Poco más de un año sin entrada, no sé qué da más miedo, que el año se fue volando o que no hice nada en todo ese tiempo aparte de sobrevivir, a la gente le encanta hablar de sí misma pero eso no es necesariamente para lo que está este blog así que la sección de noticias va a estar al final de la entrada.
¿Por que no mejor nos concentramos en el contenido?. El tema que nos ocupa esta ocasión es: ¿qué cosas leer?
Y la verdad así como está de ambigua no tengo mucha oportunidad de responder esa pregunta satisfactoriamente, la respuesta breve en mi opinión es ‘lo que quieras’, ¡listo vamonos! gogogo. ¿Qué? ¿me vi muy flojo?, oh okay, permítame amable lector explicar mi opinión.
El terror de los que leemos
En algún punto de su vida, toda persona se termina por dar cuenta de varias cosas, que no siempre vamos estar acompañados, que la gente es buena, pero a veces no, y sobre todo (y lo que nos ocupa) que en algún momento todos nos vamos a morir.
Aunque mi intención no es reflexionar en la mortalidad humana y sus efectos en la psicología y el ánimo, ni causarte un ataque de pánico o una crisis de identidad, aunque también es un tema interesante, mi teoría es que de ese asunto surgen la mayoría de creencias religiosas, bien para paliar ese temor, o para obtener un poco de consuelo en el duelo por la pérdida de un ser querido, otro tema interesante, pero que no nos ocupa en esta ocasión.
Acompañando a la certeza de la muerte, está la certeza de que nunca vamos a terminar de leer todo lo que queremos, ni siquiera consideremos por asomo el leer todo lo que hay, de un tema, o un autor. Ese es el terror que todos afrontamos, hay tantas cosas por leer, pero el tiempo que tenemos es limitado, mínimo, si se ve con perspectiva.
Entonces, forzosamente debemos elegir, ¿a qué le vamos a dedicar nuestro valioso tiempo?, en realidad no hay respuesta correcta o incorrecta. Puedes elegir leer novelas y series modernas, historietas, manga, la envoltura de las galletas del desayuno (¿quien desayuna galletas?), dedicar tu vida a los clásicos grecolatinos, a lo que hacen en Estados Unidos, a lo que se hace en Latinoamérica, y ninguna de esas opciones es más o menos válida que la otra, si de todos modos nos vamos a morir, ¿por qué hacer de la lectura, uno de los grandes placeres de la vida, una labor obligatoria, cansina y febril?, si de todos modos nos vamos a perder la gran mayoría de cosas que se han escrito, ¿por que no disfrutar de leer lo que nos gusta?.
Ahora bien, esto no implica que en términos literarios o del propio ‘enriquecimiento interior’ todo lo que se ha escrito es equivalente, pocas cosas son tan descorazonadoras como leer algo que termina siendo una decepción (en mi caso solo hay una obra que entra en esa categoría, no es que sea mala pero no era para mí), incluso intentando lo imposible, esto es, valorar una obra por encima de otra, hay un consenso general de que hay libros que sería una pena perderse, en ese caso yo diría que un buen plan es leer cosas que te gustan, intercaladas con cosas que la mayoría acordamos en recomendar, a este respecto hay listas y tops que seguro pueden servir de guía, todos muy buenos, muy bonitos, muy parecidos.
Por supuesto que voy a poner una mía jajajaja.
Mi top de libros por leer antes de morir
De entrada solo quiero apuntar que este top tiene la palabra ‘Mi’ porque es mi apreciación personal con sus limitaciones y lo que conoce, en otras palabras, no estoy copiando una lista de los miles de sitios que han tratado ese tema, he leído cada obra en la lista y por eso probablemente le falten muchos libros obligatorios si le preguntas a otra persona, de todos modos puede que te sirvan de guía para encontrar algo que te guste (y que en mi modesta opinión sería una pena perderse), las obras no están en orden de importancia ni nada por el estilo, también tendré que limitar la longitud, ¡tal vez exista una parte 2 en el futuro!.
Cuentos extraordinarios/Nuevas narraciones extraordinarias : Un clásico en toda la regla, creo que no lo he visto mucho en este tipo de tops, es un volumen de relatos breves de Edgar Allan Poe. La mayoría de escritores del género en Latinoamérica Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, Borges, Cortázar, y han tomado al maestro de Boston como una fuerte influencia, es un buen antecedente si te interesa el relato breve, la literatura fantástica, o en general la literatura Estadounidense del siglo XIX está recomendado.
Las muertas : Este si es bastante menos conocido pero es uno de mis libros favoritos, una novela satírica que en ocasiones raya en la comedia, es una adaptación de lo que pasó con Las Poquianchis (ahorita el nombre da un poco de risa pero bruh, fueron gente peligrosa) Jorge Ibarguengoitia es posiblemente mi autor mexicano favorito para pasar un buen rato, unas buenas risas jajaja, recomendado para olvidar un poco las dificultades de la vida.
Cuentos de amor de locura y de muerte : Otro volumen de cuentos que están tremendos, Horacio Quiroga es considerado un maestro latinoamericano del género así que yo lo recomiendo bastante, pon atención especial a mi relato favorito del volumen ‘La meningitis y su sombra‘.
El cuento hispanoamericano : Antología de relatos breves editada por el maestro Seymour Menton, no solo tiene lo mejor de los cuentos Latinoamericanos desde el siglo XIX hasta el presente, también cada relato tiene un comentario y breve análisis que te «enseña a leer cuentos», este libro me cambió la vida sin exagerar <3.
Como agua para chocolate : Una novela muy famosa, hay película homónima, realismo mágico del bueno, diría que es parte de los últimos rescoldos del boom aunque es mi poco informada opinión así que no me hagas mucho caso, también me gustó leer un poco sobre la visión femenina del amor, la autora, Laura Esquivel es una maestra en eso.
El Aleph : Volumen de relatos breves, que en mi opinión es obligatorio leer jajaja, broma, pero sí, Borges es famoso por los temas del laberinto, el espejo, los sistemas, relatos que parecen formar parte del mundo real, fantásticos, pero con una sutileza que hace dudar al lector, mi relato favorito es ‘La casa de Asterión‘ y tengo muchas ganas de escribir sobre ‘Emma Zunz’, pero los recomiendo todos.
El llano en llamas : Algo me dice que me encantan los relatos breves, El llano en llamas está al nivel de todos los otros volúmenes de esta lista, el maestro Rulfo retrató el México post-revolucionario con suma elegancia y precisión con estos relatos, imprescindible en la literatura mundial.
Maten al León : Novela de Jorge Ibarguengoitia, posiblemente mi favorita del autor, un poco de drama, de comedia y de sátira a las dictaduras latinoamericanas, recomendado con vehemencia.
La tregua : Un clásico, aunque abundan los memes sobre Benedetti y su obra, La tregua no le pide nada a los doramas jaja, una muestra de que también hay romance latinoamericano del bueno, también por acá sabemos querer bonito.
Trafalgar : Primer volumen de los episodios nacionales del maestro Benito Pérez Galdós, es sorprendente ver que muchos, pero muchos autores latinoamericanos se vieron inspirados por su idea de novelizar los episodios de la historia de sus países e hicieron obras igual de interesantes, es probable que ya hubiera antecedentes a este tipo de narraciones historico-literarias, pero pocas con la calidad y elegancia de Trafalgar.
Decidí obviar las recomendaciones que siempre se encuentran en este tipo de listas, desde luego que están recomendadas con vehemencia, claros ejemplos son:
100 años de soledad
El conde de Montecristo
El amor en los tiempos del cólera
El viejo y el mar
Ninguna de esas obras requieren presentación porque son de verdad muuuy conocidas, aunque siempre me da mucha gracia la review que hacen los ‘nacionales’ sobre ‘El viejo y el mar’ en South Park.
Conclusión (y algunas noticias)
El mismo hecho de que vamos a dejar muchas cosas sin leer pudiera motivarnos a leer todo lo que podamos, entre más libros leamos más rápido, mejor, yo caí un poco en esa forma de pensar, pero al poco tiempo me dí cuenta de que si seguía por ese camino terminaría por odiar los libros, destino aún peor que el perderse todos los libros que existen.
Justo por ese tiempo me encontré con un canal en Youtube que recomiendo Jared Henderson, de un man que explica filosofía en términos más digeribles (otro tema que me interesa), y mencionó algo que me pareció muy acertado, es mil veces mejor leer un libro y entenderlo a plenitud, disfrutarlo e incorporarlo a tu corpus de conocimiento que por el contrario forzarte a leer mil libros en un año pero que no te quedes con nada, y encima que el proceso en sí sea una tortura (acá está el vídeo si lo quieres ver: How to read better), por cierto que trae una cita tremenda «What you read is you deciding what kind of person you want to be.», así que está bien leer lo que te gusta, pero si de vez en cuando te pones retos, como leer a los clásicos, a los rusos, a los filósofos, a ‘los difíciles’, estás diciéndote a ti mismo que clase de persona quieres ser OMG, ¡potente!.
Y con esta muy modesta (y lo admito también ‘low-effort’) entrada damos comienzo a la temporada siete del blog, wow, el tiempo se va volando, ¡pónganse a leer¡ jajaja.
Hay planes para más cositas en el blog así que espero que esta no sea otra temporada de una entrada, aunque uno nunca sabe lo que la vida te va a aventar, pero como dijo el filósofo «Cámara no me agüito».
‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano es una novela historico-romántica escrita a finales del siglo XIX. En esta entrada encontrarás un resumen y breve análisis de la obra.
Sobre ‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano
¡Llegó el momento para la segunda parte de la trilogía de Ignacio Manuel Altamirano!, la primera parte es ‘La navidad en las montañas‘ por cierto.
En la entrada supracitada discutimos brevemente sobre los orígenes de don Ignacio y su postura ideológica.
En resumen, era de ascendencia indígena, era un liberal y le gustaba enseñar.
Todas estas características se manifiestan constantemente en su obra.
‘Clemencia’ por su parte está enmarcada en la segunda intervención francesa, por lo que conviene tratar ese asunto para tener un poco de contexto.
Sobre la guerra con los franceses
Si le preguntas a un ‘gringo’ el motivo de la fiesta del ‘5 de mayo’, probablemente va a suponer que es el día de la independencia o algo parecido. Aunque nunca falta el caballero de cultura que sabe que se trata de la conmemoración de la victoria del ejército mexicano en la Segunda intervención francesa en México en Puebla.
El lector atento recordará que después de la derrota contra los US en la Intervención estadounidense en México (relatada de primera mano por Manuel Payno en El fistol del diablo) y las guerras de Reforma el país estaba en ruinas y sin un peso. Tanto los conservadores como los liberales pidieron préstamos a naciones europeas para financiar sus operaciones, y cuando el bando liberal venció el gobierno terminó por adjuticarse inadvertidamente las deudas de todos.
Benito Juárez, presidente en aquél entonces decidió suspender los pagos de estos préstamos hasta que la situación mejorara.
Pero los europeos aún tenían esa tendencia al imperialismo/colonialismo que los había caracterizado desde hacía algún tiempo. Así que con el pretexto de exigir el pago mandaron tropas para ‘cobrarse’.
Con un poco de diplomacia, se logró calmar los ánimos de todos excepto de los franceses. Napoleón III tenía otros planes (sobre todo debilitar a los U.S.) y decidió armar un estado títere apoyado por los conservadores (los vencidos en las guerras de reforma) al mando del príncipe Maximiliano de Habsburgo (dato random que era pariente de Francisco Fernando, el que murió en Sarajevo).
En un punto de la historia había dos gobiernos en Mexico y de nuevo guerra civil. Al final la presión de Prusia sobre Francia y el apoyo de los U.S. a Juárez luego de dilucidar su propia guerra civil terminaron por colapsar al efímero imperio y Maximiliano y sus generales fueron fusilados.
Y es interesante que este episodio de la historia, no solo mexicana, sino occidental, sea tan desconocido, de hecho, pocos franceses tienen noticias de que en algún momento Napoleón III invadió el país.
Lo cierto es que todo el asunto es notablemente importante en la historia de ambos continentes.
Esta intervención fué la última en la que un poder europeo impuso un gobierno en América. Con la dimisión francesa terminaron cuatrocientos años de intervencionismo europeo en estos rumbos (y comenzaron los del intervencionismo norteamericano por cierto T.T).
Con algunas excepciones, sobre todo en las islas que les encantaban a los británicos. El mundo comenzó a ver a latinoamerica como un lugar que ya no era tan fácil de conquistar, no tan fácil como África por ejemplo, aunque eso es otra historia.
Napoleón III
Resumen de ‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano
Pues ‘Clemencia’ se desarrolla en ese contexto de invasión Francesa, ahora viene el resumen por capítulo (esto va a estar extenso XD).
I. Dos citas de los cuentos de Hoffman
En una noche de diciembre, varios amigos del doctor L. estaban pasando la noche en su casa, el clima se puso feo y el hospedador les ofreció pasar la noche allí. Donde conversarían y verían su biblioteca que tenía buenos libros y algún objeto de arte.
Se puso a peparar un ponche de kirchwasser mientras los invitados abusaban de la biblioteca (¡qué bonita expresión!).
Entonces hallaron un papelito con una letra pequeña y elegante que citaba a Hoffman:
Ningún ser puede amarme, porque nada hay en mí de simpático ni de dulce.
Hoffman
y
Ahora que es ya muy tarde para volver al pasado, pidamos a Dios para nosotros la paciencia y el reposo…
Hoffman
Los invitados preguntaron al doctor sobre la historia del pequeño documento excusándose si cometían una indiscreción.
El doctor les ofreció el ponche junto al relato que explicaba el origen de la nota.
Todos se entusiasmaron por la idea y pusieron atención al galeno.
II. El mes de diciembre de 1863
El doctor relató los pormenores de la guerra con los franceses, que en aquél entonces habían ocupado todo el interior.
El ejército nacional no hacía más que retirarse con la esperanza de fortalecerse en las partes más inaccesibles del norte.
Entre todas esas maniobras el médico aún sin posición tuvo que pedir licencia para ir a Guadalajara debido a que estaba muy enfermo. Aprovechó la salida de un pequeño cuerpo de caballería que iba hacia la misma ciudad.
III. El comandante Enrique Flores
El coronel del cuerpo era un personaje importante que seguía vivo, lo mismo que algunos otros de los que intervendrían en la historia, por eso el doctor decidió cambiarles el nombre.
A todo esto, el comandante de uno de los escuadrones del cuerpo llamado ‘Enrique Flores’, merecía una mayor atención.
Era un hombre atractivo, fuerte y rubio, de buena posición social y económica, gallardo, mujeriego y jugador. Generoso y simpático hasta el extremo. Mientras la soldadesca apenas tenía tiempo para desempacar y hacer sus labores, Flores ya tenía varias conquistas. No había plaza de donde partieran sin que los ojos de las doncellas más bellas lloraran por él.
En resumen, era querido por todos, su jefe, la tropa y las señoritas (qué suerte tienen algunos XD).
Enrique era el tipo completo del león parisiense en su más elegante expresión, y se desprendía de él, si me es permitida esta figura, ese delicado perfume de distinción que caracteriza a las gentes de buen tono.
El doctor L.
IV. El comandante Fernando Valle
Diametralmente opuesto era el comandante Fernando Valle.
Flaco, moreno, pálido, con impresión de estar siempre enfermo. Era meticuloso y sumamente serio. Su expresión sin gracia y sus gestos poco educados hacían que nadie lo soportara. Parecía sentir un desdén por todos y nunca invitaba a nadie. De no haber luchado con arrojo en Puebla probablemente ni sus jefes lo hubieran tolerado.
Nadie sabía de dónde había salido. Comenzó como soldado raso y ascendió rápidamente a capitán de escuadrón. Los superiores lo tenían por el más capaz de los oficiales, pero aún así sospechaban que un propósito malévolo lo motivaba a tanto arrojo.
Cuando enfermaba o estaba herido nadie, ni siquiera los médicos le ayudaban.
Todos lo tenían por un traidor en potencia, a nadie le sorprendería verlo pasarse a los franceses.
Así pues, ni una triste cualidad tenía mi comandante. Era un pobre diablo, bien seco, bien fastidioso, bien repulsivo.
El doctor L.
V. Llegada a Guadalajara
Está de más decir que ninguna ‘bella’ le hacía el menor caso. Él lo sabía y las evitaba. Cuando iba a algún baile obligado por el Coronel se quedaba en una esquina y se retiraba pronto.
Por eso todos se sorprendieron al verlo llevar un ramo de flores cuando llegaron a Guadalajara.
La tropa entonces comenzó a burlarse un poco del capitán. Cuando este les respondió que las flores eran para su prima, Flores, el único oficial que le hablaba con cierta familiaridad le pidió conocerla.
A menos que se opusiera pues los hombres como Valle, serios y formales, también solían ser los más celosos.
Valle le aseguró que no habría problema.
Los soldados dijeron con malicia “pobre primita, con Enrique”.
VI. Guadalajara de lejos
La otrora capital de Nueva Galicia era considerada la reina de Occidente y aún al día de hoy es una de las tres ciudades más importantes del país (las otras dos son Monterrey y la Ciudad de México).
En fin, que todo: la orografía, el clima, la fauna y la flora evocaban al romance y a los lances de valor.
A todo esto es creencia popular (y por lo que me han dicho los viajeros muy cierta, lol), que en Guadalajara las señoritas son particularmente bellas.
Pero la ciudad también lo es, nutrida por el caudaloso río Santiago, solitaria en medio del desierto, parecía una antigua ciudad bíblica.
Plaza de Guadalajara
VII. Guadalajara de cerca
La gente de la ciudad era igual de agradable.
Hospitalaria y abocada a dejar la mejor impresión al visitante.
Se conocerá la diferencia que hay, por ejemplo, entre el carácter de Guadalajara y el carácter de Puebla, en lo siguiente. En Puebla invitan al forastero a visitar las iglesias; en Guadalajara a visitar los establecimientos de beneficencia; en Puebla, después de infinitas pruebas parecidas a las que se exigen del profano antes de entrar en la masonería, los amigos, como una gran muestra de confianza, le ofrecen agua bendita y rezan con él un vía crucis; en Guadalajara, a los diez minutos de haber sido presentado, le ofrecen un banquete y apuran en su compañía la copa de la amistad.
En otras partes las mujeres apenas asoman las narices por sus balcones para ver pasar al viajero, y se apresuran a esconderse para no ser examinadas de cerca. En Guadalajara las mujeres se presentan francas y risueñas, comprendiendo muy bien que no es preciso ser mojigatas para ser virtuosas.
El doctor
VIII. La prima
Después de tanta digresión regresamos a la entrada del cuerpo a Guadalajara, ciudad que a pesar de estar a las puertas de la batalla contra el Imperio Francés aprovechaba sus últimos días de libertad como contemporáneos de Noé (Comiendo y bebiendo pues pronto habrían de morir).
Los oficiales terminaron sus labores y Flores le recordó su promesa a Valle. Entonces fueron juntos a la catedral, edificio del que los Jaliscienses se enorgullecen sobremanera.
Era la misa de doce y los galanes entraron, allí Valle se admiraba de la arquitectura del edificio y los gorros de los obispos mientras Flores se admiraba de las bellas hijas de Guadalajara.
Al terminar los servicios las doncellas iban saliendo, y le regalaban miradas al galante Flores que tenía algo que lo hacía irresistible.
Hasta que una pareja de señoritas titubeó un poco al pasar a su lado. Las dos admirablemente atractivas, una de ellas con un velo y la otra una joven alta, rubia y de ojos azules, una ‘aparición celestial’ (¿referencia detectada?).
Al ver a Valle lo saludó de lejos con una ligera sonrisa. El valiente capitán se sonrojó todo lo que pudo y le indicó a Flores que era su prima. Ella se quedó mirando un rato más a Flores y después se retiró algo apresurada.
El ‘dandy’ sugirió seguirlas y aún ante la reticencia de Valle lo hicieron.
XI. La presentación
Cuando llegaron a la casa de su tía, los estaban esperando, Isabel la prima de Valle los invitó a pasar.
Allí estaba una señora mayor a la que Valle saludó. Era su tía, hermana de su padre, luego de saludarla les presentó a Flores.
Todas quedaron prendadas del elegante y absurdamente atractivo Flores que actuó con gracia y cortesía.
Luego la señora presentó a la amiga de Isabel, que al quitarse el velo les permitió ver un rostro hermoso enmarcando dos ojos negros que pondrían de rodillas a un sultán, su nombre: Clemencia.
Ni Isabel ni su madre pudieron ocultar su indiferencia a Valle, mientras que Flores acaparaba las miradas de todas.
El galán no se podía decidir y dejó al destino hacer su trabajo. Comenzó por conversar con Isabel, que muy sonrojada por tener tan cerca al ‘hermoso’ oficial lo obsequiaba con risas y miradas llenas de interés y tal vez algo más.
Clemencia pensaba parecido y dirigía frecuentes miradas para examinar a Flores que a su vez le hacía sentir ‘el poder’ de sus ojos audaces e imperiosos.
El triste Valle conversaba con su tía de plantas y botánica. Aunque pudo darse cuenta del impacto de Flores sobre las muchachas y se quedó distraído y contrariado. Secretamente se preguntaba si se estaba enamorando de Isabel (norteño time again lol), un ángel que podría disipar su soledad y tristeza.
Pero la rubia sonreía a Flores de un modo insinuante, ‘era una esclava que se rendía sin combatir a su futuro señor’.
X. Las dos amigas
Tan pronto los oficiales se fueron, las mujeres comenzaron a intercambiar sus impresiones.
Fernando les parecía apocado, nada atractivo y casi antipático. Se preguntaban por qué nadie de su familia a la que visitaban con cierta frecuencia lo mencionaba nunca. Ni sus hermanos, ni sus padres, ni los amigos de la familia, parecía que todos lo aborrecieran y eso debía de ser por algo. ¿Alguna fechoría?, ¿O debido a que su padre era un destacado conservador y por tanto enemigo ideológico del republicano Fernando?.
De cualquier modo decidieron no tratarlo mal hasta comprobar algún comportamiento reprobable. La misma Clemencia con algo de lástima le daba el beneficio de la duda.
El ambiente cambió cuando pasaron a hablar de Flores.
Isabel se ruborizó y manifestó su admiración por el garbo y ‘galanura’ del célebre donjuan. Clemencia coincidió y de inmediato ambas reinas de corazones comenzaron a verse como rivales.
Una ‘pieza’ como Flores habría de decidir cuál era la más bella y graciosa, la de más talento y en resumen la mejor de las mujeres de Guadalajara.
XI. Los dos amigos
De regreso al cuartel Flores le hizo notar a Valle que estaba muy callado. Con unas pocas frases logró hacerlo confesar que estaba enamorado de Isabel.
Valle amaba como los románticos de los cuentos, con castidad e intensidad. Flores lo miró como a un poeta y reconoció que esa era una postura poco popular, él por su parte lo deseaba todo, era rico pero sería millonario, sería un militar de renombre, conquistaría a todas las mujeres que se le antojaran y se ahogaría en los placeres y la felicidad.
Valle se puso un tanto triste debido a que Isabel ya había caído bajo el influjo de Flores y ella, una doncella inocente no tendría fuerza para resistirse, y sabía que el donjuan solo deseaba satisfacer sus anhelos egoístas y nada más.
Enrique le sugirió que la enamorara cuanto antes, y que él se haría a un lado, para ir a por la sultana de ojos negros, la sin par Clemencia.
Valle tuvo que aceptar, para él era mejor que las dos potencias se enfrentaran y no que Flores lastimara a su ya amada Isabel.
XII. Amor
Isabel se pasó la tarde y luego la noche pensando en Enrique, estaba cautivada y para ella ningún hombre era como él, se ponía triste al pensar en la multitud de mujeres que lo habrían de amar por toda la República. Otras veces se miraba al espejo y sonreía, era bella, e ingenua, ‘a Enrique solo se le puede enamorar desde el corazón’. Luego pensaba en Clemencia y que seguramente ella lo habría de enamorar lo que ensombrecía su ánimo, y al recordar al bello oficial un sentimiento de peligro la abordaba, peligro de sucumbir al deseo.
Al día siguiente su semblante denunciaba lo agitado de su corazón y su madre lo notó, aún así lo intentó disimular, quería salir a dar un paseo pero la idea de que Enrique volviera la hizo quedarse.
A las cuatro, la voz armoniosa de Enrique sonó en los corredores. El corazón de Isabel se aceleró y miró a la puerta por la que entraron los oficiales.
XIII. Celos
La saludaron y ella, los dejó pasar y llamó a su madre. Mientras tanto Valle notó que la doncella estaba visiblemente turbada, y en su interior comenzó a tomar fuerza la idea de que ya amaba a Flores.
Él cumplió su promesa y comenzó a conversar con la madre de Isabel, doña Mariana, contándole las últimas novedades de la capital, con tal gracia y elocuencia que tenía la atención de las dos anfitrionas.
Valle intentaba conversar con Isabel y ésta respondía con monosílabos y evidente desinterés.
Entonces llegó Clemencia, conversaron brevemente y luego les contó a todos que sus contactos le habían hablado de lo buen pianista que era el oficial, así que propuso una especie de competencia para demostrar que Isabel era la mejor pianista de la región, cosa que avergonzó mucho a la modesta doncella.
Clemencia se puso al piano acompañada por Enrique que la devoraba con la mirada, Isabel no podía reprimir los celos y Valle se supo derrotado. Todas amaban a Flores.
De modo que para Valle no era ya dudoso que Isabel amaba a Enrique. Esto lo hacía reclinarse en su sillón como desfallecido por el tormento. Jamás había sentido en su corazón la cruel punzada de los celos, aquel dolor le había sido desconocido enteramente, y se preguntaba si no sería más cuerdo para él, que había pensado sacrificarse por la patria, retirarse de aquella casa, no volver a ver a su prima, y refugiarse en sus deberes de soldado, para escapar a los peligros de una pasión que acababa con sus fuerzas.
El doctor L.
XIV. Revelación
Luego tocó el turno a Isabel que ya estaba repuesta, y comenzó a tocar. Ejecutaba de manera admirable, al nivel del mejor pianista europeo y Enrique no pudo disimular su admiración por lo que le susurro ‘Después de esto, caer de rodillas y adorar a usted’.
Isabel interrumpió abruptamente la pieza y apenas pudo terminarla después de reponerse, la niña inocente y tímida había sucumbido al encanto del oficial.
Todos celebraron su virtuosismo aún cuando su rostro se encendía y negaba rotundamente ser merecedora de tantos elogios.
Para convencerla de que no la estaba adulando, Enrique le pidió su opinión a Fernando que estaba olvidado en un sillón.
Valle manifestó su desconocimiento de las artes, pero confirmó que solo los grandes artistas pueden conmover los ánimos como las dos bellas señoritas.
Clemencia, desestimó su respuesta porque sabía que no deseaba ponerla en evidencia, pero reconoció con gusto que era inferior, y que el mismo Valle lo había manifestado al enjugarse una lágrima cuando Isabel y Enrique estaban al piano.
Valle se puso encendido e intentó excusarse, pero Clemencia le preguntó si recordó un amor pasado o alguna otra aventura, Fernando aseguró que su vida había sido estéril y nada interesante. Ella dudó un poco y le dijo que sentía gran curiosidad por conocer el secreto de su eterna tristeza.
Los oficiales apuraron la despedida y prometieron visitarlas al día siguiente, Isabel se despidió de Flores con miradas de un amor implícito y de Valle con una mirada de urbanidad e indiferencia, pero Clemencia le sujetó brevemente la mano y le dijo con dulzura: ‘¡Hasta mañana, Fernando!’.
Clemencia al contrario, se despidió de Enrique con la más amable, pero con la más indiferente de las sonrisas, y manifestándole una alegre confianza, que es como la moneda corriente de las coquetas; pero al dar la mano a Fernando que se la tomaba con el mayor respeto, se la apretó ligeramente y le bañó con una mirada tan ardiente, tan lánguida, tan terrible, que el joven a su pesar se sintió turbado, y su corazón palpitó, como el día que la vio por primera vez.
El doctor L.
De camino al cuartel Flores le pidió perdón a Valle, pues Isabel se mostraba interesada en él, Valle aceptó su derrota y aunque se negó a la idea de tener algo con la amable Clemencia cesaría en sus intentos por cortejar a la rubia.
XV. Un salón en Guadalajara
Era de noche y los oficiales entraron al salón de la familia de Clemencia, el más distinguido de Guadalajara y tal vez de todo el país. Allí los esperaba la bella sultana con sus amigas y parientes. Los presentó a sus padres, patricios modelo que conservaban el vigor y buen gusto. Y luego a sus amigas que se deshacían en miradas para Flores pero que apenas y reparaban en Valle.
Fernando se hubiera desmoralizado de no ser porque Clemencia le dijo que estaba muy contenta de verle y que habrían de conversar muchísimo.
Así, mientras Enrique demostraba su habilidad al piano y era aplaudido por todos, Clemencia conquistaba a Valle con sus miradas y sonrisas.
El pobre hombre, que jamás había conversado tanto con una mujer, mucho menos de la belleza e inteligencia de Clemencia, no pudo resistirse y ya casi estaba enamorado para cuando anunciaron la cena.
