Está de más escribir que no le he puesto demasiada atención a las entradas que tengo pendientes. Pienso sobre todo en la de Clemencia, en la obra de teatro que tengo planeado discutir y en el otro proyecto grande que anuncié a principios de la temporada. Creo que se me da muy bien iniciar proyectos para nunca terminarlos XD.
Pues que en la búsqueda de los libros supracitados la biblioteca me sugirió uno intitulado: ‘Álbum gráfico de la República Mexicana 1910‘ recopilado por un señor llamado Eugenio Espino, comencé a ‘hojearlo’ y de inmediato pensé: ‘esto es material para una entrada’.
Así que sin más preambulo aquí están los resultados de ese paseo a este ‘rabbit hole’ de las fotos antiguas de lugares que conozco.
¿En serio un álbum?
Lo primero es definir al ‘Álbum gráfico de la República Mexicana’.
Se trata de un libro de 390 fotografias en blanco y negro en formato gran folio (en realidad mide aprox 39 x 31 cm), editado por motivo del centenario de la independencia y en lo personal creo que está ‘¡bien bonituuuuu!’.
Las fotografías incluyen lo mejor de la arquitectura nacional y demás puntos de interés en las ciudades más importantes de México, por lo regular cada fotografía incluye una breve descripción del sitio, a veces con medidas, costos o alguna otra característica notable.
Sobre Toluca
Uno pensaría que en pleno 2021 con los cientos de blogs y vlogs de viajes y la facilidad que tenemos para consumirlos un libro de fotografías editado hace más de cien años sería un tanto innecesario. Nada más lejos de la realidad.
De vez en cuando me pregunto (y a veces les pregunto a personas mayores) cómo vivían las personas hace cincuenta o sesenta años, con suerte me he enterado de cosas que han pasado hace un siglo en donde vivo, pero de más está decir que no he visto demasiadas (o ninguna) fotografías o documentos del periodo (sospecho que en algún ayuntamiento o por el estilo habrá algo así).
Bueno, creo que uno de los motivos por los que quedé cautivado por estas fotografías es que por fin pude atisbar muy brevemente cómo era el mundo hace cien años, lo que me lleva a darle un poco más de contexto a toda la vaina que está por venir.
Pues que vivo cerca de Toluca. La mayoría de mis coterráneos de la escuela (hace más años de los que quisiera de esas ‘entrevistas’) la consideraban una de las ciudades más irrelevantes del país (ergo, del mundo) y también la mayoría estamos bien con eso.
Como dato curioso el área metropolitana de la ciudad está en el puesto 28 de las más pobladas del mundo hispano con 2 550 000 pobladores, lo que la hace la quinta más grande del país después de las masivas Guadalajara, Monterrey, Puebla y CDMX (saqué esos datos de Wikipedia así que tampoco lo tomes como dato muy confiable, acá está la lista).
Y hay demás datos que estoy seguro a nadie le importan así que basta decir que la ciudad fue sede (creo lol) del señorío de Tollocan, vasallo de los Mexicas y que estuvo entre los primeros en caer ante la alianza nativa-española de la ‘conquista’ (aparece en el mapa para el Imperio Azteca en Europa Universalis ¡OMG!), que tenía fama de limpia (hace treinta años que eso no es verdad, aunque en la parte más céntrica sí se ve más ‘barrido’ :) ) y que en mi humilde opinión tiene el mejor clima del país jaja (aprox de 6 a 25 grados Celsius durante la primavera y el verano, y de −5 a 20 grados Celsius en invierno).
Señorío de Tollocan en EU4
Comparando lugares
A continuación presento las fotografías que más llamaron mi atención. Y el motivo es cursi la verdad sea dicha. Esto es, por que puedo identificar de qué lugar se trata en la actualidad. Voy a dejar las capturas en el tamaño más grande posible para que se aprecien un poco más los detalles y todo eso (así que es posible que la entrada cargue un poco más lento). También transcribiré el texto que describe la imagen original y para la versión moderna algún comentario random (y probablemente irrelevante).
Cervecería «Toluca y México»
La Compañía Cervecera «Toluca y México.» S.A., se constituyó desde 1875 , por iniciativa del emprendedor capitalista Sr. Don Santiago Graf. La negociación progresó rápidamente, extendiendo sus productos, en el curso de pocos años, por la mayor parte de la República. Comenzó a funcionar la sociedad anónima que la dirige, el 9 de Mayo del año de 1890. El capital inicial de esta corporación no pasó de quinientos mil pesos, que en la actualidad han sobrepasado con creces los dos millones.
Como negociación, ha llevado el nombre de Toluca por toda la República y es una de las más importantes de la pintoresca población, á la que presta una buena parte de su movimiento y uno de los rasgos que la señalan á los ojos del viajero.
El edificio de la cervecería se destaca entre todos los demás, con sus altas chimeneas que se ven desde gran distancia, con el monótono y casi uniforme murallón que le sirve de fachada principal y con sus amplios talleres y magníficos departamentos, que semejan vasta colmenera, donde laboran centenares y centenares de operarios.
Este frente mira á uno de los mayores jardines de Toluca, adornado con un monumento patriótico. Hay que penetrar á los departamentos de la cervecería para contemplar su excelente maquinaria. Llaman la atención las máquinas refrigeradoras, en gran número y perfectamente montadas: los depósitos, con sus gigantescos toneles de capacidad de millares de millares de litros, donde se mantiene la cerveza varios meses sometida á glacial temperatura. También es de notar el departamento de envases, que es una especialidad de la casa. El gerente actual de la negociación es Don Francisco Gottwald.
Sospecho que la cervecería fue pasando de manos hasta ser adquirida por el ‘Grupo modelo‘. Hoy en día el edificio alberga al ‘Centro cultural Toluca‘, no encontré definición oficial, pero tengo entendido que es un museo, es posible que ya no pertenezca al conglomerado cervecero pues recuerdo bien que antes se llamaba ‘MUMCI’ (Museo Modelo de Ciencias) y evidentemente ahora no, así que quién sabe lol.
Como dato random, pasé varios años esperando al autobús en esa fachada después de la escuela. Y a la fecha (al menos antes de la pandemia) caminaba frente a ella con cierta frecuencia, dato inutil pero que tiene cierta significación para mí. La fotografía es una captura hecha desde el ‘Jardín Zaragoza‘ de google maps por cierto (el que la descripción original califica de uno de los más grandes de la city).
Los portales de Toluca
El artista se ha creído en el deber, al recoger las vistas principales de los paisajes, monumentos, parques y edificios de la progresista población que es capital del importante estado del centro, de no olvidar un sitio que constituye uno de los rasgos más peculiares de la fisonomía toluqueña, y son los anchos portales que aparecen en el grabado.
Herencia del arte colonial, los portales son distintivo de la mayoría de nuestras ciudades. Mas ó menos majestuosos, más ó menos imponentes, ora sostenidos en fuertes pilares de piedra, ora sobre simples columnas de mezcla cuidadosamente blanqeaadas y pintadas, el extranjero enruentra un portal al pisar cualquiera de nuestras poblaciones.
No siempre en las capitales más populosas se encuentran los más bellos. En México [texto ilegible] los que desembocaban á la Plaza de la Constitución, á lo largo de las [texto ilegible] Refugio. En cambio en Cholula, enorme portalada cerca la plaza [texto ilegible] atención de los turistas.
Los portales de Toluca son muy dignos de mención. Anchurosos, prolongados gran trecho á lo largo de la calle más importante de la ciudad, sostenidos en poderosas columnas y pilastras, allí se reconcentra con frecuencia la animación de la ciudad, y allí stá uno de los mejores sitios para observar a la buena sociedad toluqueña y también al bajo pueblo, así como á las clases medias.
Gran porción del movimiento social de Toluca se reconcentra en los portales. Cerca de ellos se halla el mercado: bajo sus arcadas lucen sus escaparates importantes casas de comercio, no lejos se encuentran los principales templos y los mejores parques: allí mismo están las oficinas de Correos y de telégrafos: enfrente se halla un buen salón de teatro, y, finalmente, á su abrigo se instala muchas veces buena Banda musical, que entretiente los oídos mientras los ojos contemplan con satisfacción ir y venir grupos de hermosas señoritas y simpáticos tipos de la clase media y del pueblo.
