comentarios de su obra)

Lugones había sentado las bases de la literatura moderna en Argentina (el 13 de junio es el día del escritor, en homenaje a su natalicio). Quiroga siguió sus pasos, influyendo grandemente en muchos escritores que le sucedieron.

Varios críticos han señalado la relación alumno-maestro entre Quiroga y Poe, cosa que le agradaba. Sus amigos y biógrafos coinciden en que nunca ocultaba su admiración por Poe, Ezequiel Martinez decía que incluso al final de su vida “aún recordaba casi literalmente todos los cuentos de Poe, uno de sus ídolos”.

Esa relación se manifiesta en todos los escritos serios sobre Quiroga, de tal forma que incluso más que Lugones o cualquier otro escritor de su tiempo, solo a él se le otorga el manto de “el Edgar Poe de Latinoamérica”.

Esto pudiera malinterpretarse y sugerir que Quiroga solo era un imitador, pero con leer su obra, dicha idea se demuestra totalmente equivocada.

Reescribiendo a Poe: La venganza

De todos los paralelos entre Poe y Quiroga, la venganza es el mejor ejemplo de cómo el uruguayo trató los mismos motivos y les dió un toque propio.

Quiroga se mostró especialmente interesado en ‘El barril de amontillado’ (‘The Cask of Amontillado’) y repite la premisa en ‘El crimen del otro’, ‘La lengua’ y ‘Una bofetada’.

En el primero es prácticamente una parodia pues los personajes y la trama se repiten de manera simplificada, pero en los últimos logra replicar el motivo sin copiar a su antecesor.

De manera parecida, en ‘Un mono que asesinó’, Quiroga combina varios temas ‘Poescos’, la venganza de ‘The Cask of Amontillado’, la psicosis de ‘Ligeia’ y ‘Metzengerstein’ y el comportamiento homicida y brutal de un animal que hay en ‘The Murders in the Rue Morgue’.

En dicho relato el alma de un antiguo Brahman se venga de un descendiente del aldeano que lo asesinó, tomando posesión del cuerpo del argentino Guillermo Boox, y encierra el alma de este en el cuerpo de un simio.

La venganza está presente también en ‘La gallina degollada’, un relato en que unos hermanos descritos como ‘idiotas’ asesinan a su hermana luego de ver a la cocinera degollar a una gallina, sugiriendo que el maltrato del que eran objeto tal vez fuera uno de los motivos de su comportamiento animal.

La crítica coincide en que a pesar de su dependencia de Poe, Quiroga es mucho más que un imitador.

barriles de amontillado
Barriles de Amontillado

De amor de locura y de muerte

Quiroga le imprimió un toque único a sus relatos, influido por su entorno, particularmente la selva misionera.

Su compilación ‘Cuentos de la selva’ es el primer ejemplo de esto, lo mismo que en multitud de relatos diversos como ‘El hombre muerto’, ‘Una bofetada’ y ‘La miel silvestre’. Explora la muerte desde diversos ángulos pero que tienen como contexto vital a la selva.

Un hombre que se resbala y muere al limpiar su chacra, un trabajador que mata en medio de la selva a un capataz que lo maltrataba y un citadino que muere al probar miel narcótica de un panal (lol), nada de esto aparece en los cuentos de Poe.

También se hace evidente su pertinaz obsesión por la muerte y la locura en relatos como ‘La meningitis y su sombra’ que a pesar de ser uno de sus relatos más felices tiene connotaciones sombrías que amenazan la salud mental de los protagonistas.

El amor también es recurrente en sus historias, con fuertes paralelos Poescos, ‘La meningitis y su sombra’ tiene como principal conflicto el amor no correspondido de Durán por María Elvira Funes, al igual que en una de sus contadas novelas: ‘Pasado amor’, en la que Morán (interesante) vuelve a su yerbatal y se enamora de la hija de una familia adinerada, ella le corresponde y accede a huir con él, pero al final desiste por las presiones de su familia y deja plantado a nuestro héroe que acepta que no todas las batallas se pueden ganar.

Estos tres temas dan nombre a su más famosa compilación: ‘Cuentos de amor de locura y de muerte’ que por declaración expresa de Quiroga no llevan comas. Esto tiene sentido al pensar que cada relato contiene a los tres factores en mayor o menor medida.

Los personajes de Quiroga (y lo que nos dicen de él)

Las historias de Horacio Quiroga se distinguen por tener a la naturaleza como adversario del hombre y un fatalismo constante.

Alfred Coester escribió que “la naturaleza es el personaje principal en sus historias, es ella quien derrota a hombres y bestias en su lucha por sobrevivir”. Henríquez Ureña dijo que “sus poderosos y horripilantes cuentos presentan con frecuencia al hombre derrotado por la selva o el desierto” y Seymour Menton anotó que sus relatos “en gran parte, presentan la derrota del hombre ante la barbarie de la naturaleza”

Esto pudiera sugerir que Quiroga buscaba reconocer el poder de la naturaleza, también cabe la posibilidad de que la usara como motor para el desarrollo de sus personajes.