XVI. Frente a frente
Se sentaron a la mesa, Clemencia y Fernando frente a Isabel y Enrique.
Isabel irradiaba felicidad, intercambiaba amorosas miradas con el atractivo oficial y este la trataba con tierna familiaridad.Cosa que no pasó desapercibida a Clemencia que lanzó una brevísima mirada llena de celos a la pareja.
Valle se percató de todo y su corazón que ya amaba a Clemencia sufrió al ver los celos de ella. Pero los olvidó tan pronto lo volvió a asediar con esas palabras y miradas que ya lo habían subyugado.
Le habló de varias flores que cuidaba con esmero entre ellas una que tenía en un ‘tibor del Japón’ que era la más preciada, le sugirió ir a verlas tan pronto terminara la cena para saber su opinión de botánico experto, y de paso regalársela como muestra de afecto.
Fernando se negó a aceptar un regalo tan preciado para ella y le sugirió que se lo diera al hombre amado. Clemencia respondió gentilmente irritada que si él no la quería, la arrancaría pues le sería inútil, un amargo recuerdo.
Dijo todo esto con tal pasión y dolor que Fernando olvidó los celos que había mostrado a Isabel y se volvió a sentir amado.
Después Clemencia se mostró agitada y pretextando que necesitaba aire fresco le pidió a Valle que la acompañara a ver sus flores.
XVII. La flor
Y subieron a un corredor románticamente iluminado lleno de hermosas plantas, ella repitió su intención de darle la flor más valiosa, Valle se negó pero ante la decisión de Clemencia tuvo que acceder.
Se la puso en el ojal de su uniforme, luego clemencia la fijó con un alfiler de oro, sentía los fuertes latidos del corazón de Valle que al tenerla tan cerca temía estallar. Luego dijo casi agonizante: ‘¡Clemencia, piedad!’, la doncella se disculpó al tomarse tantas confianzas, tal vez en el pecho que tocaba ya había alguien, un secreto para el que no la consideraba digna de enterarla, y luego siguió este diálogo ( que transcribo porque está muy bueno (y cursi) XD):
— Mi secreto es, Clemencia, que he sido siempre infeliz; que jamás un ser piadoso se ha dignado bajar hasta mí los ojos; que he cruzado la vida siempre triste, solitario y desdeñado; que sintiendo una alma fogosa y tierna, jamás he creído que nadie pudiese aceptar mi amor, y que usted es el primer ángel que aparece en mi camino tenebroso y maldito;
Que las palabras de usted han penetrado en mi corazón y han hecho nacer en él un sentimiento desconocido, dulce, poderoso, que ha crecido en minutos y que me abrasa.
Que, desconfiado como todo infeliz, he creído que me hacía usted el juguete de un extraño capricho; que al ver a Enrique frente a nosotros esta noche; a Enrique, con quien no puedo compararme, que es tan hermoso, tan seductor, tan espiritual, he sentido… celos ¿para qué lo he de ocultar? Y que he querido huir de esta casa donde sufría yo tanto. Ahora mismo esto me parece un sueño. He ahí mi secreto.
Clemencia se estremeció al oír nombrar a Enrique; pero disimulando su emoción, replicó:
— ¡Qué niño es usted, Fernando! ¿Y pudo usted creer que yo fuese una coqueta sin corazón que quisiera hacer del alma noble, desgraciada y generosa de usted el juguete de un capricho indigno?
¿Qué me importan la hermosura, la gallardía y la seducción del amigo de usted? ¿Cree usted que yo soy de las que prefieren eso a las dotes del alma? Desde la primera vez que le vi en casa de Isabel, establecí perfectamente la diferencia que hay entre usted, hombre de corazón y de talento, y Flores, que me parece un galán de oficio, sin alma, y cuyo espíritu, ligero y alegre, va revelando una vida gastada en los galanteos y los placeres. No me juzgue usted mal, Fernando, ni crea usted que soy la coqueta casquivana a quien calumnian en Guadalajara.
Soy franca, desdeño las reservas de mi sexo, tengo una educación especial, una independencia de carácter que me permite reírme del qué dirán y hacer siempre lo que me inspira el corazón. Hace tres días que le conozco a usted, y esto me basta… Pero ahí viene Flores, Fernando, mañana estará marchita esta flor, pero yo la haré revivir con la savia de mi cariño…
Flores le pidió bailar una pieza a la bella de ojos negros, y con una mirada de aprobación de Valle regresaron al salón mientras el donjuán le decía palabras melosas (bruh, obviamente ya me cayó mal).
XVIII. Clemencia
Cuando terminó la fiesta y Clemencia despedía a Isabel le preguntó si era feliz, ella le aseguró que nunca lo había sido tanto, entonces la felicitó.
Ya en su cuarto, se dejó caer en un sillón con un despecho mal reprimido.
Isabel la había vencido, y estaba furiosa, luego pensó en Fernando y en todas las cosas que le había dicho, sintió remordimiento por jugar así con su corazón. Pensó en desengañarlo pronto. Ya en su cama sollozó en voz baja mientras nombraba a su amado Enrique.
Se propuso con toda seriedad enamorarlo y luego se durmió suspirando.
XIX. El porvenir
Fernando por su parte pensaba en muchas cosas. Se había enamorado, como se suelen enamorar los hombres que no han amado y mucho menos han sido correspondidos. Se sintió el más dichoso de los hombres pero al mismo tiempo el más desafortunado.
Los franceses llegarían a Guadalajara en poco tiempo y la tropa tendría que retirarse al remoto norte, dejando a su amada en la ciudad, y conociendo su fama temía que un oficial francés se convirtiera en su nuevo capricho.
Valle no vaciló en sacrificar su corazón por la patria y aceptó que perdería a Clemencia.
Aún así, un destello de esperanza asomó a su corazón, si ella se mantenía fiel a su amor a pesar de las dificultades lucharía por ‘la gloria del soldado y la del amante’, besó varias veces la flor de la amada y lo guardó como su nuevo talismán.
XX. Confidencias
Tres días después Isabel fue a casa de Clemencia a decirle que Enrique le había propuesto matrimonio. Su amiga le sugirió moderación, que amara con muchas reservas. No sabía a ciencia cierta quién era Enrique realmente, ni de dónde venía, ni si no se trataba de un donjuán más al que la fortuna siempre le había sonreído y que no valoraba el corazón de una inocente.
Isabel se puso muy triste al escuchar a su amiga, pero esta le aseguró que lo hacía por su bien, si alguien como Valle fuera el que le hubiera dicho esas palabras no las pondría en duda, pero ella conocía mejor a los hombres y por eso la prevenía.
Isabel entonces preguntó si amaba a su primo, Clemencia respondió que tal vez, él la idolatraba y mostraba gran talento y sensibilidad, aún así ella misma tenía sus reservas y no le entregaría su amor a ningún indigno.
Valientes hay muchos, en nuestro país sobran, y desde el soldado raso hasta el general hay para admirar a todos… Si Fernando no fuera más que un oficial atrevido, poco habría adelantado en mi corazón. Pero tú sabes que hay acciones que sobrepasan la esfera de lo común; yo no sé precisamente lo que quiero, no acierto a expresarte mi pensamiento… Se me figura que un proscrito, perseguido por todo el mundo, un mártir, un hombre que subiera al cadalso por su fe y por su causa, abandonado de todos, hasta del cielo… ese sería el hombre a quien yo amase… Y me hago la ilusión de arrebatarle de las gradas del cadalso, de ser yo su libertadora y de llevármelo conmigo para hacerle sentir el cielo, después de haber pisado los umbrales del infierno. ¡Qué quieres!… soy así… hay mucho de singular en mis deseos y en mis ideas.
Clemencia
XXI. El amor de Enrique
Pasaron quince días, Clemencia recibió un mensaje enviado por Isabel en el que rogaba que la visitara inmediatamente, pues estaba enferma. Apenas llegó e Isabel se deshizo en sollozos, el motivo era Flores, había resultado ser un canalla.
La guerra iba mal, los Franceses habían capturado todas las ciudades del centro y se dirigían a Guadalajara, los remanentes del ejército nacional se habían replegado y en pocos días habrían de internarse en el inaccesible norte.
Con ese pretexto Enrique quiso apresurar las cosas y o bien que Isabel se fugara con él o que le diera la prueba máxima de su amor y de esa manera ser su esposa ante Dios ‘aunque las necias fórmulas del mundo faltasen a su unión’.
El hombre esperaba la respuesta con una sonrisa que se borró con la respuesta de Isabel, lo corrió de su casa y este salió con la cólera en el semblante, un libertino humillado y no un amante que ha cometido un error.
A pesar de todo ella lo amaba, despreciaba su conducta pero no podía despreciarlo a él, no sabía si le dolía más la falsedad del amor del casquivano (lol) o que se iría de Guadalajara en pocos días.
Las dos se abrazaron y lloraron amargamente.
XXII. Otro poco de Historia
La guerra progresó con los nacionales sacando la peor parte, grandes y bravos esfuerzos se hicieron para bien mantener o bien capturar diversas posiciones, pero fueron en vano.
Cayó Morelia, y el resto del bajío, los generales decidieron retirarse a las barrancas y proteger Colima por sus recursos y el puerto de Manzanillo, pocos días después los Franceses y afrancesados (Mexicanos que se unieron al ejército invasor) ocuparon Guadalajara sin que hubiera combate el cinco de enero de 1864.
XXIII. La última Navidad
Ese fue el desenlace de la campaña, pero hubo otros acontecimientos que atañen a la historia situados en los últimos días de diciembre de 1863.
Las familias patriotas y liberales estaban preparándose para acompañar al ejército y afrontar las penurias del destierro y la derrota o bien para exiliarse en California, aún así deseaban aprovechar los últimos días de libertad con fiestas y extravagancias (espíritu nacional a full jaja).
Clemencia organizó una fiesta de Nochebuena a la alemana e invitó a los oficiales y lo más distinguido de la sociedad de Guadalajara, incluyendo a Flores, Valle e Isabel, que después del desengaño no tenía ánimos para nada, mucho menos una fiesta en la que estaría el amado.
Desengaño desconocido para Valle que por otra parte sospechaba de las miradas de inteligencia que había entre Flores y su amada, se temía lo peor y lo confirmó poco antes de medianoche.
La fiesta había transcurrido por varias horas y Fernando observaba a Clemencia y Flores bailando y festejando, anunciaron la cena y se rezagó en una habitación para meditar. Entonces entraron los susodichos, intercambiando amorosas palabras, ella le regaló un guardapelo con su retrato.
Poco después le fue preciso salir al corredor; se ahogaba… estaba loco. Si alguna vez hizo propósitos insensatos, fue entonces. Su pecho era un volcán, su cerebro ardía, y no le venían a la boca más que blasfemias. Se acordó que traía guardada y cuidadosamente envuelta la flor que Clemencia le había dado algunos días antes. Sacóla del pecho y la arrojó con cólera sobre el mismo jarrón japonés en que estaba la planta que la había producido.
— Conservarla —dijo— sería adorar la burla.
Su ausencia se había notado y Clemencia fue a buscarlo acompañada de Flores, la doncella le pidió que los acompañara a cenar pero Valle la rechazó con el pretexto de que se sentía mal, Flores le respondió con una broma y el herido le dijo que se contentara con ser dichoso y que lo dejara en paz.
Se comenzaron a caldear los ánimos y por poco y llegan a las manos, pero Valle se pudo controlar y le dijo a Flores “¡Mañana!
Clemencia estaba preocupada, no sabía si por Valle o por Flores, pero le rogó a su amante que no matara al desafortunado Fernando pues era posible que ella le hubiera dado motivos para sentirse así, el gallardo donjuán le prometió hacerlo sentir únicamente su látigo.
De nuevo a la hora de dormir, llena de remordimientos se recriminaba el papel que había tenido en la desdicha y posible muerte de Fernando Valle.
XXIV. El desafío
Al día siguiente Fernando fue a ver al doctor (es decir, al narrador) y le pidió de favor que le sirviera de testigo, no había ningún vínculo de amistad entre ellos por lo que su juicio sería imparcial. El médico aceptó y notificó a Flores que aceptó el desafío con altivez.
Algunas horas después el coronel llegó a los alojamientos de Valle y lo arrestó por insubordinación, los duelos estaban prohibidos y mucho más entre oficiales, Flores lo había informado (una cobardía a ojos de Fernando), habría de ser liberado cuando los ánimos se calmaran. El médico convenció a Fernando de esperar a batirse con los franceses para ganar la gloria o bien hacerse matar.
El ejército salió de Guadalajara el dos de enero de 1864, el coronel en nombre del general Arteaga, ascendió a Flores a teniente coronel y lo puso a cargo de la plaza por recomendaciones de varios amigos que tenía en el cuartel general.
XXV. El carruaje
Algunas horas antes de que los franceses ocuparan la ciudad, Clemencia y su familia salieron de la ciudad, posiblemente eran los últimos rezagados de entre los que prefirieron abandonar sus hogares a convivir con el enemigo.
Su padre encabezaba la comitiva, fuertemente armado lo mismo que sus criados. Clemencia y su madre iban en un carruaje, acompañadas de Isabel y su madre.
En una cuesta el carruaje dio un vuelco dejando inutilizada una de las ruedas, la situación era desesperada, la noche estaba cerca y no había ningún poblado cerca.
Un criado se ofreció para adelantarse y reparar la rueda en Zacoalco, la población más cercana, estaría de vuelta cerca del amanecer. El patriarca lo autorizó y los otros criados improvisaron un campamento para las señoras y señoritas mientras los hombres montaban guardia.
XXVI. Bien por mal
El mozo iba a la mitad del camino cuando se cruzó con una tropa de caballería.
Le hicieron el alto y después de identificarse lo llevaron al comandante a cargo, el mozo explicó la situación y el nombre del Señor R.., padre de Clemencia, el comandante, Fernando Valle en persona meditó un poco antes de decir:
— ¡Pérfida! ¡Cuánto le amo y cuánto mal me ha hecho!… En fin ¡volvamos bien por mal!
Fernando Valle
Dió varias órdenes a la columna y partió con el mozo a Zacoalco, llegaron pocas horas después, Fernando tocó una puerta que abrió un viejo capitán.
Le pidió de favor que le prestara el carruaje que tenía a su cargo debido a que no se podía mover con tanta facilidad.
El viejo soldado aceptó únicamente debido a la deuda de honor que tenía con Valle y porque este se aseguró de que lo regresaría prontamente.
Le pagó al conductor con tres onzas de oro y un reloj que valía tres veces más y la orden de no pedir un solo centavo al señor R…
Cuando salían del pueblo, su caballo reventó pues llevaba varios días sin descansar, Fernando lo despidió con una lágrima y le pidió al mozo que le vendiera el suyo. El hombre no estaba seguro de que su patrón lo autorizara pero Valle le dió diez onzas y el agradecimiento adelantado al señor que seguramente comprendería la urgencia de la montura para el oficial.
Llegaron a donde se habían cruzado por primera vez y los despidió, luego reanudó la marcha con su tropa, si alguien hubiera visto el semblante del comandante se habría asustado al notar la expresión de tristeza y la sonrisa de desesperación que llevaba.
XXVII. Alter tulit honores
Amanecía cuando el carruaje llegó al campamento, el mozo le relató todos los pormenores de su aventura al señor R… y Clemencia aseguró que el galante Flores les había hecho todo ese servicio.
Le preguntaron al cochero que no supo responder, pero al preguntarle si el oficial se llamaba Flores respondió que era posible.
La columna se hubiera cruzado con ellos de no haber tomado un desvío por el pueblo de Santa Ana, Valle no quería ver ni a Isabel ni a Clemencia.
XXVIII. Prisión y regalos
A todo esto, el coronel al mando de Valle y Flores fue ascendido a general de brigada y por recomendación suya, Flores se convirtió en el jefe de su tropa. Valle se enteró pocos días después y estuvo a punto de pedir su cambio de unidad pero al ver tan de cerca a los franceses no quiso perder la oportunidad de batirse y se resignó a estar a las órdenes de su enemigo mortal.
Fernando sintió mucha amargura al reportarse ante Flores cuando éste llegó a Santa Ana.
Entre tanto el nuevo coronel lo tenía bien vigilado y al enterarse de su desvío a Zacoalco se puso muy contento al tener un pretexto para causarle dificultades, despachó una orden para apresarlo y llevarlo a Zapotlán, quitar de enmedio a Fernando lo ayudaría con sus planes.
Cuando el mensajero llegó a donde Valle estaba destacado, este venía llegando de Guadalajara, leyó las órdenes y una sonrisa de desprecio se dibujó en su rostro, pero por una vez la suerte lo favorecía, se dio preso y partió escoltado por veinte jinetes.
Llevaban unas seis leguas de camino cuando se cruzaron con unos mozos que llevaban dos magníficos caballos y una mula que traía un baúl.
Se trataba de mozos del señor R…, Valle preguntó por su salud, ellos respondieron que él y su familia estaban seguros en Colima, que estaba bien defendida por los liberales, luego ambos grupos prosiguieron su camino.
Los mozos le llevaban los caballos a Flores, con una carta del padre de Clemencia en la que le agradecia por sus servicios y le recriminaba no haber querido encontrarse con ellos, Enrique comprendió que la carta explicaba el desvío de Valle y un destello de temor asomó en su ánimo, su acusación caería en falso y su reputación bajaría ante la familia de la doncella.
— Sin embargo —dijo para sí— la fortuna es mi madre, y la desgracia sigue a ese muchacho como una sombra.
Enrique Flores
XXIX. El traidor
Fernando llegó a Zapotlán de noche. Allí lo recibió el general que mandaba a todo el ejército del Centro, lo reprendió por sus acciones y le aseguró que lo iba a fusilar por traidor.
Valle con toda calma explicó su desvío de las órdenes debido a la familia del señor R…, nombró fechas, testigos y los registros de los movimientos de Flores y Valle coincidían con su explicación.
El general ya menos severo le dijo que tendría que disciplinarlo por estar ayudando familias y no cumplir con su deber, pero antes de retirarse Valle le dijo al general que había encontrado a un traidor.
Su cuerpo de caballería vigilaba Guadalajara constantemente, en una de sus pesquisas encontró a uno de los sargentos favoritos de Flores que llevaba un mensaje sellado, en la plaza sólo había franceses y esto levantó sus sospechas, apresaron al sargento y con dos hombres de confianza lo envió a Sayula, entonces le entregó el sobre al general.
Flores le comunicaba al general enemigo las últimas órdenes del cuartel, una traición en forma.
El general montó en cólera y mandó órdenes para apresarlo, absolvió a Valle y le pidió la mayor discreción, el comandante y sus hombres prometieron mantenerse callados y partieron a los cuarteles.
Flores por su parte esperaba con impaciencia noticias sobre el destino de Valle, al mismo tiempo que con cierta preocupación observaba que su sargento no volvía de Guadalajara.
La ruta del ejército: Guadalajara, Zacoalco, Zapotlán, Colima
XXX. Proceso y sentencia
Aprehendieron a Flores y lo enviaron a Colima, debido a sus muchas amistades confiaba en salir libre, por su parte el general del centro quería hacer un ejemplo del traidor, además de amedrentar a todos los oficiales que seguramente estarían inmiscuidos en el sabotaje al ejército republicano.
Pusieron a Valle al mando del cuerpo de caballería que era totalmente fiel a Flores y que lo hubiera seguido a donde fuera, hasta convertirse en bandidos si hiciera falta.
El ambiente era tenso y Fernando estaba sumamente irritado por la situación.
No sirvieron de nada las influencias de Flores, ni de los exiliados de Guadalajara, la mayoría sus amigos que movieron cielo y tierra para liberarlo. El cuartel general ordenó su fusilamiento.
Y para colmo de Valle lo pusieron al mando del cuerpo que custodiaba a Flores, los superiores lo obligaban a vengarse aún a despecho de él.
El ánimo del comandante se puso más sombrío al suponer lo que Clemencia sentiría al saber que tuvo parte en la ejecución de su amado.
La impetuosa joven le rogó a su padre a ir al mismo cuartel general para que de ser necesario le diera la mitad de su fortuna con tal de salvar a Flores.
XXXI. En capilla
Cuando la hermosa joven recibió la noticia del aprisionamiento de Flores y su posterior sentencia por poco se vuelve loca de dolor.
Conmovió a toda la ciudad con su febril actividad, rogando a cuanto personaje importante conocía a dilatar aunque fuera un solo día la ejecución de su amado.
Comenzó a despreciar a Valle por haber calumniado así al vencedor de sus afectos, y aunque varios oficiales le aseguraron que Flores era merecedor de la acusación sin lugar a dudas, ella lo negó, creía incapaz a Enrique de semejante villanía.
Era mucho más plausible que el desengañado Valle al no poder batirse en duelo hubiera urdido esa venganza, lo que le iba muy bien al antipático y cobarde hombrecillo que hasta los hombres bajo su mando despreciaban.
Después de que su padre fuera a ver al general, Clemencia, Isabel y su madre fueron a la prisión, Valle autorizó su entrada de buena fe.
La entrevista fue dolorosísima, la doncella le prometió salvarlo y después de despedirse pidió ver al comandante.
Cito lo que pasó en esa segunda entrevista (es que también está buena esta parte XD):
Valle, sorprendido de aquella petición, salió de su aposento y vino a encontrar a la hermosa joven, a quien saludó descubriéndose respetuosamente.
— Escuche usted, señor Valle —dijo Clemencia con una expresión de desprecio supremo— comenzó usted por serme indiferente, después me fue usted fastidioso; pero nunca creí que llegase usted a hacerse tan vilmente despreciable como hoy le considero.
— ¡Clemencia! —interrumpió el joven, sintiendo correr hielo por sus venas al escuchar aquellas palabras.
— ¡Oh! no me trate usted con familiaridad, señor, que nada tengo yo de común con un calumniador miserable, que se venga cobardemente de su enemigo llevándole al cadalso.
— Pero, señora ¿ha venido usted a insultarme de este modo?
— No, señor: he venido a jurar a los pies de ese hombre que va a morir, pero a quien adoro con locura, que le amo, que le amo con toda mi alma, que no morirá para mí, y que no tardaré en seguirle.
— ¡Oh! usted no sabe de lo que es capaz una mujer de mi temple cuando está apasionada… Usted que se atrevió a esperar de mí otra cosa que una mirada de indiferencia, al verle a él preferido creyó que haciéndole asesinar podría extinguir su amor en mi corazón, usted se ha engañado: mártir, le amo más, mi amor es causa de su muerte; pero me quedo en la tierra unos cuantos días para vengarle. Le pareceré a usted una loca; pero ya me conocerá usted mejor.
— ¡Clemencia! —dijeron a una voz la señora Mariana e Isabel, espantadas de la violencia de la joven.
— ¡Oh! perdónenme ustedes… estoy extraviada… este hombre cruel ha amargado para siempre mi vida, ha despedazado mi corazón… ha perdido mi alma.
Clemencia no lloraba. Su pecho se levantaba fuertemente, y ella parecía hacer esfuerzos supremos para no gritar y caer desfallecida. La señora la tomó en sus brazos y, dirigiéndose a Fernando, le dijo:
— Aléjese usted, señor, y perdónela, como nosotros le perdonamos a usted. Amaba, y la ha matado usted acusando a Enrique.
— Y a mí también me ha matado usted, Fernando —murmuró sollozando Isabel— porque yo le amo también como ella…
XXXII. Antes de la ejecución
Enrique pernoctaba en su celda lleno de temor. Había sido afortunado toda su vida, había arruinado a incontables mujeres y hombres, la fortuna lo había mimado y por eso al enfrentarse a la dificultad desfallecía como un niño.
No arrostraba a la muerte como el valiente, lo hacía más bien como el farsante que había sabido ocultar su cobardía en batalla.
Eran cerca de las once de la noche cuando oyó acercarse a un oficial.
Era Fernando Valle.
Flores le preguntó qué hacía allí, Valle por toda respuesta le indicó que se disfrazara con su atuendo y que escapara. Un criado suyo lo guiaría a casa de Clemencia que sin duda le proporcionaría caballos para llegar a Guadalajara, él se quedaría allí fingiendo ser el preso.
Enrique dudó al principio pero con la respuesta de Valle de que si quisiera verlo muerto bastaba con esperar al día siguiente se convenció.
Valle también le aseguró que hacía esto por la mujer que moriría después de él, luego agregó que deseaba que ella fuera feliz.
Flores le agradeció sumamente conmovido y se despidió disfrazado como Valle.
Ya en soledad Valle sintió que se había quitado un enorme peso de encima, dos lágrimas asomaron a sus ojos mientras pensaba en que nunca había pensado en morir en esas circunstancias.
Uniforme de soldado mexicano del siglo XIX
XXXIII. Desengaño
Clemencia, Isabel y sus respectivas madres lloraban o rezaban esperando lo inevitable. Clemencia miraba con frecuencia al exterior como esperando un correo de su padre.
Entonces alguien tocó la puerta con fuerza, el criado abrió y se trataba de Enrique en persona.
Nadie podía creer que estuviera allí. Relató la forma en la que escapó y la ayuda de Valle, luego le pidió a la madre de Clemencia caballos y un guía para ir a Guadalajara por caminos poco conocidos.
Al oír esto Clemencia titubeó, Flores aceptó la acusación, el plan era que desertara con toda su unidad y se pasara a los afrancesados, los folios eran suyos y en efecto era un traidor.
La bella señorita no pudo ocultar su disgusto, y no se dejó abrazar por Flores cuando se despedía, él preguntó si acaso ya no lo amaba y ella por toda respuesta le deseó buena suerte y le prometió que nunca la volvería a ver.
Flores se fue sumamente aturdido.
Cuando quedaron solas Clemencia rompió a llorar. Había amado a un traidor, a un hombre capaz de dejar que otro tomara su lugar al enfrentar la justicia. Le había roto el corazón a un noble y valiente patriota, lo había insultado y había pensado lo peor de él.
En su momento se atribuyó parte de la culpa en la muerte de Flores debido a su relación con su delator, pero tenía toda la culpa en la muerte de Valle.
XXXIV. Sacrificio inútil
Amanecía cuando llegó un correo del cuartel general, el indulto de Flores que su padre enviaba después de ceder la mitad de su fortuna al ejército.
La amargura se apoderó de Clemencia que desfallecía por las injusticias que había cometido.
El señor R… llegó a su casa a las diez, agotado e inquiriendo por Flores, su hija corrió sollozando a sus brazos.
Le relató todo el episodio del traidor y del valiente y con gran pesar su padre les explicó todo lo que Valle había hecho por ellos.
Así es que a su nobleza de conducta debe agregarse que no quiso que supiéramos que él era nuestro protector. De modo que yo regalé al otro mis caballos, y le tributamos nuestra necia gratitud, y ese infeliz mató su caballo, se quedó pobre, y va ahora tal vez a morir sin llevar de nosotros ninguna muestra de reconocimiento.
El señor R…
El dolor de todos aumentó con el relato y Clemencia no sabía qué hacer.
— Pero, en fin —exclamó el señor R… con resolución— señor, he sacrificado por ese villano la mitad de mi fortuna, aún me queda la otra para ofrecerla por este muchacho tan valiente, tan patriota y tan noble. Sólo que ¿cómo hacerlo? Me es imposible volver a Zapotlán. Escribiremos; ustedes se quedarán pobres, hijas mías, pero no tendrán un remordimiento.
— Trabajaré, padre mío, como una obrera, con tal de salvar a Valle. Su vida será mi herencia.
XXXV. El salvador
Al día siguiente un amigo de la familia les fue a dar la nueva, fusilarían a Valle por dejar escapar al traidor.
Se decía que al amanecer hizo llamar a su general y le dijo que había dejado escapar al reo.
El general le recriminó y le preguntó si sabía lo que había hecho, Valle respondió:
Sí; ponerme en su lugar. Estoy listo, y cuanto más pronto mejor.
Fernando Valle
Se envió un extraordinario al cuartel general y por la noche había sido respondido.
Fusilarían a Valle a la mañana siguiente.
También le llegó un mensaje al señor R… en el que se le liberaba de su compromiso con el erario.
El señor R… escribió al general en jefe, ofreciéndole todo su capital por la vida del desdichado joven; pero era preciso obtener una suspensión de la orden.
XXXVI. La fatalidad
Valle llamó al médico que hacía esta relación. Logró entrar a su celda después de muchos trabajos.
Allí el preso le dio un abrazo y las gracias por la amabilidad de acceder a su petición de verle.
Luego le contó brevemente su vida:
Había nacido en una familia rica de Veracruz, débil y endeble, siempre había sido despreciado por su padre sin saber por qué.
Su primer desencuentro fue que al hacerse amigo de un pobre muchacho compañero suyo del colegio se contagió de sus ideas liberales, la madre de su amigo estaba muy enferma y Valle la ayudó cuanto pudo, había sido una madre para él y sufrio grandemente cuando murió.
Debido a sus cuidados se retrasó en ir a las navidades con su familia y por eso lo castigaron severamente, su madre era la bondad personificada pero nada podía hacer por él pues su padre la dominaba con tiranía.
Lo hicieron aprender el oficio del armero mientras sus hermanos estudiaban en Francia y Alemania, después lo hicieron dedicarse al comercio, pero Valle se consumía de tristeza en ese trabajo.