He visitado apenas tres ciudades nacionales aparte de Toluca y en las tres hay portales, no estoy seguro de si es una cosa heredada de España o compartida con otros lados de hispanoamerica, de cualquier modo casi siempre están en el corazón de la ciudad y muy cerca de los edificios de gobierno y sedes religiosas ‘so’ estoy de acuerdo con ‘el artista’.
No tengo muchas anécdotas por acá, aunque también solía transitarlos muy temprano y siempre tenía miedo de cruzarme con algún asaltante oculto entre las sombras de la madrugada, nunca pensé lo que el sabio Ibarguengoitia escribió sobre que todos los ladrones están dormidos a esa hora XD.
Instituto Porfirio Díaz
Lleva ahora el nombre del Presidente de la República el antiguo Instituto Científico y Literario de Toluca, importante institución educativa que honra al Estado de México. Mira este edificio á la avenida de los Constituyentes, y ocupa su frente toda la longitud de una calle, mostrando artística fachada de sólida y hermosa cantería. Dos cuerpos componen esta fachada, en cuyo centro luce un pórtico de columnas corintias, coronado por un ático sencillo. Ambos costados de la fachada muestran á manera de pabellones un tercer cuerpo, en el que están montados los aparatos del observatorio meteoroléigico del Instituto.
Comprende el plantel la enseñanza preparatoria y la profesional, á lo que se agrega una Escuela Normal para profesores. En la enseñanza profesional se incluyen las carreras de jurisprudencia, ingeniería, farmacia, notariado.
Hay asimismo enseñanza de telegrafía, agencia de negocios y ramos mercantiles en general. La inscripción del Instituto ha pasado muchos años de quinientos alumnos y otros se ha aproximado a mil. Es el plantel docente más importante del Estado de México. Toluca se ha distinguido siempre como centro intelectual: algunos otros de sus establecimientos educativos, tales como la Escuela de Artes y Oficios para hombres, y las Escuelas Primarias, muy numerosas, que con incansable actividad fundara el progresista Gobernante Gral. Don Juan Vicente Villada, y que ha seguido alentado en la actualidad el General Don Fernando González, ocupan lugar de primer orden en el desarrollo educativo del país. El presupuesto del plantel varía alrededor de cincuenta mil pesos anuales. Tiene excelentes gabinetes de Física, Química é Historia Natural.
El ‘Instituto Literario’ como le decimos por acá es hoy la sede de la Universidad Autónoma del Estado de México que sigue siendo considerada la ‘máxima casa de estudios’ del estado, de hecho la calle sobre la que tiene su entrada ahora se llama ‘Instituto Literario’. El gran Ignacio Manuel Altamirano estudió aquí (varias décadas antes de la publicación del álbum), donde le dió clases ‘El nigromante‘ en persona que por cierto perteneció al grupo de fans de Rosario de la Peña (todo se relaciona lol).
Hay naturalmente otro montón de edificios que pertenecen a la Universidad pero este es el más emblemático, recibe el nombre informal de ‘Rectoría’ a secas jaja.
De nuevo hubo una temporada en la que desayunaba de vez en cuando en un parque al lado de este edificio, también pasaba por ahí después de la jornada ‘Godínez’.
La alameda
Toluca es una ciudad florida. Tiene gran número de parques y los jardines se encuentran distribuidos por todas partes de la ciudad, adornados muchos de ellos con monumentos y estatuas no insignificantes. Por esto, la bella sultana del valle de Lerma, llama la atención de los extranjeros, que no se imaginan hallar ese aspecto de gran ciudad, y se sorprenden del número de casas suntuosas, edificios públicos notables, y, en una palabra, de la grandeza arquitectónica y decorativa de la población.
Frontero al Palacio del Gobierno está el Jardín de los Mártires, adornada con una estatua del libertador de México, el sublime cura de Dolores. Un alto relieve del pedestal representa en bronce la batalla del Monte de las Cruces, aquella jornada de cuyos frutos no supo aprovecharse, desgraciadamente, el iniciador de nuestra independencia. Otro tablero reproduce la tormentosa escena del asalto de Granaditas. La figura del heroico sacerdote es imponente: en la siniestra mano empuñando el estandarte de la virgen de Guadalupe, lábaro de la oprimida raza.
Otro de los más bellos jardines de la ciudad es el Morelos, que ostenta una estatua del hombre más grande que ha producido nuestra patria. El Jardín de los Hombres Ilustres está adornado con elevado obelisco, donde están inscriptos los nombres de muchos mexicanos eminentes. En alto relieve de metal luce el busto de la inspirada Décima Musa. Sor Juana Inés de la Cruz.
El parque Cuauhtémoc ó Alameda, como se le designa generalmente, es el mayor y el más hermoso jardín de la ciudad. Las calles que lo dividen simétricamente parecen delineadas por las hábiles manos de un nuevo Le Notre: las arboledas son umbrosas: el ambiente eternamente perfumado: un pequeño lago retrata en su tersa superficie los celajes de aquél cielo límpido entre los más puros.
Durante las fiestas del Centenario se inaugurará la fuente monumental del artista mexicano Don Juan de Dios Hernández.
De nuevo creo que la mayoría de ciudades mexicanas tienen una alameda, y sospecho que hay algo equivalente en los demás países hispanoamericanos. Curiosamente no tengo ningún dato random para este lugar, pero la fotografía llamó mi atención sobremanera por ser una de las pocas en las que hay personas en los primeros planos.
Es sorpendente ver como vestía la gente de una ciudad que conozco (y probablemente de la mayor parte del mundo) hace cien años. Cuauhtémoc es el último ‘Huey tlatoani’ mexica por cierto, con el tiempo tomó el caracter de héroe nacional.
Monumento a Colón
Los lectores del Álbum verán en esta página el monumento más importante que puede contemplar el viajero en la activa Toluca. Es la estatua del almirante genovés, cuyo genio hizo surgir un nuevo mundo de las olas. Hállase esta obra de arte en la antigua calzada de Capultitlán, hoy de Colón que es una de las más hermosas avenidas y paseos, no solamente de Toluca, sino del país entero. Inauguróse este monumento el año de 1892. Primeramente se pensó colocar la estatua del inmortal genovés sobre la gran columna corintia que ocupa una de las glorietas del Paseo, columna que fué erigida con ocasión del cuarto centenario del descubrimiento de América.
Aunque es bastante hermosa por sí sola, no resultó lo suficientemente resistente la columna para que pudiese sostener la estatua. Esta descansa sobre ancho pedestal, en el que se lee una inscripción, que manifiesta haberse erigido el monumento por el pueblo y el gobierno del Estado de México, asociados con la colonia española de Toluca. En los costados está el escudo de armas de la Nación. Hay otra leyenda en el zócalo, en la que se ensalza á la reina Isabel la Católica, y á todos los abnegados colaboradores que la secundaron en la obra gloriosa de Colón.
Otro costado presenta el escudo de las torres y los leones, y, finalmente, la figura del genio genovés descansa en un plinto pequeño, sostenido sobre un gran globo, que parece el mundo soñado en los delirios de aquél á quien casi todos domaron por loco, menos una mujer generosa, que supo leer en su frente el secreto de un mundo nuevo, que había de añadir las más bellas joyas á su diadema de reina. La actitud del almirante es imponente: bien tradados los paños que caen en majestuosos pliegues, extendido un brazo que parece señalar el término del horizonte, é inspirada y alta la frente, que arrancó un mundo de la nada.
Jaja, el texto original probablemente va a tener un montón de detractores en la época actual y ¿quién sabe?, a lo mejor algún día no muy lejano la quitan para poner otra cosa. Pero mientras tanto sigue allí. En realidad fue movida unos metros al sur en no se qué año pero sigue siendo un punto de referencia bastante conocido.
El dato random, además de que Colón estuvo tan ebrio de poder con los nativos que la misma reina Isabel le tuvo que decir algo como: ‘bruh, chill out!’ mientras ella por su parte quemaba judíos y así XD (atención que no hay que juzgar el pasado con los estándares morales de hoy), es que su estética me parece muy bonita, ¡¿ya viste ese pedestal?!.
