Pensativa – Resumen y análisis (parte 2)

Jefa Cristera; Jovita Valdovinos

Esta es la segunda parte del resumen y análisis de ‘Pensativa’, novela de narrativa cristera escrita por Jesús Goytortúa. Aquí está la primera parte.

Dejamos a Roberto en las inmediaciones de la huerta del conde. Allí Veva le contó el final de Carlos Infante a manos de un traidor llamado Muñóz.

Segunda parte del resumen de ‘Pensativa’

Visita a un general

Veva y Fidel le rogaron que se fueran de ahí, y prometieron explicarle todo lo que quisiera siempre que fuera en otro lugar. Así que prosiguieron su expedición al campamento de Cornelio. Llegaron por la tarde.

Los primos se saludaron efusivamente. Luego en confidencia Roberto le confesó su amor por Pensativa. El general brigadier como había admitido ser entre risas, se puso muy alegre y prometió bajar a Santa Clara el dia que se casaran.

Roberto le preguntó si estuvo presente el día de la venganza contra Muñoz. Cornelio cambió de semblante y asintió, Veva hacía señas que Roberto pudo distinguir y preguntó directamente sobre lo acaecido en la hacienda. Pensativa le había dicho que Carlos fue vengado. Basilio le dijo que había sido en el mismo lugar donde ejecutaron a Carlos y Veva le contó de las vejaciones al cuerpo del general.

Todo eso explicaba las tristezas de Pensativa, pero no del todo, aún había un secreto que nadie se atrevía a decirle. Amaba a Pensativa, pero no se casaría con ella si no sabía todo de su pasado. Cornelio le aseguró que era la mujer más buena y casta del mundo, lo que Roberto aseguró que creía cierto, pero no quería casarse con una santa, sino con una mujer.

Cornelio lo miró con firmeza y Roberto pudo ver al cristero implacable en que su primo se había convertido. El mismo niño amable y bonachón que lo acompañó en su infancia.

Entonces supo que no obtendría ninguna información de él ni de nadie. Se resolvió a regresar a la ciudad tan pronto dejara a Veva en la Rumorosa y alejarse de esa tierra llena de sangre y fratricidio.

Espada y sombrero cristeros, pensativa resumen
Espada y sombrero cristeros

Día de aniversario

Era 15 de julio, el mismo día que habían ejecutado a Muñoz. Roberto se despidió y estaba dispuesto a irse sin Veva y Fidel así que tuvieron que acompañarlo.

Llegaron a la huerta donde divisó a varios jinetes. Conforme se acercaba se dibujaba ante sus ojos la esbelta figura de Pensativa. Echó a correr al caballo y llegó en pocos instantes a donde estaba ella, acompañada por Basilio.

Pensativa preguntó qué hacía allí visiblemente irritada, Roberto respondió que venía de ver a Cornelio, él preguntó lo mismo. Ella iba a rezar por todos los muertos de la guerra religiosa.

Avanzaron al árbol en donde ejecutaron al general Infante y Pensativa guío los rezos. Roberto veía a los soldados emboscando a los bañistas, la ametralladora barriendo el prado, a Carlos colgando sin ojos del árbol, aún reinaba una atmósfera de peligro.

Cuando terminaron, fué a ver a Pensativa y audazmente le pidió que se fueran juntos. Ella iba a esbozar una sonrisa cuando un terrible grito se escuchó en la hacienda, un grito como el de un hombre siendo torturado.

En un abrir y cerrar de ojos Pensativa se convirtió en un bulto pálido, Basilio la llevó en brazos y huyeron. Fidel y Veva hicieron lo mismo y Roberto los siguió por instinto.

Cuando se recompuso le preguntó a su nana de quién huían, ¿bandidos?, ¿soldados?, ¿cristeros?. Al escuchar que era del diablo, montó en cólera y sabiéndose asustado por algún bromista regresó a la hacienda dispuesto a averiguar quién era el responsable.

No encontró nada salvo restos humanos abandonados. Cuando regresó por su caballo encontró dos mendigos de aspecto horripilante. A uno le habían amputado las orejas y la nariz, al otro lo habían cegado, las cicatrices de ambos le provocaron repulsión.

Los saludó y preguntó por el grito, el ‘desnarigado’ respondió con una voz poco ensayada que el sitio estaba maldito. Tal vez había gritado un fantasma.

Más secretos

Regresó cada vez más relajado. En un recodo encontró a Veva que lo abrazó espasmódicamente. Entonces le pidió una aclaración, ella le había ocultado algo y se iría a la capital de inmediato si no se lo decía. El recio Basilio y la recta Pensativa jamás se hubieran asustado por un grito de no tener un significado relacionado con ese secreto.

Ella accedió con profunda tristeza. Al llegar a la rumorosa encontraron a Basilio muy preocupado, la señorita había caído enferma y el doctor López ya la estaba atendiendo.

Roberto se informó del estado de su amada y repitió que se iría si no le contaban la verdad. Veva y Basilio se comprometieron a hacerlo.

A la tarde del día siguiente comenzó su relato.

Basilio escapó a la ejecución y huyó a Jalisco, en el camino se había cruzado con Cornelio que también juró venganza. Juntos fueron a donde la Generala. Después de meditarlo concibió un plan.

Se hizo pasar por ‘Carlota’ hermana del cochero de doña Enedina. Veva la colocó como sirvienta del doctor, y ella, además de hermosa, se mostraba inocente y recatada. Rápidamente estuvo llena de admiradores, pero solo mostró inclinación por Muñóz y aceptó ser su novia.

Entonces su ‘hermano’ enfermó gravemente y pidió permiso para ir a cuidarlo.

La venganza de la Generala

Ya en La Rumorosa, Muñóz le llevó serenata por varios días, hasta que ‘Carlota’ aceptó tener una reunión por la noche en el jardín.

Él no sospechaba nada y cuando la tuvo enfrente, su novia se convirtió en la Generala, y Basilio sometió al traidor. Lo llevaron a la sierra donde lo golpearon por varios días. Mientras que se encubría la partida de ‘Carlota’ desterrada por su hermano debido a su ligereza (¿qué señorita decente vería a su novio a solas por la noche? XD).

Cuando la Generala volvió con su tropa llevaron al prisionero al estanque donde ejecutaron a Carlos. Lo iban a colgar cuando el ‘desorejador’ pidió que antes de matarlo le cortaran las orejas, los hombres lo apoyaron, pero la Generala y Cornelio no estaban de acuerdo. Terminaron aceptando cegar al traidor en retribución por los agravios que hizo al cadáver del general y lo harían mientras el prisionero estaba con vida.

Ni la generala ni Cornelio podían negarse pues eso significaría un motín de su tropa y una gran cantidad de muertes en las poblaciones vecinas.

Roberto estaba admirado de la valiente mujer al principio. Pero cuando supo que permitió esa barbarie manifestó desprecio por sus métodos, el doctor le recordó que todas las facciones cometieron fechorías, y Roberto las maldijo también.