Luego llegó la guerra y se identificó con la causa liberal, le escribió a su familia y entró al ejército como soldado raso, su padre lo desconoció completamente y le exigió que no los visitara nunca.
Tampoco había sido afortunado en el amor, todas las mujeres lo despreciaban y él, tímido pero altivo no quería ser molestia para nadie así que no insistía.
Amó por única vez en Guadalajara, la bella señorita que sin duda conocía por sus gestiones desesperadas para liberar a Flores. La que le había dado tal vez alguna señal de esperanza pero que en realidad fueron señales equivocadas, y por su felicidad es que daba gustoso la vida.
Lo único que lamentaba era que buscaba la gloria de sucumbir a la muerte de los valientes, a la sombra de su bandera republicana pero terminaría muriendo como traidor.
El doctor sofocaba sus gemidos y lágrimas, se despidió de Valle con un abrazo y diciéndole: “usted merecía vivir y ser grande”.
Fernando le entregó una carta para su familia y se despidió.
XXXVII. Bajo las palmas
Eran las siete de la mañana, en un paraje a las afueras de Colima, el paisaje hermoso y lleno de vida contrastaba con la sombría situación.
Una columna de caballería llevaba al preso, un elegante oficial que aunque pálido caminaba resuelto y sin venda al paredón.
Clemencia y su familia rogaban que la multitud la dejara pasar para verlo una última vez, tal vez por piedad le cerraban el paso, al fin pudo estar frente a Fernando aunque a la distancia, los granaderos le impidieron avanzar, la bella señorita quizo gritar para atraer siquiera la última mirada de Valle, pero se escuchó una descarga y el cadáver yacía tendido con el corazón atravesado por las balas.
Los fusileros se retiraron llorando: «¡era tan valiente aquél joven oficial!».
La multitud también se retiró y sólo quedó el carruaje de Clemencia. Su anciano padre se acercó al cadáver y con el permiso de los soldados cortó un mechón de sus cabellos y se encargó de gestionar su sepultura.
Epílogo
Pasaron algunos meses y el ejército republicano había sido derrotado. Todo el mundo había desertado. Los franceses eran los dueños de Jalisco y de Colima.
El médico llegó como pudo a Michoacán y luego debido a una enfermedad tuvo que encerrarse en la Ciudad de México.
Entonces aprovechó para cumplir la promesa que le hizo a Fernando. Fue a la casa de su familia y les entregó la carta.
Era el cumpleaños del padre, en la calle una columna de franceses desfilaba y a la cabeza iba Enrique Flores que lanzó miradas seductoras a las hermanas de Manuel y a sus amigas que se asomaban por un balcón.
Se volvieron aterradas al oír el grito del viejo aristócrata, la madre se desmayó y aquella casa que resonaba con las alegrías del festín se llenó de sollozos y gritos de desesperación.
La hermosa Clemencia se recluyó en el convento de las hermanas de la Caridad, allí la visitó. Aunque aún era muy bella su semblante y palidez recordaban al de un muerto.
— Poco me falta que sufrir doctor, me dijo: esto se va acabando.
Y mostrándome un pequeño relicario oculto debajo de su hábito:
— He aquí lo que me queda —me dijo—, un hábito que me consagra a los que sufren, y esto que me consagra a la muerte… ¿Sabe usted?… son sus cabellos… espero que él me habrá perdonado desde el cielo.
Clemencia
Análisis y comentarios sobre ‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano
Introducción
Clemencia es considerada una novela de gran importancia en la historia de la literatura mexicana. Enmarcada en un momento de crisis, expone dos caras de la sociedad nacional de la segunda mitad del siglo XIX.
En este breve comentario intentaré sintetizar algunas de sus lecturas e interpretaciones. Estas se pueden resumir en las siguientes premisas:
La tendencia literaria de la época y su dirección es marcadamente romántica pero también tiene motivos ulteriores, entre ellos, promover la agenda ideológica del autor
La novela expone una perspectiva sobre el racismo en México que a la fecha está vigente en muchos lugares sociales y espaciales del país
La obra es empleada como herramienta para consolidar la identidad nacional en oposición al favoritismo por lo extranjero
Sobre el racismo en méxico (parte 1)
Un tema incómodo, pero que ningún mexicano con criterio va a negar. El racismo ‘sutil’ (y a veces totalmente descarado) es una realidad en la mayor parte del país, pero eso no es nada nuevo.
Varios investigadores concuerdan en que las intenciones pedagógicas de Altamirano se identifican con el ‘letrado del siglo XIX’. Esto es: ‘diseñar un discurso que incorpore y valore lo rural para construir la identidad nacional’, discurso en el que ‘la raza’ es fundamental.
Dicho discurso está presente en toda su obra, pero se manifiesta con más intensidad en ‘El zarco’. Aunque esa historia será la tercera entrada de esta ‘mini-saga’ de entradas (y en ella trataremos con más profundidad la cuestión), también tiene relación con ‘Clemencia’.
Doris Sommer en ‘Foundational Fictions’ califica a ‘El zarco’ como novela fundacional pues el ‘Eros y la Polis’ son inseparables. En un romance fundacional la promesa de la consolidación amorosa es un símbolo de la consolidación de la nación.
Nicolas y Pilar, morenos/mestizos y ciudadanos ejemplares al final tienen una relación exitosa, el desenlace realiza el éxito de la nación-estado, vinculando el ‘Eros y la Polis’.
Por su parte Valle, calificado de pálido y enclenque, no parece pertenecer a algún fenotipo en específico. Aunque la descripción de su familia sugiere que es blanco, la mayoría de sus características apuntan a que era mestizo, al menos en un sentido ideológico.
Su adversario por otro lado era un ‘león parisiense’, rubio y fuerte, que descollaba rasgos y maneras europeos, igual que Isabel que era una ‘inglesa nacida en México’.
Clemencia, es una ‘hurí’, una ‘sultana’, lo que hace pensar en una mujer de apariencia árabe, aunque hay ocasiones en las que se dice que era una ‘española’.
En cualquier caso, en la sociedad de mediados del siglo XIX (y aún en la actualidad) el que tiene rasgos europeos es favorecido por sobre el mestizo (el nativo ni siquiera entra en la discusión, dato random, durante los primeros años de independencia, los indígenas no existían “desde el punto de vista de la vida de la nación” tanto para liberales como conservadores, véase “Los ecos de la conquista y la colonia reaparecen en los momentos de crisis interna mexicana”. Entrevista a Tomás Pérez Vejo).
Contradiciendo los axiomas de la sociedad, Altamirano revierte los valores típicos al despreciar al blanco(a) y favorecer al moreno(a). Siempre le da la ‘superioridad moral’ al ‘menos europeo’. Nicolás, Valle, Clemencia (al final). Para él, el mestizaje es algo beneficioso, en toda su obra tiende a favorecer al protagonista mestizo.
Estamos hablando de una de las premisas centrales en el nacionalismo mexicano del siglo XIX, premisa que sería retomada por multitud de intelectuales mexicanos, como Vasconcelos y su definición de la ‘raza cósmica’.
Aún así, para la mayoría de élites políticas, sociales, económicas y militares (muchas veces estas élites se intersectan en un solo individuo) la única persona capaz de raciocinio y sensibilidad, la única que ‘cuenta’ en el desarrollo de la nación es el blanco.
Viena a la mente lo que escribió Manuel Payno cuando Rugiero de ‘El fistol del diablo’ dijo: “Los Estados Unidos tienen veintidós millones de habitantes, y vosotros apenas sois dos millones de gente blanca, pensadora, apta y capaz, con cinco millones de indios excelentes para cultivar el maíz y para batirse con una especie de frialdad e indiferencia, pero nulos para todo lo demás”.
Aún si escribió esas líneas con ironía (le doy el beneficio de la duda), el argumento del italiano demuestra la opinión generalizada de la época sobre ‘que raza es mejor’. Incluso teniendo a personajes como Morelos, Guerrero, o el mismo Altamirano como excepciones a la regla.
Discutiremos más de este tema en la entrada de ‘El Zarco’, este micro bosquejo del racismo en México sirve para resaltar un aspecto central en la obra: ‘En México, entre más blanco seas, mejor te va (y eso no está bien)’
“Las mujeres aman la forma”
El caso de Ignacio M. Altamirano es atípico en múltiples sentidos. Era un hombre de ascendencia completamente nativa, era una personalidad política de su tiempo y era un hombre sumamente instruido.
Estas diferencias respecto a sus contemporáneos, tanto escritores como políticos y militares que en su mayoría eran de ascendencia española, criollos a la usanza de don Lucas Alamán o Manuel Payno, (obviamente con excepciones como don Ignacio Ramírez o el mismo Juárez) también se perciben en sus escritos.
Lo más común era que el héroe de la historia fuera el ‘hombre blanco civilizador’ que vencía al mal con sus cualidades superiores ya fueran morales, físicas o cognitivas. Muchas veces el mal era encarnado en el nativo salvaje, cuyas mujeres caían rendidas al influjo del ‘bravo civilizador’, y este tropo se mantuvo vigente hasta bien entrado el siglo XX llegando incluso a la pantalla grande (sobre todo de producción anglo-americana. En efecto, si México era racista, el norte lo era aún más).
En contraste, algunos críticos sumarizan la ‘moraleja’ de ‘Clemencia’ como una advertencia a las mujeres caprichosas. De nuevo, no haría falta una crítica de este tipo si no hubiera una patente preferencia por los fenotipos ya citados por sobre los nativos.
El mismo Altamirano probablemente tenía experiencia en el asunto pues en “A Leonor en su álbum”, poema satírico (y valiente), escribió:
“El oscuro color de mi semblante ha espantado tal vez vuestra belleza, porque queréis, señora, en vuestro amante un monstruo de hermosura y de riqueza.
Cuando algún indio como yo, señora, de tez cobriza, de melena dura, de una Venus de Gnido se enamora, debe hallarse atacado de locura.
Todo eso habéis pensado, lo imagino, la amarga chanza de mi suerte es esa, siempre encuentro una tonta en mi camino, siempre algún animal se me atraviesa.
¿Pensasteis que os amé? Pues estáis loca, vuestra hermosura tan preciada y fiera no conmovió mi corazón de roca, ni mi alma desdeñosa y altanera.
Yo odio a las mujeres casquivanas que abundan como vos, sin duda alguna, que andan de sus personas muy ufanas sin mirarse jamás en su tontuna”
Otro fragmento dice:
“No faltará algún tonto que os espete mil himnos lisonjeros, no lo dudo, ni faltará algún lúbrico vejete que os pida ansioso para ser cornudo.
¿Pero yo enamoraros? Ni por pienso, no me habéis, de seguro, sondeado, tengo un orgullo insuperable, inmenso; contra ese orgullo el vuestro se ha estrellado.
Yo soy un indio como nadie feo y me vivo soberbio en mi pobreza, pero a los míos desdeñoso veo, sin inclinar a nadie la cabeza.
Ando muy orgulloso de mi cuna, nací en el Sur, y aunque nada os cuadre, jamás pedí limosna en puerta alguna, como lo hizo otra vez vuestro buen padre.
El padre mío siembra en la montaña laborioso el maíz, no está indigente, mantiene a su familia en su cabaña y eleva limpia su altanera frente.”
La poesía de Altamirano está tremenda ¿no crees?. Esas líneas me recuerdan un poco a Valle que dijo:
“En cuanto al estado de mi corazón, confieso a usted que nunca he amado antes de llegar a Guadalajara, porque francamente no he sido simpático a las mujeres; y alguna vez que me he inclinado a alguna, pronto su desvío me ha hecho comprender que la molestaba, y, tímido por carácter, pero altivo en el fondo, me sentía humillado y me retiraba pronto.”
Fernando al doctor
En la ética de Altamirano, la apariencia bella y robusta del físico está subordinada a la moral interior. De modo que Nicolás, aunque no sea de físico agraciado, tiene el «alma hermosa». Por su parte, aunque Enrique Flores tiene un cuerpo deslumbrante, su personalidad es vacua.
Rubio de ojos azules y agraciada condición física y psíquica, según los estereotipos de belleza nórdica, Enrique representa la imagen opuesta de Fernando.
Como subalterno, Fernando es invisible, o en el mejor de los casos su presencia resulta molesta para la sociedad burguesa criolla. La siguiente nota autobiográfica de Altamirano se deriva de su genealogía social y cultural: «Mis antecedentes son humildes, he probado desde mi infancia el cáliz de las miserias de la vida».
Es posible que Altamirano se esforzara tanto por ‘enseñarle a las masas’ que no es bueno despreciar a nadie por su aspecto porque él había experimentado de primera mano lo cruel que puede ser la sociedad para con quien considera ‘inferior’ únicamente por su ascendencia o posición social. Por eso sus personajes mestizos demuestran una gran valía, como para mostrarle a la gente que también hay ‘indios’ (ellos así los llamarían) que pueden lograr grandes hazañas.
No solo eso, los hombres y mujeres normalmente despreciados, cobran importancia en la obra de Altamirano al ser personas de talento, valientes, y de gran sensibilidad.
Y se vale de Clemencia e Isabel para expresar sus teorías sobre la forma en que la sociedad (y las mujeres) juzgaban a los individuos.
“Por otra parte, hemos dicho que Flores era hermoso, e Isabel era de esas mujeres para quienes la forma es todo. Su pobre primo no podía sostener una comparación física con el joven y gallardo rubio.
Clemencia se parecía mucho en esto a su amiga. Adoraba la forma, creía que ella era la revelación clara del alma, el sello que Dios ha puesto para que sea distinguida la belleza moral, y en sus amigas y amigos examinaba primero el tipo y concedía después el afecto.
Y esto no da derecho a suponer que las dos jóvenes careciesen de talento y de criterio, no; la naturaleza había sido pródiga con ellas en dones físicos e intelectuales. Clemencia pasaba por tener una de las inteligencias más elevadas del bello sexo de Guadalajara. Isabel era citada por su talento. Ambas estaban dotadas del sentimiento más exquisito. Eran mujeres de corazón.
Pero juzgaban como juzgan casi todas las mujeres, por elevadas que sean, y eso en virtud de su organización especial. Aman lo bello y lo buscan antes en la materia que en el alma. Hay algo de sensual en su modo de ver las cosas. Particularmente las jóvenes no pueden prescindir de esta singularidad, sólo las viejas escogen primero lo útil y lo anteponen a lo bello. Las jóvenes creen que en lo bello se encierra siempre lo bueno, y a fe que muchas veces tienen razón.”
El doctor
El amante-poeta de los cuentos de hadas
Creo escribir una obviedad cuando menciono mis sospechas de que hay mucho de Ignacio Manuel Altamirano en los héroes de sus obras.
Presiento que de entre todos ellos, el que más se acerca a él es Valle, no en su noble cuna, o en sus amores truncados, sí en el desprecio que algunos habrán de haberle hecho sentir, pero sobre todo en su ‘corazón’.
En palabras de Amanda Petersen, “Valle es el mejor de los hijos fabricados por la nación”.
Es valiente, patriota, orgulloso, y afronta la adversidad con estoicismo (‘cualidad’ nacional que Octavio Paz también notó).
Pero de nuevo contradiciendo las tendencias que previene con el discurso del médico sobre la sensibilidad y el romance, Altamirano lo retrata como un idealista romántico.
Altamirano percibe que la adopción de las costumbres extranjeras terminaría por ahogar el antiguo romance mexicano, coincidiendo con Bello y Teresa de Mier (y después Darío y los modernistas), que preveían la invasión del norte, no solo de manera física, si no también cultural.
“Sea como fuere, nosotros advertimos, y esto es muy perceptible, que a medida que nuestro pueblo va contagiándose con las costumbres extranjeras, el culto del sentimiento disminuye, la adoración del interés aumenta, y los grandes rasgos del corazón, que en otro tiempo eran frecuentes, hoy parecen prodigiosos cuando los vemos una que otra vez.
Cuando el mundo está así, la poesía es imposible, la novela es difícil, y sólo hay lugar para los cuentos de cocotas que hoy hacen la reputación de los escritores franceses, o para las sangrientas sátiras que, no por disfrazarse con la elegancia moderna, son menos terribles en la boca de los juvenales del siglo XIX.”
El doctor
Este ‘idealismo en extinción’ se manifiesta en la conversación entre Valle y Flores del capítulo XI, en el que se enfrentan dos ideologías: Valle y su amor sencillo pero honesto contra Flores y su pragmatismo, el mismo Flores dijo:
“Yo no soy platónico; y, con perdón de usted, creo que el platonismo es manjar de tontos. En este tiempo en que se vive tan presto, sacrificar los mejores días a los goces de lo que ustedes llaman alma, es pasar una hermosa mañana de primavera estudiando geografía en un gabinete; es pasar una hermosa noche de estío traduciendo el Arte de amar. Así, pues, en cuanto a mujeres…
— ¡Ah, sí! en cuanto a mujeres, demasiado sé cuán afortunado ha sido usted.
— He hecho llorar algunos hermosos ojos aquí en mi inculta patria, donde todavía se usan el color natural y las lágrimas sinceras; pero reflexione usted en que sería peor para mí, verme obligado a lamentar el rigor de las desdichas. Con las mujeres no hay remedio: o tiene uno que engañar o que ser engañado. ¿Preferiría usted ser lo último?”
Flores representa al extranjero, además de en apariencia, también en costumbres y moral. Es un hombre que se envanece de sus conquistas pero únicamente como “embellecimiento del camino de la ambición”.
Para Fernando el amor no debe ser la diversión del libertino. No admite la impiedad de ‘mancillar una flor’. Tiene al amor como sustento del hombre, la fuerza que lo motivaría a aún más arrojo y valor, en su opinión, la vida del amante-guerrero es una digna de perseguir.
Amor y Patria
Podemos hacernos una idea de esto al leer las cavilaciones de Valle la noche después de recibir la flor, en la que se convence de luchar con más bravura ahora que tiene a su alcance “la gloria del soldado y del amante”. Como decía Sommer, el amor romántico y el patriotismo se confunden y entremezclan constantemente.
En la misma conversación en la que se enfrentan las ideologías afrancesada y nacional leemos el siguiente diálogo:
— Pero dígame usted, Flores, con semejantes ideas cuyo origen no me es desconocido ya ¿cómo es que sirve usted en el ejército, y en un tiempo como este, en que la República anda de capa caída? Flores sonrió y se turbó un poco ante la mirada fija de Valle.
— Precisamente por eso vengo aquí. ¿Usted tiene fe en el triunfo de la independencia?
— Tengo gran fe, una fe incontrastable.
— ¿Y usted cree que no morirá en la lucha?
— Eso no lo sé: nada difícil es que muera; pero moriré con la conciencia de que tarde o temprano triunfará la República.
— Pues bien; yo también tengo fe, y hay algo que me dice que sobreviviré a la guerra. Usted comprenderá que vamos a quedar muy pocos, y de esos pocos me propongo ser uno. El camino así se hace más corto, y yo llegaré a mi fin.
— De modo que el patriotismo entra muy poco en los propósitos de usted.
— El patriotismo tiene sus móviles de diferente especie; para unos es cuestión de temperamento, para otros es la simple gloria, ese otro platonismo de los tontos. Para mí es la ambición. Yo quiero subir.
Citando a José Gomaríz “Clemencia recrea una época de crisis y renovación de la vida nacional mexicana mediante un discurso antihegemónico de afirmación cultural y nacional codificado en un romance amoroso, cuya dinámica libidinal está en consonancia con el destino socio-histórico y político basado en el proyecto republicano, social y democrático que Altamirano concebía para México.”
En otras palabras, la guerra con los franceses sirve de marco al nacionalismo de la novela.
Igual que con el concepto del amor de Flores y Valle, encontramos el enfrentamiento entre el ser un patriota o ser un traidor.
A pesar de su garbo y galanura, Flores es un ‘afrancesado’ que tenía planeado desertar con su tropa para unirse a las tropas invasoras. Valle deseaba entrar en combate cuanto antes, al principio por su amor a la patria, luego por su amor a Clemencia (que según Summer es lo mismo).
No obstante, cuando Valle se ve enamorado por completo, en su corazón surge la disyunción entre sus deberes de patriota y sus afectos de enamorado. Y no titubea en poner a la nación primero. Pero al final de la historia hace justo lo contrario, se convierte en un traidor a la patria al liberar a Flores para complacer a su amada.
Romanticismo: Hacerse matar por amor (o ‘Sobre el suicidio’)
Altamirano siguió la tendencia inaugurada por Goethe en ‘Werther’, un triángulo amoroso que termina en el ‘suicidio’ del enamorado no correspondido.
Así los afectos de estos personajes califican como ‘románticos’ (en sentido literario) debido a la imposibilidad de la realización del amor.
La personalidad de Valle es también muy asociada con el suicidio.
Es retratado como un personaje taciturno y huraño, despreciado por todos, su familia, su tropa y las mujeres. Justo cuando alguien le ofrecía alguna esperanza, no se trataba de más que un ardid para darle celos a otro hombre.
Para Adriana Sandoval la muerte de Valle es un suicidio debido a las múltiples referencias a ese acto a lo largo del la obra, “no había para él punto medio entre el amor de Clemencia y la muerte”, deseaba matar o morir en el duelo con Flores, en gloriosa batalla o en última instancia por su propia mano como le dijo al doctor cuando el coronel no le permitió batirse con Enrique.
Y ya desde el principio de la obra su carácter romántico es manifiesto cuando el doctor dice que va a relatar una “historia de amor y desgracia”.
Para varios críticos el ‘suicidio’ de Valle es todo menos ‘patriótico’.
Valle decide contravenir todo por lo que había luchado hasta entonces por el amor a Clemencia. El capitán confirmó sus temores y cambió el amor a su causa por su amor a la doncella. Realizando un acto de traición que debilitó al ejército de occidente al quitarle a su “comandante más capaz” y favoreció a los invasores al dejar libre a Flores.
Tiene mucho de ‘romántico’ esta última decisión, pues el amor terminó siendo lo más importante para Valle.
En el plano psicoanalítico Sandoval asegura que Valle admira y envidia a su contraparte (guapo, rico, seductor y amado por todos). “Al apropiarse de su lugar frente al pelotón de fusilamiento, [al final] logra identificarse con su oponente e incluso toma[r] su lugar.“
Valle traiciona a la patria tanto como Flores y ante la imposibilidad de hacerlo como un conquistador amoroso, guapo o seductor, se iguala con él en la traición.
En el mismo tenor es común que los suicidas “culpen” o señalen a alguien de su muerte (como dicen que hizo Manuel Acuña por ejemplo).
Valle se dirigió en particular a su padre con la misiva que entregó al doctor, se desconoce su contenido pero debe ser significativo pues el severo aristócrata que nunca manifestó afecto por Fernando emitió un “gran grito de dolor” al leerla.
Clemencia por su parte se siente culpable por la muerte de Valle, ya fuera por usarlo como catalizador para seducir a Flores o por insultarlo en la prisión. Se considera a sí misma la asesina de Fernando, mientras que el doctor en el desfile del epílogo llama a Enrique “el miserable autor de la muerte de Fernando”, subrayando su desprecio por el traidor.
Si ese es el caso, la muerte de Valle resultó ser una venganza sumamente refinada.
¿Por qué Altamirano decidió frustrar el amor en Clemencia?, ¿por qué mató a Valle?
En un principio pudiera carecer de sentido literario en términos de narración fundacional y de la justicia poética. Zuhua Liang y Frindhelm Schmidt han intentado conciliar esta ‘contradicción’ como una forma de final irónico.
Así, tenemos una novela nacional en la que parecería que no se manifiesta de manera patente la promesa de la consolidación de la nación. La crítica ha propuesto la explicación del final trágico como una lección moralizante y/o una crítica de mujeres caprichosas (aunque en ‘Julia’ no hizo falta matar al protagonista para lograr el mismo objetivo).
‘La sultana’ llora profusamente y cambia para siempre sus hábitos de coqueta para consagrarse a la religión probablemente buscando expiar sus culpas.
El ciudadano modelo y patriota muere como un traidor sin enterarse nunca del cambio de opinión de Clemencia y su rechazo a Flores (es posible que la novela busque enaltecer el nacionalismo y las buenas prácticas morales, como no juzgar con base en las apariencias).
Si lo comparamos con el ‘corpus’ literario de Altamirano esta es una historia atípica, ‘Clemencia’ manifiesta una ‘anomalía’: el romance entre los mestizos es truncado, y el villano, de rasgos Europeos vence en casi todos los frentes, con la pérdida del amor de Clemencia como único ‘castigo’ por su traición.
Ninguno de los investigadores mencionados pretende explicar el trágico final de Clemencia, que pasa por ‘des-fundacional’.
Teorías sobre la violencia
Alejandro Cortázar también interpreta la muerte de Fernando como suicidio.
Su interpretación niega la lectura de José Gomáriz del protagonista como héroe que se ofrece para salvar a Clemencia y resalta el desarrollo de la subjetividad del individuo romántico. “¿Es irónico el desenlace de Clemencia? ¿La tragedia romántica solo sirve para enseñar a las mujeres a no ser caprichosas o al mexicano a dudar de las apariencias?”.
“¿O solo para crear el sujeto trágico-romántico por excelencia? Si aceptamos que las novelas de Altamirano tienen una función pedagógica, ¿Cuál es la lección de la muerte del mejor ciudadano, del hijo fabricado por la nación?”.
Amanda Petersen cree que no es un final irónico. ni una lección frívola, ni una representación contradictoria del nacionalismo.
Para ella la muerte de Fernando no es un sacrificio inútil cuando se examina a través de las teorías de René Girard sobre la violencia y el sacrificio.
Girard fue un filósofo francés famoso por su teoría de la ‘mímesis’ que trata de describir el motivo de los deseos/motivos humanos. En pocas palabras, Girard pensaba que nuestros deseos se definen gracias a los deseos de los demás. Debido a esto surgen conflictos que eventualmente se desvían del motivo original y se convierten en confrontación, a veces violenta.
Con el tiempo propuso que esto pasaba desde los albores de la civilización. Cuando el conflicto se convertía en crisis se hacía necesaria la muerte (social o literal) de un individuo o grupo de individuos como ‘chivo expiatorio’.
La sociedad entonces recordaría tanto la violencia como el fin de esta y frecuentemente la ‘desdibujaría’ con ritos, mitos y prohibiciones (léase leyes). En teoría este tipo de expulsiones se repitió a lo largo de la historia llegando a nuestros días mudando de presentación a cada iteración.
Girard percibe dos tipos de violencia: una beneficiosa (ritual, generativa) y otra dañina (recíproca, descontrolada). La violencia no puede ser disminuida, solo subvertida. Por eso, cuando la violencia negativa emerge, se presenta una crisis sacrificial y hay que tener una válvula de escape: el sacrificio ritual. El orden (la violencia ritual, controlada) de la sociedad es restaurado a través del mecanismo del sacrificio.
Wikipedia
El marco histórico de Clemencia es una época de crisis, de violencia recíproca y descontrolada. Petersen propone que Fernando es la víctima del sacrificio ritual para la sociedad nacional, con lo que su muerte sería el fundamento para la nación ideal de Altamirano.
Valle es presentado como una ‘víctima sacrificable’ en palabras del doctor/narrador, pues según Girard, la víctima sacrificable tiene que ser alguien diferenciado de la sociedad, un marginado.
El aislamiento de Fernando es más evidente con la presencia de Flores, presentado como su opuesto: rubio, robusto y sociable.
El siguiente aspecto a considerar en una crisis sacrifical es el ‘doble monstruoso’, concepto acuñado por Girard para definir una relación de imitador-imitado que se intercambia constantemente, situación que eventualmente desemboca en violencia.
Fernando y Enrique se intercambian repetidas veces: primero en sus objetos de conquista, Fernando amaba a Isabel pero al ver que no era favorecido se hace a un lado para que Enrique la corteje, y en cambio accede de mala gana a ir por Clemencia, aunque sabe que ella no está realmente interesada en él.
Luego Fernando es un traidor ante sus superiores del ejército cuando en realidad lo era Enrique. Cuando se defiende y el segundo es enviado a prisión vuelve a tomar su lugar como el traidor y finalmente, el amado de Clemencia.
Que se ‘desdibuje’ la línea entre héroe y traidor en la persona de Valle demuestra la crisis a la que se enfrentaba la nación durante la invasión francesa.
La nación representada es una que no puede distinguir entre sus aliados y sus enemigos: sus propios ciudadanos apoyan la invasión francesa y sus soldados liberales son tan ambiciosos que incluso el que parece ser el mejor de sus militares, Enrique, traiciona a la patria.
Amanda Petersen
Incluso la estructura de la historia, con capítulos enfrentados colabora para alcanzar este fin. Todos los personajes están inclinados a la violencia. Incluso Clemencia piensa en el suicidio.
“Surge una reacción en cadena que, desde la perspectiva de Girard, solo puede ser detenida con el sacrificio ritual de un individuo que es calificado como la causa de la contaminación de la comunidad, Fernando, en este caso.”
Petersen
El tratamiento que recibe Fernando a partir de que se sabe que se sacrifica para que su amada Clemencia/La Patria sea feliz, es el de un hombre “hermosamente heróico”. Sus rasgos que lo hacían antipático desaparecen y arrostra la muerte con estoicismo y resignación. Su cadáver es tratado como el de un santo mártir, y Clemencia guarda su cabello como reliquia.