Paseo de Colón
También ha llevado el nombre del General Don José Vicente Villada, progresista gobernante del Estado de México. Ahora se le conoce como el del glorioso descubridor de América, en honor del cual tiene un monumento conmemorativo. Es una calzada destinada en lo futuro á gran embellecimiento. Por ahora, sorprende por la hermosura de su prolongada perspectiva, que se adelanta hacia el Sur de la ciudad, alejándose del centro un largo trayecto: nada más bello que esa línea vista desde las alturas del cerro del Calvario, la sucesión de arbustos que la bordan, y las glorietas que se abren, á la distancia, como corolas gigantescas, adornadas de hermosas fuentes y monumentos escultóricos.
A la caída de la tarde, la buena sociedad de Toluca llega á disfrutar del embalsamado ambiente del Paseo, al rápido trotar de los corceles que arrastran los elegantes carruajes. La perspectiva del Paseo toma entonces mayor animación: desde lejos su línea se recorta en focos de luz que realzan las nocturnas sombras, y tal parece un reguero de piedras preciosas, á los ojos del observador, que ve morir las últimas luces de la tarde y encenderse los primeros astros desde la cima del cerro del Calvario.
A la entrada del Paseo de Colón hay una hermosa iglesia, la Parroquia del Ranchito. Data su construcción del siglo XVIII: pero fué restaurada recientemente. Guarda no insignificantes pinturas modernas. Hacia el centro de la calzada se halla la gran columna corintia, erigida en conmemoración del cuarto centenario del descubrimiento de América: debió haber sostenido la estatua del amirante genovés, que siempre se colocó en más resistente pedestal de otra de las glorietas del Paseo.
Esta calzada llevaba originalmente al monumento a Colón del set de fotografías previo, hoy hay una fuente con un águila en su lugar (no tengo idea de su significado). De vez en cuando caminaba por acá para ir a la escuela, la perspectiva de los árboles siempre me pareció muy bonita.
Como dato random, este tipo de calzadas son muy comunes en las entradas de las antiguas haciendas del centro del país (son las únicas que he visto jaja), no estoy seguro de la especie de los árboles pero tienden a crecer muy altos, ¿cómo distinguir que una foto de un árbol ‘público’ es de México?, por algún motivo les ponen cal en la base, supongo para evitar alguna plaga, aunque mis conocimientos de botánica son inexistentes así que no me creas. También aquí hay personas y hasta carruajes operativos, ¿quien lo diría?.
Reflexiones finales
Me llamó la atención el concepto de ‘Álbum de México’, es decir, no tenemos ni veinte años con acceso estable a la mayor parte del conocimiento humano moderno (léase internet) y ya han caído en el olvido multitud de cosas que solían cubrir muchos de los espectros de la vida diaria.
Hoy tienes un mapa de todo el mundo, una enciclopedia, un asistente personal, una biblioteca casi infinita de libros, vídeos y demás materiales audiovisuales, e incluso un teléfono en un aparato que cabe en la bolsa de un pantalón.
Bueno, pues que en mis no tan pocos años jamás me había topado con un libro de fotografías de lugares que conozco de manera tan cercana como las que comenté.
Me parece sorprendente que en épocas tan ‘tempranas’ como 1910 existieran estos antecedentes de los vlogs de viajes jaja.
Si nos ponemos estrictos sin duda encontraremos libros mucho más antiguos que intentan satisfacer esa curiosidad humana por saber qué hay más allá del ranchito en el que uno vive.
Heródoto hablaba de los lidios, de los maságetas, y de los límites orientales del imperio persa. Los relatos de Marco Polo cautivaron la imaginación del mundo europeo sobre los fantásticos reinos del oriente. Y luego las relaciones de las conquistas de América un poco más apegadas a la realidad enriquecieron esa tradición de los relatos de tierras lejanas y exóticas.
Ahora que hago un poco de memoría en una ‘nostalgia’ (así les digo a las tiendas de libros usados) compré hace algún tiempo un libro intitulado ‘Granada in memoriam’, con más o menos la misma idea del álbum de México respecto a la famosa Granada española (tal vez algún día haga una reseña, jaja, ¡más trabajo!).
De cualquier modo el ‘Álbum de México’ es un libro sumamente interesante, lo puedes leer aquí a lo mejor encuentras fotos de tu ciudad (un agradecimiento especial a la Biblioteca Digital Hispánica’) y creo que eso es todo, por cierto que va a haber un anuncio en pocos días para los doce lectores frecuentes del blog (TQM jaja), así que estáte al pendiente, :).
‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano es una novela historico-romántica escrita a finales del siglo XIX. En esta entrada encontrarás un resumen y breve análisis de la obra.
Sobre ‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano
¡Llegó el momento para la segunda parte de la trilogía de Ignacio Manuel Altamirano!, la primera parte es ‘La navidad en las montañas‘ por cierto.
En la entrada supracitada discutimos brevemente sobre los orígenes de don Ignacio y su postura ideológica.
En resumen, era de ascendencia indígena, era un liberal y le gustaba enseñar.
Todas estas características se manifiestan constantemente en su obra.
‘Clemencia’ por su parte está enmarcada en la segunda intervención francesa, por lo que conviene tratar ese asunto para tener un poco de contexto.
Sobre la guerra con los franceses
Si le preguntas a un ‘gringo’ el motivo de la fiesta del ‘5 de mayo’, probablemente va a suponer que es el día de la independencia o algo parecido. Aunque nunca falta el caballero de cultura que sabe que se trata de la conmemoración de la victoria del ejército mexicano en la Segunda intervención francesa en México en Puebla.
El lector atento recordará que después de la derrota contra los US en la Intervención estadounidense en México (relatada de primera mano por Manuel Payno en El fistol del diablo) y las guerras de Reforma el país estaba en ruinas y sin un peso. Tanto los conservadores como los liberales pidieron préstamos a naciones europeas para financiar sus operaciones, y cuando el bando liberal venció el gobierno terminó por adjuticarse inadvertidamente las deudas de todos.
Benito Juárez, presidente en aquél entonces decidió suspender los pagos de estos préstamos hasta que la situación mejorara.
Pero los europeos aún tenían esa tendencia al imperialismo/colonialismo que los había caracterizado desde hacía algún tiempo. Así que con el pretexto de exigir el pago mandaron tropas para ‘cobrarse’.
Con un poco de diplomacia, se logró calmar los ánimos de todos excepto de los franceses. Napoleón III tenía otros planes (sobre todo debilitar a los U.S.) y decidió armar un estado títere apoyado por los conservadores (los vencidos en las guerras de reforma) al mando del príncipe Maximiliano de Habsburgo (dato random que era pariente de Francisco Fernando, el que murió en Sarajevo).
En un punto de la historia había dos gobiernos en Mexico y de nuevo guerra civil. Al final la presión de Prusia sobre Francia y el apoyo de los U.S. a Juárez luego de dilucidar su propia guerra civil terminaron por colapsar al efímero imperio y Maximiliano y sus generales fueron fusilados.
Y es interesante que este episodio de la historia, no solo mexicana, sino occidental, sea tan desconocido, de hecho, pocos franceses tienen noticias de que en algún momento Napoleón III invadió el país.
Lo cierto es que todo el asunto es notablemente importante en la historia de ambos continentes.
Esta intervención fué la última en la que un poder europeo impuso un gobierno en América. Con la dimisión francesa terminaron cuatrocientos años de intervencionismo europeo en estos rumbos (y comenzaron los del intervencionismo norteamericano por cierto T.T).
Con algunas excepciones, sobre todo en las islas que les encantaban a los británicos. El mundo comenzó a ver a latinoamerica como un lugar que ya no era tan fácil de conquistar, no tan fácil como África por ejemplo, aunque eso es otra historia.
Napoleón III
Resumen de ‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano
Pues ‘Clemencia’ se desarrolla en ese contexto de invasión Francesa, ahora viene el resumen por capítulo (esto va a estar extenso XD).