Ahora estaba tranquilo ya que sabía el motivo detrás del horror de Pensativa por los ciegos y su reclusión en la pobreza y austeridad. Sin duda deseaba expiar la culpa de las fechorías cometidas en nombre de su hermano.

horca, pensativa resumen

La calma antes de la tormenta

Roberto amaba a Pensativa y ya no sospechaba nada de ella, deseaba casarse y llevársela de esa tierra llena de sangre.

Pero seguía enferma, el doctor auguraba una recuperación si se le permitía descansar.

Pasaron tres semanas y Roberto pudo entrar a la habitación de su amada, conversaron un poco y él fue dichoso.

Al caer la noche le llevó serenata (‘my boy has game’ jaja). Fue regañado por su tía y el doctor, pero en el fondo todos estaban felices por el naciente amor.

Llegó la fiesta de Santa Clara y Roberto fue a pedirle al monseñor que redujera la manda que Veva había prometido cuando Pensativa se recuperase.

Allí, después de la misa vió a Basilio entre los danzantes. (En México durante algunas festividades religiosas había ‘danzantes’ que emulaban los bailes antiguos de las naciones indígenas, al día de hoy se sigue con esta tradición en varios sitios).

Los hombres de la Rumorosa enteraron a Roberto que también estaba cumpliendo su promesa de bailar cuando la señorita estuviera repuesta.

En eso vió al mendigo desnarigado de la huerta del conde. Miraba a Basilio con odio, entonces se le ocurrió desenmascararlo. Le dió unas monedas a un hombre dado al vino y le pidió que le gritara: ‘¡Alacrán!’, cuando lo hizo, el mendigo dió un salto y se dió cuenta del plan de Roberto, lo miró con furia y escapó.

No había duda, era el compañero de Muñóz, entonces el ciego, ¿sería Muñóz?.

De regreso a la Rumorosa, le preguntó a Basilio si estaba seguro de la muerte del traidor, él le aseguró que estaba muerto. Dudando de la veracidad de sus palabras le dijo: “Cuídese, desorejador”. Basilio se lanzó sobre él y le puso su cuchillo en la garganta, pasó varios segundos intentando dominarse hasta que se retiró.

Ya en la noche fue a tocarle la ventana para pedir disculpas. Roberto lo previno de el alacrán y le pidió que protegiera a su ama. Pensativa había regresado al Plan de los Tordos.

Tristezas sin fin

Roberto fué a ver a Pensativa al día siguiente. La regañó un poco por irse sin despedirse y la pasaron bien en la huerta. Los criados la habían limpiado y pintado, ahora todo tenía una apariencia primorosa.

Pasaron varios días y Roberto por fin se decidió a confesar sus afectos a Pensativa. Todos lo animaron incluso Basilio, no pudo hacerlo en la mañana, ni en la comida, ya era hora de la cena cuando se armó de valor y le expresó sus sentimientos. 

Ella, con cierta tristeza lo rechazó. No podría casarse por el pasado, y nunca lo haría. Roberto albergaba esperanzas avivadas por todos de que la altiva señorita no se negaría a vivir feliz con él. Saber que había sido rechazado lo embargaba de tristeza, no sólo por su amor propio, también por la situación de Pensativa.

Regresó a la Rumorosa completamente derrotado, su familia se mostró decepcionada y aunque Veva le aseguraba que con un poco de paciencia la convencerían decidió regresar a la capital al día siguiente.

Se despidió con gran pesar y mientras la volanta lo llevaba a la estación del ferrocarril, meditaba en las últimas semanas. Se había convertido en un aventurero, encontró el amor, y también una tristeza que nunca había experimentado. No creía ser capaz de volver a vivir como antes.

Entonces le pidió a Ireneo que detuviera el coche, no se iba a dejar vencer tan fácilmente.

carreta, pensativa resumen

Gestiones de terceros

Llevaban un trecho del camino de regreso a la Rumorosa cuando los encontró Basilio, animó a Roberto y volvió al Plan de los Tordos.

Roberto fue recibido con gran alegría por su familia y por Cornelio. Estaba allí para casarlo con Pensativa, con ayuda del padre Ledezma. 

Él era el único sacerdote que permanecía en la lucha, aunque tal vez no fuera armada, se negaba a aceptar el armisticio del gobierno y despreciaba a los obispos que se habían sometido a los políticos.

En esos momentos estaba rezando en Santa Clara, pero volvería para la comida.

Mientras esperaban, Roberto previno a Cornelio de el alacrán, días antes de su declaración a Pensativa lo había emboscado y le disparó en el brazo.

El padre llegó entrada la tarde y de inmediato inspeccionó a Roberto. Lo calificó de ‘tibio’ y se lamentó de que Pensativa se hubiese enamorado de hombre tan despreciable si es que era cierto.

Prefería dársela a un comunista que al menos mostraba filiación por una causa y no a un joven frívolo y mundano.

Roberto recibió los golpes admirablemente y aseguró que ella lo amaba. “Ya lo veremos” respondió el padre que en esas tierras tenía más autoridad que el coadjutor mismo.

A la mañana siguiente partieron al Plan de los Tordos y regresaron dos días después, durante los cuáles Roberto estaba expectante. Cuando llegaron Roberto preguntó el resultado de sus gestions, sin siquiera saludarlos. Cornelio respondió : “¡Triunfamos!” (¡triunfó el amor!).

La boda cristera

Roberto no cabía en sí de felicidad, pidió detalles al severo padre Ledezma que entre insultos y desprecio por su condición de ‘tibio’ le dijo que en efecto Pensativa lo amaba y que la ‘culpa’ por lo sucedido en la guerra eran el motivo de su negativa.

El padre le aseguró que esa fue una guerra santa y que no debía avergonzarse por su hermano o la venganza de su muerte.

Roberto tuvo que esperar hasta el día siguiente para ir a el Plan de los Tordos. Era casi de madrugada y Basilio ya lo esperaba, llegaron y allí estaba Pensativa, visiblemente turbada pero con un dejo de felicidad en los ojos (ayñ).

Conversaron y Roberto confirmó sus afectos, quería casarse con ella cuanto antes.

La casta señorita prefirió esperar según la costumbre, a que se cumplieran varios meses de noviazgo, juntos acordaron casarse en noviembre, el día de San Carlos.

Ella le preguntó si aceptaría casarse ‘a lo cristero’, de madrugada y en una casa particular. Roberto se entusiasmó por el romántico proyecto y aceptó sin dilación.

Esas fueron las semanas más felices de su vida, se corrieron las amonestaciones, se hicieron los preparativos y se reforzaron las patrullas buscando ‘al alacrán’ y al ciego.

Llegó el día de la boda. Roberto era un manojo de nervios, habían llegado los líderes cristeros, hombres de voluntad férrea que lo intimidaron sobremanera. Fueron a dormir, allí recordó una carta que le había llegado de Jalisco. Un amigo había investigado el destino de la generala y halló que no había muerto.