La intención de Altamirano (según Petersen) era que todos los que escucharan esta historia verían sus ánimos patrióticos restaurados y convertirían en leyenda los actos del mejor patriota que había dado la nación, encarnado en Valle.
Dentro de la ficción el doctor desprecia a los colaboracionistas y a los invasores, y por lo visto todos los soldados de su regimiento compartieron ese sentimiento (e.g. los fusileros que ejecutaron a Valle lo hicieron con lágrimas en los ojos).
Y Clemencia, la mujer de las grandes pasiones, hermosa, coqueta, la gran seductora, se convierte en una monja, una muerte simbólica, señal de renuncia a la pasión carnal que emanaba al conocer a Flores y a Valle.
Es un símbolo que registra una leyenda oral para la memoria colectiva y que encarna el discurso de la novela fundacional, la construcción de la nación que cumple con el proyecto literario altamiranesco.
Petersen
Conclusión
En resumen, hay diversas formas de ‘leer’ a ‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano.
Para Petersen, la muerte de Valle es un sacrificio ritual que daría nueva vida al moribundo nacionalismo luego de las repetidas derrotas ante los invasores.
Adriana Sandoval coincide con Alejandro Cortázar en que Valle se suicida como un romántico, sin emitir juicios sobre las intenciones del autor, aunque si es una forma de venganza en contra de la superficial doncella, sería una venganza ‘sumamente refinada’.
José Gomaríz piensa que la novela “recrea una época de crisis y renovación de la vida nacional mexicana mediante un discurso antihegemónico de afirmación cultural y nacional codificado en un romance amoroso. En este romance, la dinámica libidinal está en consonancia con el destino socio-histórico y político basado en el proyecto republicano, social y democrático que Altamirano concebía para México”.
Aunque a veces las opiniones pueden divergir, en estos tres ensayos se coincide en las intenciones políticas/ideológicas de Altamirano al publicar la novela, es decir, proponer lo que pensaba que debería pasar en la nación al lidiar con influencias extranjeras, tal vez incluso en prevenir contra la superficialidad al juzgar a los demás.
También en todo caso, Altamirano aspiraba a la creación de una literatura nacional con base en historias que expresaran la identidad mestiza de la nación.
Así que sin importar la interpretación que le des a ‘Clemencia’, es una novela que busca ser ‘mexicana’. Haciendo que su lectura sea ‘obligatoria’ para todo el que se interese por comprender la literatura de ese país. Desde los aspectos geopoliticos hasta las tendencias literarias de la época, sin duda una pieza fundacional en las letras nacionales.
Nota del curador de la entrada
Pueeeees, la entrada está probando ser bastante más extensa de lo que había estimado y por eso la tendré que publicar en partes.
Planeo completarla antes del dieciséis de septiembre (lol), así que dáte una vuelta aprox por esas fechas XD.
Actualización del veinte de septiembre: La entrada está muy grande, y mi cuota de tiempo disponible para el blog se ha reducido un poco, así que igual y toma aún más tiempo terminarla. Ya no quiero dar fecha estimada porque no soy muy bueno cumpliendo plazos (T.T). Aún así la iré actualizando conforme me sea posible, soooo pásala bien XD.
Actualización del cinco de diciembre: Bruhhhhh, por fin la entrada está completa, pienso que está muy interesante todo lo que sale de la narración que pudiera parecer un romance simple y llano, pero justo como los críticos teorizan, en una novela hay mucho más que una historia, es casi como un destello del universo interno del autor, que ineludiblemente es afectado por su entorno, por lo que se puede discernir un pedacito del mundo que vivieron, eso está tremendo. En fin, aquí termina la cuarta temporada oficialmente, estaremos de regreso el año que viene :3.
Fuentes
Sandoval, A. (2007). Fernando Valle: un suicida romántico, en Clemencia de Altamirano. Literatura Mexicana, 18(2).
Petersen, A. (2014). ¿Sacrificar al héroe para fundar nacionalismo? Clemencia, de Ignacio Manuel Altamirano. Literatura Mexicana, 25(1).
Gomáriz, J. (2001). Nación, sexualidad y poder en Clemencia de Ignacio Manuel Altamirano. Literatura Mexicana, 12(2).
¿Qué es el ‘Boom’ de la literatura hispanoamericana?
Diversos analistas han calificado al ‘Boom’ como el conjunto de escritores y obras escritas en Latinoamérica aproximadamente a partir de la segunda mitad del siglo XX y que comparten varias características en términos generales. En esta entrada vamos a considerar los antecedentes del ‘boom’, sus autores y obras más notables y una guía de lectura para comprender mejor a este movimiento.
Introducción
El lector atento recordará que en la entrada ‘Historia de la literatura Hispanoamericana’ se definió el arco rector de las entradas que se publicarían en el blog. Aunque me voy a dar licencias ocasionales para escribir sobre otras cosas (un poco obvio considerando las entradas anteriores XD).
En todo caso esta es la segunda entrada correspondiente a esta ‘saga’.
Como también podrá darse cuenta el avezado lector. Esta entrada no corresponde a la que debería ser la primera si nos referimos al orden cronológico.
Evidentemente eso no me importó demasiado (lol). Y es así porque, y ya sé que a pocos les puede interesar, esta entrada fué la primera que cruzó mi mente a la hora de concebir esta serie (hace más meses de los que quisiera de todo eso).
Y por eso vamos a comenzar por el que probablemente es el momento más famoso y por tanto más querido/odiado de la historia de la literatura hispanoamericana: ‘El boom de la nueva novela Latinoamericana’.
‘El boom’ se refiere al conjunto de novelas que se publicaron en la segunda mitad del siglo XX en latinoamerica y que compartían diversas características, es importante anotar que hubo novelas publicadas en este periodo que no son parte del boom.
Las características de las obras y autores del boom son:
Búsqueda de la renovación en la estructura de las historias, que en ocasiones dejan de ser temporalmente lineales, o bien que experimentan con la forma de expresar el mensaje.
Los temas dejan de ser el clásico romance o la tragedia, o el venerado cuadro de costumbres. Las historias se vuelven más universales y por lo tanto son recibidas con más apertura en otras latitudes.
Son el resultado de la experimentación estilística y del lenguaje. Con una fuerte influencia de las vanguardias Europeas; el surrealismo, dadaísmo, cubismo, etcétera. Se olvida al romanticismo y sus arquetípicos protagonistas, al costumbrismo con sus detalladísimas descripciones, y al neoclasicismo modernista.
Como nota, también está que la expresión ‘El boom de la nueva novela’ indica que este movimiento está dirigido sobre todo a la prosa, mayormente en forma de novela, aunque a veces hay relato breve que califica como ‘del boom’, y aunque la vanguardia influyó al ensayo y la poesía, se suelen tratar como conjuntos de obras separadas, así que cuando usemos el término nos referiremos a la prosa.
Antes de abordar completamente el auge del periodo, vamos a considerar brevemente sus antecedentes.
Antecedentes y contexto del ‘Boom’
A principios del siglo XX, pasaban muchas cosas por todo el mundo.
La revolución mexicana provocaba una ola de pensamiento y literatura alusiva en todo el continente.
En Europa la guerra de 1914 llenaba de sangre el continente y algunos puntos de Asia y África. Luego del armisticio, y el consecuente rencor de parte de algunas personas, se empezó a cuajar otra guerra que segaría todavía más vidas.
Aproximadamente por ese tiempo, cuando el facismo se extendía por Europa y todos se preparaban para matarse (al menos los que gobernaban), estalló la guerra civil Española.
Durante ese conflicto, escritores y pensadores de todo el mundo se unieron al esfuerzo bélico, entre ellos muchos Latinoamericanos, que al reunirse brevemente con los pensadores Españoles desarrollaron cierto sentido de identidad y propósito estético y político.
Después de la guerra muchos intelectuales Españoles se exiliaron en diversos países Latinoamericanos. Críticos como Emir Rodriguez-Monegal atribuyen a este influjo Europeo la renovación y progreso de las letras Hispanoamericanas en los años siguientes.
Rubén Darío y su hueste modernista (hueste es en buena onda XD), habían demostrado al mundo (y a los locales) que de este lado también se podía hacer buena literatura. Y aunque se percibió sobre todo en la poesía, plantó las semillas que más tarde habrían de germinar en los autores que ‘educaron’ a los precursores del boom de la novela.
Hablamos de los escritores de los años cuarenta. Que habían leído a la vieja escuela Hispanoamericana, al modernismo, a la novela de la tierra, y también a la escuela Europea.
Tenían además a su disposición algunas de las obras clave del siglo XX. Joyce, Faulkner, Sartré, etcétera. Y prácticamente sin ponerse de acuerdo, en toda América latina se extendieron estos antecedentes. Dándole una suerte de ‘lenguaje común’ a los autores que ahora se hallaban libres de influencias extranjeras por la guerra (la segunda guerra mundial) y revitalizados por la intelectualidad Española.
Cuando la novela aprovechó todo ese ‘cimiento’ del análisis de la realidad moderno, pero también dependiente del pasado, es cuando maduró totalmente y dió a luz a la ‘nueva novela’
Emir Rodriguez-Monegal
Científicos Españoles que reanudaron su trabajo en México durante su exilio
Breve historia del ‘Boom’
Los precursores, primer vanguardia
A principios del siglo XX, muchos autores regionalistas/modernistas/realistas (y es que algunos tenían un poco de todo) habían consolidado la novela latinoamericana con obras notables como ‘Doña Bárbara‘ de Rómulo Gallegos (1929), ‘La vorágine’ de José Eustasio Rivera (1924) y ‘Don Segundo Sombra’ de Ricardo Guiraldes (1926), pero que casi califican como romances modernos.
Tendencia manifiesta incluso entre los autores más sobrios de esa generación, como Horacio Quiroga (‘Cuentos de amor de locura y de muerte’, 1906) y Mariano Azuela (‘Los de abajo’, 1916).
Y es contra esa tendencia romantizante, de héroes y heroínas arquetípicos, de ‘realismo mitológico’, que se revela la siguiente generación.
Entre ellos Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Borges (se sabe que no publicó ninguna novela, pero su cuentística influyó notablemente a la novela), Alejo Carpentier y otros.
Las obras de estos autores critican la ‘retórica obsoleta’ de sus antecesores, recurriendo a las vanguardias Europeas.
Carpentier publicó !Écue-Yamba-O! en 1933 y aunque no tuvo mucho éxito sentó las bases para la incorporación del surrealismo en la literatura Hispanoamericana. Su obra más importante fue publicada en 1949. ‘El reino de este mundo’, sobre la revolución Hahitiana. Una de sus principales características es el desarrollo de lo que llamó ‘real maravilloso’, apelando a lo insólito de la realidad Latinoamericana que a veces parece ocasionado por intenciones sobrenaturales, idea que terminaría por evolucionar en el ‘realismo mágico’ (trataremos el tema en otra entrada).
Asturias, ganador del premio Nobel, publicó ‘El señor presidente’ en 1946. Novela basada en la dictadura de Manuel Estrada Cabrera. Con una gran influencia surrealista, inauguró la ‘novela del dictador’ (‘Maten al León’ entra acá por ejemplo). Sus personajes dejan de ser perfectos e intocables, reflejo de la rebeldía imperante en el periodo.
Por su parte Borges experimentó con el expresionismo alemán. Sus libros ‘Ficciones’ (1944) y ‘El Aleph’ (publicado en 1949, nunca lo confundas con ‘Aleph’ de Paulo Cohelo o te arriesgas a que un fan de Borges te condene a vivir eternamente) influyeron en los novelistas de generaciones posteriores. Borges tiene ‘objetos’: como la biblioteca, el laberinto, los espejos, además de temas: ‘el infinito’, ‘juegos’, ‘sistemas’, ‘el universo como un libro’.
Y así en cada nación, la nueva generación se tornó (en términos generalistas y no demasiado rigurosos) en una ‘advant-garde’ (léase ‘vanguardia’) que rompió todo vínculo con la antigua forma de hacer novelas, tanto en lenguaje como en esencia.
Esto es, un lenguaje mucho más localizado y un tratamiento de la realidad mucho menos idealista. Estas novelas, la mayoría publicadas en los años cuarenta, prácticamente se intersectan temporalmente con las de la siguiente generación (la que vendría siendo la ‘segunda vanguardia’, así le puse XD).
La primer explosión, segunda generación
La generación de Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo, Julio Cortázar, José Lezama Lima y todos los demás. De nuevo, el término ‘generación’ es bastante laxo. Algunos críticos ponen a Borges de este lado, pero preferí respetar la clasificación de Rodriguez-Monegal debido a la fecha de nacimiento de estos autores (Borges nació en 1899 por cierto).
Onetti se demostró discípulo de Faulkner. Sus obras más conocidas son: ‘El astillero’ (1961) y ‘La vida breve’ (1950 según Wikipedia, pero en otros lados he leído que fue en 1959). En ellas se vale de narradores no demasiado confiables para relatar la misma historia desde diferentes puntos de vista. También crea un mundo ficticio autosuficiente al que le imprime un aire de desolación.
Rulfo era un fanático de la perfección artística. Escribió únicamente dos libros durante el periodo, que bastaron para revolucionar a la literatura Latinoamericana. ‘El llano en llamas’ (1953), es una colección de cuentos equiparada a las colecciones de Quiroga, Asturias, Borges y Carpentier. Mientras ‘Pedro Páramo’ (1955) es considerada por algunos la mejor novela Latinoamericana. Una historia intrincada con mucho de Faulkner y algunas reminiscencias de la novela Dantesca. ‘Comala’, el universo de la narración, se convierte en símbolo de desolación y Rulfo lo transmite con un dejo de resignación. Ninguna traducción ha podido transmitir el lenguaje que usó, lleno de acento Mexicano, con arcaísmos que nos llevan a las raíces del idioma.
Luego Cortázar, discípulo de Borges, publicó ‘Rayuela’ en 1963. Lo que más atrae la atención de ella es el orden sugerido de lectura, bien saltando entre capítulos o bien un grupo de capítulos solamente. Si se siguen las indicaciones del autor, el lector termina encerrado en un ciclo infinito. Con evidente influencia francesa, esta ‘antinovela’ es considerada el detonante del ‘Boom’.
Naturalmente estos autores tienen rasgos que los diferencian, pero el hecho de que se les asocie como miembros de un ‘todo’ (generación, movimiento, corriente) indica también similitudes.
En primer lugar, fueron influidos por toda la escuela latinoamericana previa, lo mismo que de otras latitudes (sobre todo de Europa).
Cortázar por ejemplo reconocía que ‘Rayuela’ debía mucho a Borges, Onetti y muchos más. Como también se percibe la influencia de Faulkner, Proust, Joyce y Sartré.
Aún así, los críticos concuerdan en que la mayor similitud entre todos los escritores de esta promoción es el ataque a la forma de la novela. Mientras los maestros anteriores habían seguido casi sin alterar la estructura tradicional novelesca, los autores noveles prácticamente reinventaron la forma del género (‘Pedro Páramo’ se convirtió en el paradigma de la nueva novela latinoamericana).
Y no sólo eso. En sus niveles más revolucionarios (iba a poner subversivos XD), las obras de algunos de estos autores buscaban desafiar al uso del lenguaje mismo (‘Paradiso’ (publicada en 1966) de José Lezama Lima y ‘Rayuela’ de Cortázar son los ejemplos más usados para demostrar esa premisa). Es decir, que la principal herencia de las novelas del ‘Boom’, es esa conciencia de la estructura novelesca externa y una sensibilidad agudizada para el lenguaje como materia prima de lo narrativo.
Algunos llaman a esto ‘postmodernismo’. El autor no rechaza al modernismo ni su aversión por las ‘piedades’ de la literatura del siglo XIX, más bien lo trasciende. La literatura postmodernista no oculta su naturaleza ‘ficticia’ para expresar realidades palpables de la experiencia humana.
El auge del ‘boom’, tercera promoción
Los primeros herederos de esta ‘nueva novela’ fueron los autores de la generación de Clarice Lispector, José Donoso, David Viñas, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Guillermo Cabrera Infante y Mario Vargas Llosa (entre muchos otros).
Es digno de atención que muchos de los autores de esta ‘tercera vanguardia’ estuvieron en activo al mismo tiempo que los de la segunda en su fase más tardía. Las generaciones se traslaparon e influyeron multilateralmente.
No todos hicieron innovaciones perceptibles. Donoso (‘El obsceno pájaro de la noche’, 1970) por ejemplo siguió los preceptos de la narrativa tradicional, pero exploró una realidad alterna, más profunda, de su natal Chile.
La característica principal de la gran mayoría es que exploraron a niveles nunca vistos la estructura y el lenguaje de la novela.
Carlos Fuentes usó la experimentación para crear obras complejas que son reclamos de una realidad dolorosa, surgida de un México casi ‘alterno’, levemente relacionado con el real. ‘La muerte de Artemio Cruz’ (1962) tiene la característica de ser relatada por tres voces (yo, tú, él) y ‘Aura’ (1962) por su parte está inmersa en un universo en el que la imposibilidad es de hecho posible y nadie se sorprende de ello, la impronta del ‘realismo mágico’.
Vargas Llosa (‘La ciudad y los perros’, 1963) usó técnicas modernas como la discontinuidad cronológica y la pluralidad de los puntos de vista, para exponer su visión del Perú.
Y luego vienen los que aprovecharon los aspectos más innovadores de las primeras dos vanguardias. Autores como García Márquez y Cabrera Infante.
Tanto en ‘Cien años de soledad‘ (1967) como en ‘Tres tristes tigres‘ (1967), se percibe el parentesco con el mundo lingüístico de Borges y Carpentier, los universos fantásticos de Rulfo o Cortázar y un estilo internacional análogo al de Fuentes o Vargas Llosa.
Aunque no es esa relación lo que las hace notables. Más bien, que a pesar de que las historias inspiradas en el mundo que todos experimentamos (la violencia en Colombia o el régimen Cubano), son expresadas por medio de técnicas vanguardistas. Lo que constituyen no deja de ser una ‘ficción total’.
Aproximadamente por estas fechas se consumó la revolución Cubana y se fundó ‘Casa de las Américas’ (véase la ‘Historia de la literatura hispanoamericana’ para más detalles), un auténtico behemot literario que no tardaría en disolverse y ser absorbido por ‘Mundo Nuevo’ de Emir Rodrígez-Monegal.
El conflicto surgido de la posición política de los autores Latinoamericanos separó en gran medida la otrora ‘unida’ comunidad literaria. Lo que propició el inevitable proceso de conclusión del ‘Boom’.
¿El final del ‘boom’? (cuarta generación)
Autores como Manuel Puig (‘El beso de la mujer araña’, 1976), Severo Sarduy (‘Colibrí’, 1983) y otros que forman la ‘cuarta vanguardia’. No se enfocan tanto en relatar una historia como en usar el lenguaje como vehículo de la narración y la narración misma. El medio es el mensaje.
Las características que definieron a la ‘nueva novela’ se convirtieron en algo que los autores más jóvenes (digamos los nacidos en los años sesenta) preferían evitar.
Lo que se relaciona con la otra cara de la moneda.
Crítica al ‘Boom’
Desde los años ochenta más o menos, muchos escritores empezaron a distanciarse del boom.
Y es que las editoriales, cada vez más preocupadas por el dinero, preferían publicar cosas que ‘sonaran más Latinoamericanas’, i.e. realismo mágico, estructura compleja pero a la vez legible y que sucediera en algún país tropical o paraje rural sin atisbos de civilización (bruh, ya se que un montón de lugares de mi ‘México di oro’ y en general de Hispanoamérica son así, pero no tienen por qué restregármelo en la cara T.T).
En fin, que para los años noventa más o menos, la cantera del ‘Boom’ se parecía más a una exigua mina de oro, una forma de relatar historias que buscaba vender y no tanto, descubrir nuevas formas de expresar los universos interiores de los escritores.
Y aquí viene un ejemplo.
Isabel Allende publicó ‘La casa de los Espíritus’ en 1982. Algunos alegan que es una copia de ‘Cien años de soledad’, una obra pensada para satisfacer a las editoriales y vender.
Roberto Bolaño, acérrimo opositor de García Márquez y lo que se pareciera al ‘realismo mágico’, decía que era una muy mala escritora.
Me parece una mala escritora, simple y llanamente, y llamarla escritora es darle cancha. Ni siquiera creo que Isabel Allende sea una escritora, es una ‘escribidora‘
Roberto Bolaño
Atención que no me molesta la existencia de miss Allende y autores análogos. El libro criticado me gustó (siempre soy benévolo XD), pero entiendo a qué se refería Maese Bolaño que dicho sea de paso es considerado uno de los mejores escritores de su generación.
Aún al día de hoy podemos encontrar obras análogas a las de las vanguardias. Pero se puede decir que ya no son del ‘Boom’. Si no innovan, si solo repiten una fórmula, contradicen al espíritu original de la ‘nueva novela’ (bruh, lo dice el mismo nombre), la experimentación y la rebeldía.
El ‘Post-Boom’
Por su parte, autores como el citado Bolaño y las pandillas del ‘Crack manifesto’, ‘McOndo’ y sus contemporáneos, apostaron por expresar la realidad Latinoamericana como producto de la globalización. Con historias hiper-realistas enmarcadas en contextos urbanos fuertemente influidos por los nuevos medios de comunicación.
Un cambio de paradigma en el que ya no buscaban la reafirmación de la identidad Latinoamericana, como los modernistas o el ‘advant-garde’. Sino que se preocupaban por la búsqueda de la identidad individual en un mundo cada vez más interconectado y alienado por la televisión, el cine y los medios publicitarios, sin descontar la influencia geopolítica de la guerra fría.
Para los extranjeros no iniciados, la literatura Hispanoamericana es ‘El boom’ y nada más. Algo así como un estereotipo cultural que no a todos les gusta que exista.
Aún así, ni siquiera sus más férreos detractores, y léase como un término no demasiado serio, cuestionan la importancia de ese grupo de novelas y escritores para la literatura en Español, e incluso para el mundo entero.
Este periodo de novelas descomunales marcó un antes y un después en muchos aspectos. Desde teoría literaria y filosófica, hasta factores macro-económicos y geopolíticos (leí por ahí que la CIA financió a ‘Mundo nuevo’ para oponerse a ‘Casa de las Américas’, tonta guerra fría).
Algunos de esos efectos siguen presentes al día de hoy. Y justo como el modernismo y todo lo que pasaba a finales del siglo XIX tuvo su papel en la maduración de la novela Latinoamericana, así ‘El boom’ y el ‘Post-Boom’ moldearán a la siguiente generación de escritores serios (nótese el adjetivo, hablaremos de eso en otras entradas ;) ).
Guía de lectura para ‘El boom’
Por último, considerando todo lo anterior preparé esta lista no exhaustiva de las obras clave del ‘Boom’ y sus antecedentes. Decidí incluir obras de otros periodos para manifestar su relación/influencia, aunque va a haber una entrada para el Modernismo y la literatura contemporánea que no entra en el ‘Boom’, así que solo están para darle contexto a las obras del periodo que hoy estamos tratando.
Por cierto que también cada novela de esta lista tendrá su entrada eventualmente (a muy largo plazo XD), así que hará las veces de índice para las obras este periodo y movimiento.
Horacio Quiroga – Cuentos de amor de locura y de muerte (1917)
Novelas de la tierra
José Eustasio Rivera – La vorágine (1924)
Ricardo Güiraldes – Don Segundo Sombra (1926)
Rómulo Gallegos – Doña Bárbara (1929)
Los precursores (primera vanguardia)
Miguel Ángel Asturias – El señor presidente (1946)
Jorge Luis Borges – El Aleph (1949)
Alejo Carpentier – El reino de este mundo (1949)
EL BOOM
Segunda vanguardia
Juan Rulfo – Pedro Páramo (1955)
Juan Carlos Onetti – El astillero (1961)
Julio Cortázar – Rayuela (1963)
José Lezama Lima – Paradiso (1966)
Tercera vanguardia
Carlos Fuentes – La muerte de Artemio Cruz (1962)
Mario Vargas Llosa – La ciudad y los perros (1963)
Gabriel García Márquez – Cien años de soledad (1967)
Guillermo Cabrera Infante – Tres tristes tigres (1967)
Clarice Lispector – La pasión según G.H (1969)
José Donoso – El obsceno pájaro de la noche (1970)
POST-BOOM
Cuarta vanguardia aún asociada al boom
Manuel Puig – El beso de la mujer araña, (1976)
Severo Sarduy – Colibrí, (1983)
Fuentes
Draper, S. (2006). El boom en Mundo Nuevo: Crítica literaria, mercado y la guerra de valoraciones. MLN, 121(2), 417-438. Retrieved March 4, 2021, from http://www.jstor.org/stable/3840677.
Echevarria, G. R. (2012). Modern Latin American Literature: A Very Short Introduction. Oxford University Press.
Goic, C. (1991). Historia Y Critica De La Literatura Hispanoamericana (Paginas De Filologia). Editorial Critica (Grupo Editorial Grijalbo) (Cedomil Goic – Historia y crítica de la literatura hispanoamericana, 84-7423-368-2).
Rodríguez-Monegal, E. (2016). La nueva novela latinoamericana. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Enlace.
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Esta es la segunda parte del resumen y análisis de ‘Pensativa’, novela de narrativa cristera escrita por Jesús Goytortúa. Aquí está la primera parte.
Dejamos a Roberto en las inmediaciones de la huerta del conde. Allí Veva le contó el final de Carlos Infante a manos de un traidor llamado Muñóz.
Segunda parte del resumen de ‘Pensativa’
Visita a un general
Veva y Fidel le rogaron que se fueran de ahí, y prometieron explicarle todo lo que quisiera siempre que fuera en otro lugar. Así que prosiguieron su expedición al campamento de Cornelio. Llegaron por la tarde.
Los primos se saludaron efusivamente. Luego en confidencia Roberto le confesó su amor por Pensativa. El general brigadier como había admitido ser entre risas, se puso muy alegre y prometió bajar a Santa Clara el dia que se casaran.
Roberto le preguntó si estuvo presente el día de la venganza contra Muñoz. Cornelio cambió de semblante y asintió, Veva hacía señas que Roberto pudo distinguir y preguntó directamente sobre lo acaecido en la hacienda. Pensativa le había dicho que Carlos fue vengado. Basilio le dijo que había sido en el mismo lugar donde ejecutaron a Carlos y Veva le contó de las vejaciones al cuerpo del general.
Todo eso explicaba las tristezas de Pensativa, pero no del todo, aún había un secreto que nadie se atrevía a decirle. Amaba a Pensativa, pero no se casaría con ella si no sabía todo de su pasado. Cornelio le aseguró que era la mujer más buena y casta del mundo, lo que Roberto aseguró que creía cierto, pero no quería casarse con una santa, sino con una mujer.
Cornelio lo miró con firmeza y Roberto pudo ver al cristero implacable en que su primo se había convertido. El mismo niño amable y bonachón que lo acompañó en su infancia.
Entonces supo que no obtendría ninguna información de él ni de nadie. Se resolvió a regresar a la ciudad tan pronto dejara a Veva en la Rumorosa y alejarse de esa tierra llena de sangre y fratricidio.
Espada y sombrero cristeros
Día de aniversario
Era 15 de julio, el mismo día que habían ejecutado a Muñoz. Roberto se despidió y estaba dispuesto a irse sin Veva y Fidel así que tuvieron que acompañarlo.
Llegaron a la huerta donde divisó a varios jinetes. Conforme se acercaba se dibujaba ante sus ojos la esbelta figura de Pensativa. Echó a correr al caballo y llegó en pocos instantes a donde estaba ella, acompañada por Basilio.
Pensativa preguntó qué hacía allí visiblemente irritada, Roberto respondió que venía de ver a Cornelio, él preguntó lo mismo. Ella iba a rezar por todos los muertos de la guerra religiosa.
Avanzaron al árbol en donde ejecutaron al general Infante y Pensativa guío los rezos. Roberto veía a los soldados emboscando a los bañistas, la ametralladora barriendo el prado, a Carlos colgando sin ojos del árbol, aún reinaba una atmósfera de peligro.
Cuando terminaron, fué a ver a Pensativa y audazmente le pidió que se fueran juntos. Ella iba a esbozar una sonrisa cuando un terrible grito se escuchó en la hacienda, un grito como el de un hombre siendo torturado.
En un abrir y cerrar de ojos Pensativa se convirtió en un bulto pálido, Basilio la llevó en brazos y huyeron. Fidel y Veva hicieron lo mismo y Roberto los siguió por instinto.
Cuando se recompuso le preguntó a su nana de quién huían, ¿bandidos?, ¿soldados?, ¿cristeros?. Al escuchar que era del diablo, montó en cólera y sabiéndose asustado por algún bromista regresó a la hacienda dispuesto a averiguar quién era el responsable.
No encontró nada salvo restos humanos abandonados. Cuando regresó por su caballo encontró dos mendigos de aspecto horripilante. A uno le habían amputado las orejas y la nariz, al otro lo habían cegado, las cicatrices de ambos le provocaron repulsión.
Los saludó y preguntó por el grito, el ‘desnarigado’ respondió con una voz poco ensayada que el sitio estaba maldito. Tal vez había gritado un fantasma.