I. Dos citas de los cuentos de Hoffman
En una noche de diciembre, varios amigos del doctor L. estaban pasando la noche en su casa, el clima se puso feo y el hospedador les ofreció pasar la noche allí. Donde conversarían y verían su biblioteca que tenía buenos libros y algún objeto de arte.
Se puso a peparar un ponche de kirchwasser mientras los invitados abusaban de la biblioteca (¡qué bonita expresión!).
Entonces hallaron un papelito con una letra pequeña y elegante que citaba a Hoffman:
Ningún ser puede amarme, porque nada hay en mí de simpático ni de dulce.
Hoffman
y
Ahora que es ya muy tarde para volver al pasado, pidamos a Dios para nosotros la paciencia y el reposo…
Hoffman
Los invitados preguntaron al doctor sobre la historia del pequeño documento excusándose si cometían una indiscreción.
El doctor les ofreció el ponche junto al relato que explicaba el origen de la nota.
Todos se entusiasmaron por la idea y pusieron atención al galeno.
II. El mes de diciembre de 1863
El doctor relató los pormenores de la guerra con los franceses, que en aquél entonces habían ocupado todo el interior.
El ejército nacional no hacía más que retirarse con la esperanza de fortalecerse en las partes más inaccesibles del norte.
Entre todas esas maniobras el médico aún sin posición tuvo que pedir licencia para ir a Guadalajara debido a que estaba muy enfermo. Aprovechó la salida de un pequeño cuerpo de caballería que iba hacia la misma ciudad.
III. El comandante Enrique Flores
El coronel del cuerpo era un personaje importante que seguía vivo, lo mismo que algunos otros de los que intervendrían en la historia, por eso el doctor decidió cambiarles el nombre.
A todo esto, el comandante de uno de los escuadrones del cuerpo llamado ‘Enrique Flores’, merecía una mayor atención.
Era un hombre atractivo, fuerte y rubio, de buena posición social y económica, gallardo, mujeriego y jugador. Generoso y simpático hasta el extremo. Mientras la soldadesca apenas tenía tiempo para desempacar y hacer sus labores, Flores ya tenía varias conquistas. No había plaza de donde partieran sin que los ojos de las doncellas más bellas lloraran por él.
En resumen, era querido por todos, su jefe, la tropa y las señoritas (qué suerte tienen algunos XD).
Enrique era el tipo completo del león parisiense en su más elegante expresión, y se desprendía de él, si me es permitida esta figura, ese delicado perfume de distinción que caracteriza a las gentes de buen tono.
El doctor L.
IV. El comandante Fernando Valle
Diametralmente opuesto era el comandante Fernando Valle.
Flaco, moreno, pálido, con impresión de estar siempre enfermo. Era meticuloso y sumamente serio. Su expresión sin gracia y sus gestos poco educados hacían que nadie lo soportara. Parecía sentir un desdén por todos y nunca invitaba a nadie. De no haber luchado con arrojo en Puebla probablemente ni sus jefes lo hubieran tolerado.
Nadie sabía de dónde había salido. Comenzó como soldado raso y ascendió rápidamente a capitán de escuadrón. Los superiores lo tenían por el más capaz de los oficiales, pero aún así sospechaban que un propósito malévolo lo motivaba a tanto arrojo.
Cuando enfermaba o estaba herido nadie, ni siquiera los médicos le ayudaban.
Todos lo tenían por un traidor en potencia, a nadie le sorprendería verlo pasarse a los franceses.
Así pues, ni una triste cualidad tenía mi comandante. Era un pobre diablo, bien seco, bien fastidioso, bien repulsivo.
El doctor L.
V. Llegada a Guadalajara
Está de más decir que ninguna ‘bella’ le hacía el menor caso. Él lo sabía y las evitaba. Cuando iba a algún baile obligado por el Coronel se quedaba en una esquina y se retiraba pronto.
Por eso todos se sorprendieron al verlo llevar un ramo de flores cuando llegaron a Guadalajara.
La tropa entonces comenzó a burlarse un poco del capitán. Cuando este les respondió que las flores eran para su prima, Flores, el único oficial que le hablaba con cierta familiaridad le pidió conocerla.
A menos que se opusiera pues los hombres como Valle, serios y formales, también solían ser los más celosos.
Valle le aseguró que no habría problema.
Los soldados dijeron con malicia “pobre primita, con Enrique”.
VI. Guadalajara de lejos
La otrora capital de Nueva Galicia era considerada la reina de Occidente y aún al día de hoy es una de las tres ciudades más importantes del país (las otras dos son Monterrey y la Ciudad de México).
En fin, que todo: la orografía, el clima, la fauna y la flora evocaban al romance y a los lances de valor.
A todo esto es creencia popular (y por lo que me han dicho los viajeros muy cierta, lol), que en Guadalajara las señoritas son particularmente bellas.
Pero la ciudad también lo es, nutrida por el caudaloso río Santiago, solitaria en medio del desierto, parecía una antigua ciudad bíblica.
Plaza de Guadalajara
VII. Guadalajara de cerca
La gente de la ciudad era igual de agradable.
Hospitalaria y abocada a dejar la mejor impresión al visitante.
Se conocerá la diferencia que hay, por ejemplo, entre el carácter de Guadalajara y el carácter de Puebla, en lo siguiente. En Puebla invitan al forastero a visitar las iglesias; en Guadalajara a visitar los establecimientos de beneficencia; en Puebla, después de infinitas pruebas parecidas a las que se exigen del profano antes de entrar en la masonería, los amigos, como una gran muestra de confianza, le ofrecen agua bendita y rezan con él un vía crucis; en Guadalajara, a los diez minutos de haber sido presentado, le ofrecen un banquete y apuran en su compañía la copa de la amistad.
En otras partes las mujeres apenas asoman las narices por sus balcones para ver pasar al viajero, y se apresuran a esconderse para no ser examinadas de cerca. En Guadalajara las mujeres se presentan francas y risueñas, comprendiendo muy bien que no es preciso ser mojigatas para ser virtuosas.
El doctor
VIII. La prima
Después de tanta digresión regresamos a la entrada del cuerpo a Guadalajara, ciudad que a pesar de estar a las puertas de la batalla contra el Imperio Francés aprovechaba sus últimos días de libertad como contemporáneos de Noé (Comiendo y bebiendo pues pronto habrían de morir).
Los oficiales terminaron sus labores y Flores le recordó su promesa a Valle. Entonces fueron juntos a la catedral, edificio del que los Jaliscienses se enorgullecen sobremanera.
Era la misa de doce y los galanes entraron, allí Valle se admiraba de la arquitectura del edificio y los gorros de los obispos mientras Flores se admiraba de las bellas hijas de Guadalajara.
Al terminar los servicios las doncellas iban saliendo, y le regalaban miradas al galante Flores que tenía algo que lo hacía irresistible.
Hasta que una pareja de señoritas titubeó un poco al pasar a su lado. Las dos admirablemente atractivas, una de ellas con un velo y la otra una joven alta, rubia y de ojos azules, una ‘aparición celestial’ (¿referencia detectada?).
Al ver a Valle lo saludó de lejos con una ligera sonrisa. El valiente capitán se sonrojó todo lo que pudo y le indicó a Flores que era su prima. Ella se quedó mirando un rato más a Flores y después se retiró algo apresurada.
El ‘dandy’ sugirió seguirlas y aún ante la reticencia de Valle lo hicieron.
XI. La presentación
Cuando llegaron a la casa de su tía, los estaban esperando, Isabel la prima de Valle los invitó a pasar.
Allí estaba una señora mayor a la que Valle saludó. Era su tía, hermana de su padre, luego de saludarla les presentó a Flores.
Todas quedaron prendadas del elegante y absurdamente atractivo Flores que actuó con gracia y cortesía.
Luego la señora presentó a la amiga de Isabel, que al quitarse el velo les permitió ver un rostro hermoso enmarcando dos ojos negros que pondrían de rodillas a un sultán, su nombre: Clemencia.
Ni Isabel ni su madre pudieron ocultar su indiferencia a Valle, mientras que Flores acaparaba las miradas de todas.