A Roberto no le importaba ni la generala ni sus cristeros, era feliz y al día siguiente Pensativa sería su esposa.

Basilio le confirmó su lealtad al alba y lo ayudó a vestirse con torpeza. Roberto aceptó el gesto, notó cohibido al rudo caporal, le preguntó si había algo que le quisiera decir. Basilio se negó y continuó con su servicio.

Veva, Jovita y su tía se habían engalanado lo mismo que Fidel y Esteban, la nana le confió a Roberto que amaría aún más a Pensativa cuando la viera, también le envió un mensaje “¿leíste la carta?”, un poco extrañado Roberto le aseguró que sí y que no le importaba gran cosa.

Llegaron al altar presidido por el padre Ledezma y estaban a punto de tomar los votos cuando irrumpió ‘el alacrán’ con el ciego diciendo: “Buenos días mi generala”.

La generala

Muñóz y ‘el alacrán’ en persona se habían colado a la boda y desenmascarado a Pensativa. Ella era la Generala, la fiera guerrillera que había ordenado ejecuciones y permitido la tortura de los traidores, la mujer que había inundado de sangre el interior.

Roberto estaba aterrado, los cristeros ya habían cargado sus armas y apuntaban a los traidores.

Pensativa aceptó la responsabilidad de sus acciones y mirando con orgullo pero a la vez con tristeza le confesó a Roberto su pasado como líder cristero. Lo había confesado en una carta que Basilio debía entregarle en la mañana. Cuando Veva le dió la respuesta que Roberto había dado respecto a la carta de Jalisco había sido feliz.

Pero ya no era así, le pidió perdón y le aseguró que nunca lo quiso engañar ni lastimar. Basilio se había arrodillado rogando la muerte con tal de que se casara con la intachable Pensativa.

Al ver el horror de Roberto, Pensativa se quitó el velo y los azahares y después de confesarle que lo amaba y que lo amaría por siempre, se fue. Ordenando a su tropa jamás lastimar ni a Roberto ni a los mendigos.

En la Rumorosa todos estaban sumidos en la tristeza. Roberto tuvo que llevar a los traidores a Santa Clara y ellos esclarecieron el misterio, habían sobrevivido a sus ejecuciones. Cuando se enteraron de la boda de la Generala concibieron su venganza.

Ya de vuelta en su cuarto, Pensativa se revelaba con el amor de su vida, nunca lo engañó y siempre había actuado con rectitud. Aún la amaba.

Casi reventó a su caballo de camino al Plan de los Tordos. Allí vió a la casona de los Infante en llamas. Cuando llegó los mozos y mujeres hablaron de matarlo pero el muchacho que lo había ayudado antes les recordó el juramento que le hicieron a la generala. Se había ido y no volvería jamás.

Despedida

Roberto supo la causa perdida, fue a ver a Cornelio que lo comprendía y no le guardaba rencor, Pensativa lo sabía y por eso nunca le reveló su destino.

Llegó el momento de volver a la capital y no volteó la mirada ni una sola vez, esa tierra lo llenaba de pesar y le sería hostil para siempre.

No pudo volver a sus viejos hábitos. Gastó una fortuna buscando a Pensativa, viajó por todo el interior, por Jalisco, Querétaro y el Bajío, pero sin éxito. Doña Enedina murió pocos años después y luego el doctor López. Le encargó la Rumorosa a Jovita y se llevó a su nana a vivir con él. La acompañaba Fidel al que convirtió en su ayudante de cámara.

Veva le pedía perdón con frecuencia. Todos lo querían casar con Pensativa y guardar el secreto de su vida como la generala, pero ella nunca estuvo de acuerdo.

Un día, Veva le anunció la visita de una monja que le tenía un mensaje de ‘Sor Asunción de las Divinas Llagas’, en otro tiempo llamada Gabriela Infante.

Pensativa había profesado en Bélgica pues la guerra en España le impidió hacerlo allí, le pedía perdón y le relataba su historia.

Se unió a la lucha al igual que muchas mujeres. Se distinguió por su valor y astucia de tal modo que los líderes cristeros la envolvieron en un halo de misterio y santidad. Ella estaba convencida de la rectitud de la guerra y habría llevado una vida normal luego de la guerra de no haber tenido parte en la tortura de Muñóz.

Al principio despreció a Roberto por frívolo y mundano. Pero empezó a amarlo cuando la llevó en sus brazos en la crecida. Sufrió enormemente al declinar su declaración y de no ser por Cornelio y el padre Ledezma habría vivido por siempre en la austeridad del Plan de los Tordos.

Pero aceptó casarse con él porque lo amaba, su dicha fue completa al saberse perdonada. Pero no contaba con que Basilio no había entregado su carta.

Así sufrió mucho al ver cómo Roberto la despreciaba cuando supo la verdad. Lo instituyó como un hombre “sagrado” para que los cristeros no le hicieran daño y huyó a los Estados Unidos, para luego embarcarse a Europa.

La religiosa le pidó permiso para escribirle a Sor Asunción que la perdonaba. Roberto por toda respuesta dijo: “que ella sea quien me perdone” y salió apresuradamente para llorar en soledad.

convento europeo, pensativa resumen

Aspectos literarios de ‘Pensativa’

Me apena un poco no haber encontrado demasiada documentación especializada respecto a ‘Pensativa’, aunque es considerada una de las obras más importantes de la literatura cristera. 

Dato random. ‘Pedro Páramo’, posiblemente la novela Mexicana más famosa de la literatura moderna también está situada en ese contexto histórico (un poco antes y un poco después ‘if you know what I mean’).

Tal vez por eso ha pasado desapercibida para los académicos. Que dicho sea de paso sí que han mencionado sus parecidos con ‘Doña Bárbara (novela)’ del venezolano Rómulo Gallegos.

Como dato random también, ‘Doña Bárbara’ es considerada una de las obras cumbre de la literatura Latinoamericana.

Comparaciones injustas

‘Doña Bárbara’ coincide en varios aspectos con ‘Pensativa’; ambas obras retratan la situación geopolítica y social de sus entornos. Por un lado el México post-revolucionario/ post-cristero, al comienzo de la ‘dictadura perfecta’ que Vargas Llosa hizo notar. Y por el otro la dictadura en Venezuela de Juan Vicente Gómez.

En ambos casos también se resalta el ‘atraso’ de los ‘amigos de provincia’ (Léase con voz de Chavelo jaja) y el campo respecto a la ciudad. Chocan dos mundos, el salvajismo de la gente rural en la forma de Basilio y sus cristeros, frente al civilizado abogado Roberto. (Santos Luzardo también es abogado por cierto).

Y ambas novelas presentan a mujeres fuertes, capaces en su momento de grandes crímenes.