Más secretos
Regresó cada vez más relajado. En un recodo encontró a Veva que lo abrazó espasmódicamente. Entonces le pidió una aclaración, ella le había ocultado algo y se iría a la capital de inmediato si no se lo decía. El recio Basilio y la recta Pensativa jamás se hubieran asustado por un grito de no tener un significado relacionado con ese secreto.
Ella accedió con profunda tristeza. Al llegar a la rumorosa encontraron a Basilio muy preocupado, la señorita había caído enferma y el doctor López ya la estaba atendiendo.
Roberto se informó del estado de su amada y repitió que se iría si no le contaban la verdad. Veva y Basilio se comprometieron a hacerlo.
A la tarde del día siguiente comenzó su relato.
Basilio escapó a la ejecución y huyó a Jalisco, en el camino se había cruzado con Cornelio que también juró venganza. Juntos fueron a donde la Generala. Después de meditarlo concibió un plan.
Se hizo pasar por ‘Carlota’ hermana del cochero de doña Enedina. Veva la colocó como sirvienta del doctor, y ella, además de hermosa, se mostraba inocente y recatada. Rápidamente estuvo llena de admiradores, pero solo mostró inclinación por Muñóz y aceptó ser su novia.
Entonces su ‘hermano’ enfermó gravemente y pidió permiso para ir a cuidarlo.
La venganza de la Generala
Ya en La Rumorosa, Muñóz le llevó serenata por varios días, hasta que ‘Carlota’ aceptó tener una reunión por la noche en el jardín.
Él no sospechaba nada y cuando la tuvo enfrente, su novia se convirtió en la Generala, y Basilio sometió al traidor. Lo llevaron a la sierra donde lo golpearon por varios días. Mientras que se encubría la partida de ‘Carlota’ desterrada por su hermano debido a su ligereza (¿qué señorita decente vería a su novio a solas por la noche? XD).
Cuando la Generala volvió con su tropa llevaron al prisionero al estanque donde ejecutaron a Carlos. Lo iban a colgar cuando el ‘desorejador’ pidió que antes de matarlo le cortaran las orejas, los hombres lo apoyaron, pero la Generala y Cornelio no estaban de acuerdo. Terminaron aceptando cegar al traidor en retribución por los agravios que hizo al cadáver del general y lo harían mientras el prisionero estaba con vida.
Ni la generala ni Cornelio podían negarse pues eso significaría un motín de su tropa y una gran cantidad de muertes en las poblaciones vecinas.
Roberto estaba admirado de la valiente mujer al principio. Pero cuando supo que permitió esa barbarie manifestó desprecio por sus métodos, el doctor le recordó que todas las facciones cometieron fechorías, y Roberto las maldijo también.
Ahora estaba tranquilo ya que sabía el motivo detrás del horror de Pensativa por los ciegos y su reclusión en la pobreza y austeridad. Sin duda deseaba expiar la culpa de las fechorías cometidas en nombre de su hermano.
La calma antes de la tormenta
Roberto amaba a Pensativa y ya no sospechaba nada de ella, deseaba casarse y llevársela de esa tierra llena de sangre.
Pero seguía enferma, el doctor auguraba una recuperación si se le permitía descansar.
Pasaron tres semanas y Roberto pudo entrar a la habitación de su amada, conversaron un poco y él fue dichoso.
Al caer la noche le llevó serenata (‘my boy has game’ jaja). Fue regañado por su tía y el doctor, pero en el fondo todos estaban felices por el naciente amor.
Llegó la fiesta de Santa Clara y Roberto fue a pedirle al monseñor que redujera la manda que Veva había prometido cuando Pensativa se recuperase.
Allí, después de la misa vió a Basilio entre los danzantes. (En México durante algunas festividades religiosas había ‘danzantes’ que emulaban los bailes antiguos de las naciones indígenas, al día de hoy se sigue con esta tradición en varios sitios).
Los hombres de la Rumorosa enteraron a Roberto que también estaba cumpliendo su promesa de bailar cuando la señorita estuviera repuesta.
En eso vió al mendigo desnarigado de la huerta del conde. Miraba a Basilio con odio, entonces se le ocurrió desenmascararlo. Le dió unas monedas a un hombre dado al vino y le pidió que le gritara: ‘¡Alacrán!’, cuando lo hizo, el mendigo dió un salto y se dió cuenta del plan de Roberto, lo miró con furia y escapó.
No había duda, era el compañero de Muñóz, entonces el ciego, ¿sería Muñóz?.
De regreso a la Rumorosa, le preguntó a Basilio si estaba seguro de la muerte del traidor, él le aseguró que estaba muerto. Dudando de la veracidad de sus palabras le dijo: “Cuídese, desorejador”. Basilio se lanzó sobre él y le puso su cuchillo en la garganta, pasó varios segundos intentando dominarse hasta que se retiró.
Ya en la noche fue a tocarle la ventana para pedir disculpas. Roberto lo previno de el alacrán y le pidió que protegiera a su ama. Pensativa había regresado al Plan de los Tordos.
Tristezas sin fin
Roberto fué a ver a Pensativa al día siguiente. La regañó un poco por irse sin despedirse y la pasaron bien en la huerta. Los criados la habían limpiado y pintado, ahora todo tenía una apariencia primorosa.
Pasaron varios días y Roberto por fin se decidió a confesar sus afectos a Pensativa. Todos lo animaron incluso Basilio, no pudo hacerlo en la mañana, ni en la comida, ya era hora de la cena cuando se armó de valor y le expresó sus sentimientos.
Ella, con cierta tristeza lo rechazó. No podría casarse por el pasado, y nunca lo haría. Roberto albergaba esperanzas avivadas por todos de que la altiva señorita no se negaría a vivir feliz con él. Saber que había sido rechazado lo embargaba de tristeza, no sólo por su amor propio, también por la situación de Pensativa.
Regresó a la Rumorosa completamente derrotado, su familia se mostró decepcionada y aunque Veva le aseguraba que con un poco de paciencia la convencerían decidió regresar a la capital al día siguiente.
Se despidió con gran pesar y mientras la volanta lo llevaba a la estación del ferrocarril, meditaba en las últimas semanas. Se había convertido en un aventurero, encontró el amor, y también una tristeza que nunca había experimentado. No creía ser capaz de volver a vivir como antes.
Entonces le pidió a Ireneo que detuviera el coche, no se iba a dejar vencer tan fácilmente.
Gestiones de terceros
Llevaban un trecho del camino de regreso a la Rumorosa cuando los encontró Basilio, animó a Roberto y volvió al Plan de los Tordos.
Roberto fue recibido con gran alegría por su familia y por Cornelio. Estaba allí para casarlo con Pensativa, con ayuda del padre Ledezma.
Él era el único sacerdote que permanecía en la lucha, aunque tal vez no fuera armada, se negaba a aceptar el armisticio del gobierno y despreciaba a los obispos que se habían sometido a los políticos.
En esos momentos estaba rezando en Santa Clara, pero volvería para la comida.
Mientras esperaban, Roberto previno a Cornelio de el alacrán, días antes de su declaración a Pensativa lo había emboscado y le disparó en el brazo.
El padre llegó entrada la tarde y de inmediato inspeccionó a Roberto. Lo calificó de ‘tibio’ y se lamentó de que Pensativa se hubiese enamorado de hombre tan despreciable si es que era cierto.
Prefería dársela a un comunista que al menos mostraba filiación por una causa y no a un joven frívolo y mundano.
Roberto recibió los golpes admirablemente y aseguró que ella lo amaba. “Ya lo veremos” respondió el padre que en esas tierras tenía más autoridad que el coadjutor mismo.
A la mañana siguiente partieron al Plan de los Tordos y regresaron dos días después, durante los cuáles Roberto estaba expectante. Cuando llegaron Roberto preguntó el resultado de sus gestions, sin siquiera saludarlos. Cornelio respondió : “¡Triunfamos!” (¡triunfó el amor!).
La boda cristera
Roberto no cabía en sí de felicidad, pidió detalles al severo padre Ledezma que entre insultos y desprecio por su condición de ‘tibio’ le dijo que en efecto Pensativa lo amaba y que la ‘culpa’ por lo sucedido en la guerra eran el motivo de su negativa.
El padre le aseguró que esa fue una guerra santa y que no debía avergonzarse por su hermano o la venganza de su muerte.
Roberto tuvo que esperar hasta el día siguiente para ir a el Plan de los Tordos. Era casi de madrugada y Basilio ya lo esperaba, llegaron y allí estaba Pensativa, visiblemente turbada pero con un dejo de felicidad en los ojos (ayñ).
Conversaron y Roberto confirmó sus afectos, quería casarse con ella cuanto antes.
La casta señorita prefirió esperar según la costumbre, a que se cumplieran varios meses de noviazgo, juntos acordaron casarse en noviembre, el día de San Carlos.
Ella le preguntó si aceptaría casarse ‘a lo cristero’, de madrugada y en una casa particular. Roberto se entusiasmó por el romántico proyecto y aceptó sin dilación.
Esas fueron las semanas más felices de su vida, se corrieron las amonestaciones, se hicieron los preparativos y se reforzaron las patrullas buscando ‘al alacrán’ y al ciego.
Llegó el día de la boda. Roberto era un manojo de nervios, habían llegado los líderes cristeros, hombres de voluntad férrea que lo intimidaron sobremanera. Fueron a dormir, allí recordó una carta que le había llegado de Jalisco. Un amigo había investigado el destino de la generala y halló que no había muerto.
A Roberto no le importaba ni la generala ni sus cristeros, era feliz y al día siguiente Pensativa sería su esposa.
Basilio le confirmó su lealtad al alba y lo ayudó a vestirse con torpeza. Roberto aceptó el gesto, notó cohibido al rudo caporal, le preguntó si había algo que le quisiera decir. Basilio se negó y continuó con su servicio.
Veva, Jovita y su tía se habían engalanado lo mismo que Fidel y Esteban, la nana le confió a Roberto que amaría aún más a Pensativa cuando la viera, también le envió un mensaje “¿leíste la carta?”, un poco extrañado Roberto le aseguró que sí y que no le importaba gran cosa.
Llegaron al altar presidido por el padre Ledezma y estaban a punto de tomar los votos cuando irrumpió ‘el alacrán’ con el ciego diciendo: “Buenos días mi generala”.
La generala
Muñóz y ‘el alacrán’ en persona se habían colado a la boda y desenmascarado a Pensativa. Ella era la Generala, la fiera guerrillera que había ordenado ejecuciones y permitido la tortura de los traidores, la mujer que había inundado de sangre el interior.
Roberto estaba aterrado, los cristeros ya habían cargado sus armas y apuntaban a los traidores.
Pensativa aceptó la responsabilidad de sus acciones y mirando con orgullo pero a la vez con tristeza le confesó a Roberto su pasado como líder cristero. Lo había confesado en una carta que Basilio debía entregarle en la mañana. Cuando Veva le dió la respuesta que Roberto había dado respecto a la carta de Jalisco había sido feliz.
Pero ya no era así, le pidió perdón y le aseguró que nunca lo quiso engañar ni lastimar. Basilio se había arrodillado rogando la muerte con tal de que se casara con la intachable Pensativa.
Al ver el horror de Roberto, Pensativa se quitó el velo y los azahares y después de confesarle que lo amaba y que lo amaría por siempre, se fue. Ordenando a su tropa jamás lastimar ni a Roberto ni a los mendigos.
En la Rumorosa todos estaban sumidos en la tristeza. Roberto tuvo que llevar a los traidores a Santa Clara y ellos esclarecieron el misterio, habían sobrevivido a sus ejecuciones. Cuando se enteraron de la boda de la Generala concibieron su venganza.
Ya de vuelta en su cuarto, Pensativa se revelaba con el amor de su vida, nunca lo engañó y siempre había actuado con rectitud. Aún la amaba.
Casi reventó a su caballo de camino al Plan de los Tordos. Allí vió a la casona de los Infante en llamas. Cuando llegó los mozos y mujeres hablaron de matarlo pero el muchacho que lo había ayudado antes les recordó el juramento que le hicieron a la generala. Se había ido y no volvería jamás.
Despedida
Roberto supo la causa perdida, fue a ver a Cornelio que lo comprendía y no le guardaba rencor, Pensativa lo sabía y por eso nunca le reveló su destino.
Llegó el momento de volver a la capital y no volteó la mirada ni una sola vez, esa tierra lo llenaba de pesar y le sería hostil para siempre.
No pudo volver a sus viejos hábitos. Gastó una fortuna buscando a Pensativa, viajó por todo el interior, por Jalisco, Querétaro y el Bajío, pero sin éxito. Doña Enedina murió pocos años después y luego el doctor López. Le encargó la Rumorosa a Jovita y se llevó a su nana a vivir con él. La acompañaba Fidel al que convirtió en su ayudante de cámara.
Veva le pedía perdón con frecuencia. Todos lo querían casar con Pensativa y guardar el secreto de su vida como la generala, pero ella nunca estuvo de acuerdo.
Un día, Veva le anunció la visita de una monja que le tenía un mensaje de ‘Sor Asunción de las Divinas Llagas’, en otro tiempo llamada Gabriela Infante.
Pensativa había profesado en Bélgica pues la guerra en España le impidió hacerlo allí, le pedía perdón y le relataba su historia.
Se unió a la lucha al igual que muchas mujeres. Se distinguió por su valor y astucia de tal modo que los líderes cristeros la envolvieron en un halo de misterio y santidad. Ella estaba convencida de la rectitud de la guerra y habría llevado una vida normal luego de la guerra de no haber tenido parte en la tortura de Muñóz.
Al principio despreció a Roberto por frívolo y mundano. Pero empezó a amarlo cuando la llevó en sus brazos en la crecida. Sufrió enormemente al declinar su declaración y de no ser por Cornelio y el padre Ledezma habría vivido por siempre en la austeridad del Plan de los Tordos.
Pero aceptó casarse con él porque lo amaba, su dicha fue completa al saberse perdonada. Pero no contaba con que Basilio no había entregado su carta.
Así sufrió mucho al ver cómo Roberto la despreciaba cuando supo la verdad. Lo instituyó como un hombre “sagrado” para que los cristeros no le hicieran daño y huyó a los Estados Unidos, para luego embarcarse a Europa.
La religiosa le pidó permiso para escribirle a Sor Asunción que la perdonaba. Roberto por toda respuesta dijo: “que ella sea quien me perdone” y salió apresuradamente para llorar en soledad.
Aspectos literarios de ‘Pensativa’
Me apena un poco no haber encontrado demasiada documentación especializada respecto a ‘Pensativa’, aunque es considerada una de las obras más importantes de la literatura cristera.
Dato random. ‘Pedro Páramo’, posiblemente la novela Mexicana más famosa de la literatura moderna también está situada en ese contexto histórico (un poco antes y un poco después ‘if you know what I mean’).
Tal vez por eso ha pasado desapercibida para los académicos. Que dicho sea de paso sí que han mencionado sus parecidos con ‘Doña Bárbara (novela)’ del venezolano Rómulo Gallegos.
Como dato random también, ‘Doña Bárbara’ es considerada una de las obras cumbre de la literatura Latinoamericana.
Comparaciones injustas
‘Doña Bárbara’ coincide en varios aspectos con ‘Pensativa’; ambas obras retratan la situación geopolítica y social de sus entornos. Por un lado el México post-revolucionario/ post-cristero, al comienzo de la ‘dictadura perfecta’ que Vargas Llosa hizo notar. Y por el otro la dictadura en Venezuela de Juan Vicente Gómez.
En ambos casos también se resalta el ‘atraso’ de los ‘amigos de provincia’ (Léase con voz de Chavelo jaja) y el campo respecto a la ciudad. Chocan dos mundos, el salvajismo de la gente rural en la forma de Basilio y sus cristeros, frente al civilizado abogado Roberto. (Santos Luzardo también es abogado por cierto).
Y ambas novelas presentan a mujeres fuertes, capaces en su momento de grandes crímenes.
Tristemente si se comparan los personajes, Pensativa es un poco débil. Aunque sus motivos son creíbles, es inconsistente cómo una mujer capaz de imponerse a bandidos tan peligrosos como el ‘desorejador’ sucumba a los remordimientos. Doña Bárbara es más consecuente (spoiler, vamos a tratar esa novela en el futuro, por eso no abundo en ese asunto).
Curiosamente ambas historias fueron adaptadas (muy libremente) en el cine de oro mexicano. Los cristeros (1946) y Doña Bárbara (película de 1943), ésta última en colaboración directa con Gallegos y coproducción Venezolana, ¡viva la hermandad y el llano!.
De amazonas y machismo
La comparación de Gabriela Infante con Doña Bárbara es injusta pero inevitable. Para muchos es una mala copia, un dulce para el lector que a pesar de su machismo se siente atraído por la imagen de la Amazona. Ese tropo es recurrente multitud de obras y telenovelas (no me preguntes cómo lo sé, solo lo sé lol).
El concepto de la Amazona en la cultura occidental tiene sus orígenes (como muchas otras cosas) en la antigua Grecia.
Heródoto, Homero, Píndaro, y la mayoría de los autores Griegos arcaicos trataban el tema de mujeres que vivían en una sociedad matriarcal, osadas en las proezas de guerra y separadas de la civilización. Una sociedad por lo tanto contranatural para los Helenos que limitaban el ejercicio de la guerra y la política a los hombres (siempre hay excepciones, pero en términos generales era así).
Este tema fascinaba a los antiguos Griegos que lo heredaron a los Romanos y por lo tanto al resto de Europa que con su influjo desde el siglo XV conformó el concepto moderno.
Así el término puede referirse a una mujer que ha alcanzado la excelencia atlética. Pero también a una mujer subversiva que se comporta de modo ‘atípico’. Lo que a veces implica que es ‘poco femenina’ y/o que ‘odia a los hombres’.
La imagen mítica de la Amazona servía para manifestar una anormalidad entre el orden natural de las cosas (para un ciudadano Griego) y lo contrario. Es decir, lo contranatural, lo extranjero y bárbaro.
Y así describe Basilio a ‘La generala’. Una mujer ‘horrosa’ que vestía de hombre y que combatía como el que más. Marcando un interesante contraste con la realidad. Roberto la calificó como ‘hermosa’ al instante de conocerla en su faceta de ‘señorita’, es decir, cuando se comportaba como la sociedad lo esperaba.
En una analogía notable, Octavio Paz escribió que el hombre nacional tenía a la mujer como ‘la otredad’. Suceptible de ser despreciada (aquí es de donde se origina una palabra malsonante que empieza con ‘ch’ y que puede ser conjugada en variadísimas formas) pero que al mismo tiempo podía ser adorada cual ‘virgen’ o ‘deidad maternal’ (una Tonantzin), nótese la connotación religiosa, prácticamente la misma veneración que los cristeros tenían por Gabriela Infante.
Y por eso el tropo de la mujer indomable que contravenía lo establecido era tan interesante para el hombre Mexicano de principios de siglo. El que veía a la mujer como medio para sus fines, un mero objeto, pero que al mismo tiempo veneraba con total devoción a una mujer santa, ajena a este mundo.
Han pasado casi cien años desde que terminó la guerra Cristera y más de medio siglo desde la escritura de ‘Pensativa’ y ‘El laberinto de la Soledad‘. Quiero creer que esta percepción ha cambiado, y hay esperanza de que es así, pero aún queda mucho camino por recorrer. La postura que me parece más apropiada es: ‘trata bien a todas las personas’. Nótese el término ‘persona’, es decir, a todos, sin distinguir género, religión o lo que sea.
Conclusión
Admito que deseaba un final feliz para Pensativa y Roberto. Aún así no se nota ‘fuera de personaje’ que Pensativa se marchase, pues seguía teniendo sus dudas respecto a si se merecía vivir con el que amaba. Aunque no sé si es por la época pero el horror de Roberto al saberla la generala me parece un tanto exagerado. Pero ¿quién sabe?. Si me entero que mi crush estuvo comandando una banda de guerrilleros que cortaban orejas y hacían full de expolios a lo mejor también me replanteo el seguir teniéndola como tal.
¿Por qué será que en tiempos antiguos volverse religiosa era la única posibilidad para una señorita con el corazón roto?. Celeste, Aurora, Pensativa, incluso el personaje de María Félix en ‘Tizoc’ quería profesar para mandar al gorro a su novio infiel, y que yo sepa estaba situada en la ‘actualidad’ (1957).
¿En qué momento dejó de ser así?. Lo menciono por que en la literatura más reciente, digamos desde ‘el boom’ hasta hoy (2021) el motivo de la doncella con el corazón roto que se va a un convento ha sido más o menos olvidado. Lo mismo que el tropo de la amazona (bueno, ese sigue activo pero en variaciones un poco más modernas, véase ‘Action girl‘). En realidad es una pregunta retórica, eventualmente discutiremos el cambio cultural al respecto y sus efectos en la literatura (OMG, ¡que emoción!)
En resumen, el texto es legible y agradable, a veces tiende a predicar un poco pero siempre con buenas intenciones, i.e. criticar el fanatismo en ambos bandos de la guerra y denunciar los horrores que en ella sucedieron, estoy seguro de que mucha de la gente que anhela un conflicto armado nunca ha visto lo que pasa en ese tipo de eventos. Hay muchas referencias bíblicas y a otros hitos literarios como El Quijote. Siempre se agradecen los guiños a otros universos.
Muchos recomiendan este libro para introducir a personas jóvenes a la lectura, y es verdad que es de fácil lectura, tanto en vocabulario como en la trama, aún así requiere algún contexto para ser comprendido a plenitud, lo que no implica que deje de ser una lectura recomendada :), pero sí que se lee mucho mejor cuando sabes ciertas cosas de la historia nacional y de otras narraciones relacionadas, de todos modos, dale una revisada.
Fuentes
González Luna, Ana María (2013). La Literatura De La Cristiada: Una visión apocalíptica De La Historia De México. Altre Modernità, giugno, 100-111. https://doi.org/10.13130/2035-7680/3075.
Howatt, C. (1947). Books Abroad, 21(3), 331-331. doi:10.2307/40086531
Lorna Hardwick (1990). Ancient Amazons ‘ Heroes, Outsiders or Women?. Greece & Rome, 37, pp 14-36 doi:10.1017/S0017383500029521
Victoria Carpenter (2015). Spanish-American Literature: Spanish American Literature, 1900 to the Present Day. The Year’s Work in Modern Language Studies, 75, 215-224. Enlace
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Pensativa es una novela corta escrita por Jesús Goytortúa y publicada en 1945. Cuenta los amores de Roberto, un soltero citadino y una mujer que responde al apodo de ‘Pensativa’ (ya sé, full de cursi). A pesar de la simplicidad del argumento, la historia está llena de matices notables, tanto de la forma de pensar de los hombres y mujeres de mediados de siglo, como de las heridas todavía abiertas, de los sucesos acaecidos en las últimas guerras cristeras.
Del autor
Goytortúa nació en San Luis Potosí en 1910. Publicó ‘Pensativa’ en 1944 con la que ganó el premio Lanz Duret, también escribió ‘Lluvia Roja’ y ‘Cuando se desvanece el arcoiris’.
Trabajó en la Secretaría de Agricultura y Fomento. Donde fundó ‘Las Democracias’. Además colaboró con cuentos y otros textos en diferentes medios impresos como ‘Arte y Plata’, ‘Hoy’, ‘Letras Potosinas’, ‘Mañana’, ‘Revista de Revistas’ y ‘Sucesos para Todos’.
Contexto histórico de ‘Pensativa’
Pensativa es considerada una obra representativa de la narrativa cristera.
En el caso de México, hubo muchos eventos notables en el acontecer político y social durante el siglo XX, de los cuales la revolución y las guerras cristeras fueron los que dejaron algunas de las ‘heridas’ más graves en el imaginario nacional (lo que no exime a las heridas físicas).
El conflicto entre la Iglesia y el Estado mexicanos es un tema complejo y vasto que no es fácilmente resumible en algunos párrafos. Tampoco me entusiasma escribir de política. Esta sección es una breve reseña histórica con los materiales que tengo disponibles, sin tomar partido por ningún bando.
Antecedentes desde la colonia hasta la independencia
Supongo que todo comenzó con la conversión/imposición de la religión católica a los supervivientes de la conquista en el Virreinato de la Nueva España. Es digno de notar, que muchas veces el clero defendió los derechos de los nativos y si le preguntas a Octavio Paz, sirvió de consuelo ante el ‘abandono’ que los indígenas sufrieron por parte de sus dioses e ‘instituciones’.
En la época colonial se sentaron muchas bases jurídicas y prácticas que le daban gran poder a la iglesia (el sistema de encomiendas, las órdenes monásticas, etc.).
Durante las guerras de independencia, el clero tuvo una influencia notable (don Miguel Hidalgo, el valiente Morelos, etc.) y ésta se dejó notar en la redacción de la primer constitución que definió al catolicismo como la única religión oficial.
Al naciente grupo que comenzó a gobernar el país eventualmente esto le dejó de gustar y ya para 1847 había notables tensiones entre el gobierno y las autoridades clericales.
Las políticas de Valentín Gómez Farías y sus amigos buscaban destruir la base jurídica de la supremacía eclesiástica en los asuntos civiles, que en plena guerra contra los Norteamericanos detonó en la ‘Rebelión de los polkos’ (véase el párrafo ‘clases de historia’ en la entrada El fistol del diablo parte 6 y la sección ‘La primera reforma liberal’ de la entrada de Wikipedia para Gómez Farías).
Valentín Gómez Farías
Reforma y porfiriato
Durante el resto del siglo XIX, las llamadas Guerras de Reforma que buscaban entre otras cosas, la separación de la iglesia y del estado, plagaron el país de muerte y desacuerdos con ocasionales invasiones extranjeras y full de cosas tristes.
Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y otros políticos liberales lograron imponerse y quitarle el poder que por trescientos años había detentado el clero en estas tierras (entre otras cosas no relacionadas con el tema).
Entonces llegó don Porfirio Díaz y con su lema ‘menos política y más administración’, instauró algo parecido a una ‘Pax Romana’ llegando a un acuerdo con el aún poderoso clero.
El porfiriato aportó cierta estabilidad al país, a costa del sufrimiento de full de gente, de asesinatos y de ya sabes, lo que está en cualquier starter-pack de dictador latinoamericano.
Llegó la revolución y cuando todos terminaron de matarse, hubo cierta tolerancia mutua, lo que incluía un nivel de acuerdo entre las autoridades religiosas y el gobierno.
La guerra cristera
Todo terminó cuando el presidente Plutarco Elías Calles expidió la ley de tolerancia de cultos (léase Ley Calles) que a efectos prácticos buscaba reducir aún más la intervención de las iglesias en la vida pública.
Y eso no le gustó al clero, ni a los feligreses.
Comenzaron varios levantamientos que buscaban recuperar su libertad religiosa y mucha gente murió y/o hizo cosas muy malas, según la novela, soldados del gobierno asaltaron varios conventos y violaron a las religiosas que los habitaban. En realidad ya habían sucedido actos de violencia antes, como el asesinato de Álvaro Obregón y ejecuciones de amotinados en diversos puntos de la república.
Cómo dice uno de los personajes de la historia: ”En la guerra los dos bandos cometieron atrocidades”.
Después de varios años de conflicto, se firmó un armisticio y se emitió un perdón para todos los pronunciados que depusieran las armas. Muchos se negaron y siguieron combatiendo por bastante tiempo. Ya para 1934 cuando Lázaro Cárdenas tomó el poder, el levantamiento estaba prácticamente terminado, lo que no evitó varios linchamientos, asesinatos y ultrajes (‘if you know what I mean’) a “Maestros rurales”.
Al final en un acuerdo a la ‘Nicodemo’ ambas partes acordaron la paz, digno es de mención que la mayoría de las autoridades eclesiásticas estaban en contra del enfrentamiento armado.
La cosa se terminó enfriando poco a poco, pero hubo hombres y mujeres que siguieron combatiendo por muchos años, al cobijo de las sierras y los montes, aún sin la venia de las autoridades religiosas, hay registros de que el gobierno no siempre cumplió su parte del trato y siguió ejecutando cristeros.
‘Pensativa’ se desarrolla en este contexto de post-guerra fraticida.
Resumen de Pensativa
Roberto, abogado con herencia necesaria para no tener que ejercer, disfrutaba de su vida de soltero en la capital. Un día recibió una carta en la que su tía le urgía a visitarla. Estaba muy enferma y temía que fuera a morir sin despedirse.
Así que se encaminó a su natal ‘Santa Clara de las Rocas’, aunque fastidiado por la idea de ir a un pueblo anticuado y aburrido, no dejó de admirar el paisaje y calma del bajío mexicano.
Después de un viaje agotador llegó a ‘La rumorosa’, finca de su tía. Cuando bajó del coche su nodriza Genoveva lo recibió entre sollozos, contentísima de volver a verlo.
Saludó a su tía Enedina que para alivio de todos (menos de él) iba a recuperar la salud. El anciano doctor López le dió la bienvenida y lo enteró de la congoja que la convaleciente sufría debido a las impresiones de la guerra cristera.
Yo le decía a doña Enedina: un par de viejos carcamales como usted y yo, no deben preocuparse de si ganan los rojos o los azules. Pero no me hizo caso y ahí tienes el resultado.
El doctor López
El doctor le sugirió casarse, pues en ese pueblo había muchas señoritas bonitas y bien educadas. El tema también fué sugerido por su tía, su nana y su prima Jovita.