El galán no se podía decidir y dejó al destino hacer su trabajo. Comenzó por conversar con Isabel, que muy sonrojada por tener tan cerca al ‘hermoso’ oficial lo obsequiaba con risas y miradas llenas de interés y tal vez algo más.
Clemencia pensaba parecido y dirigía frecuentes miradas para examinar a Flores que a su vez le hacía sentir ‘el poder’ de sus ojos audaces e imperiosos.
El triste Valle conversaba con su tía de plantas y botánica. Aunque pudo darse cuenta del impacto de Flores sobre las muchachas y se quedó distraído y contrariado. Secretamente se preguntaba si se estaba enamorando de Isabel (norteño time again lol), un ángel que podría disipar su soledad y tristeza.
Pero la rubia sonreía a Flores de un modo insinuante, ‘era una esclava que se rendía sin combatir a su futuro señor’.
X. Las dos amigas
Tan pronto los oficiales se fueron, las mujeres comenzaron a intercambiar sus impresiones.
Fernando les parecía apocado, nada atractivo y casi antipático. Se preguntaban por qué nadie de su familia a la que visitaban con cierta frecuencia lo mencionaba nunca. Ni sus hermanos, ni sus padres, ni los amigos de la familia, parecía que todos lo aborrecieran y eso debía de ser por algo. ¿Alguna fechoría?, ¿O debido a que su padre era un destacado conservador y por tanto enemigo ideológico del republicano Fernando?.
De cualquier modo decidieron no tratarlo mal hasta comprobar algún comportamiento reprobable. La misma Clemencia con algo de lástima le daba el beneficio de la duda.
El ambiente cambió cuando pasaron a hablar de Flores.
Isabel se ruborizó y manifestó su admiración por el garbo y ‘galanura’ del célebre donjuan. Clemencia coincidió y de inmediato ambas reinas de corazones comenzaron a verse como rivales.
Una ‘pieza’ como Flores habría de decidir cuál era la más bella y graciosa, la de más talento y en resumen la mejor de las mujeres de Guadalajara.
XI. Los dos amigos
De regreso al cuartel Flores le hizo notar a Valle que estaba muy callado. Con unas pocas frases logró hacerlo confesar que estaba enamorado de Isabel.
Valle amaba como los románticos de los cuentos, con castidad e intensidad. Flores lo miró como a un poeta y reconoció que esa era una postura poco popular, él por su parte lo deseaba todo, era rico pero sería millonario, sería un militar de renombre, conquistaría a todas las mujeres que se le antojaran y se ahogaría en los placeres y la felicidad.
Valle se puso un tanto triste debido a que Isabel ya había caído bajo el influjo de Flores y ella, una doncella inocente no tendría fuerza para resistirse, y sabía que el donjuan solo deseaba satisfacer sus anhelos egoístas y nada más.
Enrique le sugirió que la enamorara cuanto antes, y que él se haría a un lado, para ir a por la sultana de ojos negros, la sin par Clemencia.
Valle tuvo que aceptar, para él era mejor que las dos potencias se enfrentaran y no que Flores lastimara a su ya amada Isabel.
XII. Amor
Isabel se pasó la tarde y luego la noche pensando en Enrique, estaba cautivada y para ella ningún hombre era como él, se ponía triste al pensar en la multitud de mujeres que lo habrían de amar por toda la República. Otras veces se miraba al espejo y sonreía, era bella, e ingenua, ‘a Enrique solo se le puede enamorar desde el corazón’. Luego pensaba en Clemencia y que seguramente ella lo habría de enamorar lo que ensombrecía su ánimo, y al recordar al bello oficial un sentimiento de peligro la abordaba, peligro de sucumbir al deseo.
Al día siguiente su semblante denunciaba lo agitado de su corazón y su madre lo notó, aún así lo intentó disimular, quería salir a dar un paseo pero la idea de que Enrique volviera la hizo quedarse.
A las cuatro, la voz armoniosa de Enrique sonó en los corredores. El corazón de Isabel se aceleró y miró a la puerta por la que entraron los oficiales.
XIII. Celos
La saludaron y ella, los dejó pasar y llamó a su madre. Mientras tanto Valle notó que la doncella estaba visiblemente turbada, y en su interior comenzó a tomar fuerza la idea de que ya amaba a Flores.
Él cumplió su promesa y comenzó a conversar con la madre de Isabel, doña Mariana, contándole las últimas novedades de la capital, con tal gracia y elocuencia que tenía la atención de las dos anfitrionas.
Valle intentaba conversar con Isabel y ésta respondía con monosílabos y evidente desinterés.
Entonces llegó Clemencia, conversaron brevemente y luego les contó a todos que sus contactos le habían hablado de lo buen pianista que era el oficial, así que propuso una especie de competencia para demostrar que Isabel era la mejor pianista de la región, cosa que avergonzó mucho a la modesta doncella.
Clemencia se puso al piano acompañada por Enrique que la devoraba con la mirada, Isabel no podía reprimir los celos y Valle se supo derrotado. Todas amaban a Flores.
De modo que para Valle no era ya dudoso que Isabel amaba a Enrique. Esto lo hacía reclinarse en su sillón como desfallecido por el tormento. Jamás había sentido en su corazón la cruel punzada de los celos, aquel dolor le había sido desconocido enteramente, y se preguntaba si no sería más cuerdo para él, que había pensado sacrificarse por la patria, retirarse de aquella casa, no volver a ver a su prima, y refugiarse en sus deberes de soldado, para escapar a los peligros de una pasión que acababa con sus fuerzas.
El doctor L.
XIV. Revelación
Luego tocó el turno a Isabel que ya estaba repuesta, y comenzó a tocar. Ejecutaba de manera admirable, al nivel del mejor pianista europeo y Enrique no pudo disimular su admiración por lo que le susurro ‘Después de esto, caer de rodillas y adorar a usted’.
Isabel interrumpió abruptamente la pieza y apenas pudo terminarla después de reponerse, la niña inocente y tímida había sucumbido al encanto del oficial.
Todos celebraron su virtuosismo aún cuando su rostro se encendía y negaba rotundamente ser merecedora de tantos elogios.
Para convencerla de que no la estaba adulando, Enrique le pidió su opinión a Fernando que estaba olvidado en un sillón.
Valle manifestó su desconocimiento de las artes, pero confirmó que solo los grandes artistas pueden conmover los ánimos como las dos bellas señoritas.
Clemencia, desestimó su respuesta porque sabía que no deseaba ponerla en evidencia, pero reconoció con gusto que era inferior, y que el mismo Valle lo había manifestado al enjugarse una lágrima cuando Isabel y Enrique estaban al piano.
Valle se puso encendido e intentó excusarse, pero Clemencia le preguntó si recordó un amor pasado o alguna otra aventura, Fernando aseguró que su vida había sido estéril y nada interesante. Ella dudó un poco y le dijo que sentía gran curiosidad por conocer el secreto de su eterna tristeza.
Los oficiales apuraron la despedida y prometieron visitarlas al día siguiente, Isabel se despidió de Flores con miradas de un amor implícito y de Valle con una mirada de urbanidad e indiferencia, pero Clemencia le sujetó brevemente la mano y le dijo con dulzura: ‘¡Hasta mañana, Fernando!’.
Clemencia al contrario, se despidió de Enrique con la más amable, pero con la más indiferente de las sonrisas, y manifestándole una alegre confianza, que es como la moneda corriente de las coquetas; pero al dar la mano a Fernando que se la tomaba con el mayor respeto, se la apretó ligeramente y le bañó con una mirada tan ardiente, tan lánguida, tan terrible, que el joven a su pesar se sintió turbado, y su corazón palpitó, como el día que la vio por primera vez.
El doctor L.
De camino al cuartel Flores le pidió perdón a Valle, pues Isabel se mostraba interesada en él, Valle aceptó su derrota y aunque se negó a la idea de tener algo con la amable Clemencia cesaría en sus intentos por cortejar a la rubia.