Tristemente si se comparan los personajes, Pensativa es un poco débil. Aunque sus motivos son creíbles, es inconsistente cómo una mujer capaz de imponerse a bandidos tan peligrosos como el ‘desorejador’ sucumba a los remordimientos. Doña Bárbara es más consecuente (spoiler, vamos a tratar esa novela en el futuro, por eso no abundo en ese asunto).

Curiosamente ambas historias fueron adaptadas (muy libremente) en el cine de oro mexicano. Los cristeros (1946) y Doña Bárbara (película de 1943), ésta última en colaboración directa con Gallegos y coproducción Venezolana, ¡viva la hermandad y el llano!.

De amazonas y machismo

La comparación de Gabriela Infante con Doña Bárbara es injusta pero inevitable. Para muchos es una mala copia, un dulce para el lector que a pesar de su machismo se siente atraído por la imagen de la Amazona. Ese tropo es recurrente multitud de obras y telenovelas (no me preguntes cómo lo sé, solo lo sé lol).

El concepto de la Amazona en la cultura occidental tiene sus orígenes (como muchas otras cosas) en la antigua Grecia.

Heródoto, Homero, Píndaro, y la mayoría de los autores Griegos arcaicos trataban el tema de mujeres que vivían en una sociedad matriarcal, osadas en las proezas de guerra y separadas de la civilización. Una sociedad por lo tanto contranatural para los Helenos que limitaban el ejercicio de la guerra y la política a los hombres (siempre hay excepciones, pero en términos generales era así).

Este tema fascinaba a los antiguos Griegos que lo heredaron a los Romanos y por lo tanto al resto de Europa que con su influjo desde el siglo XV conformó el concepto moderno.

Así el término puede referirse a una mujer que ha alcanzado la excelencia atlética. Pero también a una mujer subversiva que se comporta de modo ‘atípico’. Lo que a veces implica que es ‘poco femenina’ y/o que ‘odia a los hombres’.

La imagen mítica de la Amazona servía para manifestar una anormalidad entre el orden natural de las cosas (para un ciudadano Griego) y lo contrario. Es decir, lo contranatural, lo extranjero y bárbaro.

vasija con grabado de heracles combatiendo a una amazona

Y así describe Basilio a ‘La generala’. Una mujer ‘horrosa’ que vestía de hombre y que combatía como el que más. Marcando un interesante contraste con la realidad. Roberto la calificó como ‘hermosa’ al instante de conocerla en su faceta de ‘señorita’, es decir, cuando se comportaba como la sociedad lo esperaba.

En una analogía notable, Octavio Paz escribió que el hombre nacional tenía a la mujer como ‘la otredad’. Suceptible de ser despreciada (aquí es de donde se origina una palabra malsonante que empieza con ‘ch’ y que puede ser conjugada en variadísimas formas) pero que al mismo tiempo podía ser adorada cual ‘virgen’ o ‘deidad maternal’ (una Tonantzin), nótese la connotación religiosa, prácticamente la misma veneración que los cristeros tenían por Gabriela Infante.

Y por eso el tropo de la mujer indomable que contravenía lo establecido era tan interesante para el hombre Mexicano de principios de siglo. El que veía a la mujer como medio para sus fines, un mero objeto, pero que al mismo tiempo veneraba con total devoción a una mujer santa, ajena a este mundo.

Han pasado casi cien años desde que terminó la guerra Cristera y más de medio siglo desde la escritura de ‘Pensativa’ y ‘El laberinto de la Soledad‘. Quiero creer que esta percepción ha cambiado, y hay esperanza de que es así, pero aún queda mucho camino por recorrer. La postura que me parece más apropiada es: ‘trata bien a todas las personas’. Nótese el término ‘persona’, es decir, a todos, sin distinguir género, religión o lo que sea.

Fotografía de mujeres cristeras, pensativa resumen

Conclusión

Admito que deseaba un final feliz para Pensativa y Roberto. Aún así no se nota ‘fuera de personaje’ que Pensativa se marchase, pues seguía teniendo sus dudas respecto a si se merecía vivir con el que amaba. Aunque no sé si es por la época pero el horror de Roberto al saberla la generala me parece un tanto exagerado. Pero ¿quién sabe?. Si me entero que mi crush estuvo comandando una banda de guerrilleros que cortaban orejas y hacían full de expolios a lo mejor también me replanteo el seguir teniéndola como tal.

¿Por qué será que en tiempos antiguos volverse religiosa era la única posibilidad para una señorita con el corazón roto?. Celeste, Aurora, Pensativa, incluso el personaje de María Félix en ‘Tizoc’ quería profesar para mandar al gorro a su novio infiel, y que yo sepa estaba situada en la ‘actualidad’ (1957).

¿En qué momento dejó de ser así?. Lo menciono por que en la literatura más reciente, digamos desde ‘el boom’ hasta hoy (2021) el motivo de la doncella con el corazón roto que se va a un convento ha sido más o menos olvidado. Lo mismo que el tropo de la amazona (bueno, ese sigue activo pero en variaciones un poco más modernas, véase ‘Action girl‘). En realidad es una pregunta retórica, eventualmente discutiremos el cambio cultural al respecto y sus efectos en la literatura (OMG, ¡que emoción!)

En resumen, el texto es legible y agradable, a veces tiende a predicar un poco pero siempre con buenas intenciones, i.e. criticar el fanatismo en ambos bandos de la guerra y denunciar los horrores que en ella sucedieron, estoy seguro de que mucha de la gente que anhela un conflicto armado nunca ha visto lo que pasa en ese tipo de eventos. Hay muchas referencias bíblicas y a otros hitos literarios como El Quijote. Siempre se agradecen los guiños a otros universos.

Muchos recomiendan este libro para introducir a personas jóvenes a la lectura, y es verdad que es de fácil lectura, tanto en vocabulario como en la trama, aún así requiere algún contexto para ser comprendido a plenitud, lo que no implica que deje de ser una lectura recomendada :), pero sí que se lee mucho mejor cuando sabes ciertas cosas de la historia nacional y de otras narraciones relacionadas, de todos modos, dale una revisada.