De hecho ya le tenían una ‘novia’, una mujer de gran abolengo, descendiente de los Infante, antiguos gobernantes de esas tierras. Una doncella intachable, hermosa y amable. Roberto, interesado por tanta alabanza a la enigmática doncella, comenzó a desear con fuerza por fin conocerla.
‘Pensativa’
Veva le urgió a hacerla su esposa y llevársela de esa tierra. Pensativa había perdido a su hermano en las guerras religiosas, sufría por no tener familia, ni ser rica como antaño. Vivía en la vieja hacienda de ‘El plan de los Tordos’. Pero era orgullosa y mostraba resignación y hasta altivez, fachada que ocultaba un corazón de oro.
Doña Enedina la había invitado a cenar, ese día asomaba una tormenta en el horizonte y Roberto, práctico y citadino, sentenció que no llegaría.
Era de noche cuando llegó el carruaje de la bella Pensativa. Basilio su caporal, la llevaba con suma atención, pero tan pronto confrontó a Roberto cambió su actitud a una de desprecio y recelo totalmente correspondida.
Tenía una fachada de bandido revolucionario, y el señorito sintió repugnancia ante el discurso salvaje y violento del acompañante de su futura novia.
Intercambiaron palabras serias y se separaron. Roberto juzgó una necedad estar tan furioso por tan poca cosa y para distraerse fué a la pieza de su tía, allí estaban todas.
Su tía los presentó formalmente. Ella, aunque educada y amable revelaba cierto desdén hacia el citadino que no se había dignado a visitar a su tía hasta ese día.
Cuando salió a cambiarse, Jovita, Veva y doña Enedina le preguntaron: “¿qué te parece?”
-Es hermosa –Contesté queriendo ser sincero– pero es excesivamente seria. En lugar de Pensativa debiera llamarse Adusta (lol). Y no me agradan las mujeres que hacen visitas en noche de aguacero, acompañadas de un mono horroroso, de un majadero que tiene cara de asesino.
Roberto
El desdén de Pensativa había picado el orgullo de Roberto. Se resolvió a incomodarla a toda costa, riéndose de sí mismo por estar tan desconcertado como un colegial en su primer amor debido a la señorita.
Conversación en el salón
Se supo derrotado tan pronto entró al salón. Allí estaba la aún más bella Pensativa con un vestido negro que no dejaba ver más que sus manos y rostro, por toda joyería llevaba una pequeña cruz de oro en el pecho. Intentó hacer conversación y parecer ligero para ocultar su turbación (léase enamoramiento lol) pero a cada palabra que intercambiaban se irritaba más y más.
Por intervención de Veva comenzaron a hablar de Cornelio, primo de Roberto, que en palabras de Jovita nunca bajaba de la sierra, ni siquiera por “el señor arzobispo”. Roberto lo juzgó como un loco. Pensativa replicó que era un gran hombre igual que Basilio, para despecho del citadino.
“¿Otro hombre admirable?, No lo elogie usted señorita porque creeré que Cornelio ha terminado por semejarse a Basilio – Los dos fueron cristeros –me respondió Pensativa. Y su respuesta me aturdió”
Roberto
Roberto dijo que odiaba a los cristeros. A lo que Pensativa respondió que no podía odiarlos pues su hermano había sido uno de sus altos mandos. Roberto no encontraba modo de disimular su vergüenza y se retractó, a lo que la señorita respondió con desprecio. Dijeron algunas otras cosas pero el ambiente estaba cargado de tensión.
Cenaron intercambiando pocas palabras, y Roberto se retiró a su habitación tan pronto le fué posible. Se sentía triste y derrotado, ¿cómo podía sentirse así por una mujer que lo despreciaba y que aún así no le era posible odiar?. Comprendió que para alguien que había sufrido tanto como ella era natural despreciar a un señorito que nunca había vivido las dificultades que su hermano, Cornelio o Basilio habían enfrentado.
¡Disculpaba a Pensativa!, se hizo un exámen de conciencia y concluyó en que si bien no la amaba, sí le ‘gustaba de un modo peligroso’, resolvió alejarse de ella en lo posible y cuando llegase a encontrarla dominarse y dejar correr las cosas sin exhibirse.
Aventura en los vados
Al día siguiente el cura del pueblo y el doctor López asistieron a la comida. El doctor llevó aparte a Roberto y le preguntó su opinión de Pensativa. Él admitió que probablemente la quería aún a pesar de su desprecio, el doctor lo animó a no cejar y a dejar en paz el asunto de los cristeros pues esa tierra los había dado por millares y eran las personas más orgullosas y vengativas del mundo.
Roberto salió a dar un paseo a caballo después de la comida para evitar despedirse de Pensativa y Basilio. Llovía en la sierra y a despecho de su orgullo decidió alcanzar a su amada que ya debería estar camino a su hacienda.
Se cruzaron cerca del río, Roberto disimuló y preguntó con civilidad si iban de regreso, Pensativa asintió y éste, se ofreció con osadía a acompañarla. Pensativa no pudo ocultar su desagrado y aceptó por educación, cuando llegaron al vado, Fidel, mayordomo de doña Enedina observó que si cruzaban el vado no podrían regresar a la Rumorosa.
Pensativa y Basilio le pidieron a Roberto que regresara, pero éste, con alevosía dijo que a menos que ella se lo pidiera, lo que implicaba que le desagradaba sobremanera, cruzaría con ellos.
La cohibida Pensativa tuvo que aceptar.
“Señorita, si mi compañía le molesta, regresaré a la Rumorosa. Pero quiero que sea usted quien me lo diga”
Roberto el conquistador (lol)
Había cruzado el vado y subían la cuesta cuando pensativa embistió a un muchacho con su caballo. Ella lo regañó por no estar atento y le preguntó si acaso estaba ciego. Roberto ayudó al muchacho que en efecto era invidente. Se lo hizo notar a la doncella y cuando regresó a su caballo la encontró al borde del colapso. Basilio estaba listo para molerlo a golpes por su impertinencia.
Roberto estaba a punto de pedir disculpas aunque no sabía exactamente por qué, cuando escuchó el rumor de la creciente.
Los animales huían. Víboras, coyotes y halcones buscaban refugio, él observaba todo ese espectáculo cuando un grito de Basilio lo despertó de sus cavilaciones: “¡Corra, corra!, ¡sálvela!”. Volteó a ver el fondo del cauce y allí estaba Pensativa, con las riendas firmemente asidas, esperando la creciente.
Cena en ‘El plan del los Tordos’
Roberto espoleó al caballo y bajó al cauce, le tendió la mano a Pensativa, pero ella le dió un fustaso, enfurecido, la tomó de la cintura y la cargó mientras la montura subía rápidamente a la orilla.
Cuando estuvieron fuera de peligro y sin soltarla preguntó “¿por qué ese deseo de suicidarse?”. Pensativa no respondió, buscaba a Basilio con la mirada. El caporal llevado por la corriente chocó contra unas rocas. Cualquier otro hombre hubiera muerto, pero cuando llegó a donde su ama besó sus botas y luego la mano de Roberto que alegre por dentro le espetó que no hiciera eso. Pensativa lo hizo prometer que no diría nada de eso.
La lluvia comenzó a caer y llegaron al “Plan de los Tordos” (la hacienda de Pensativa) cuando era de noche.
La casona había visto tiempos mejores. La mayor parte de los edificios estaba en ruinas y sus habitantes eran mozos y mujeres de rostros resueltos pero también sumamente empobrecidos.
En el recibidor de la única ala habitable, Roberto vió varios muebles de gran refinamiento aunque por lo demás el edificio era poco más que una barraca revolucionaria. Allí vió el retrato de un hombre joven con la misma expresión que pensativa, “mi hermano”, dijo ella, se llamaba Carlos.
Conversaron sobre cómo fue traicionado y luego vengado por sus soldados. Basilio y los demás habitantes de la hacienda, todos con graves marcas de guerra, extremidades amputadas y malos recuerdos.
Después de una cena austera pero que agradeció sobremanera, Roberto se retiró a dormir en el catre de campaña que le habían preparado.
A la mañana siguiente los anfitriones se desvivían para atenderlo. Probablemente Basilio les había insinuado que salvó a la señorita de algún peligro.
Conversó con Pensativa y Basilio. Le hablaron de ‘La generala’, jefa de su hermano. Una Juana de Arco de los cristeros que había operado en su natal Jalisco. Cuando depuso las armas aprovechando el ofrecimiento del gobierno, fue acribillada por agentes no identificados.
Roberto no era fanático del tema y Pensativa pudo notarlo. Lo llevó a ver la hacienda y cuando llegó el momento de despedirse, le pidió autorización para visitarla otra vez. Ella aceptó con reticencia.
Ataques osados
Roberto pasó la noche pensando en la mujer que ya amaba. Pero el secretismo que rodeaba su gran penar lo tenía inquieto. Le confesó sus dudas a Veva y a su familia. Que por toda respuesta le aseguraban la castidad y honestidad de la doncella.
Convencido de que no obtendría ninguna información de ellas fué a Santa Clara para probar suerte. Allí se encontró con el secretario del ayuntamiento, maestre masón que de no ser por doña Enedina que lo escondió en su ropero habría sido ejecutado por Carlos Infante, cuando tomó la ciudad. En cambio el presidente y sus delegados fueron colgados en un poste cercano.
Roberto preguntó sobre la captura del hermano de Pensativa.
El secretario lo enteró de que un traidor llamado Gustavo Muñoz con su ayudante apodado ‘El alacrán’, logró ganarse su confianza y lo hizo caer en una emboscada. Luego lo ejecutaron en circunstancias poco claras. Se decía que lo habían torturado. Roberto concluyó que tal vez lo habían cegado y por eso Pensativa se mostraba gravemente afectada al ver a un invidente.
Mire usted: aquí los de ambos bandos, hablando con verdad, merecíamos lo que nos pasaba. Tan fanáticos y tal salvajes éramos los pintos como los colorados. El presidente municipal le había entregado las monjas a la caballería, y bueno… había hecho muchas cosas más. Todos éramos deudores y acreedores y yo por eso digo: maldita sea la guerra civil, que rompe todas las leyes y que hace al hermano verdugo del hermano
El secretario del Ayuntamiento
Roberto aceptó que la amaba y se decidió a conquistarla. Así que planeó ir a ver a Cornelio para esclarecer aún más el motivo de la tristeza de Pensativa y de paso pedirle algún consejo. Veva se ofreció a guiarlo haciendo notar que Carlos y Cornelio habían sido amigos íntimos y que sin duda ayudaría a Roberto a casarse con Pensativa.
Antes de partir le quizo llevar algunos libros, dulces y otros obsequios a ella y a su tropa (ayñ).
Cuando llegó al vado del coyote la crecida le llegaba a los muslos aún sobre la montura. Allí estaban Basilio y otro criado de Pensativa, que no le ayudaron. Roberto se enfureció y dejó al caballo seguir su instinto, estuvo a punto de ser arrastrado por la corriente y se sintió lazado. Pero prefería morir a recibir la ayuda de esos hombres que ahora despreciaba. Se deshizo del lazo y logró salir a la margen del río, allí Basilio y su criado lo saludaron. Roberto pasó silbando sin hacerles caso.
Basilio lo alcanzó cuando estaba ya a la entrada del Plan de los Tordos y le pidió que no le dijera nada a su ama. Roberto irritado respondió: “Nada tengo que decirle a la señorita porque nada de lo de usted me interesa”.
Saludó a Pensativa, se quedó a comer y asomaba una tormenta de modo que también iba a pasar la noche en su hacienda. Por la tarde tomaron café en la huerta con un modesto servicio pero de valor incalculable para él.
Conversaron sobre la capital, el teatro, la cultura, “una vida maravillosa” según Pensativa. Roberto aseguró que lo creía así hasta que llegó a la Rumorosa, momento en que comprendió que le faltaba algo: “amor” (OMG¡¡¡¡).
Pensativa un poco cohibida no respondió nada. Roberto le preguntó “¿qué hace usted aquí?”, una mujer de clase y educación superior a la vida de guerrillera que llevaba, ¿qué pensaba hacer?, ¿vivir para siempre entre bandidos, valientes y llenos de fe, pero bandidos a fin de cuentas?. Ella dijo que consideraba un convento. Roberto preguntó, ¿y por qué no un hogar?, ella palideció y susurró “un hogar…”, Roberto agregó: “Pensativa, ¿no ha pensado usted nunca en casarse?” (bruh, Roberto tiene habilidades).
Segunda velada en el Plan de los Tordos
Pensativa se quedó callada. Después de unos minutos dijo que nunca habia pensado en eso, Roberto le recordó que habría que pensar en ello en algún punto de la vida, entonces se soltó la lluvia y entraron a la casona.
Pensativa se retiró brevemente y mientras Roberto conversaba con la tropa, Basilio le pidió unas palabras.
No sin reticencia accedió y afuera, Basilio le pidió disculpas por desear que se ahogara, Roberto le hizo saber que su odio era correspondido y Basilio apreció su sinceridad, entonces le preguntó sobre sus intenciones, él y toda la tropa amaban a la señorita más que a nada en el mundo y los atormentaba verla ahí, entre guerrilleros, sola y pobre.
Roberto le dió la mano a Basilio y le dijo: “quiero casarme con la señorita”. El rostro del caporal se iluminó y con una sonrisa le respondió: “hágase querer jefe”, le pidió que se la llevara de esa tierra que la llenaba de tristeza y la hiciera olvidar, que nunca sacara a colación el asunto de la guerra y que la hiciera feliz, ella era la mujer más santa y buena del mundo.
Aún así Roberto quería saber todo sobre Pensativa y le pidió que entonces le explicara por qué Pensativa se impresionaba tanto por los ciegos. El sargento/caporal se negó a decírselo y le repitió que lo mejor era olvidar todo ese asunto. Roberto se conformó con preguntar por el destino de el traidor Muñoz. Basilio respondió: “eso sí se lo contesto mi jefe, donde mataron a mi general Infante, allí matamos a Muñoz”.
La lluvia amainó y Pensativa estaba en el servicio leyendo uno de los libros de Roberto. Él se sentó cerca y conversaron hasta que se sirvió la cena, luego siguieron hablando hasta muy tarde. La señorita se despidió y Roberto se pasó a noche jugando a las cartas con la tropa.
Cuando se fue a acostar meditó en su amor por Pensativa, pero no dejaba de sospechar del motivo que llevaba a todo el mundo a querer enterrar el pasado de la intachable señorita.
A la mañana siguiente se despidió y Basilio lo acompañó hasta La rumorosa, si bien no serían amigos, ahora se mostraban cierto respeto.
Expedición a la sierra
Roberto tuvo que explicar cada detalle de sus avances con Pensativa y todos sentenciaron que la boda ya era un hecho, a pesar de las reservas del novio que no aseguraba que Pensativa le correspondiese.
Llovió toda esa semana. Lo que aplazó los planes de Roberto de ir a ver a Cornelio. Cuando por fin hizo buen tiempo emprendieron el viaje. Además de él iba Fidel y Veva que tenía muchas ganas de ver a Cornelio, aunque estaba visiblemente nerviosa al pasar junto a la antigua hacienda de los Condes de Río Negro.
La hacienda había sido construida en el siglo XVII por los españoles que habían descubierto una mina cerca. Fue abandonada cuando ésta se agotó y el último conde moría en el sitio de Cuautla.
Ahora era un montón de ruinas invadidas de vegetación y polvo. Roberto se mostraba muy interesado en explorarlas, interés que aumentó ante la turbación de sus guías que aseguraban que era un sitio maldito. Veva tuvo que acceder a contarle la historia de la hacienda ante la tozudez de Roberto siempre que se fueran de allí.
Carlos Infante era el más capaz de los generales cristeros, tan buscado por el gobierno como Gorostieta y la generala. Muñoz llegó a la Rumorosa pidiendo auxilio, allí Veva y doña Enedina que ayudaban a los cristeros aceptaron cuidar a su “hermano” un hombre apodado ‘el alacrán’.
Por su parte Muñoz se ganó la confianza del general. Carlos y la liga estuvieron a punto de tomar Guadalajara pero alguien había puesto sobre aviso al gobierno y tuvieron que retirarse.
La traición de Muñoz
Carlos regresó con nuevos soldados, abogados, doctores, hasta un ‘gringo’. Entre los reclutas se distinguía ‘el desorejador’, un hombre tan valiente como salvaje que gustaba de cortarles las orejas a ‘maestros comunistas’.
El general decidió tomar Santa Clara, organizó sus tropas y todo estaba listo, tomaron el camino de la hacienda del conde y decidieron comer allí.
Había una cisterna, y Muñoz sugirió al general que tomara un baño, los demás también lo hicieron, en ese momento Muñoz y ‘el alacrán’ subieron por una saliente y como si hubiese visto algo sobrenatural lo llamó.
Cuando Carlos subió y con él los otros hombres un destacamento de soldados los capturó y empezó a disparar dispersando a las fuerzas del general. El traidor se burlaba de él y seguía gritando “¡a la horca, ¡a la horca!”. Carlos le respondió: “tienes muchas ganas de verme morir ¿verdad?, vivirás más que yo, pero tu muerte será peor que la mía”.
Lo colgaron en un árbol que Veva señaló, Muñoz estaba turbado por la profecía de Carlos y empezó a dispararle a su cadáver. Una bala reventó la soga y empezó a patear el cadáver, pero sus ojos lo asustaron, entonces se los sacó con una vara. Basilio no soportó más esto y rompió las sogas con furia y de no ser por ‘el alacrán’ que lo cortó con un machete en la cara lo habría matado.
Basilio cayó en la cisterna y lo dieron por muerto, pero sobrevivió, esperó a que el destacamento se fuera y enterró a Carlos, después regresó a Jalisco con la generala.
Eso explicaba en parte el horror de pensativa al ver a los ciegos, pero había algo oculto todavía. Cuando Roberto se lo preguntó Veva se negó rotundamente a decir más.
Fin de la entrada
Y hasta aquí llegamos hoy, aproximadamente a la mitad de la novela, no te pierdas la siguiente entrada en la que cerramos esta historia y consideraremos un breve análisis y comentario.
Por cierto que pudiera parecer que no le estoy haciendo caso al proyecto de la entrada anterior (Historia de la literatura hispanoamericana para los y las despistados (y ‘adas’ lol)), peroooo no, el comité de redacción (XD) está trabajando al tope de rendimiento en la labor de investigación, condensación y redacción de las entradas.
Como el amable lector comprenderá son entradas grandes y hay mucho texto por leer, de modo que se van a estar intercalando con otras entradas que a veces no vendrán demasiado al caso, como sea la cosa sigue corriendo y una buena entrada se está cocinando, no dejes de darte una vuelta por acá cada fin de mes :3.
A partir de hoy, vamos a viajar (a muy grandes rasgos a veces) por tooooda la historia de la literatura hispanoamericana. Desde Cortéz y De las Casas, hasta los ‘instapoetas’ de nuestros días.
Declaración de intenciones
Uno de los objetivos originales de este blog era comentar obras de la literatura mundial y motivar a los lectores a darles una revisada si no lo habían hecho.
Con el tiempo, y aunque ese objetivo sigue siendo parte importante del sitio, empecé a inclinarme por la literatura latinoamericana en Español.
Así surgió la idea de esta ‘saga’ de entradas.
Antes de comenzar con este emocionante viaje vale la pena establecer las ‘reglas’ que van a moderar los contenidos.
Limitantes y objetivos
Primero los términos ‘hispanoamérica’, ‘iberoamérica’ y ‘latinoamérica’ serán usados indistintamente. Aunque en realidad creo que el primer término es más exacto para nuestros fines (‘id est’, países del continente americano que tienen al Español como lengua hablada por un número significativo de pobladores).
Por literatura hispanoamericana me refiero a los textos escritos originalmente en Español por autores nacidos en el continente Americano (aunque en ocasiones contemplaremos a los grandes escritores de España).
Cuando escriba América o su gentilicio siempre me estaré refiriendo al continente completo (o continentes, según a quién le preguntes), desde Alaska hasta el Cabo de Hornos.
Esta primera entrada va a servir de ‘mapa’ para el recorrido. Vamos a definir cada ‘época literaria’ en orden cronológico, además de un breve resumen de sus particularidades y autores más importantes.
Eventualmente cada ‘época’, ‘corriente’ o ‘movimiento’ tendrá su propio set de entradas, según vea adecuado. La idea es que al final tengamos una entrada para cada una de las obras fundamentales de cada periodo.
Seguiremos una estructura de ‘categorías’ que corresponden a periodos de tiempo relativamente extensos y las corrientes literarias que los componen.
Visto de manera gráfica será algo así:
Literatura hispanoamericana
Cada periodo de tiempo (definido arbitrariamente y sin demasiado rigor) será llamado ‘época literaria’. Y las épocas contienen de uno a ‘n’ ‘movimientos literarios’. Los ‘movimientos literarios’ contienen a su vez varios autores con sus obras respectivas. A veces un autor puede fluctuar entre ‘movimientos’ y ‘épocas’.
Mapa de entradas
A continuación está el índice de entradas del proyecto. Conforme las vaya armando voy a ir actualizando los enlaces.
Brevísima historia de la literatura hispanoamericana
Ahora, vamos a ver desde ‘muy lejos’ a toda la literatura latinoamericana. Se entiende que habrá información más completa y detallada en la entrada correspondiente a los periodos/movimientos/obras. Pero para tener un panorama global de hacia dónde vamos tendremos esta breve relación de los hitos de la literatura hispanoamericana.
Antecedentes
Antes de ‘entrar en materia’ propiamente me parece adecuado considerar los antecedentes históricos y culturales que la influyen (nótese la conjugación en presente del verbo). Y que en ocasiones le dieron las características que la diferencian de otras literaturas.
En algún punto de la historia varia gente pobló el continente y dió origen a las únicas culturas realmente originales de América. Por originales quiero decir que se vieron libres de influencias externas. Distinto a lo que pasó en Afroeurasia. Donde desde la Roma imperial había cierta relación entre el oriente y el occidente (en realidad desde mucho antes si le haces caso a Heródoto, algunos teorizan que desde el calcolítico ya había intercambios intercontinentales :o).
Todo esto para establecer que las cosmogonías y formas de expresión artística de las naciones originarias americanas no fueron afectadas por poderes externos a la misma esfera cultural del continente.
Y aunque en la colonización europea del siglo XV se perdió mucho de esas culturas, su efecto en las naciones que surgieron después sigue presente.
Las mismas culturas europeas trajeron una gran cantidad de conocimientos y formas de pensar que habían surgido de intercambios análogos. En la península ibérica por ejemplo, la cultura española había heredado formas del lenguaje de los Romanos, sus instituciones y leyes. La presencia gótica llevó nuevos influjos culturales germánicos sin olvidar la raíz celtíbera de los antiguos pobladores.
Granada y otras ciudades de la actual España se convirtieron en las capitales culturales y científicas del mediterráneo durante la ocupación de los ‘moros’.
El árabe influyó notablemente en el desarrollo de la lengua y literatura del periodo.
Y es innegable el impacto de la llamada ‘tercera raíz’, la cultura de las personas originarias de África, en la América colonial.
Así, en cada país, en diferente medida y con sus propias particularidades, estas culturas contribuyeron a lo que hoy llamamos literatura hispanoamericana.
Códice Zouche-Nuttall
Colonia
La conquista de las Américas trajo consigo el idioma y forma de hacer literatura que la tradición española llevaba puliendo durante siglos. El descubrimiento de este exótico nuevo mundo impulsó notables cambios en los motivos literarios del periodo.
Con un ‘sabor’ a canto épico, estas relaciones y crónicas se convertían en las versiones modernas de las gestas antiguas de inclinación “nacional”. Análogas al ‘Poema del Mío Cid’ o el ‘Chanson de Roland’.
La mayoría de la producción literaria colonial fue escrita por autores nacidos en España (no es el caso de Garcilaso de la Vega). No obstante, se comenzaba a marcar cierta diferenciación entre las literaturas de América y las peninsulares.
Ya para el siglo XVII el barroco Español que surgió como respuesta al fallo del humanismo renacentista dominaba también la literatura hispanoamericana (¿virreinal?).
Sor Juana es la principal exponente novohispana del periodo, que con otros grandes autores dio lugar al llamado ‘Barroco de Indias’. Corriente que enfatizaba que ser americanos era uno de los rasgos distintivos de su propia identidad.
Sor Juana Inés de la Cruz
Literaturas nacionales
La ocupación en España por Bonaparte y otro montón de factores, favorecieron las guerras de independencia en las colonias.
Literatura de la independencia
Resaltan las guerras de Simón Bolívar ‘el libertador’, que dieron lugar a las modernas Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
No hay poeta más asociado a estas guerras que el ecuatoriano José Joaquín de Olmedo que con su ‘Canto a Bolívar’ llevó a la independencia al nivel de una oda a la usanza de Virgilio. Con un fuerte estilo neoclásico de moda en la literatura española de aquél entonces.
Surgieron autores análogos en todo el continente como Andrés Bello en Venezuela y José María Heredia en Cuba. Éste último se adhirió al romanticismo que tomaba fuerza en Europa como respuesta al neoclasicismo.
En Argentina Esteban Echeverría escribió ‘La cautiva’, que ignoró las ideas neoclásicas y en cambio llenó su obra de alusiones locales a la flora, la fauna y el terreno americanos. Además optó por usar una forma de verso más popular en contraposición a las métricas clásicas.
El costumbrismo
Expresar la realidad latinoamericana se convirtió en una de las principales preocupaciones de los escritores de prosa del período, lo que desembocó en una preferencia por el realismo. Con un fuerte énfasis en que las descripciones fueran lo más precisas y exhaustivas posible. Había surgido el costumbrismo.
Una derivación del realismo literario que tenía por objetivo el retratar las costumbres de la gente de la manera más fiel posible. Los costumbristas se enfocaron sobre todo en las personas marginalizadas de las ciudades y zonas rurales.
En México, José Joaquín Fernández de Lizardi publicó ‘El periquillo sarniento’ inspirándose en la novela picaresca española para satirizar a la ‘nueva’ sociedad mexicana. Manuel Payno e Ignacio Manuel Altamirano se dedicaban con profusión a la novela con fuertes tintes costumbristas.
Esteban Echeverría también escribió prosa. Su cuento ‘El matadero’ es considerado uno de los mejores del periodo. Tanto por su expresión costumbrista/realista como por su temática y dominio del contexto.
El también argentino Domingo Faustino Sarmiento escribió ‘Civilización y barbarie, vida de Juan Facundo Quiroga’, un relato de la fundación de una nueva sociedad, con sus aciertos y errores.
Mientras que el cubano Cirilo Villaverde y su ‘Cecilia Valdés’, exponían una fuerte crítica al pasado colonial y esclavista de su isla natal.
En general, los escritores de ese momento, influidos por el racionalismo europeo reclamaban libertad e igualdad para todos los americanos.
Ya desde Bello, que debido a sus labores diplomáticas vivió varios años en Europa, surgió la tendencia de los escritores y poetas latinoamericanos de hacer ‘juntadas’ literarias en el viejo continente, sobre todo en Francia.
Este sentimiento de formar parte de una cultura continental es evidente en los ensayos y poemas publicados desde mediados del siglo XIX, además de que en diversas publicaciones los editores admitían textos de autores de distintas nacionalidades.
Esteban Echeverría
Los modernismos
Para entonces el romanticismo se había impuesto y el famoso ‘Martín Fierro’ del Argentino José Hernández habría de convertirse (según algunos críticos) en el mejor poema latinoamericano del siglo XIX, esto debido a que fue uno de los primeros trabajos que incorporaron con éxito los mitos locales de una nación americana.
Modernismo
Al mismo tiempo la literatura hispanoamericana producía su primer movimiento literario, el ‘Modernismo’.
Sus principales características son el refinamiento en el uso del lenguaje, pero a la vez cierta rebeldía respecto a los cánones tradicionales (en forma y temática) y un rechazo hacia la burguesía. Anticonformismo y renovación.
Buscaba contener el ‘fuego’ de las emociones desbocadas del romanticismo. De ahí saca su nombre, dominar la intensidad de las propias aflicciones usando la fuerza del lenguaje poético, del mismo modo que el hombre había ‘moldeado’ las fuerzas naturales con la ciencia y la tecnología.
También recibía la influencia de los avances en las ciencias sociales: sociología, criminología, antropología, entre otras.
Es de opinión general que el inicio del modernismo fue marcado por la publicación en 1888 de ‘Azul’, su escritor, el nicaragüense Rubén Darío, llegaría a ser considerado el más importante e influyente de los modernistas.
La prosa y el ensayo también se vieron envueltos en el modernismo, por ejemplo José Martí y su crítica hacia las élites y el creciente militarismo Cubano (y en general de toda latinoamérica), temores que se verían realizados en todo el siglo XX (¿alguien dijo dictadura militar?).
Para 1898 el movimiento ya había madurado y cobraba fuerza en toda hispanoamérica, ese año los U.S. vencían al otrora poderoso imperio español en la guerra de Cuba.
Mientras Darío y otros latinoamericanos aplaudían la liberación del yugo colonial de estos países, también mostraban preocupación por el nuevo poder imperialista que reclamaba todo el continente como su propiedad.
