La meningitis y su sombra

La meningitis y su sombra es el título del último de los ‘Cuentos de amor de locura y de muerte’ del maestro Uruguayo Horacio Quiroga. Publicado en 1917.

La historia gira en torno a la bella María Elvira Funes, que cae en cama por una enfermedad, en su delirio pregunta por el ingeniero Carlos Durán una y otra vez, cuando se recupera, el hombre se enfrenta a la incertidumbre y tormentos de un amor que ya no existe más.

También hay un video con el contenido de esta entrada (y varios chistes malos) en YouTube (https://youtu.be/WAIy6zldgis)

De amor, locura y muerte

Horacio Quiroga

Maese Quiroga siempre estuvo rodeado de la muerte.

Presenció el fallecimiento de su padre, el suicidio de su padrastro, la muerte de sus hermanos y mató por accidente a un amigo.

Además de escritor, poeta y dramaturgo también era un aficionado al campo. Le marcó particulamente un viaje hecho a la provincia Argentina de Misiones. Lo que influyó mucho en su narrativa.

Admiraba a Edgar Allan Poe, uno de los más grandes maestros del cuento moderno que además vivió una existencia tan trágica como la de él.

Tanta tragedia se transminó a sus relatos, de los cuales ‘La meningitis y su sombra’ es uno de los más cálidos. Aunque no deja de tener cierto aire triste y melancólico en momentos.

Acá está el texto completo, que  ahora es de dominio público (yei) https://ciudadseva.com/texto/la-meningitis-y-su-sombra/ .

Resumen de La meningitis y su sombra [Spoilers]

El valiente Durán comienza su relato mencionando la primera vez que se le requirió en la casa de los Funes.

Maria Elvira funes, señorita de familia adinerada y de abolengo, es víctima de una meningitis.

En su delirio solo atina a pronunciar el nombre de Durán.

Ayestarain, el médico de la familia lo entera de la situación. Y antes de asegurarse de que no hay nada entre ellos, le ruega ir a ver a la moribunda acaso fuera su última voluntad.

El buen hombre termina yendo todas las noches a sujetar las manos de la enferma y a decir un montón de cursilerías.

Hasta que un día logra reponerse, todo ese episodio termina con la pregunta:

«Y cuando no tenga más delirio… ¿me querrás todavía?»

María Elvira

Pasan algunos días y ya no se le vuelve a llamar. Durán está feliz ella pero muere de tristeza por que no la volverá a ver.

Cerca de un mes después, los Funes invitan al ingeniero a cenar en agradecimiento por sus noches en vela. María Elvira actúa fría, amable y distante como si nada hubiese pasado.

Durán sufre, pues entiende cuán ridículo es que se haya enamorado de una chica que solo pensaba en él cuando estaba afectada por un delirio.

La stalkea en la iglesia y la ve feliz, fatua, coqueta (haha, creo que ya nadie usa esa palabra) y sufre terriblemente.

La vuelve a encontrar en un baile, la ama con locura pero no es correspondido. María Elvira flirtea (otra palabra que ya nadie usa) con él ocasionalmente, pero no más que con nadie (Ayestarain incluido).

Con el corazón roto decide irse «a Europa, a Norte América, o a cualquier parte, donde pueda olvidarla».

¿Y si le pidiera que no se fuera?

María Elvira

Por bravata (me gusta esa palabra) y con boleto en mano, pasa a despedirse de los Funes. Se siente suicida, encuentra a María Elvira y esta le saca de sus casillas. Durán no resiste más y le expone con vehemencia su frustración, que lo están matando los celos, la tristeza y que mejor se va.

Al final triunfa el amor :).

Breve análisis de La meningitis y su sombra

El relato es más o menos extenso, leerlo toma poco menos de una hora, es decir es un cuento ligeramente largo. Aunque su lectura no es pesada una vez se entiende el conflicto y el tormento que padece el apasionado Durán.

Tanto por el tema de la historia como por el predominio de las emociones, se le puede considerar un ejemplo del romanticismo latinoamericano, un poco más tardío que el europeo.

Menton llamaba a este motivo «exotismo sentimental», historias que giran en torno a un amor imposible.

Dato random es que al momento de la publicación del cuento, la mayoría de la producción literaria en hispanoamérica correspondía a lo que los especialistas llaman modernismo (véase la sección ‘De prosas profanas’ de la reseña de D.Q.).

Sobre la técnica

Las escenas se narran en primera persona lo que le da al cuento un ritmo dinámico e íntimo, moviendo la historia entre los pensamientos de Durán y los sucesos como él los percibe.

Ocasionalmente «adjunta» algunas notas que le son entregadas, esto parece indicar que leemos las entradas de un diario o una carta dirigida a algún amigo. Con la salvedad de que en ocasiones leemos expresiones como » (¡qué iba a hacer, quiero que me digan!)» que bien pueden interpretarse como interjecciones formularias (no siempre).