Fuentes

  • González Luna, Ana María (2013). La Literatura De La Cristiada: Una visión apocalíptica De La Historia De México. Altre Modernità, giugno, 100-111. https://doi.org/10.13130/2035-7680/3075.
  • Howatt, C. (1947). Books Abroad, 21(3), 331-331. doi:10.2307/40086531
  • Lorna Hardwick (1990). Ancient Amazons ‘ Heroes, Outsiders or Women?. Greece & Rome, 37, pp 14-36 doi:10.1017/S0017383500029521
  • Victoria Carpenter (2015). Spanish-American Literature: Spanish American Literature, 1900 to the Present Day. The Year’s Work in Modern Language Studies, 75, 215-224. Enlace
{ «@context»: «https://schema.org», «@type»: «Article», «mainEntityOfPage»: { «@type»: «WebPage», «@id»: «https://labibliotecadebelzoond.com/pensativa-resumen-y-analisis/» }, «headline»: «Pensativa (Jesús Goytortúa) – Resumen y Análisis», «description»: «Breve resumen y análisis de ‘Pensativa’. Novela que cuenta los amores de Roberto, un soltero citadino y una mujer que responde al apodo de ‘Pensativa’. Consideramos el papel de la mujer en la guerra en la forma de la Amazona y otros aspectos literarios.», «image»: «https://labibliotecadebelzoond.com/wp-content/uploads/2023/03/c34d7-pensativa-porrua.jpg», «author»: { «@type»: «Person», «name»: «La biblioteca de Belzoond» }, «publisher»: { «@type»: «Organization», «name»: «», «logo»: { «@type»: «ImageObject», «url»: «» } }, «datePublished»: «2021-04-24», «dateModified»: «2021-06-22» }

Pensativa – Resumen y análisis (parte 1)

Jefa Cristera; Jovita Valdovinos

Pensativa es una novela corta escrita por Jesús Goytortúa y publicada en 1945. Cuenta los amores de Roberto, un soltero citadino y una mujer que responde al apodo de ‘Pensativa’ (ya sé, full de cursi). A pesar de la simplicidad del argumento, la historia está llena de matices notables, tanto de la forma de pensar de los hombres y mujeres de mediados de siglo, como de las heridas todavía abiertas, de los sucesos acaecidos en las últimas guerras cristeras.

Del autor

Goytortúa nació en San Luis Potosí en 1910. Publicó ‘Pensativa’ en 1944 con la que ganó el premio Lanz Duret, también escribió ‘Lluvia Roja’ y ‘Cuando se desvanece el arcoiris’.

Trabajó en la Secretaría de Agricultura y Fomento. Donde fundó ‘Las Democracias’. Además colaboró con cuentos y otros textos en diferentes medios impresos como ‘Arte y Plata’, ‘Hoy’, ‘Letras Potosinas’, ‘Mañana’, ‘Revista de Revistas’ y ‘Sucesos para Todos’.

Contexto histórico de ‘Pensativa’

Pensativa es considerada una obra representativa de la narrativa cristera.

Como se mencionó en la Guía para leer a Horacio Quiroga. Los autores tienden a escribir de los sucesos que definen su contexto.

En el caso de México, hubo muchos eventos notables en el acontecer político y social durante el siglo XX, de los cuales la revolución y las guerras cristeras fueron los que dejaron algunas de las ‘heridas’ más graves en el imaginario nacional (lo que no exime a las heridas físicas).

El conflicto entre la Iglesia y el Estado mexicanos es un tema complejo y vasto que no es fácilmente resumible en algunos párrafos. Tampoco me entusiasma escribir de política. Esta sección es una breve reseña histórica con los materiales que tengo disponibles, sin tomar partido por ningún bando.

Antecedentes desde la colonia hasta la independencia

Supongo que todo comenzó con la conversión/imposición de la religión católica a los supervivientes de la conquista en el Virreinato de la Nueva España. Es digno de notar, que muchas veces el clero defendió los derechos de los nativos y si le preguntas a Octavio Paz, sirvió de consuelo ante el ‘abandono’ que los indígenas sufrieron por parte de sus dioses e ‘instituciones’.

En la época colonial se sentaron muchas bases jurídicas y prácticas que le daban gran poder a la iglesia (el sistema de encomiendas, las órdenes monásticas, etc.).

Durante las guerras de independencia, el clero tuvo una influencia notable (don Miguel Hidalgo, el valiente Morelos, etc.) y ésta se dejó notar en la redacción de la primer constitución que definió al catolicismo como la única religión oficial.

Al naciente grupo que comenzó a gobernar el país eventualmente esto le dejó de gustar y ya para 1847 había notables tensiones entre el gobierno y las autoridades clericales. 

Las políticas de Valentín Gómez Farías y sus amigos buscaban destruir la base jurídica de la supremacía eclesiástica en los asuntos civiles, que en plena guerra contra los Norteamericanos detonó en la ‘Rebelión de los polkos’ (véase el párrafo ‘clases de historia’ en la entrada El fistol del diablo parte 6 y la sección ‘La primera reforma liberal’ de la entrada de Wikipedia para Gómez Farías).

Pintura de Valentín Gómez Farías
Valentín Gómez Farías

Reforma y porfiriato

Durante el resto del siglo XIX, las llamadas Guerras de Reforma que buscaban entre otras cosas, la separación de la iglesia y del estado, plagaron el país de muerte y desacuerdos con ocasionales invasiones extranjeras y full de cosas tristes.

Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y otros políticos liberales lograron imponerse y quitarle el poder que por trescientos años había detentado el clero en estas tierras (entre otras cosas no relacionadas con el tema).

Entonces llegó don Porfirio Díaz y con su lema ‘menos política y más administración’, instauró algo parecido a una ‘Pax Romana’ llegando a un acuerdo con el aún poderoso clero.

El porfiriato aportó cierta estabilidad al país, a costa del sufrimiento de full de gente, de asesinatos y de ya sabes, lo que está en cualquier starter-pack de dictador latinoamericano.

Llegó la revolución y cuando todos terminaron de matarse, hubo cierta tolerancia mutua, lo que incluía un nivel de acuerdo entre las autoridades religiosas y el gobierno.

La guerra cristera

Todo terminó cuando el presidente Plutarco Elías Calles expidió la ley de tolerancia de cultos (léase Ley Calles) que a efectos prácticos buscaba reducir aún más la intervención de las iglesias en la vida pública.

Y eso no le gustó al clero, ni a los feligreses.

Comenzaron varios levantamientos que buscaban recuperar su libertad religiosa y mucha gente murió y/o hizo cosas muy malas, según la novela, soldados del gobierno asaltaron varios conventos y violaron a las religiosas que los habitaban. En realidad ya habían sucedido actos de violencia antes, como el asesinato de Álvaro Obregón y ejecuciones de amotinados en diversos puntos de la república.

Cómo dice uno de los personajes de la historia: ”En la guerra los dos bandos cometieron atrocidades”.

Después de varios años de conflicto, se firmó un armisticio y se emitió un perdón para todos los pronunciados que depusieran las armas. Muchos se negaron y siguieron combatiendo por bastante tiempo. Ya para 1934 cuando Lázaro Cárdenas tomó el poder, el levantamiento estaba prácticamente terminado, lo que no evitó varios linchamientos, asesinatos y ultrajes (‘if you know what I mean’) a “Maestros rurales”.

Al final en un acuerdo a la ‘Nicodemo’ ambas partes acordaron la paz, digno es de mención que la mayoría de las autoridades eclesiásticas estaban en contra del enfrentamiento armado.

La cosa se terminó enfriando poco a poco, pero hubo hombres y mujeres que siguieron combatiendo por muchos años, al cobijo de las sierras y los montes, aún sin la venia de las autoridades religiosas, hay registros de que el gobierno no siempre cumplió su parte del trato y siguió ejecutando cristeros.