Y no sólo en términos políticos y militares. El mundo hispanohablante parecía desvalido ante el ‘expansionismo cultural’ estadounidense. En ‘A Roosvelt’, Darío llama a los U.S. “el invasor del futuro”, dato random, ya para ese entonces Estados Unidos había invadido a México repetidamente y Darío se consagró como un profeta (véanse todas las injerencias a soberanías latinoamericanas de EE.UU. en el siglo XX).
Rubén Darío
En 1900 José Enríque Rodó publicó ‘Ariel’, uno de los ensayos latinoamericanos más influyentes, en donde criticó al positivismo y pragmatismo capitalistas, actitudes encarnadas por los U.S. No le preocupaba demasiado el imperialismo norteamericano, no tanto al menos comparado con su tristeza al ver que la cultura estadounidense comenzaba a desplazar a la latinoamericana.
De nuevo se hicieron esfuerzos por manifestar la autenticidad y validez de los pueblos surgidos de la conquista, que no eran ni pobladores originarios ni invasores.
Inicios del Vanguardismo
Después de Darío nada volvería a ser igual y los poetas lo sabían, tendrían que buscar el modo de superar su influencia a fin de crear algo nuevo.
El mexicano Enrique Gonzáles, admirador de Darío, es muy conocido por su ‘asesinato del cisne’, símbolo predilecto del nicaraguense, muchos consideran esto el principio de fin del modernismo.
Leopoldo Lugones se consagró en Argentina como el más destacado de los modernistas, pero además de su poesía, su prosa rebosaba de excelencia, con Poe como una de sus principales influencias. Publicó ‘Las fuerzas Extrañas’ en 1906.
Su discípulo, el uruguayo Horacio Quiroga, se convirtió en el cuentista más influyente y consumado del periodo, publicó ‘Cuentos de amor de locura y de muerte’ en 1917.
Lugones empujó al ‘modernismo’ más hacia la dirección del ‘avant-garde’ europeo, también llamado vanguardismo ( ‘modernism’ en Inglés), movimiento de renovación cultural pero más enfocado al tratamiento de temas antaño tabú, así como de inovación en forma y técnica.
Julio Herrera y Reissig, en Montevideo, empujó esta barrera aún más y se le considera un precursor del dadaísmo y surrealismo por su uso de audaces y abundantes metáforas. Darío seguía activo cuando Herrera y Reissing escribía su obra, pero el movimiento que había creado lo había dejado atrás.
Cuatro poetisas que fluctuaron entre el modernismo y el avant-garde habrían de cerrar la brecha y pasar de página definitivamente: Gabriela Mistral, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni, apelando a un erotismo inusitado, a la visión de la mujer en el mundo, a la muerte y a temas análogos de marcada naturaleza vanguardista, lograron fama y aceptación (crítica también) en los círculos literarios occidentales (geográficamente).
Juana de Ibarbourou
Literatura contemporánea
El auge del Avant-garde (vanguardismo)
A principios del siglo XX, el avant-garde se consolidó de la mano de los ‘líderes’ del movimiento, Vicente Huidobro y Pablo Neruda, ambos chilenos.
Dato curioso, Pablo Neruda publicó ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’ en 1923 y se convirtió en el libro de poesía en Español más vendido de la historia, hay quien lo pone al nivel de Darío como figura revolucionaria. Huidobro por su parte publicaba ‘Altazor’ en 1931, considerado uno de los mejores poemas de la centuria.
Vallejo publicó ‘Trilce’ en 1922, el poemario latinoamericano del ‘avant-garde’ por excelencia. Guillén publicó ‘Motivos de son’ en 1930, con una poesía que ‘sonaba’ cubana. Paz publicó ‘El arco y la lira’ en 1956, un ambicioso ensayo sobre teoría poética.
Novelas de la tierra
Los novelistas por su parte buscaban lo mismo que los poetas del periodo, expresar la individualidad americana de sus respectivas naciones, esa tendencia culminó en las obras cumbre del regionalismo y lo que algunos llaman: ‘novelas de la tierra’.
Las más conocidas son: ‘Don Segundo Sombra’ de Ricardo Güiraldes, sobre el gaucho argentino. ‘La vorágine’ de José Eustasio Rivera, sobre la poderosa selva. Y ‘Doña Bárbara’ de Rómulo Gallegos, probablemente la novela más influyente de las tres, sobre la situación del llano venezolano y el enfrentamiento entre la barbarie y la civilización.
Una ‘rama’ notable de la ‘novela de la tierra’ es la generada durante la revolución mexicana, evento que tuvo efectos bien lejos del país en que sucedió. De nuevo estas novelas seguían los preceptos del realismo de principios de siglo, pero conservaban un toque de ‘épicas’ a la antigua usanza. La más famosa es ‘Los de abajo’ de Mariano Azuela.
Dos escritores innovaron el ya bien conocido procedimiento de escribir novelas en hispanoamérica (narrador en tercera persona omnisciente y burgués, prosa que busca pasar desapercibida y una trama que se sigue sin interrupciones directo hasta el final). Estos son: Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier.
Carpentier incorporó el cubismo y surrealismo en su novela ‘Écue-Yamba-Ó’, aunque no tuvo demasiado éxito. Cuando Carpentier era famoso la calificó de experimento fallido, aún así indicó el camino para incorporar la estética del ‘avant-garde’ a la novela latinoamericana.
Miguel Ángel Asturias por su parte escribió ‘El señor presidente’, tomando fuertes influencias del surrealismo. También publicó ‘Leyendas de Guatemala’, un volumen de relatos cortos tomados del folklore Maya y Guatemalteco, tan influyente como las colecciones de Quiroga.
Miguel Ángel Asturias
El boom
La prosa, hasta ese entonces, se había quedado atrás respecto a la poesía (con excepción del relato breve).
Durante el auge del modernismo y el ‘avant-garde’ no se produjeron obras análogas a los ya legendarios ‘Azul’, ‘Altazor’ y ‘Trilce’. A pesar de la existencia de un distinguido grupo de novelistas regionales. Hasta ese momento, la literatura hispanoamericana era considerada una de poetas.
El advenimiento de lo que sería conocido como ‘El Boom’ es importante porque puso a la prosa latinoamericana al mismo nivel de su poesía. Incorporando las técnicas narrativas del ‘avant-garde’.
Aunque no apareció de manera espontánea (como la palabra sugiere). Algunos especialistas definen sus orígenes en los años treinta y su maduración durante los cincuenta, hasta su total explosión durante la década siguiente. La literatura latinoamericana aportó entonces por primera vez características originales a la novela moderna, aunque principalmente debido a su adopción tardía de prácticas comunes desde Faulkner, Proust y Kafka.
Las innovaciones de Asturias casi coincidieron con los ‘pioneros del Boom’ y que se consideran parte de él.
Jorge Luis Borges (‘Ficciones’, 1944), Alejo Carpentier (‘El reino de este mundo’, 1949), Juan Carlos Onetti (‘El astillero’, 1961), Augusto Roa Bastos (‘Yo el supremo’, 1974) y Juan Rulfo (‘Pedro Páramo’, 1955).
Poco después de que Borges ganara notoriedad, Julio Cortázar publicó ‘Rayuela’ (1963), libro que muchos consideran el detonante del ‘Boom’. Iniciaba la edad de oro de los novelistas latinoamericanos contemporáneos.
Cerca de esa línea temporal, la revolución cubana se había consumado. Muchos escritores se volvieron a unir al sentimiento de lucha por la libertad. Hemingway, Sartré, Carpentier, Neruda, García Márquez, Fuentes y Vargas Llosa visitaron o manifestaron su apoyo a Cuba. La Habana se convirtió en el epicentro de la literatura hispanoamericana.
Y el nuevo régimen no dejó pasar la oportunidad. Creó varias instituciones para canalizar ese ‘fervor intelectual’ por la causa. Ya desde tiempos de Darío eran comunes las revistas literarias, y casi cada gran autor fundó la suya en algún punto de su vida. Aún así, la revista establecida por el régimen, llamada ‘Casa de las Américas’, se convirtió en la que más estrellas publicó durante sus años de gloria.
Mientras el régimen de Castro se convertía en una dictadura comunista aliada a la Unión Soviética, el entusiasmo por sus iniciativas culturales comenzó a desvanecerse. Y como pasó con Stalin, empezaron las desapariciones. Muchos autores decidieron huir, otros tuvieron menos suerte y cayeron en prisión. Todo esto ocasionó que la comunidad literaria iberoamericana se escindiera.
García Márquez, Cortázar y Carpentier se mantuvieron leales al régimen. Otros como Neruda, Fuentes y Vargas Llosa se distanciaron.
Paralela a ‘Casa de las Américas’, el crítico Uruguayo Emir Rodríguez Monegal, publicaba desde París ‘Mundo Nuevo’. Revista que incluía colaboraciones de muchos de los autores de ‘Casa de las Américas’.
Y además de los ya consagrados escritores del boom, en ‘Mundo nuevo’ apareció una generación más jóven de autores fuertemente influidos por la ‘nueva novela’ del ‘boom’. Severo Sardui y Manuel Puig, los más insignes. Ambos murieron relativamente jóvenes, cortando de golpe la ‘herencia’ del boom para la siguiente generación.
Manuel Puig
El hoy y el futuro de la literatura hispanoamericana
El principio del ‘boom’ parece relativamente fácil de distinguir, caso contrario es el momento en que terminó.
A pesar de que la literatura hispanoamericana sigue activa y produce obras de gran calidad (inserte aquí los nombres de su autor vivo favorito). Los escritores de fama mundial como Darío, Mistral y Cortázar (por poner ejemplos) se han convertido en una rareza. Muchos consideran que la muerte de Paz en 1996 marcó el final de una era.
Ya desde los años ochenta varios grupos buscaban separarse del boom y del realismo mágico (marca distintiva de la mayoría de obras de ese ‘movimiento’).
Los más sólidos son ‘McOndo’ y la ‘Generación del Crack’, aunque de ningún grupo ha salido alguna obra que ejerza la misma influencia que las obras del ‘boom’.
Isabel Allende (‘La casa de los espíritus’, 1982) una de las supervivientes del ‘boom’, sigue activa y es muy apreciada en Europa, lo mismo que Mario Vargas Llosa que colabora con ‘Letras libres’, revista heredera de ‘Vuelta’ (fundada por Paz, en su momento la revista más prestigiosa de su nicho) y actualmente la más importante en literatura latinoamericana (aunque esa opinión no es generalizada).
Conclusión
No se puede predecir el futuro, pero sin duda tendrá cosas interesantes por leer.
Probablemente lo que sea que suceda irá de la mano de las nuevas tecnologías.
Tendencia que ya se puede vislumbrar con el surgimiento de los ‘instapoetas’ y toda la constelación de plataformas a la ‘wattpad’ que rondan por ahí.
Sin descontar el incierto futuro de la publicación de libros en formato físico. Dato random que desde mediados del siglo XX mucha gente asegura que el libro ‘está muerto’, pero hoy se escriben (e imprimen) más libros que nunca en la historia de la humanidad.
Así que no me sorprendería saber que en estos momentos, en algún lugar modesto y descuidado, un montón de degenerados (en el buen sentido de la palabra XD) está preparando un evento apoteosico de revelacion literaria que vuelva a romper todo.
Vaya momento para estar vivo.
Fuentes
Echevarria, G. R. (2012). Modern Latin American Literature: A Very Short Introduction. Oxford University Press.
Lazo, R. (1999). Historia de la literatura hispanoamericana – El periodo colonial (3ra ed.). Porrúa.
Goic, C. (1991). Historia Y Critica De La Literatura Hispanoamericana (Paginas De Filologia). Editorial Critica (Grupo Editorial Grijalbo).
‘La navidad en las montañas’ es una de las obras más famosas de Ignacio Manuel Altamirano. Relata una breve historia de amor con un poco de crítica a la situación política/social de su tiempo.
El maestro
Ignacio Manuel Altamirano nació en 1834 en un pueblo cercano a la frontera entre Guerrero y el Estado de México..
Era chontal, y gracias a que su padre fue nombrado alcalde pudo ir a la escuela. Obtuvo una beca del Instituto Literario del Estado de México (hoy Universidad Autónoma del Estado de México) y luego se licenció en derecho en el Colegio de San Juan de Letrán.
Participó activamente en la política del país (creo que todos los escritores mexicanos del periodo lo hacían lol). Lo que incluyó las guerras de reforma y la guerra contra los franceses.
Ya con el país pacificado (un poco al menos), se dedicó a la docencia, labor que le granjeó el apodo de ‘el maestro’. Murió durante una misión diplomática en Italia en 1893.
Ignacio Manuel Altamirano
Sobre la guerra de reforma
Como con todo hecho histórico, probablemente hay antecedentes muy tempranos a la guerra de reforma (los mexicanos odian a los mexicanos lol).
En brevísimo resumen, ya desde las luchas de independencia había dos facciones nacionales enfrentadas; los proto-conservadores y los proto-liberales (así les puse jaja). Supongo que gente de ambos bandos era buena onda a veces y otras no tanto (todos), en fin, que los proto-liberales querían un modelo político y económico parecido al de los US y los proto-conservadores querían monarquía a la vieja usanza (entre otras cosas).
Santa Anna cambiaba de bando según le conviniera, y después de la derrota contra los US (curiosamente) la cosa no pintaba bien para él, así que se exilió. El vacío de poder permitió a otros personajes intentar tomar el control y favorecer sus agendas.
En un punto de la historia había dos gobiernos en el país, el liberal presidido por Benito Juárez y el conservador por Félix Zuloaga.
Después de full de guerra ganaron los liberales pero el país estaba en ruinas y sin un peso. Lo que propiciaría la invasión francesa (que discutiremos en otro momento)
El lector atento recordará que en el epílogo de El fistol del diablo, Manuel Payno tenía la intención de preguntarle a Rugiero sobre sus aventuras durante las guerras de reforma. Sería francamente épico tener la continuación de la historia de Arturo y Manuel enmarcada en ese periodo histórico, aunque tristemente no existe.
Pero lo que sí existe es la obra de otro escritor que a mi inexperto juicio califica como heredero ideológico de Payno: Ignacio Manuel altamirano. Y lo pienso así porque escribió varias historias enmarcadas en el periodo posterior a la invasión norteamericana (vale la pena anotar que Payno murió un año después que Altamirano pero era mucho más viejo), además de seguir su onda ‘predicadora’ y costumbrismo detalladisimo.
Estas obras son muchas, pero las más famosas son: La navidad en las montañas (guerra de reforma); El Zarco (finales de la reforma); y Clemencia (intervención francesa) (ya sabes que habrá una trilogía de entradas entonces jaja).
Hoy toca ‘La navidad en las montañas’ (casualmente es diciembre lol).
Pintura de soldados de la guerra de reforma
Resumen de ‘La navidad en las montañas’
Exilio
El relato comienza con un capitán exiliado, vagando por un gran bosque inmerso en una zona montañosa. Era veinticuatro de diciembre y como todo cristiano de su tiempo guardaba alegres recuerdos de esas fechas; su infancia pobrísima en un pueblecito apartado, su amable madre, su virtuoso padre, sus hermanitos. Y luego el esplendor de la ciudad; la primer mujer que le hizo saltar el corazón, la algarabía de la capital, y finalmente, su exilio y la honda tristeza que lo embargaba.
En esas estaba cuando llegó su criado, un viejo soldado que acostumbrado a marchas amargas se había adelantado para otear y cazar mientras lo dejaba solo para que pudiera meditar.
El soldado se cruzó con el cura del pueblo, al que informó de su llegada y éste quiso esperar al capitán. Era español para pesar suyo (no había conocido a clérigo ibérico que no fuera carlista). Se resolvió a no hablar de política con él para evitar polémicas y fue a encontrarlo.
Intercambiaron amables palabras, y dada la víspera lo invitó a hospedarse en la casa cural, que aunque pobre, compartía con gusto.
En el camino el padre le contó sobre sus años mozos y su llegada a México. Que tenía la vocación de los apóstoles y otros hombres santos de antaño que ilustraban al ‘bárbaro’ aún a costa del martirio.
No cobraba por bautizos ni por ningún otro servicio que consideraba su obligación. Trabajaba en lo que podía e intentaba no ser una carga para los pobrísimos habitantes del pueblo.
El capitán, exiliado por las guerras de reforma se bajó del caballo y con lágrimas en los ojos le estrechó la mano y le pidió un abrazo. “Si todos los curas fueran como usted nadie osaría hacerles la guerra” (nota la sutil justificación a las guerras de reforma de maese Altamirano).
En el poblado
Llegaron al pueblo y todos los habitantes salieron a recibir al “hermano cura”. Pues él mismo detestaba el término “señor cura” por dar la impresión de ser superior.
El síndico, el presidente municipal y todos los pobladores daban muestras de amor y respeto sobresalientes para con él.
Entre esas personas estaba una mujer mayor con semblante triste, le preguntó al cura sobre ‘Pablo’, el hombre respondió que había hablado con él y que le prometió que iría sin falta.
Mientras tanto, le ofreció al Capitán calentarse en el fuego y tomar algún alimento.
Por la tarde, el ambiente austero pero festivo le recordó sus navidades como niño y se sintió transportado a esos sencillos y bellos momentos.
Y se nos describen todas las ceremonias, alimentos y haceres de los montañeses.
Después de los servicios religiosos y convidados por el alcalde pasaron la noche. Le contaron la historia del maestro de la escuela al que casi lincharon en otro pueblo debido a que no iba a misa y los ignorantes pobladores instigados por el sacerdote lo iban a ejecutar por hereje, lo salvó el “hermano cura” que con fuertes palabras hizo que los hombres avergonzados le pidieran perdón de rodillas.
A cada relato alusivo a la virtud del padre surgían lágrimas en todos lados (esto me recuerda al Saint Seiya de los 90 jaja).
No es de Saint Seiya pero Lol
Amores tormentosos
Entonces, llegó la mujer que había conversado con el cura a su llegada. Con ella iba la muchacha más bella que había visto, con señas de pertenecer a una familia acomodada. Por la pregunta de la madre, sospechó que un drama de amores se estaba por dilucidar esa noche.
Pablo no se había presentado y la muchacha, llamada Carmen, sufría grandemente. El capitán lleno de curiosidad preguntó al cura sobre el motivo de su aflicción, y así comenzó el relato.
Antes de que llegara al poblado, Pablo, un muchacho alegre, osado y trabajador había quedado huérfano. Prendado de la belleza de Carmen, le expresó sus afectos, pero ella lo rechazó debido a su ligereza, pues había dejado ya a varias novias por motivos baladíes.
El carácter antaño industrioso y formal del mancebo que por ‘único defecto’ tenía su falta de recato con las muchachas, se tornó en el de un vago pendenciero y camorrista.
La madre de Carmen y su tío el Alcalde se mostraron indignados ante su comportamiento y reprobaron aún más sus pretensiones.
El exilio de Pablo
Entonces estalló la guerra civil (una de las ‘n’ que hubo en el siglo XIX en los Méxicos) y llegó la leva. Al ser un pueblo remoto y con poca población, el presidente municipal le había autorizado al alcalde solo reclutar a los vagos y los ociosos, costumbre que el capitán confesó cierta y reprobable.
El único malandrín de los alrededores era Pablo y solo a él lo apresaron y enrolaron al ejército.
Esa noche escapó del pelotón y fue a ver a Carmen, le pidió una última esperanza de ser correspondido. Ella respondió que no podía engañarlo y que debido a su conducta y la oposición de su familia no debía abrigar esperanzas.
Abatido, Pablo regresó al destacamento y a la mañana siguiente marchó a la guerra.
La tristeza de Carmen
Era la víspera de la nochebuena y cuando llegó el convite todos echaron de menos al alegre mancebo. Carmen no pudo soportar más y rompió a llorar, así, la alegre velada tomó tintes sombríos.
Pablo regresó a las montañas tres años después. Le pidió permiso al alcalde para establecerse en un remoto paraje a seis leguas de allí y comenzó a limpiar el monte. Se había distinguido con honores en el ejército y sus superiores le permitieron dejar el servicio con amplias recomendaciones.
Ahora tenía una regular plantación que prometía un buen futuro, con árboles frutales, fresas, maíz y multitud de otros cultivos, sufría graves secuelas de la guerra, pero no pedía ayuda a nadie.
Nunca visitó el poblado después de hablar con el alcalde y huía a todo contacto con Carmen o su familia.
La muchacha lloraba profusamente y se cubría el rostro con las manos mientras escuchaba la historia.
El cura agregó que gracias a la atenta mirada de su madre y de su tío, habían descubierto que a pesar de todo, ella lo quería. La misma Carmen dijo que solo deseaba pedirle perdón y aunque no abrigaba esperanza alguna, deseaba que Pablo al menos no le guardara rencor.
Y al final ….
La velada pintaba un triste desenlace, entonces llegó un pastor corriendo y anunció que Pablo llegaría en breve. Y es que debido a sus heridas le era muy difícil moverse. Se había encaminado al poblado desde muy temprano y estaba a las puertas del salón después de una penosa jornada.
Justo en ese momento llegó y todos lo recibieron entre vivas y genuinas muestras de afecto. Carmen había callado y palideció al verlo, Pablo se presentó ante el cura.
La madre de Carmen tomó la palabra y le pidió perdón, lo mismo que el alcalde, mientras la doncella se deshacía en llanto.
Pablo se negó el mérito de tener que dar disculpas, al contrario dijo que él era quien pedía perdón por tantos problemas que había causado. Justificó la decisión del alcalde de mandarlo a la guerra pues era un vago y un pendenciero, incluso lo agradeció pues la vida del ejército lo había convertido en un hombre de bien.
A Carmen le dijo que había hecho bien en rechazarlo pues la ligereza de sus hábitos y su mala reputación lo habían hecho merecedor de esa indiferencia. No había nada que perdonar.
Las mujeres lloraban y nadie sabía qué decir. Entonces el capitán tomó la palabra y le dijo a Pablo que como militar que era se atrevía a decirle que se dejara de indecisiones y que si aún amaba a la niña en ese mismo instante con el cura y el alcalde presentes, formalizaran su unión pues ella no había dejado de amarlo. Había rechazado a todos los que le hablaron de amores y sufría grandemente debido a su exilio y negativa a dejarse ver.
En ese momento Carmen y Pablo se abrazaron y un hurra general se dejó escuchar, al final triunfó el amor (:3).
El relato había sido contado por un capitán de la guerra de reforma al autor que solo se limitó a ponerlo por escrito.
Comentario de ‘La navidad en las montañas’
Dato conocido ya desde las lecturas de ‘El fistol del diablo‘ es que para tiempos de don Ignacio habían sucedido varios desencuentros entre las autoridades civiles y las religiosas (véase La rebelión de los Polkos y la Ley Lerdo).
Y este era uno de los factores ideológicos que enfrentó a Liberales y Conservadores. Los primeros se interesaban en quitarle poder al clero (ostentado en diversas formas) y los segundos querían mantener el ‘statu quo’.
Cuestión que se habría de dilucidar en la guerra de reforma, periodo histórico que enmarca ‘La navidad en las montañas’.
El relato en pocas palabras es el encuentro de un militar liberal con un cura español, más (+) una micro historia de amor.
Religión y reforma (utopía y contexto ideológico)
La utopía se refiere a la reconciliación del liberalismo con la religión. El cura modernizó al pueblo con ideas liberales y valiéndose de su autoridad y vocación sacó a los pobladores de los muchos vicios y penosas cargas que les acarreaba la tradición religiosa y cultural (moler en metate es muy difícil).
Y no sé si era una crítica abierta a los religiosos menos virtuosos, por ejemplo los que cobraban precios exorbitantes por sus servicios. Pero el cura trabaja su propia parcela y nunca aceptaba ayuda de los pobrisimos pobladores para no ser una carga, imitando al «apóstol».
Dato interesante que Altamirano y sus amigos se ganaron el odio de la Iglesia pues abolieron sus fueros, expropiaron sus propiedades, promovieron la libertad de cultos (la primera república tenía como única religión permitida la Católica) e impusieron su subordinación a la autoridad del Estado.
Entonces este cura que rescataba los valores y enseñanzas de los primeros cristianos, que no se oponía al gobierno, que abogaba por el progreso del pueblo posiblemente representa lo que en su opinión la Iglesia católica debía ser dentro de una república liberal.
Don Ignacio nunca ocultó su admiración por los métodos de los primeros misioneros de la conquista. Que aprendían la lengua y las costumbres de los pueblos «salvajes» y que con lenguaje sencillo y figuras familiares, les enseñaban los preceptos de su religión.
Es posible que en su papel como docente, estuviera en busca de métodos similares para la educación de la nación, y por eso se deshizo en elogios hacia la mítica figura del cura liberal.
Sobre el estilo y la estructura
El texto es marcadamente costumbrista. Maese Altamirano retrata los bosques, las montañas y las festividades decembrinas de un lugar remoto en donde neva.
La estructura de la historia comienza con un ‘extraño llega al pueblo’ y se muda al recuerdo de un amor pospuesto.
Me parece interesante y un poco extraño el cambio de motivo y ritmo entre esas dos partes.
La primera va un poco lenta y descriptiva sobremanera, luego durante la primera entrevista con el cura se anima. Al llegar al pueblo se asoma brevemente el motivo del amor frustrado que se vuelve a olvidar para centrarse en las costumbres navideñas.
Por último, en la fiesta se expone la historia de amor. Y luego sucede el clímax con la llegada de Pablo, para todo resolverse en breves párrafos.
Si le preguntas a Freytag la estructura está correcta (nota que Freytag era contemporáneo de don Ignacio :o). Aunque el final me pareció un poco abrupto, también admito que hay poco que agregar una vez ha triunfado el amor.
Pirámide de Freytag
Conclusión
Ignacio Manuel Altamirano tenía la firme creencia de que la literatura (y el arte) podía (y debía) ser usada como herramienta para educar y civilizar. Filosofía manifiesta en toda su obra.
Él llamaba a la novela «lectura del pueblo» y «libro de las masas», comparándola con la canción popular que a diferencia de obras más formales accesibles solo a la élite cultural, tenían un alcance enorme que llegaba hasta los más desfavorecidos.
Don Ignacio mismo había sido muy pobre y admitió que de no ser por la beca del Instituto, habría llevado una vida llena de privaciones.
Entonces no extraña que en sus personajes y en sus diálogos siempre esté intentando «meterte a la boca por la fuerza» esas cucharadas de lecciones morales y cívicas.
Admito que eso no siempre me parece agradable (esa vaina sabe a medicina para el cerebro lol). Pero no deja de ser un motivo noble intentar educar a la gente que leyera sus obras.
‘La navidad en las montañas’ buscaba conciliar dos mundos enfrentados. Denunciar los motivos por los que quería cambiar las cosas y enseñarle a la gente que el propósito de sus guerras era brindarles un mejor futuro a ellos y a sus hijos.
Fuentes
Conway, C. (2010). EL LIBRO DE LAS MASAS: IGNACIO MANUEL ALTAMIRANO Y LA NOVELA NACIONAL. In Bravo P. (Author) & Franco R. (Ed.), Doscientos años de narrativa mexicana: Siglo XIX (pp. 39-58). México, D.F.: El Colegio de Mexico. doi:10.2307/j.ctv3f8pw1.5
Esta es la última entrada de una serie de resúmenes y comentarios de la novela ‘El fistol del diablo’, puedes ver un índice en las secciones inferiores. En la entrada anterior consideramos el último capítulo de la novela.
Antes de tratar el epílogo vamos a hacer un brevísimo resumen total del libro, así no estarás fuera de contexto si no has leído las otras entradas.
Por otro lado, si ya las leíste puedes saltar toda esta sección y dirigirte directamente al resumen del Epílogo.
Sinopsis de ‘El fistol del diablo’
‘El fistol del diablo’ es una novela escrita por Manuel Payno en los años 1846-1847. La novela trata de Arturo, un joven de familia acomodada que regresa de Inglaterra donde había sido educado. Tiene ganas de conocer el amor y por eso acude a un baile ofrecido por Santa Anna, en eso un conocido de Italia que se hace llamar Rugiero le ofrece sus consejos y ayuda.
Para eso le presta un fistol de vista casi sobrenatural que probará ser causa de muchas desgracias.
Acompañamos a los personajes por todo el territorio nacional, en una época enmarcada en la guerra, la traición y la vileza, pero también de muchas otras personas generosas, honorables y sobre todo, en medio del amor (ayñ).
Armé un resumen detallado de todo el libro repartido en varias entradas, es una novela muy extensa, por lo que la lectura de estos resúmenes también lo es.
Buscando en la red no encontré nada parecido y siento que esas entradas pueden aportar aunque sea un poquito de valor, por más mal escritas que estén (le estoy echando ganas, vamos mejorando (aunque sea lento) que es lo que cuenta XD), espero que sirvan de algo.
Profesor Cerebrón jaja
En caso de no tener ganas de leer tanto te dejo el siguiente mini resumen.
Brevísimo resumen de El fistol del diablo [spoilers]
Arturo vende su alma para conquistar a alguna bella doncella, conoce al capitán Manuel, Aurora, Teresa y Celeste, por poco y se bate a duelo con el capitán, se amigan y él le cuenta su trágica historia con Teresa víctima de las maquinaciones de su tutor, por la noche Rugiero lo lleva a presenciar la casi muerte de Teresa, cuando se dispone a ayudar es interrumpido por un hombre, al que golpea y da por muerto, para su horror se trata de Manuel, entonces huye en una diligencia hacia Veracruz para embarcarse a las Europas.