XV. Un salón en Guadalajara
Era de noche y los oficiales entraron al salón de la familia de Clemencia, el más distinguido de Guadalajara y tal vez de todo el país. Allí los esperaba la bella sultana con sus amigas y parientes. Los presentó a sus padres, patricios modelo que conservaban el vigor y buen gusto. Y luego a sus amigas que se deshacían en miradas para Flores pero que apenas y reparaban en Valle.
Fernando se hubiera desmoralizado de no ser porque Clemencia le dijo que estaba muy contenta de verle y que habrían de conversar muchísimo.
Así, mientras Enrique demostraba su habilidad al piano y era aplaudido por todos, Clemencia conquistaba a Valle con sus miradas y sonrisas.
El pobre hombre, que jamás había conversado tanto con una mujer, mucho menos de la belleza e inteligencia de Clemencia, no pudo resistirse y ya casi estaba enamorado para cuando anunciaron la cena.
XVI. Frente a frente
Se sentaron a la mesa, Clemencia y Fernando frente a Isabel y Enrique.
Isabel irradiaba felicidad, intercambiaba amorosas miradas con el atractivo oficial y este la trataba con tierna familiaridad.Cosa que no pasó desapercibida a Clemencia que lanzó una brevísima mirada llena de celos a la pareja.
Valle se percató de todo y su corazón que ya amaba a Clemencia sufrió al ver los celos de ella. Pero los olvidó tan pronto lo volvió a asediar con esas palabras y miradas que ya lo habían subyugado.
Le habló de varias flores que cuidaba con esmero entre ellas una que tenía en un ‘tibor del Japón’ que era la más preciada, le sugirió ir a verlas tan pronto terminara la cena para saber su opinión de botánico experto, y de paso regalársela como muestra de afecto.
Fernando se negó a aceptar un regalo tan preciado para ella y le sugirió que se lo diera al hombre amado. Clemencia respondió gentilmente irritada que si él no la quería, la arrancaría pues le sería inútil, un amargo recuerdo.
Dijo todo esto con tal pasión y dolor que Fernando olvidó los celos que había mostrado a Isabel y se volvió a sentir amado.
Después Clemencia se mostró agitada y pretextando que necesitaba aire fresco le pidió a Valle que la acompañara a ver sus flores.
XVII. La flor
Y subieron a un corredor románticamente iluminado lleno de hermosas plantas, ella repitió su intención de darle la flor más valiosa, Valle se negó pero ante la decisión de Clemencia tuvo que acceder.
Se la puso en el ojal de su uniforme, luego clemencia la fijó con un alfiler de oro, sentía los fuertes latidos del corazón de Valle que al tenerla tan cerca temía estallar. Luego dijo casi agonizante: ‘¡Clemencia, piedad!’, la doncella se disculpó al tomarse tantas confianzas, tal vez en el pecho que tocaba ya había alguien, un secreto para el que no la consideraba digna de enterarla, y luego siguió este diálogo ( que transcribo porque está muy bueno (y cursi) XD):
— Mi secreto es, Clemencia, que he sido siempre infeliz; que jamás un ser piadoso se ha dignado bajar hasta mí los ojos; que he cruzado la vida siempre triste, solitario y desdeñado; que sintiendo una alma fogosa y tierna, jamás he creído que nadie pudiese aceptar mi amor, y que usted es el primer ángel que aparece en mi camino tenebroso y maldito;
Que las palabras de usted han penetrado en mi corazón y han hecho nacer en él un sentimiento desconocido, dulce, poderoso, que ha crecido en minutos y que me abrasa.
Que, desconfiado como todo infeliz, he creído que me hacía usted el juguete de un extraño capricho; que al ver a Enrique frente a nosotros esta noche; a Enrique, con quien no puedo compararme, que es tan hermoso, tan seductor, tan espiritual, he sentido… celos ¿para qué lo he de ocultar? Y que he querido huir de esta casa donde sufría yo tanto. Ahora mismo esto me parece un sueño. He ahí mi secreto.
Clemencia se estremeció al oír nombrar a Enrique; pero disimulando su emoción, replicó:
— ¡Qué niño es usted, Fernando! ¿Y pudo usted creer que yo fuese una coqueta sin corazón que quisiera hacer del alma noble, desgraciada y generosa de usted el juguete de un capricho indigno?
¿Qué me importan la hermosura, la gallardía y la seducción del amigo de usted? ¿Cree usted que yo soy de las que prefieren eso a las dotes del alma? Desde la primera vez que le vi en casa de Isabel, establecí perfectamente la diferencia que hay entre usted, hombre de corazón y de talento, y Flores, que me parece un galán de oficio, sin alma, y cuyo espíritu, ligero y alegre, va revelando una vida gastada en los galanteos y los placeres. No me juzgue usted mal, Fernando, ni crea usted que soy la coqueta casquivana a quien calumnian en Guadalajara.
Soy franca, desdeño las reservas de mi sexo, tengo una educación especial, una independencia de carácter que me permite reírme del qué dirán y hacer siempre lo que me inspira el corazón. Hace tres días que le conozco a usted, y esto me basta… Pero ahí viene Flores, Fernando, mañana estará marchita esta flor, pero yo la haré revivir con la savia de mi cariño…
Flores le pidió bailar una pieza a la bella de ojos negros, y con una mirada de aprobación de Valle regresaron al salón mientras el donjuán le decía palabras melosas (bruh, obviamente ya me cayó mal).
XVIII. Clemencia
Cuando terminó la fiesta y Clemencia despedía a Isabel le preguntó si era feliz, ella le aseguró que nunca lo había sido tanto, entonces la felicitó.
Ya en su cuarto, se dejó caer en un sillón con un despecho mal reprimido.
Isabel la había vencido, y estaba furiosa, luego pensó en Fernando y en todas las cosas que le había dicho, sintió remordimiento por jugar así con su corazón. Pensó en desengañarlo pronto. Ya en su cama sollozó en voz baja mientras nombraba a su amado Enrique.
Se propuso con toda seriedad enamorarlo y luego se durmió suspirando.
XIX. El porvenir
Fernando por su parte pensaba en muchas cosas. Se había enamorado, como se suelen enamorar los hombres que no han amado y mucho menos han sido correspondidos. Se sintió el más dichoso de los hombres pero al mismo tiempo el más desafortunado.
Los franceses llegarían a Guadalajara en poco tiempo y la tropa tendría que retirarse al remoto norte, dejando a su amada en la ciudad, y conociendo su fama temía que un oficial francés se convirtiera en su nuevo capricho.
Valle no vaciló en sacrificar su corazón por la patria y aceptó que perdería a Clemencia.
Aún así, un destello de esperanza asomó a su corazón, si ella se mantenía fiel a su amor a pesar de las dificultades lucharía por ‘la gloria del soldado y la del amante’, besó varias veces la flor de la amada y lo guardó como su nuevo talismán.
XX. Confidencias
Tres días después Isabel fue a casa de Clemencia a decirle que Enrique le había propuesto matrimonio. Su amiga le sugirió moderación, que amara con muchas reservas. No sabía a ciencia cierta quién era Enrique realmente, ni de dónde venía, ni si no se trataba de un donjuán más al que la fortuna siempre le había sonreído y que no valoraba el corazón de una inocente.
Isabel se puso muy triste al escuchar a su amiga, pero esta le aseguró que lo hacía por su bien, si alguien como Valle fuera el que le hubiera dicho esas palabras no las pondría en duda, pero ella conocía mejor a los hombres y por eso la prevenía.
Isabel entonces preguntó si amaba a su primo, Clemencia respondió que tal vez, él la idolatraba y mostraba gran talento y sensibilidad, aún así ella misma tenía sus reservas y no le entregaría su amor a ningún indigno.
Valientes hay muchos, en nuestro país sobran, y desde el soldado raso hasta el general hay para admirar a todos… Si Fernando no fuera más que un oficial atrevido, poco habría adelantado en mi corazón. Pero tú sabes que hay acciones que sobrepasan la esfera de lo común; yo no sé precisamente lo que quiero, no acierto a expresarte mi pensamiento… Se me figura que un proscrito, perseguido por todo el mundo, un mártir, un hombre que subiera al cadalso por su fe y por su causa, abandonado de todos, hasta del cielo… ese sería el hombre a quien yo amase… Y me hago la ilusión de arrebatarle de las gradas del cadalso, de ser yo su libertadora y de llevármelo conmigo para hacerle sentir el cielo, después de haber pisado los umbrales del infierno. ¡Qué quieres!… soy así… hay mucho de singular en mis deseos y en mis ideas.