‘Pensativa’ se desarrolla en este contexto de post-guerra fraticida.

Portada de la edición de Porrúa de 'Pensativa'

Resumen de Pensativa

Roberto, abogado con herencia necesaria para no tener que ejercer, disfrutaba de su vida de soltero en la capital. Un día recibió una carta en la que su tía le urgía a visitarla. Estaba muy enferma y temía que fuera a morir sin despedirse.

Así que se encaminó a su natal ‘Santa Clara de las Rocas’, aunque fastidiado por la idea de ir a un pueblo anticuado y aburrido, no dejó de admirar el paisaje y calma del bajío mexicano.

Después de un viaje agotador llegó a ‘La rumorosa’, finca de su tía. Cuando bajó del coche su nodriza Genoveva lo recibió entre sollozos, contentísima de volver a verlo.

Saludó a su tía Enedina que para alivio de todos (menos de él) iba a recuperar la salud. El anciano doctor López le dió la bienvenida y lo enteró de la congoja que la convaleciente sufría debido a las impresiones de la guerra cristera.

Yo le decía a doña Enedina: un par de viejos carcamales como usted y yo, no deben preocuparse de si ganan los rojos o los azules. Pero no me hizo caso y ahí tienes el resultado.

El doctor López

El doctor le sugirió casarse, pues en ese pueblo había muchas señoritas bonitas y bien educadas. El tema también fué sugerido por su tía, su nana  y su prima Jovita.

De hecho ya le tenían una ‘novia’, una mujer de gran abolengo, descendiente de los Infante, antiguos gobernantes de esas tierras. Una doncella intachable, hermosa y amable. Roberto, interesado por tanta alabanza a la enigmática doncella, comenzó a desear con fuerza por fin conocerla.

‘Pensativa’

Veva le urgió a hacerla su esposa y llevársela de esa tierra. Pensativa había perdido a su hermano en las guerras religiosas, sufría por no tener familia, ni ser rica como antaño. Vivía en la vieja hacienda de ‘El plan de los Tordos’. Pero era orgullosa y mostraba resignación y hasta altivez, fachada que ocultaba un corazón de oro.

Doña Enedina la había invitado a cenar, ese día asomaba una tormenta en el horizonte y Roberto, práctico y citadino, sentenció que no llegaría.

Era de noche cuando llegó el carruaje de la bella Pensativa. Basilio su caporal, la llevaba con suma atención, pero tan pronto confrontó a Roberto cambió su actitud a una de desprecio y recelo totalmente correspondida.

Tenía una fachada de bandido revolucionario, y el señorito sintió repugnancia ante el discurso salvaje y violento del acompañante de su futura novia.

Intercambiaron palabras serias y se separaron. Roberto juzgó una necedad estar tan furioso por tan poca cosa y para distraerse fué a la pieza de su tía, allí estaban todas.

Su tía los presentó formalmente. Ella, aunque educada y amable revelaba cierto desdén hacia el citadino que no se había dignado a visitar a su tía hasta ese día.

Cuando salió a cambiarse, Jovita, Veva y doña Enedina le preguntaron: “¿qué te parece?”

-Es hermosa –Contesté queriendo ser sincero– pero es excesivamente seria. En lugar de Pensativa debiera llamarse Adusta (lol). Y no me agradan las mujeres que hacen visitas en noche de aguacero, acompañadas de un mono horroroso, de un majadero que tiene cara de asesino.

Roberto

El desdén de Pensativa había picado el orgullo de Roberto. Se resolvió a incomodarla a toda costa, riéndose de sí mismo por estar tan desconcertado como un colegial en su primer amor debido a la señorita.

Conversación en el salón

Se supo derrotado tan pronto entró al salón. Allí estaba la aún más bella Pensativa con un vestido negro que no dejaba ver más que sus manos y rostro, por toda joyería llevaba una pequeña cruz de oro en el pecho. Intentó hacer conversación y parecer ligero para ocultar su turbación (léase enamoramiento lol) pero a cada palabra que intercambiaban se irritaba más y más.

Por intervención de Veva comenzaron a hablar de Cornelio, primo de Roberto, que en palabras de Jovita nunca bajaba de la sierra, ni siquiera por “el señor arzobispo”. Roberto lo juzgó como un loco. Pensativa replicó que era un gran hombre igual que Basilio, para despecho del citadino.

“¿Otro hombre admirable?, No lo elogie usted señorita porque creeré que Cornelio ha terminado por semejarse a Basilio – Los dos fueron cristeros –me respondió Pensativa. Y su respuesta me aturdió”

Roberto

Roberto dijo que odiaba a los cristeros. A lo que Pensativa respondió que no podía odiarlos pues su hermano había sido uno de sus altos mandos. Roberto no encontraba modo de disimular su vergüenza y se retractó, a lo que la señorita respondió con desprecio. Dijeron algunas otras cosas pero el ambiente estaba cargado de tensión.

Cenaron intercambiando pocas palabras, y Roberto se retiró a su habitación tan pronto le fué posible. Se sentía triste y derrotado, ¿cómo podía sentirse así por una mujer que lo despreciaba y que aún así no le era posible odiar?. Comprendió que para alguien que había sufrido tanto como ella era natural despreciar a un señorito que nunca había vivido las dificultades que su hermano, Cornelio o Basilio habían enfrentado.

¡Disculpaba a Pensativa!, se hizo un exámen de conciencia y concluyó en que si bien no la amaba, sí le ‘gustaba de un modo peligroso’, resolvió alejarse de ella en lo posible y cuando llegase a encontrarla dominarse y dejar correr las cosas sin exhibirse.

Aventura en los vados

Al día siguiente el cura del pueblo y el doctor López asistieron a la comida. El doctor llevó aparte a Roberto y le preguntó su opinión de Pensativa. Él admitió que probablemente la quería aún a pesar de su desprecio, el doctor lo animó a no cejar y a dejar en paz el asunto de los cristeros pues esa tierra los había dado por millares y eran las personas más orgullosas y vengativas del mundo.

Roberto salió a dar un paseo a caballo después de la comida para evitar despedirse de Pensativa y Basilio. Llovía en la sierra y a despecho de su orgullo decidió alcanzar a su amada que ya debería estar camino a su hacienda.

Se cruzaron cerca del río, Roberto disimuló y preguntó con civilidad si iban de regreso, Pensativa asintió y éste, se ofreció con osadía a acompañarla. Pensativa no pudo ocultar su desagrado y aceptó por educación, cuando llegaron al vado, Fidel, mayordomo de doña Enedina observó que si cruzaban el vado no podrían regresar a la Rumorosa.

Pensativa y Basilio le pidieron a Roberto que regresara, pero éste, con alevosía dijo que a menos que ella se lo pidiera, lo que implicaba que le desagradaba sobremanera, cruzaría con ellos.