La historia tiene un momento que me emocionó totalmente, lo llamaría el clímax del conflicto, este es cuando María Elvira sugiere por unos breves instantes que es amante de Ayestarain, casi se puede sentir lo roto que está el corazón de Durán «ya amargado del todo».

La mujer en la literatura hispanoamericana

En la tradición hispanoamericana encontramos vez tras vez el tropo de la doncella inmaculada digna de ser la esposa y de la ‘mujer mala’, la que solo satisface a la carne y aún así es acreedora del desprecio de todos, incluido su amante.

Y es interesante porque revela el ideal del amor que impera en la sociedad del escritor.

Ya Octavio Paz abordaba el tema relacionando la dualidad de la mujer santa y la mujer mala, con la psicología del hombre.

Reconocer que el buscar en otra persona la realización propia es un error, nos permite deshacernos de esa idolatría a la imagen del sexo opuesto, para ser feliz con alguien más primero debemos ser felices con nosotros mismos.

Antes de pertenecer a un género, todos somos personas, con sueños e ilusiones, con aciertos y fallas, no hay mujer impoluta y la mujer no tiene que ser perfecta, como el hombre tampoco tiene ni puede serlo.

Si aceptamos esos dos hechos nos acercamos un poco a la libertad de elegir que Paz echaba de menos

Mujer joven de principios del siglo XX
Mujer de principios del siglo XX

Finales felices

Quiroga por su parte vivió en otro tiempo, por eso la desilusión de Durán al ver ‘manchado’ al objeto de su amor. La misma desilusión y despecho se manifiesta en ‘Historia de un amor turbio’ también de Quiroga y en multitud de obras de otras latitudes como la historia de Aurora en ‘El fistol del diablo’.

Durán no desprecia a María Elvira únicamente porque era una mentira que fuese amante de Ayestarain.

El mismo relato es atípico en ese sentido, en cualquier otra historia el protagonista se hubiera marchado para sumergirse en sus libros y su ciencia. Que de hecho es su intención cuando va a despedirse de los Funes.

Al final todo se resuelve de manera ligeramente predecible para los estándares modernos, lo que no necesariamente es un defecto, el mundo actual está plagado de historias mucho más predecibles y al final eso es lo que buscamos: «finales felices» ¿o no? (hay un breve comentario relacionado en la sección ‘A todos nos gustan los finales felices’ de la reseña de 1984).

Portada de 'Historia de un amor turbio'
Portada de ‘Historia de un amor turbio’

Contra el patriarcado

En relación a lo que Paz escribió, es notable que otros críticos interpretan las acciones de la doncella como manipulaciones al patriarcado.

Y es que los funes eran miembros de la burguesía, mientras Durán y Ayestarain pertenecían al equivalente a una clase media-alta.

Una unión entre Maria Elvira y cualquiera de los dos hubiese sido escandaloso para la conservadora burguesía hispanoamericana de principios de siglo.

Entonces tuvo que enfermarse literalmente, llamar al objeto de su deseo (nótense las connotaciones sexuales) y manipularlo hasta el punto de romper su determinación y hacer que sea él quien se confiese (Kaguya-Sama anota esto).

Dato random es que esta narración está llena de frases cursis que si te sientes romántico (y de malas) puedes usar siempre que la ocasión lo amerite. Una de mis favoritas personales: «Porque te quiero como un idiota».

Conclusión

En lo personal creo que en efecto el relato muestra veladamente ciertas insinuaciones, Luis María era el hombre de la casa y como tal era el encargado de cuidar a sus hermanas y madre, autoridad manifiesta en la carta que dió origen a todo y a las gestiones de Luis María con Durán para resolver el asunto de su hermana. 

La misma madre aceptaba que Durán les había hecho un gran servicio pero no lo consideraba un pretendiente de Maria Elvira aún cuando pasó incontables noches junto a su lecho, María Elvira es dibujada como una coqueta y fatua señorita como cualquier niña adinerada.

Aún así el pensar que Quiroga fuese tan cínico como para escribir esta historia de manipulación y sexualidad reprimida me parece demasiado.

Al final tengo a ‘La meningitis y su sombra’ como una bonita historia de amor que no debe ser teñida por reclamos anti-patriarcales

Lo que no implica que debemos ignorar el retrato de la sociedad de principios de siglo XX, que a veces parece desafortunadamente actual, el machismo imperante, la represión del amor y los deseos (no necesariamente sexuales) de las mujeres y la idolatría/desprecio del que eran (y en algunos casos son) objeto.

Debemos entender el cuento como una historia de amor del siglo pasado, reconocer sus aciertos y también sus errores.

Fuentes

  • Vargas Durán, R. (2015, August 6). La forma semiótica artística-textual de decir y hacer lo in(debido): La meningitis y su sombra de Horacio Quiroga.
  • Gustavo San Román. (1995). «Amor Turbio,» Paranoia, and the Vicissitudes of Manliness in Horacio Quiroga. The Modern Language Review, 90(4), 919-934. doi:10.2307/3733066
  • Paz, Octavio (1991). El laberinto de la soledad, México, Fondo de Cultura Económica.

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