Arturo se encontró con Teresa en la diligencia, ella le hizo prometer entregarle sus cartas a Manuel, sin poder negarse aunque sabe que está muerto. Va de regreso a la capital cuando se cruza con él, arreglan los malentendidos y decidien vengarse de D. Pedro el tutor de Teresa y causante de sus desventuras. Se ven involucrados en un golpe de estado fallido y terminan presos. Los padres de Arturo mueren y él queda en la pobreza y el descrédito.
Un golpe mejor coordinado logra tomar el poder y Arturo y Manuel son liberados, se dirigien a Tampico, en el camino se cruzaron con el padre Anastasio que les ayudó a dilucidar lo sucedido en el exilio de Teresa y le pregunta por Celeste, una muchacha que le había pedido ayuda a Arturo y por muy mala suerte cayó en prisión, el padre la ayudó y ahora era feliz. Los hombres prosiguen su viaje mientras Celeste regresa a la capital. Nos enteramos de la vida de Aurora y sus tratos con un tal D. Francisco.
El relato de las cuitas de Teresa que logró escapar de los designios de su tutor y que por poco muere en un naufragio, está a punto de casarse con Manuel cuando este desaparece. Aurora que se ve en muchos problemas por sus aventuras con D. Francisco. Celeste con muy mala fortuna vuelve a parar en la indigencia.
La agitación bulle en la ciudad debido a la guerra con los norteamericanos y las políticas anticlericales del gobierno, estalla una breve guerra civil que propicia el encuentro de Aurora y Arturo que por fin se confiesan su amor, pero D. Francisco aparece y la calumnia causando la separación de los enamorados.
Las fuerzas norteamericanas llegan a la capital, muchos héroes mueren, incluido Arturo que antes de fallecer se casa con Celeste, la novela termina con mercenarios enemigos destruyendo la quinta de Teresa.
Epílogo [spoilers]
Habíamos dejado a Manuel moribundo con Teresa a su lado, Luis estaba cerca de la muerte, Valentín, Joaquín, Arturo y Celeste habían fallecido y Josesito era prisionero de Worth.
Los valientes hombres y mujeres murieron ya en Padierna, ya en Molino del Rey, ya en Churubusco o en la guerra urbana dentro de la capital. En todas esas batallas los norteamericanos habían vencido y según el autor la paz forzosa se antojaba inevitable.
La historia le dió la razón. Los norteamericanos vencieron y se firmaron los tratados de Guadalupe Hidalgo en los que se renunció a la mitad del territorio nacional.
En el epílogo, el narrador nos asegura que los eventos de la novela son una serie de escenas reales y positivas (véase positivismo) que tuvieron lugar entre personas que de verdad habían existido.
Después de la guerra, los personajes tuvieron variadas suertes.
Algunos terminaron su carrera durante la invasión de 1847, otros empujados por el destino tuvieron oportunidad de vivir raras aventuras.
Josesito tuvo diversos papeles en la historia de México lo mismo que el filósofo tendero que llegó a ser uno de los hombres más ilustres que ha producido el país.
El destino de Arturo se mantuvo en el misterio por mucho tiempo, ¿acaso murió de su doble herida de bala y amor?, por otro lado ¿Aurora profesó en Balvanera o volvió al lujo y la vida del mundo?, ¿qué pasó con Teresa y Manuel?, el narrador nos dice: ‘Todas estas cosas necesitan muchas y prolijas indagaciones, que ya no son de este libro’ (fuuuuuuu).
D. Manuel se despide prometiendo que indagará los hechos de los mismos personajes si es preciso pues muchos de ellos aún vivían, asegurando que incluso Rugiero podría darle alguna ayuda, además tenía gran interés en preguntarle también sobre su participación en los eventos de la larga guerra de reforma.
FIN.
De cómo se volvió a romper mi corazón [Comentario final]
Con esta entrada terminamos un viaje de casi un año (se inició la lectura del libro en julio de 2019). Tiempo en el que hemos visto grandes cambios en todos lados, y justo como Arturo, Teresa y sus amigos, todos hemos crecido.
Muchas cosas son distintas y lo más seguro es que muchas cosas vuelvan a cambiar. Y ya me puse predicador y a nadie le gusta leer ese tipo de discursos así que no abundemos en eso.
Considerando el libro como un todo, se constituye en una ficción histórica escrita por un hombre que vivió en el periodo que describe (ficción literaria, no ficción de que es mentira).
Su principal valor deriva de ello y radica en el retrato de la sociedad mexicana del periodo siendo casi un diario de lo acaecido durante la intervención estadounidense de 1847.
Y es esa perspectiva del autor, que permite abordar la historia desde un punto de vista normalmente ignorado lo que lo hace único.
Sobre el autor y su contexto
D. Manuel Payno fue un político liberal moderado, miembro de la clase social más acomodada de su tiempo, y su perspectiva de la sociedad se percibe como tal en todo el texto.
Respetaba al clero, era amigo de muchos de los valientes hombres de la guardia nacional, exhibe crítica a las clases más pobres y aunque defiende a hombres como Morelos y Guerrero (‘Indios’ en sus palabras) no se deja de notar que la mayoría de ‘léperos’ le caen mal, cosa bastante común en aquellos tiempos (es como cuando te enteras que Tolkien era full de racista).
Esto último se nota mucho cuando los argumentos de Rugiero de la derrota inminente se definen con números: “Los Estados Unidos tienen veintidós millones de habitantes, y vosotros apenas sois dos millones de gente blanca, pensadora, apta y capaz, con cinco millones de indios excelentes para cultivar el maíz y para batirse con una especie de frialdad e indiferencia, pero nulos para todo lo demás” (oye, tranquilo viejo).
De nuevo, así eran las personas acomodadas en su época, lo que no quita que estuviera mal, pero al menos no lo pone fuera de contexto.
Dibujo de D. Manuel
Consideraciones literarias de ‘El fistol del diablo’ (y el amor lol)
La columna vertebral de la novela es una historia de amor, Arturo y Aurora y Celeste, Manuel y Teresa, y todos los demás demuestran que aunque el país se esté yendo al carajo, la vida sigue (palabras muy ciertas aún al día de hoy).
Como dice el dicho “los mejores amores florecen en medio de un asedio” (pensar en eso es lo que me puso un poquito triste).
Y tiene algo de sentido si pensamos que el libro se escribió en pleno apogeo del romanticismo latinoamericano, lo que me trae a la mente otro aspecto literario de importancia notable: ‘Rugiero es el diablo’.
El costumbrismo fantástico
Estamos viendo uno de los primeros ejemplos de lo fantástico en la literatura nacional moderna (cosa ya mencionada en entradas anteriores).
Rugiero se cuela en las casas como un fantasma, es aparentemente inmortal, tiene una apariencia inquietante y sus ojos transmiten un brillo sobrenatural.
Sus consejos siempre apelan a lo más oscuro del corazón humano y se encaminan constantemente al arruinamiento del alma de sus víctimas.
Y no olvidemos al motivo de muchos de los conflictos en la trama, ‘El fistol de Rugiero’ que es lo mismo que ‘El fistol del diablo’. Todos sus poseedores pasaron por muchas penurias, llegando algunos hasta la muerte.
Me parece tremendo que así como empezó todo; con Arturo ofreciendo su alma con tal de triunfar en el amor; termine su vida siendo llevado por Rugiero, pagando así su deuda y siendo acompañado por el amor de Celeste.
Como mencionamos en la sección ‘De la narrativa fantástica‘ la entrada 2, el relato califica como ‘fantástico puro’ por la vacilación que tienen los personajes de creer que lo que les sucede es en efecto sobrenatural o una mala pasada de su sistema nervioso.
Puede que Rugiero y su fistol, se traten de una representación de la naturaleza humana, ‘capaces de la nobleza de un ángel y de la vileza de un demonio’ (jueguen Diablo 3 lol), también puede que se trate de la sátira de un personaje real, pues es de notar que muchas de las referencias de la obra pasan desapercibidas al lector moderno, de nuevo, los aspectos históricos constituyen la base de todas esas alusiones.
La historia y la literatura
La rebelión de los polkos fué un hecho real y se les tenía por traidores, eso de iniciar un golpe de estado en plena guerra con los US está extremo, pero Payno expone muy bien sus motivos.
Civiles que compran sus propias armas por que el gobierno no tiene ni un peso y se disponen a defender su ciudad, que respetan al clero y que por las políticas gubernamentales muestran su desacuerdo (podrían ser unos cristeros 1.0), y que cuando se trata de luchar contra un invasor son capaces de pelear hasta la muerte como Peñuñuri y los defensores de Churubusco.
Al final la guerra es una cosa terrible (lo que me puso un poco más triste T.T).
Y aún con todo ese contenido político y de podredumbre social, el amor se abre camino (:3).
Sobre el fin de la novela, ciertamente se concluye de manera abrupta, cosa comprensible cuando piensas en los saqueos de la capital y a D. Manuel huyendo para salvar la vida.
Y eso entristece también por que no tuvimos un cierre en la mayoría de arcos narrativos, literalmente fue un final a la Shakespeare: ‘Y luego todos se murieron’.
El hecho de estar enmarcado en un suceso histórico trae a la mente a los episodios nacionales de D. Benito Pérez Galdós (véase Trafalgar).
Ya lo decía Pastor Fido, la novela mexicana tiene grandes influencias de la española (dude, hablamos español (mal español en mi caso), ¿qué esperabas? jaja).
No he escuchado la campana
Resultados de una investigación
¿Quieres saber algo épico?, al igual que la rebelión de los polkos o las batallas de la guerra con los norteamericanos, los personajes parecen estar basados en personas reales (como ya afirmaba D. Manuel).
En el artículo de Wikipedia para la batalla de Cerro gordo encontramos a un capitán Manuel Robles y a un General Valentín Canalizo, si a eso le agregamos que la descripción que hicieron de la ya citada batalla en el libro concuerda con lo escrito en el artículo, la probabilidad de que se trate de nuestros héroes es bastante alta.
Desde el principio se entiende que no todos los hechos del libro fueron reales, pero sí que estuvieron fuertemente inspirados en la vida real.
Con todo y eso mi corazón de lector tomará por verdaderas las palabras del epílogo de que todo es cierto.
Un mundo de posibilidades
Entonces, con un poco de imaginación podemos agregar lo siguiente [comienza música de fanfiction]:
Valentín no murió por la bala de cañón, vivió feliz por siempre con Mariana en su natal Monterrey hasta que esta murió y se volvió a casar con una hermana de Francisco I. Madero.
Manuel por fin se pudo casar con Teresa y siguió con su carrera militar y política llegando a ser presidente de la república.
Bolao y Carmela vivían cerca pues el español fungió como administrador de sus bienes hasta la vejez, en continua colaboración con Luis y Florinda.
Aurora llegó a profesar y algunos años después se transfirió a un convento en Europa, amando a Arturo todos los días de su vida.
No se volvió a saber nada de Arturo ni Celeste, aunque se dice que se les observó en una hacienda enclavada en el bajío, vale la pena decir que el padre Anastasio iba con frecuencia a esa región lo mismo que todos sus amigos que tenían varias fincas en las cercanías.
De ‘El fistol del diablo’ no se volvió a saber, probablemente lo robaron los salvajes mercenarios norteamericanos, y así era mejor según los mismos Manuel y Teresa.
Y todos vivieron felices por siempre :) …
[Se intensifica música de fanfiction a niveles épicos]
Y luego Manuel y Teresa tuvieron muchos hijos, uno de ellos llamado Fernando que combatiría en la guerra contra los franceses y conocería a una hermosa mujer llamada Clemencia que sería su adoración (OMG¡¡¡¡, codazo guiño codazo para cachar la referencia a un crossover literario).
Hacienda en el bajío
Conclusión
Vaya, que como dice D. Pastor Fido, este es nuestro Quijote, la primer novela larga Mexicana, idioma, diálogos, vestimenta, el retrato de la sociedad, ahh, todo expresa los antecedentes del hoy para los que vivimos en este pedacito de tierra, y a veces de todos los hermanos latinoamericanos.
También es nuestro Trafalgar o nuestro D.Q., por que aún en la derrota encontramos la forma de volver a levantarnos y que triunfe el amor (:3).
Para terminar, ¿recomendaría la lectura del libro?.
Sí y no.
Si tienes el tiempo para leer dos libros que en promedio tomaría cerca de treinta horas (aproximadamente 3000 páginas, la edición de Porrúa tiene muchas menos pero su letra minúscula y doble columna explican la diferencia) y quieres pasar por las más hondas tristezas del existir, ¡hazlo ya! lol.
Si no te gusta el lenguaje literario de hace doscientos años, si no te gustan las descripciones de cada mueble, puerta y atuendo, si te aburres fácilmente, o si no tienes el tiempo, bueno (ejem, ejem), para eso están las entradas :) (véase índice en el brevísimo resumen).
Léelo bajo tu propio riesgo lol
Apéndice
A lo largo de estos nueve meses desarrollé un método casero de leer y condensar información, además de que me encontré con varios recursos para escritores, herramientas de síntesis de información y demás cosas que eventualmente aparecerán en alguna entrada, la investigación y redacción de estos textos se sustentó en algunas de ellas, los resultados finales fueron cuando menos curiosos y creo que podrían ayudar a obtener una mejor comprensión de cualquier libro, espera las entradas.
Recursos relevantes
Por otro lado, esta es una breve lista de las lecturas usadas para los comentarios.
Oscar Hahn. (1982). El cuento fantástico hispanoamericano. México: Premiá editora de libros S.A.
Arqueles Vela. (1999). Análisis de la expresión literaria. México: Porrúa.
Seymour Menton. (1997). El cuento hispanoamericano. México: Fondo de cultura económica.
En realidad yo las llamaría ‘Lecturas recomendadas’, bien por la escala de Todorov (Hahn), por las definiciones de romanticismo y el exotismo sentimental (Menton) o bien por el método para analizar una obra literaria (Vela, aunque vale la pena hacer notar que estoy aprendiendo XD).
Si tienes tiempo dales una revisada, planeo armar algún resumen/reseña de esos libros, Menton ya tiene la suya (Cómo leer cuentos).
Añadido a eso si quieres tener un contexto historico más nutrido del periodo, recomiendo el episodio 9.3 del Podcast ‘Revolutions’ de Mike Duncan (en Inglés, te lo dejo acá abajo, ‘pushale play’ lol).
Y ahora sí es todo, muchas gracias por leer hasta acá, ahí te va un corazoncito (no se lee ‘menor a tres’): <3.
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En esta entrada además de un resumen corto del libro 1984 de George Orwell, discutiremos un poco sobre las historias con finales felices.
Después de la victoria
Terminaba la segunda guerra mundial, el frente oriental en Europa sostenido por el poder Ruso se había convertido en territorio influenciado fuertemente por la dictadura del proletariado.
Los vencedores entonces intercambiaron miradas, ahora que ya no había enemigo a quién vencer, los poderes mundiales se aprestaban para despedazarse, la guerra fría había iniciado.
En plena guerra George Orwell criticaba fuertemente al régimen soviético, sus compatriotas no simpatizaban demasiado con él.
Aunque los rusos en efecto fueron una nación clave en la derrota del eje, estoy seguro de que incluso sus más fervientes defensores no podían evitar considerar ‘autoritarias’ las políticas del líder del partido (Siberia, Gulags, asesinatos convenientes, Stalingrado, etcétera).
Sobre 1984 Orwell dijo: «Mi última novela [1984] no constituye un ataque contra el socialismo o el Partido Laborista inglés (al que yo sostengo). Quiere describir las perversiones a las que se ve expuesta una economía centralizada y que ya han sido realizadas parcialmente por el comunismo y el fascismo. Yo no creo que el género de sociedad que describo vaya a suceder forzosamente, pero lo que sí creo (si se tiene en cuenta que el libro es una sátira) es que puede ocurrir algo parecido. También creo que las ideas totalitarias han echado raíces en los cerebros de los intelectuales en todas partes del mundo y he intentado llevar estas ideas hasta sus lógicas consecuencias».
Contexto y universo
Escrita de 1947 a 1949, ‘1984’ relata la vida de Winston Smith, miembro externo del ‘partido’ y trabajador del ministerio de la verdad.
La sociedad en la que vive está dividida en tres grandes conjuntos, los miembros del círculo interior del partido (los dirigentes, son pocos y muy privilegiados). Los miembros externos el partido (nuestro héroe está en éste escalón de la pirámide, son relativamente privilegiados y son más numerosos que sus superiores) y la masa de gente restante. ‘Los proles’ (la gran mayoría de las personas, la fuerza laboral pobre e ignorante).
El estado ejerce un férreo control sobre todos los miembros de la sociedad, a la menor señal de pensamiento individual o ‘subversivo’ se ejerce un castigo contundente (los niños suelen acusar a sus padres por ejemplo, y éstos son ‘rehabilitados’ a veces de forma permanente).
Entre los métodos de control que implementa el estado están éstas pantallas que te obligan a escuchar la propaganda del partido, también graban todo lo que las personas hacen y dicen. Existe una ‘neolengua’ que elimina todas las palabras ‘innecesarias’ (es un hecho conocido que el idioma materno ejerce un enorme efecto en el pensamiento, léase ésta entrada). Y la famosa policía del pensamiento, que se trata de una especie de agencia de inteligencia que se encarga de suprimir cualquier conducta que amenaze al estado.
Las relaciones sexuales están fuertemente reguladas con el único objetivo de perpetuar a la especie, cualquier relación sexual/amorosa no autorizada es punible con la muerte. Todo éste aparato está representado por el omnisciente ‘Big Brother’, un hombre de mediana edad con un ‘elegante bigote’ y cejas pobladas (uhm, eso me suena de algún lado).
Esta sociedad también incorpora algo llamado ‘Los dos minutos de odio’, en los que los reprimidos miembros del partido le gritan a imágenes que representan a los enemigos del estado, encarnados en un sujeto llamado Goldstein, antiguo amigo del ‘Big Brother’ pero que se volvió un traidor y demás (haha, eso también me suena).
Y éso parece ser todo el contexto que puedo dar sin hacer spoilers, las siguientes dos secciones tendrán muchos así que si no has leído esta gran historia sigue bajo tu propio riesgo, en verdad te recomiendo hacerlo primero y que luego te des una vuelta a la sección tres.
De amores imposibles (Resumen de 1984) [spoilers]
Pues que nuestro amigo Winston lleva su vida lo mejor que puede, gritandole a Goldstein, apenas comiendo, trabajando para el ministerio de la verdad, y demás.
Su trabajo consiste en borrar todo rastro escrito de la existencia de las personas eliminadas por el partido.
Ha visto cosas raras, por ejemplo recuerda muy bien a un sujeto en el café que frecuentaba que de la nada empezó a llorar, después llegó la policía del pensamiento y se lo llevó, lo recordaba a la vez que sabía que había ayudado a borrar cualquier traza de su existencia documentada, el reescribía la historia al antojo del partido.
Tiene un ‘amigo’ que es miembro del partido interior, un modelo de conducta, un hombre culto, inteligente y perspicaz, incluso pareciera que igual que él no está totalmente convencido de todo ese asunto del Gran Hermano, en realidad solo es un ‘camarada’ más, no es que se pudieran tener amigos en ése mundo.
Un día, mientras Winston se está ocupando de sus asuntos sin molestar a nadie se topa con una chica realmente atractiva de la que después se entera se llama Julia, desde el primer instante en que la ve lo único que desea es besarla y que triunfe el amor, pero eso implicaría morir horriblemente así que mejor evita esos pensamientos.
Pasan más cosas que le hacen replantearse su vida y el mundo en el que vive.
Y entonces parece que Julia también tiene ideas suicidas pues se vuelven amantes (estoy simplificando muchas cosas), mientras se las ingenian para engañar a la policía del pensamiento, Winston se da cuenta de la casi nula libertad que tiene, que tal vez Goldstein tenía razón y que en realidad él y Julia ya están muertos.
En una de sus escapadas con Julia conversa un poco con ella de ésto último y es entonces cuando la policía del pensamiento aparece confirmando su teoría.
Los separan y someten a una ‘rehabilitación’, y [spoiler mayor] el ‘jefe inquisidor’ es su admirado amigo del partido interior, le empieza a explicar el libro que ‘escribió’ Goldstein y que en realidad fue escrito y puesto en circulación por el partido, en ésta explicacion O’Brien (así se llama el amigo de Winnie) detalla que después de una gran cantidad de guerras, surgieron tres superpotencias que se disputan el control del mundo.
Oceanía ocupa lo que fué Inglaterra, América y la Oceanía que nosotros conocemos y es en la que ellos viven, el Ingsoc (Socialismo Inglés) gobierna de manera análoga a las otras potencias, con un totalitarismo superlativo y siempre en guerra.
En realidad los tres poderes están bastante equilibrados, pero nunca dejan de combatir, todo el esfuerzo bélico, todo el trabajo que implica el mantenerse vivo, el culto a la personalidad del Gran Hermano, la propaganda, la inminente cercanía de la ‘victoria total’, las hambres, las pestes, la represión, todo está concebido para que el aparato de gobierno siga en el poder, que los pocos miembros del partido interior sigan con su estilo de vida, y poco más.
Después de varios meses de tortura Winston se quiebra (no le gustan las ratas) y acepta que si el partido lo dice 2+2=5 (ésto tiene una gran carga simbólica a lo largo del libro), una vez ‘reformado’ lo reintegran a la sociedad, un día se encuentra con Julia, con una historia parecida detrás y se despiden como dos camaradas que no se aman (esa es la realidad para ambos).
Algún tiempo después, en la mesa del café que desde su reintegración siempre le ha sido reservada y donde se ponía a resolver los problemas de ajedrez del periódico de repente se da cuenta de cuanto ama al Gran Hermano, con lágrimas en los ojos acepta esa realidad a la vez que sabe que su muerte por fin se acerca.
Imagen de un plan quinquenal de la Unión Soviética
A todos nos gustan los finales felices [spoilers]
Esta historia contiene algo poco común en un libro aceptado por el público y la crítica: un final en el que el héroe no vence al mal. Además de la ya mencionada crítica a los gobiernos autoritarios con tintes socialistas/fascistas/comunistas.
Winston termina traicionando primero a sus principios, luego a Julia y luego llega a amar al Gran Hermano, estamos hablando de una derrota en tantos niveles que lo único que queda del protagonista es un cascarón vacío que solo espera la muerte.
La victoria del partido es aún más completa si consideramos que podrían haber matado a Winston desde el instante en que la policía del pensamiento pudo juntar los cabos sueltos y saber de su incipente traición, lo cuál considerando sus recursos pudo haber sido incluso antes de que la historia iniciase.
¿Qué hace que una historia sea interesante?, ¿el conflicto?, ¿que al final todos sean felices?, no sólo se trata de saber que todo salió bien para el protagonista, se trata de acompañarlo en la lucha contra el conflicto, de presenciar su crecimiento, su sacrificio por un bien mayor, la victoria del bien sobre el mal.
Lo que te hace seguir leyendo es el deseo de saber lo que pasa después, de seguir la aventura, de nada serviría saber que hay un final feliz sin saber el cómo pasó. De allí el término spoiler, por que saber el descenlace arruina el viaje.
Pues que uno de los comentarios menciona que en varios estudios de Hollywood se encontró que las películas con finales bonitos venden más que las que no en un factor de diez a uno.
Una frase épica en dicho comentario resume el asunto: «Spoiler alert: al final todos vamos a morir, cada uno de nosotros, pero eso no importa hoy. Hoy podemos pasarlo bien».
Cuando lees un libro o ves una película tu objetivo por lo regular es distraerte (no estoy contemplando que tienes que estudiar o ver algo que no tienes ganas de ver), en la vida real la gente muere de cáncer, los héroes estallan en pedazos sin salvar a nadie, personas son partidas en dos por vehículos manejados por conductores ebrios, te secuestran y te matan, el ambiente se destruye, la pobreza es castigada con más pobreza, etcétera.
Si quiero realismo con ver las noticias tengo más que suficiente.
Por eso nos gustan los finales felices, al final todos somos unos optimistas, y eso está bien.
Una obra que debes leer
1984 es una obra maestra a los ojos de la crítica y el público en general, ¿por qué una historia con un final en el que el protagonista no vence al mal es tan aceptada?, literal, lo que le pasó a Winston no afectó en nada al Ingsoc, ni a Oceanía, ni siquiera a O’brien o Julia, simplemente fué uno más de los millones que desobedecieron al partido.
Tal vez sea que su historia resuena un poco con nosotros; Un tipo normal que sabe que algo no está bien, y que aún así intenta llevar su vida lo mejor que puede, un tipo que cuando por fin decide rebelarse contra el sistema desde el principio entiende que será una lucha fútil, un tipo que sabe que aunque su vida y muerte no cambien nada en su mundo, aún así perfiere intentarlo.
El hombre del castillo (The man in the High Castle) (1962) – Philip K. Dick
El hombre del castillo es una novela ucrónica (véase ucronía) situada en Estados Unidos de Norteamérica varios años después de que ‘El eje’ venciera a los aliados en la segunda guerra mundial.
Sobre Phillip K. Dick
Philip K. Dick es uno de los nombres insignes en el mundo de la narrativa de ficción futurista, bastantes de sus historias han sido adaptadas a series de televisión y películas: sobre todo son famosas ‘Total Recall’, ‘Minority Report’ y ‘Blade Runner’, Amazon está transmitiendo una adaptación libre de ‘El hombre del castillo’ con poco en común con el libro aparte del contexto de un mundo regido por ‘El eje’.
El autor sostenía que escribió este libro guiandose por un libro de adivinación de origen Chino (I ching) y debido a eso incorpora giros argumentales que nunca lo convencieron, del mismo modo se sugiere sutilmente la teoría de que existen multitud de universos paralelos interconectados y que de vez en cuando se entrecruzan lo que genera situaciones parecidas al efecto Mandela.
En los sesenta la guerra fría estaba en pleno desarrollo, si eras anticomunista así fueras la peor persona sobre la faz de la tierra tendrías la simpatía del gobierno de los EE.UU. y sus amigos, en todo momento de la historia, la situación geopolítica que rodea a los autores afecta sus obras, El hombre del castillo no es la excepción.
Guerra fría [spoiler]
El libro comienza describiendo el modelo de negocio de Mr. Childan, se dedica al mercado de las antiguedades americanas mientras intenta resolver el conflicto interno que le genera ser un lacayo de las fuerzas de ocupación japonesas. Le terminan comprando un reloj de Mickey Mouse por una enorme cantidad de dinero, los compradores se lo entregan a Her Baynes como regalo de bienvenida.
En teoría Baynes está allí (en California) para negociar un acuerdo comercial, en realidad es un agente de la Abwer (La agencia de inteligencia alemana del tercer reich) que tiene como objetivo advertirle a las autoridades japonesas del inminente ataque nuclear que planeaban lanzar los alemanes en su contra, en éste entorno de guerra fría otros personajes intentan sobrevivir lo mejor que pueden, dos obreros crean la primera expresión artesanal americana en diez años, la ex esposa de uno de ellos se encuentra con un chofer que resulta ser un espía alemán en misión para interrogar al autor de La langosta se ha posado un libro que narra la historia de un mundo en el que los aliados ganaron la segunda guerra mundial e imponen un nuevo orden de las cosas, el autor también es llamado ‘El hombre del castillo’, cuando por fin lo encuentran éste les explica cómo escribió ese libro, utilizando un libro adivinatorio, éste le reveló la existencia de muchos universos, uno de ellos es el que se describe en su libro.
Cosas tristes :c
Además de ser una lectura casi obligatoria si se desea entender el género de ciencia ficción ucrónica, la prosa y técnica empleadas son agradables, el desarrollo de los personajes es modesto pero creible, y los motivos que permean en la historia llaman la atención: la integridad, el honor, el amor, etcétera.
Sobre la situación geopolítica descrita en el libro, me parece interesante que sean los japoneses los más moderados en su rol como vencedores, caso contrario de los alemanes con sus políticas antisemitas fuertemente remarcadas en la historia, y me parece así por que en la segunda guerra mundial a pesar de los crímenes de guerra perpetrados por las fuerzas japonesas por ejemplo La masacre de Nanking (cuidado con el enlace que puede arruinarte el día) que fueron de tal naturaleza que un miembro del partido nazi que estaba en aquél lugar es considerado un héroe por su defensa de la población (https://es.wikipedia.org/wiki/John_Rabe). Siempre que se menciona la idea de crímenes de guerra durante ese conflicto solo se piensa en el holocausto, en favor de la neutralidad me gustaría agregar que hubo abusos de parte de todos los bandos (documentados en un montón de lados, https://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%ADmenes_de_guerra_de_los_Aliados), lo que no siempre me da esperanza sobre la especie humana, pero la idea de la entrada es valorar una obra literaria, no entristecer a todo el mundo.
Lo anterior es solo para denotar el eurocentrismo de la historia, dato curioso es que el eurocentrismo está presente en todos lados, tal vez considere ese asunto en una entrada posterior.
Para distraerte un poco de las cosas tristes que pasan adjunto la imagen de un panda feliz : ).