La cohibida Pensativa tuvo que aceptar.

“Señorita, si mi compañía le molesta, regresaré a la Rumorosa. Pero quiero que sea usted quien me lo diga”

Roberto el conquistador (lol)

Había cruzado el vado y subían la cuesta cuando pensativa embistió a un muchacho con su caballo. Ella lo regañó por no estar atento y le preguntó si acaso estaba ciego. Roberto ayudó al muchacho que en efecto era invidente. Se lo hizo notar a la doncella y cuando regresó a su caballo la encontró al borde del colapso. Basilio estaba listo para molerlo a golpes por su impertinencia.

Roberto estaba a punto de pedir disculpas aunque no sabía exactamente por qué, cuando escuchó el rumor de la creciente.

Los animales huían. Víboras, coyotes y halcones buscaban refugio, él observaba todo ese espectáculo cuando un grito de Basilio lo despertó de sus cavilaciones: “¡Corra, corra!, ¡sálvela!”. Volteó a ver el fondo del cauce y allí estaba Pensativa, con las riendas firmemente asidas, esperando la creciente.

Cena en ‘El plan del los Tordos’

Roberto espoleó al caballo y bajó al cauce, le tendió la mano a Pensativa, pero ella le dió un fustaso, enfurecido, la tomó de la cintura y la cargó mientras la montura subía rápidamente a la orilla.

Cuando estuvieron fuera de peligro y sin soltarla preguntó “¿por qué ese deseo de suicidarse?”. Pensativa no respondió, buscaba a Basilio con la mirada. El caporal llevado por la corriente chocó contra unas rocas. Cualquier otro hombre hubiera muerto, pero cuando llegó a donde su ama besó sus botas y luego la mano de Roberto que alegre por dentro le espetó que no hiciera eso. Pensativa lo hizo prometer que no diría nada de eso.

La lluvia comenzó a caer y llegaron al “Plan de los Tordos” (la hacienda de Pensativa) cuando era de noche.

La casona había visto tiempos mejores. La mayor parte de los edificios estaba en ruinas y sus habitantes eran mozos y mujeres de rostros resueltos pero también sumamente empobrecidos.

En el recibidor de la única ala habitable, Roberto vió varios muebles de gran refinamiento aunque por lo demás el edificio era poco más que una barraca revolucionaria. Allí vió el retrato de un hombre joven con la misma expresión que pensativa, “mi hermano”, dijo ella, se llamaba Carlos.

Conversaron sobre cómo fue traicionado y luego vengado por sus soldados. Basilio y los demás habitantes de la hacienda, todos con graves marcas de guerra, extremidades amputadas y malos recuerdos.

Después de una cena austera pero que agradeció sobremanera, Roberto se retiró a dormir en el catre de campaña que le habían preparado.

A la mañana siguiente los anfitriones se desvivían para atenderlo. Probablemente Basilio les había insinuado que salvó a la señorita de algún peligro.

Conversó con Pensativa y Basilio. Le hablaron de ‘La generala’, jefa de su hermano. Una Juana de Arco de los cristeros que había operado en su natal Jalisco. Cuando depuso las armas aprovechando el ofrecimiento del gobierno, fue acribillada por agentes no identificados.

Roberto no era fanático del tema y Pensativa pudo notarlo. Lo llevó a ver la hacienda y cuando llegó el momento de despedirse, le pidió autorización para visitarla otra vez. Ella aceptó con reticencia.

Ataques osados

Roberto pasó la noche pensando en la mujer que ya amaba. Pero el secretismo que rodeaba su gran penar lo tenía inquieto. Le confesó sus dudas a Veva y a su familia. Que por toda respuesta le aseguraban la castidad y honestidad de la doncella.

Convencido de que no obtendría ninguna información de ellas fué a Santa Clara para probar suerte. Allí se encontró con el secretario del ayuntamiento, maestre masón que de no ser por doña Enedina que lo escondió en su ropero habría sido ejecutado por Carlos Infante, cuando tomó la ciudad. En cambio el presidente y sus delegados fueron colgados en un poste cercano.

Roberto preguntó sobre la captura del hermano de Pensativa.

El secretario lo enteró de que un traidor llamado Gustavo Muñoz con su ayudante apodado ‘El alacrán’, logró ganarse su confianza y lo hizo caer en una emboscada. Luego lo ejecutaron en circunstancias poco claras. Se decía que lo habían torturado. Roberto concluyó que tal vez lo habían cegado y por eso Pensativa se mostraba gravemente afectada al ver a un invidente.

Mire usted: aquí los de ambos bandos, hablando con verdad, merecíamos lo que nos pasaba. Tan fanáticos y tal salvajes éramos los pintos como los colorados. El presidente municipal le había entregado las monjas a la caballería, y bueno… había hecho muchas cosas más. Todos éramos deudores y acreedores y yo por eso digo: maldita sea la guerra civil, que rompe todas las leyes y que hace al hermano verdugo del hermano

El secretario del Ayuntamiento

Roberto aceptó que la amaba y se decidió a conquistarla. Así que planeó ir a ver a Cornelio para esclarecer aún más el motivo de la tristeza de Pensativa y de paso pedirle algún consejo. Veva se ofreció a guiarlo haciendo notar que Carlos y Cornelio habían sido amigos íntimos y que sin duda ayudaría a Roberto a casarse con Pensativa.

Antes de partir le quizo llevar algunos libros, dulces y otros obsequios a ella y a su tropa (ayñ).

Cuando llegó al vado del coyote la crecida le llegaba a los muslos aún sobre la montura. Allí estaban Basilio y otro criado de Pensativa, que no le ayudaron. Roberto se enfureció y dejó al caballo seguir su instinto, estuvo a punto de ser arrastrado por la corriente y se sintió lazado. Pero prefería morir a recibir la ayuda de esos hombres que ahora despreciaba. Se deshizo del lazo y logró salir a la margen del río, allí Basilio y su criado lo saludaron. Roberto pasó silbando sin hacerles caso.

Basilio lo alcanzó cuando estaba ya a la entrada del Plan de los Tordos y le pidió que no le dijera nada a su ama. Roberto irritado respondió: “Nada tengo que decirle a la señorita porque nada de lo de usted me interesa”.

Saludó a Pensativa, se quedó a comer y asomaba una tormenta de modo que también iba a pasar la noche en su hacienda. Por la tarde tomaron café en la huerta con un modesto servicio pero de valor incalculable para él.

Conversaron sobre la capital, el teatro, la cultura, “una vida maravillosa” según Pensativa. Roberto aseguró que lo creía así hasta que llegó a la Rumorosa, momento en que comprendió que le faltaba algo: “amor” (OMG¡¡¡¡).