La última opción nos mueve a un punto de vista normalmente ignorado: Quiroga usa el poderío de la naturaleza para mostrar sus pensamientos sobre la naturaleza humana.

En varios relatos como ‘A la deriva’ y ‘El hombre muerto’, se presenta al personaje en una situación de muerte en la que depende de sí mismo y nadie más, a pesar de lo imposible de sus situaciones, si se resiste heroicamente a su destino tendrá la oportunidad de alcanzar su objetivo. El personaje debe actuar con valor, propósito y disciplina.

Conforme pasó el tiempo y mejoraba como escritor, Quiroga comprendía cada vez mejor una de las herramientas principales para crear personajes efectivos: la empatía.

Rodríguez Monegal menciona que Quiroga a veces mostraba cierta compasión por sus personajes, compasión que tal vez nacía de su propia personalidad.

De pie Horacio Quiroga, Samuel Glusberg, Leopoldo Lugones y Arturo Cancela; sentados Baldomero Ferández Moreno, Alberto Gerchunoff y Roberto F. Giusti.

Guías para el perfecto cuentista

Entre 1925 y 1927, Horacio publicó tres guías para escritores noveles. En dos de ellas incluye algunas técnicas de Poe.

‘El manual del perfecto cuentista’, define que conocer el final de la historia antes de siquiera escribir la primera palabra es vital, este principio se puede extraer de ‘The Philosophy of Composition’.

El ‘Decálogo del perfecto cuentista’ comparte diez consejos breves, el primero es “Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en dios mismo”

Por último en 1928 publicó un artículo en el que defendía el relato breve mediante la inmediatez de su efecto, debido a la brevedad y claridad del género, como citando los pensamientos de Poe en ‘The Philosophy of Composition’.

El hombre

Según sus críticos y biógrafos, Quiroga fue un rebelde desde sus años mozos.

Pedro Orgambide escribió que era agresivo e intratable cuando estudiante, lo que le granjeaba la aversión de sus compañeros y maestros. Creía que su acercamiento prematuro con la muerte tuvo como resultado un conflicto con la realidad, tal vez era la causa de su naturaleza hirsuta.

Emir Rodríguez Monegal registra una anécdota.

Un periodista, entusiasta de Horacio Quiroga, estaba ansioso por conocerlo y se hallaba cerca de su hogar, cuando lo abordó el escritor estaba trabajando en su jardín, “¡¿Que quiere?!” dijo Quiroga con no demasiada delicadeza. el periodista respondió: “Quería verlo”. “Bueno, ya me ve”, dijo con voz fuerte el escritor. “Eso fue todo”.

El gran Leopoldo Lugones dijo que en las fiestas que organizaba, Quiroga “permanecía mudo las más de las veces, sin dejar, por eso de hacer los debidos homenajes al brillante chisperio intelectual y a las tortas, no menos excelentes de madama Lugones”.

A pesar de su reputación de solitario intratable, Quiroga valoraba sus amistades con notable intensidad. Se conservan varias de sus cartas en las que manifiesta su cariño por sus amigos y la gran tristeza que lo embargaba con la pérdida de alguno de ellos.

En 1936 le escribió a su amigo Asdrúbal Delgado: “No dejes de escribirme de vez en cuando, pues si en próspero estado los pocos amigos a la caída de la vida son indispensables, en mala salud forman parte de la propia misma vida”

Horacio Quiroga en 1900
Horacio Quiroga en 1900

El legado

En resumen, Horacio Quiroga era un hombre complicado, capaz de una sensibilidad notable que le permitió escribir historias que encienden los corazones de sus lectores, al mismo tiempo era un hombre de difícil acceso, de palabras directas, pesimista y un ingenuo soñador.

Englekirk describe a Horacio Quiroga como el más prominente escritor en su región durante los primeros años de los treinta. Al día de hoy es considerado el más consumado maestro del relato corto en el Río de la Plata y uno de los más grandes en la literatura hispanoamericana.

Muchos de los escritores que le sucedieron crecieron con su influencia, gracias a él leyeron a Lugones, a Poe y a la pléyade de modernistas de su tiempo.

Algunos de ellos se convirtieron en los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX, Borges y Cortázar en el Río de la Plata, precursores del más grande movimiento de la literatura hispanoamericana moderna, ‘el boom’.

En conclusión, seguimos leyendo a Quiroga a más de cien años de su primera publicación. Y de una u otra manera lo seguiremos haciendo por muchos siglos más.