Clemencia
XXI. El amor de Enrique
Pasaron quince días, Clemencia recibió un mensaje enviado por Isabel en el que rogaba que la visitara inmediatamente, pues estaba enferma. Apenas llegó e Isabel se deshizo en sollozos, el motivo era Flores, había resultado ser un canalla.
La guerra iba mal, los Franceses habían capturado todas las ciudades del centro y se dirigían a Guadalajara, los remanentes del ejército nacional se habían replegado y en pocos días habrían de internarse en el inaccesible norte.
Con ese pretexto Enrique quiso apresurar las cosas y o bien que Isabel se fugara con él o que le diera la prueba máxima de su amor y de esa manera ser su esposa ante Dios ‘aunque las necias fórmulas del mundo faltasen a su unión’.
El hombre esperaba la respuesta con una sonrisa que se borró con la respuesta de Isabel, lo corrió de su casa y este salió con la cólera en el semblante, un libertino humillado y no un amante que ha cometido un error.
A pesar de todo ella lo amaba, despreciaba su conducta pero no podía despreciarlo a él, no sabía si le dolía más la falsedad del amor del casquivano (lol) o que se iría de Guadalajara en pocos días.
Las dos se abrazaron y lloraron amargamente.
XXII. Otro poco de Historia
La guerra progresó con los nacionales sacando la peor parte, grandes y bravos esfuerzos se hicieron para bien mantener o bien capturar diversas posiciones, pero fueron en vano.
Cayó Morelia, y el resto del bajío, los generales decidieron retirarse a las barrancas y proteger Colima por sus recursos y el puerto de Manzanillo, pocos días después los Franceses y afrancesados (Mexicanos que se unieron al ejército invasor) ocuparon Guadalajara sin que hubiera combate el cinco de enero de 1864.
XXIII. La última Navidad
Ese fue el desenlace de la campaña, pero hubo otros acontecimientos que atañen a la historia situados en los últimos días de diciembre de 1863.
Las familias patriotas y liberales estaban preparándose para acompañar al ejército y afrontar las penurias del destierro y la derrota o bien para exiliarse en California, aún así deseaban aprovechar los últimos días de libertad con fiestas y extravagancias (espíritu nacional a full jaja).
Clemencia organizó una fiesta de Nochebuena a la alemana e invitó a los oficiales y lo más distinguido de la sociedad de Guadalajara, incluyendo a Flores, Valle e Isabel, que después del desengaño no tenía ánimos para nada, mucho menos una fiesta en la que estaría el amado.
Desengaño desconocido para Valle que por otra parte sospechaba de las miradas de inteligencia que había entre Flores y su amada, se temía lo peor y lo confirmó poco antes de medianoche.
La fiesta había transcurrido por varias horas y Fernando observaba a Clemencia y Flores bailando y festejando, anunciaron la cena y se rezagó en una habitación para meditar. Entonces entraron los susodichos, intercambiando amorosas palabras, ella le regaló un guardapelo con su retrato.
Poco después le fue preciso salir al corredor; se ahogaba… estaba loco. Si alguna vez hizo propósitos insensatos, fue entonces. Su pecho era un volcán, su cerebro ardía, y no le venían a la boca más que blasfemias. Se acordó que traía guardada y cuidadosamente envuelta la flor que Clemencia le había dado algunos días antes. Sacóla del pecho y la arrojó con cólera sobre el mismo jarrón japonés en que estaba la planta que la había producido.
— Conservarla —dijo— sería adorar la burla.
Su ausencia se había notado y Clemencia fue a buscarlo acompañada de Flores, la doncella le pidió que los acompañara a cenar pero Valle la rechazó con el pretexto de que se sentía mal, Flores le respondió con una broma y el herido le dijo que se contentara con ser dichoso y que lo dejara en paz.
Se comenzaron a caldear los ánimos y por poco y llegan a las manos, pero Valle se pudo controlar y le dijo a Flores “¡Mañana!
Clemencia estaba preocupada, no sabía si por Valle o por Flores, pero le rogó a su amante que no matara al desafortunado Fernando pues era posible que ella le hubiera dado motivos para sentirse así, el gallardo donjuán le prometió hacerlo sentir únicamente su látigo.
De nuevo a la hora de dormir, llena de remordimientos se recriminaba el papel que había tenido en la desdicha y posible muerte de Fernando Valle.
XXIV. El desafío
Al día siguiente Fernando fue a ver al doctor (es decir, al narrador) y le pidió de favor que le sirviera de testigo, no había ningún vínculo de amistad entre ellos por lo que su juicio sería imparcial. El médico aceptó y notificó a Flores que aceptó el desafío con altivez.
Algunas horas después el coronel llegó a los alojamientos de Valle y lo arrestó por insubordinación, los duelos estaban prohibidos y mucho más entre oficiales, Flores lo había informado (una cobardía a ojos de Fernando), habría de ser liberado cuando los ánimos se calmaran. El médico convenció a Fernando de esperar a batirse con los franceses para ganar la gloria o bien hacerse matar.
El ejército salió de Guadalajara el dos de enero de 1864, el coronel en nombre del general Arteaga, ascendió a Flores a teniente coronel y lo puso a cargo de la plaza por recomendaciones de varios amigos que tenía en el cuartel general.
XXV. El carruaje
Algunas horas antes de que los franceses ocuparan la ciudad, Clemencia y su familia salieron de la ciudad, posiblemente eran los últimos rezagados de entre los que prefirieron abandonar sus hogares a convivir con el enemigo.
Su padre encabezaba la comitiva, fuertemente armado lo mismo que sus criados. Clemencia y su madre iban en un carruaje, acompañadas de Isabel y su madre.
En una cuesta el carruaje dio un vuelco dejando inutilizada una de las ruedas, la situación era desesperada, la noche estaba cerca y no había ningún poblado cerca.
Un criado se ofreció para adelantarse y reparar la rueda en Zacoalco, la población más cercana, estaría de vuelta cerca del amanecer. El patriarca lo autorizó y los otros criados improvisaron un campamento para las señoras y señoritas mientras los hombres montaban guardia.
XXVI. Bien por mal
El mozo iba a la mitad del camino cuando se cruzó con una tropa de caballería.
Le hicieron el alto y después de identificarse lo llevaron al comandante a cargo, el mozo explicó la situación y el nombre del Señor R.., padre de Clemencia, el comandante, Fernando Valle en persona meditó un poco antes de decir:
— ¡Pérfida! ¡Cuánto le amo y cuánto mal me ha hecho!… En fin ¡volvamos bien por mal!
Fernando Valle
Dió varias órdenes a la columna y partió con el mozo a Zacoalco, llegaron pocas horas después, Fernando tocó una puerta que abrió un viejo capitán.
Le pidió de favor que le prestara el carruaje que tenía a su cargo debido a que no se podía mover con tanta facilidad.
El viejo soldado aceptó únicamente debido a la deuda de honor que tenía con Valle y porque este se aseguró de que lo regresaría prontamente.
Le pagó al conductor con tres onzas de oro y un reloj que valía tres veces más y la orden de no pedir un solo centavo al señor R…
Cuando salían del pueblo, su caballo reventó pues llevaba varios días sin descansar, Fernando lo despidió con una lágrima y le pidió al mozo que le vendiera el suyo. El hombre no estaba seguro de que su patrón lo autorizara pero Valle le dió diez onzas y el agradecimiento adelantado al señor que seguramente comprendería la urgencia de la montura para el oficial.
Llegaron a donde se habían cruzado por primera vez y los despidió, luego reanudó la marcha con su tropa, si alguien hubiera visto el semblante del comandante se habría asustado al notar la expresión de tristeza y la sonrisa de desesperación que llevaba.
XXVII. Alter tulit honores
Amanecía cuando el carruaje llegó al campamento, el mozo le relató todos los pormenores de su aventura al señor R… y Clemencia aseguró que el galante Flores les había hecho todo ese servicio.