Pensativa un poco cohibida no respondió nada. Roberto le preguntó “¿qué hace usted aquí?”, una mujer de clase y educación superior a la vida de guerrillera que llevaba, ¿qué pensaba hacer?, ¿vivir para siempre entre bandidos, valientes y llenos de fe, pero bandidos a fin de cuentas?. Ella dijo que consideraba un convento. Roberto preguntó, ¿y por qué no un hogar?, ella palideció y susurró “un hogar…”, Roberto agregó: “Pensativa, ¿no ha pensado usted nunca en casarse?” (bruh, Roberto tiene habilidades).

Segunda velada en el Plan de los Tordos

Pensativa se quedó callada. Después de unos minutos dijo que nunca habia pensado en eso, Roberto le recordó que habría que pensar en ello en algún punto de la vida, entonces se soltó la lluvia y entraron a la casona.

Pensativa se retiró brevemente y mientras Roberto conversaba con la tropa, Basilio le pidió unas palabras.

No sin reticencia accedió y afuera, Basilio le pidió disculpas por desear que se ahogara, Roberto le hizo saber que su odio era correspondido y Basilio apreció su sinceridad, entonces le preguntó sobre sus intenciones, él y toda la tropa amaban a la señorita más que a nada en el mundo y los atormentaba verla ahí, entre guerrilleros, sola y pobre.

Roberto le dió la mano a Basilio y le dijo: “quiero casarme con la señorita”. El rostro del caporal se iluminó y con una sonrisa le respondió: “hágase querer jefe”, le pidió que se la llevara de esa tierra que la llenaba de tristeza y la hiciera olvidar, que nunca sacara a colación el asunto de la guerra y que la hiciera feliz, ella era la mujer más santa y buena del mundo.

Aún así Roberto quería saber todo sobre Pensativa y le pidió que entonces le explicara por qué Pensativa se impresionaba tanto por los ciegos. El sargento/caporal se negó a decírselo y le repitió que lo mejor era olvidar todo ese asunto. Roberto se conformó con preguntar por el destino de el traidor Muñoz. Basilio respondió: “eso sí se lo contesto mi jefe, donde mataron a mi general Infante, allí matamos a Muñoz”.

La lluvia amainó y Pensativa estaba en el servicio leyendo uno de los libros de Roberto. Él se sentó cerca y conversaron hasta que se sirvió la cena, luego siguieron hablando hasta muy tarde. La señorita se despidió y Roberto se pasó a noche jugando a las cartas con la tropa.

Cuando se fue a acostar meditó en su amor por Pensativa, pero no dejaba de sospechar del motivo que llevaba a todo el mundo a querer enterrar el pasado de la intachable señorita.

A la mañana siguiente se despidió y Basilio lo acompañó hasta La rumorosa, si bien no serían amigos, ahora se mostraban cierto respeto.

Expedición a la sierra

Roberto tuvo que explicar cada detalle de sus avances con Pensativa y todos sentenciaron que la boda ya era un hecho, a pesar de las reservas del novio que no aseguraba que Pensativa le correspondiese.

Llovió toda esa semana. Lo que aplazó los planes de Roberto de ir a ver a Cornelio. Cuando por fin hizo buen tiempo emprendieron el viaje. Además de él iba Fidel y Veva que tenía muchas ganas de ver a Cornelio, aunque estaba visiblemente nerviosa al pasar junto a la antigua hacienda de los Condes de Río Negro.

La hacienda había sido construida en el siglo XVII por los españoles que habían descubierto una mina cerca. Fue abandonada cuando ésta se agotó y el último conde moría en el sitio de Cuautla.

Ahora era un montón de ruinas invadidas de vegetación y polvo. Roberto se mostraba muy interesado en explorarlas, interés que aumentó ante la turbación de sus guías que aseguraban que era un sitio maldito. Veva tuvo que acceder a contarle la historia de la hacienda ante la tozudez de Roberto siempre que se fueran de allí.

Carlos Infante era el más capaz de los generales cristeros, tan buscado por el gobierno como Gorostieta y la generala. Muñoz llegó a la Rumorosa pidiendo auxilio, allí Veva y doña Enedina que ayudaban a los cristeros aceptaron cuidar a su “hermano” un hombre apodado ‘el alacrán’. 

Por su parte Muñoz se ganó la confianza del general. Carlos y la liga estuvieron a punto de tomar Guadalajara pero alguien había puesto sobre aviso al gobierno y tuvieron que retirarse.

La traición de Muñoz

Carlos regresó con nuevos soldados, abogados, doctores, hasta un ‘gringo’. Entre los reclutas se distinguía ‘el desorejador’, un hombre tan valiente como salvaje que gustaba de cortarles las orejas a ‘maestros comunistas’. 

El general decidió tomar Santa Clara, organizó sus tropas y todo estaba listo, tomaron el camino de la hacienda del conde y decidieron comer allí.

Había una cisterna, y Muñoz sugirió al general que tomara un baño, los demás también lo hicieron, en ese momento Muñoz y ‘el alacrán’ subieron por una saliente y como si hubiese visto algo sobrenatural lo llamó. 

Cuando Carlos subió y con él los otros hombres un destacamento de soldados los capturó y empezó a disparar dispersando a las fuerzas del general. El traidor se burlaba de él y seguía gritando “¡a la horca, ¡a la horca!”. Carlos le respondió: “tienes muchas ganas de verme morir ¿verdad?, vivirás más que yo, pero tu muerte será peor que la mía”.

Lo colgaron en un árbol que Veva señaló, Muñoz estaba turbado por la profecía de Carlos y empezó a dispararle a su cadáver. Una bala reventó la soga y empezó a patear el cadáver, pero sus ojos lo asustaron, entonces se los sacó con una vara. Basilio no soportó más esto y rompió las sogas con furia y de no ser por ‘el alacrán’ que lo cortó con un machete en la cara lo habría matado.

Basilio cayó en la cisterna y lo dieron por muerto, pero sobrevivió, esperó a que el destacamento se fuera y enterró a Carlos, después regresó a Jalisco con la generala.

Eso explicaba en parte el horror de pensativa al ver a los ciegos, pero había algo oculto todavía. Cuando Roberto se lo preguntó Veva se negó rotundamente a decir más.

Fin de la entrada

Y hasta aquí llegamos hoy, aproximadamente a la mitad de la novela, no te pierdas la siguiente entrada en la que cerramos esta historia y consideraremos un breve análisis y comentario.

Por cierto que pudiera parecer que no le estoy haciendo caso al proyecto de la entrada anterior (Historia de la literatura hispanoamericana para los y las despistados (y ‘adas’ lol)), peroooo no, el comité de redacción (XD) está trabajando al tope de rendimiento en la labor de investigación, condensación y redacción de las entradas.

Como el amable lector comprenderá son entradas grandes y hay mucho texto por leer, de modo que se van a estar intercalando con otras entradas que a veces no vendrán demasiado al caso, como sea la cosa sigue corriendo y una buena entrada se está cocinando, no dejes de darte una vuelta por acá cada fin de mes :3.