D.Q. (Cuento)

reseña-dq

De Prosas profanas

Rubén Darío fué un escritor nacido en Nicaragua en 1867, algunos lo tienen como el mayor representante del modernismo literario, es famoso sobre todo por su poesía, de los cuales ‘Azul’ y ‘Prosas profanas y otros poemas’ son sus trabajos más conocidos.

En el modernismo se rechaza a la civilización burguesa y otras instituciones ‘opresoras’ del espíritu humano, en un principio el término fue usado de manera despectiva por sus detractores (que las cosas nuevas no le gusten a algunos no es nada nuevo). Maese Darío y otros autores aceptaron insolentemente este apelativo. Hoy día ya no es peyorativo.

Algunas de las características de la corriente modernista además son:

  • El uso recurrente a las formas clásicas tanto en la forma (verso alejandrino, dodecasílabo, y así) como en la temática (mitología griega, uso de helenismos, etcétera)
  • El léxico que se empleaba era rebuscado
  • Se aspiraba a la perfección formal del texto

Por otro lado algunos de los temas más recurrentes del modernismo son a su vez: La tristeza, melancolía y angustia románticas (véase romanticismo literario), búsqueda de la soledad, rechazo a/de la sociedad, evasión de la realidad, amor y erotismo (sospecho que ésta es común a todas las corrientes), cierta defensa de los pueblos indígenas de América y lo Hispano como antecedente histórico de valor.

De guerras e imperialismo

Hay un dicho entre los anglófonos que reza: ‘Karma is a bitch’, y aunque las cuestiones teológicas/metafísicas escapan a los alcances del blog (osease que no se discutirá la naturaleza/existencia del karma), esa frase me viene full a la mente cuando pienso en el (en su momento) poderoso imperio Español; Piensa en que haciendo números, los manes tenían cerca de 20 millones de kilómetros cuadrados bajo su poder, imperialismo en su estado puro lol.

El caso es que como dice otro dicho más local ‘El que mucho abarca poco aprieta’ (ando muy dichoso lol). Doscientos años después de su punto de mayor esplendor el imperio estaba moribundo; Las revoluciones en latinoamérica, Napoleón, Bismarck, Gloriana y otros pueblos con agendas igual de imperialistas terminaron por propiciar el declive del imperio, sin descontar al gran poder que había surgido de unas cuantas colonias británicas que ya le habían dado mucha guerra a full de potencias.

Cuando esas colonias (los Estados Unidos) agarraron suficiente fuerza, empezaron a pensar en expandir su influencia en todo el continente, lo que inevitablemente los llevaría al conflicto con el debilitado imperio español.

El cénit de dicho conflicto fue la guerra de independencia de Cuba, los norteamericanos intervinieron full para tener otro satélite en el caribe y a los hispanos no les gustó, mucha gente se empezó a matar y después de full de cosas tristes se firmaron los tratados de parís en los que España perdía las pocas posesiones de ultramar que le quedaban en las américas (le quedaron algunas poquitas en otros lados), hablamos de finales del s XIX.

D.Q. (resumen) [Spoiler alert]

El narrador nos entera de su apremiante situación, él y su tropa están cerca de Santiago de Cuba, con hambre y tristeza, también con ansias de pelear e infligir el mayor daño posible al enemigo ‘Yanqui’.

Entonces llegan los refuerzos que esperaban, hombres igual de jóvenes y arrojados, les traen noticias de la patria, de los últimos movimientos y algunas provisiones, todos están impacientes, todos hablan de tal o cuál cosa y todos comen, todos menos uno.

El capellán habla de él con el protagonista, un hombre de cerca de cincuenta años, que podrían ser trescientos, manchego como él, que protegía y mimaba a su blasón con gran respeto y ceremonia y aunque algunos de la tropa se burlaban de él y la vieja coraza que decían llevaba bajo sus ropas, el capellan lo respetaba y lo tenía por hombre bravo y poeta.

Al día siguiente al toque de trompeta, los hombres se alistan para ir a encontrarse con el enemigo, entonces llega un oficial a todo galope y les informa de la derrota, ahora debían deponer las armas y entregarse como prisioneros de guerra al oficial ‘Yanqui’.

Unos lo hacían con juramentos, otros pálidecían de cólera, otros tenían los ojos anegados en lágrimas ‘estallando de indignación y verguenza’, y entonces, cuando llegó el momento de entregar la bandera, el abanderado con una mirada de amarga despedida, sin que nadie se atreviese a tocarlo, fué paso a paso al abismo cercano y se arrojó con su bandera.

El heroísmo en la derrota [Spoiler alert]

Maese Darío tenía gran predilección por lo esotérico y sobrenatural, en su autobiografía menciona que tuvo que dejar de investigar esos asuntos por que le afectaban la salud mental y física (¿pues qué andaba leyendo?).

Si apelamos a la escala de Todorov (véase el párrafo ‘De la narrativa fantástica’ de la entrada 3 del fistol del diablo) D.Q. no es un relato fantástico.

Y lo sabemos porque el suceso insólito no es puesto en duda ni por el soldado narrador ni por los otros personajes, es más bien considerado un hecho cotidiano, quiero decir que no es cotidiano ver abanderados lanzarse de un precipicio, pero los personajes no se sorprenderían tampoco si pelearan al lado del Apóstol Santiago o el Cid Campeador.

Cuando eso pasa, es decir, cuando suceden cosas que rompen las reglas de la realidad y los personajes las aceptan sin vacilaciones hablamos de lo que a principios del s.XX se llamó ‘Realismo mágico’.

Detalle importante que el autor eligiese como héroe a Don Quijano Manchego que es objeto de burlas y un hombre valiente y honorable, célebre por enfrentarse a la derrota con hidalguía e idealismo y no a alguno de los otros grandes héroes del imaginario hispano.

Este es un buen ejemplo de lo que dice Mario Vargas Llosa sobre la ficción, en sus ‘Cartas a un joven novelista’.

En la carta ‘El arte de la persuasión’ sugiere que una ficción, y con ello nos referimos a una obra escrita, es por definición una falacia. Que una historia sea buena, depende de qué tan persuasivo seas al contar esa mentira. Que la forma (ejecución) te haga creer al menos parcialmente que lo que lees es en efecto algo creíble.

Tiene sentido entonces que un relato basado en la realidad (la derrota de lo hispano ante lo anglosajón, el cambio de poderes de las américas, la amargura de la derrota), provea de mucho material para contar una ficción.

En D.Q por más descabellado que suene ver a Don Quijote cargando la bandera y guiando a los hombres en la derrota, tú como lector y bajo el entendido de que estás leyendo algo que no es realidad, no piensas en la imposibilidad del hecho.

Entiendes que no es que literalmente Don Quijote estuviera tirandose balazos con Teddy Roosvelt en Santiago. Más bien acompañas a los soldados, ves los razgos diablescos del capitán norteamericano, sientes respeto y tristeza por el viejo.

Eso es saber contar una historia, convencer y persuadir al lector de que tu historia es parte de nuestra realidad.