Casa de Horacio Quiroga en Misiones
Casa de Horacio Quiroga (hoy un museo) en Misiones

Fuentes

  • Flores, A. (1955). Magical Realism in Spanish American Fiction. Hispania, 38(2), 187-192. doi:10.2307/335812
  • Giwen, K. (1989) The Limits of Modernismo: Delmira Agustini and Julio Herrera y Reissig, Romance Quarterly, 36:3, 307-314, doi: 10.1080/08831157.1989.9932634
  • Orgambide, P. (1954). Horacio Quiroga, el hombre y su obra. Editorial Stilcograf.
  • Param, C. (1972). Horacio Quiroga and His Exceptional Protagonists. Hispania, 55(3), 428-435. doi:10.2307/339305
  • Phillips, P. E. (2018). Poe and Place (Geocriticism and Spatial Literary Studies) (1st ed. 2018 ed.). Palgrave Macmillan.
  • Rodríguez Monegal, E. (1967). Genio y figura de Horacio Quiroga. Editorial Universitaria de Buenos Aires.
  • Rodríguez Monegal, E. (1961). Las raíces de Horacio Quiroga. Editorial Alfa.

El cuento como género literario

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El cuento como concepto ha existido desde que la humanidad lo hace, ya sabes, el típico cazador relatando alrededor de una fogata cómo un oso desmembró a un par de sus amigos mientras regresaban con un bisonte a cuestas o por el estilo, añadiendo adornos aquí y allá y dando origen a un mito que los bisnietos de sus bisnietos tendrían como la crónica de la travesía de una deidad para vencer a sus enemigos y salvar a la tribu (estoy divagando).

Y así, no se puede determinar el nacimiento de muchas historias que por lo regular se consideran cuento en el sentido popular, cuentos del corte de «La bella durmiente» o la cantidad industrial de «cuentos dentro de otros cuentos» que se recogen en «Las mil y una noches» y sus equivalentes africanos, asiáticos, europeos y (de haber sobrevivido a ciertas invasiones) americanos.

Como género literario formal no surgió hasta el siglo XIX, con muchos antecedentes como el Decamerón de Giovanny Bocaccio (un compendio de cuentos del siglo XIV) o las «Novelas Ejemplares» de Cervantes (El Licenciado Vidriera y demás) o los «Cuentos de Cantebury» de Geoffrey Chaucer entre muchos.

En dicho siglo y con el auge de la prensa escrita se empezaron a popularizar narraciones breves que incorporaban las bases del cuento moderno, esto facilitó el surgimiento de los maestros del género, Nathaniel Hawtorne (famoso por ‘La letra escarlata’), Edgar Allan Poe (un maestro entre maestros, famoso por las ‘Narraciones extraordinarias’), Henry Guy de Maupassant (famoso por sus ‘Cuentos de terror’), mientras que del lado Hispanoamericano destaca Rubén Darío (famoso por su poesía) y Manuel Payno (más famoso por ser político liberal moderado que por otra cosa, que escribió ‘Los bandidos de Río Frío’).

Estos maestros junto a otros terminaron de ‘independizar’ el género y mas o menos definieron qué es un cuento.

Charles Baudelaire, en el prólogo a su traducción de las ‘Narraciones Extraordinarias’ de Edgar Allan Poe escribió: «Entre los dominios literarios donde la imaginación puede obtener los más curiosos resultados, puede cosechar los tesoros, no los más ricos, los más preciosos (éstos pertenecen a la poesía), pero sí los más numerosos y los más variados, hay uno sobre el que Poe siente un afecto particular: es el cuento.

Tiene sobre la novela de vastas dimensiones la inmensa ventaja que su brevedad añade al efecto. Esta lectura, que puede realizarse toda de un tirón, deja en el espíritu un recuerdo mucho más poderoso que una lectura rota, interrumpida frecuentemente por el tráfago de los negocios y el cuidado de los intereses mundanos.

La unidad de impresión, la totalidad de efecto, es una ventaja inmensa que puede dar a este género una superioridad completamente especial, hasta el punto de que un cuento demasiado corto (lo que sin duda es un defecto) sigue valiendo más que un cuento demasiado largo.

A esto se puede añadir lo que Horacio Quiroga (Otro maestro Hispanoaméricano del género que es famoso por su «Cuentos de amor de locura y de muerte») escribió en su «Manual del perfecto cuentista»

De mis muchas y prolijas observaciones, he deducido que el comienzo del cuento no es, como muchos desean creerlo, una tarea elemental. “Todo es comenzar”. Nada más cierto, pero hay que hacerlo. Para comenzar se necesita, en el noventa y nueve por ciento de los casos, saber a dónde se va. “La primera palabra de un cuento —se ha dicho— debe ya estar escrita con miras al final

Y la mayoría de los autores coinciden con ambos, la extensión del texto y la búsqueda de un efecto son los principales distintivos de un cuento moderno.

Dato random es que cuando alguien insinúa que los cuentos son prosa para niños me dan ganas de arrojarle una edición en letra grande de los Mitos de Cthulhu directo a la cabeza, (salvo que no lo haría por que no me atrevería a maltratar un libro XD).

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