Le preguntaron al cochero que no supo responder, pero al preguntarle si el oficial se llamaba Flores respondió que era posible.
La columna se hubiera cruzado con ellos de no haber tomado un desvío por el pueblo de Santa Ana, Valle no quería ver ni a Isabel ni a Clemencia.
XXVIII. Prisión y regalos
A todo esto, el coronel al mando de Valle y Flores fue ascendido a general de brigada y por recomendación suya, Flores se convirtió en el jefe de su tropa. Valle se enteró pocos días después y estuvo a punto de pedir su cambio de unidad pero al ver tan de cerca a los franceses no quiso perder la oportunidad de batirse y se resignó a estar a las órdenes de su enemigo mortal.
Fernando sintió mucha amargura al reportarse ante Flores cuando éste llegó a Santa Ana.
Entre tanto el nuevo coronel lo tenía bien vigilado y al enterarse de su desvío a Zacoalco se puso muy contento al tener un pretexto para causarle dificultades, despachó una orden para apresarlo y llevarlo a Zapotlán, quitar de enmedio a Fernando lo ayudaría con sus planes.
Cuando el mensajero llegó a donde Valle estaba destacado, este venía llegando de Guadalajara, leyó las órdenes y una sonrisa de desprecio se dibujó en su rostro, pero por una vez la suerte lo favorecía, se dio preso y partió escoltado por veinte jinetes.
Llevaban unas seis leguas de camino cuando se cruzaron con unos mozos que llevaban dos magníficos caballos y una mula que traía un baúl.
Se trataba de mozos del señor R…, Valle preguntó por su salud, ellos respondieron que él y su familia estaban seguros en Colima, que estaba bien defendida por los liberales, luego ambos grupos prosiguieron su camino.
Los mozos le llevaban los caballos a Flores, con una carta del padre de Clemencia en la que le agradecia por sus servicios y le recriminaba no haber querido encontrarse con ellos, Enrique comprendió que la carta explicaba el desvío de Valle y un destello de temor asomó en su ánimo, su acusación caería en falso y su reputación bajaría ante la familia de la doncella.
— Sin embargo —dijo para sí— la fortuna es mi madre, y la desgracia sigue a ese muchacho como una sombra.
Enrique Flores
XXIX. El traidor
Fernando llegó a Zapotlán de noche. Allí lo recibió el general que mandaba a todo el ejército del Centro, lo reprendió por sus acciones y le aseguró que lo iba a fusilar por traidor.
Valle con toda calma explicó su desvío de las órdenes debido a la familia del señor R…, nombró fechas, testigos y los registros de los movimientos de Flores y Valle coincidían con su explicación.
El general ya menos severo le dijo que tendría que disciplinarlo por estar ayudando familias y no cumplir con su deber, pero antes de retirarse Valle le dijo al general que había encontrado a un traidor.
Su cuerpo de caballería vigilaba Guadalajara constantemente, en una de sus pesquisas encontró a uno de los sargentos favoritos de Flores que llevaba un mensaje sellado, en la plaza sólo había franceses y esto levantó sus sospechas, apresaron al sargento y con dos hombres de confianza lo envió a Sayula, entonces le entregó el sobre al general.
Flores le comunicaba al general enemigo las últimas órdenes del cuartel, una traición en forma.
El general montó en cólera y mandó órdenes para apresarlo, absolvió a Valle y le pidió la mayor discreción, el comandante y sus hombres prometieron mantenerse callados y partieron a los cuarteles.
Flores por su parte esperaba con impaciencia noticias sobre el destino de Valle, al mismo tiempo que con cierta preocupación observaba que su sargento no volvía de Guadalajara.
La ruta del ejército: Guadalajara, Zacoalco, Zapotlán, Colima
XXX. Proceso y sentencia
Aprehendieron a Flores y lo enviaron a Colima, debido a sus muchas amistades confiaba en salir libre, por su parte el general del centro quería hacer un ejemplo del traidor, además de amedrentar a todos los oficiales que seguramente estarían inmiscuidos en el sabotaje al ejército republicano.
Pusieron a Valle al mando del cuerpo de caballería que era totalmente fiel a Flores y que lo hubiera seguido a donde fuera, hasta convertirse en bandidos si hiciera falta.
El ambiente era tenso y Fernando estaba sumamente irritado por la situación.
No sirvieron de nada las influencias de Flores, ni de los exiliados de Guadalajara, la mayoría sus amigos que movieron cielo y tierra para liberarlo. El cuartel general ordenó su fusilamiento.
Y para colmo de Valle lo pusieron al mando del cuerpo que custodiaba a Flores, los superiores lo obligaban a vengarse aún a despecho de él.
El ánimo del comandante se puso más sombrío al suponer lo que Clemencia sentiría al saber que tuvo parte en la ejecución de su amado.
La impetuosa joven le rogó a su padre a ir al mismo cuartel general para que de ser necesario le diera la mitad de su fortuna con tal de salvar a Flores.
XXXI. En capilla
Cuando la hermosa joven recibió la noticia del aprisionamiento de Flores y su posterior sentencia por poco se vuelve loca de dolor.
Conmovió a toda la ciudad con su febril actividad, rogando a cuanto personaje importante conocía a dilatar aunque fuera un solo día la ejecución de su amado.
Comenzó a despreciar a Valle por haber calumniado así al vencedor de sus afectos, y aunque varios oficiales le aseguraron que Flores era merecedor de la acusación sin lugar a dudas, ella lo negó, creía incapaz a Enrique de semejante villanía.
Era mucho más plausible que el desengañado Valle al no poder batirse en duelo hubiera urdido esa venganza, lo que le iba muy bien al antipático y cobarde hombrecillo que hasta los hombres bajo su mando despreciaban.
Después de que su padre fuera a ver al general, Clemencia, Isabel y su madre fueron a la prisión, Valle autorizó su entrada de buena fe.
La entrevista fue dolorosísima, la doncella le prometió salvarlo y después de despedirse pidió ver al comandante.
Cito lo que pasó en esa segunda entrevista (es que también está buena esta parte XD):
Valle, sorprendido de aquella petición, salió de su aposento y vino a encontrar a la hermosa joven, a quien saludó descubriéndose respetuosamente.
— Escuche usted, señor Valle —dijo Clemencia con una expresión de desprecio supremo— comenzó usted por serme indiferente, después me fue usted fastidioso; pero nunca creí que llegase usted a hacerse tan vilmente despreciable como hoy le considero.
— ¡Clemencia! —interrumpió el joven, sintiendo correr hielo por sus venas al escuchar aquellas palabras.
— ¡Oh! no me trate usted con familiaridad, señor, que nada tengo yo de común con un calumniador miserable, que se venga cobardemente de su enemigo llevándole al cadalso.
— Pero, señora ¿ha venido usted a insultarme de este modo?
— No, señor: he venido a jurar a los pies de ese hombre que va a morir, pero a quien adoro con locura, que le amo, que le amo con toda mi alma, que no morirá para mí, y que no tardaré en seguirle.
— ¡Oh! usted no sabe de lo que es capaz una mujer de mi temple cuando está apasionada… Usted que se atrevió a esperar de mí otra cosa que una mirada de indiferencia, al verle a él preferido creyó que haciéndole asesinar podría extinguir su amor en mi corazón, usted se ha engañado: mártir, le amo más, mi amor es causa de su muerte; pero me quedo en la tierra unos cuantos días para vengarle. Le pareceré a usted una loca; pero ya me conocerá usted mejor.
— ¡Clemencia! —dijeron a una voz la señora Mariana e Isabel, espantadas de la violencia de la joven.
— ¡Oh! perdónenme ustedes… estoy extraviada… este hombre cruel ha amargado para siempre mi vida, ha despedazado mi corazón… ha perdido mi alma.
Clemencia no lloraba. Su pecho se levantaba fuertemente, y ella parecía hacer esfuerzos supremos para no gritar y caer desfallecida. La señora la tomó en sus brazos y, dirigiéndose a Fernando, le dijo:
— Aléjese usted, señor, y perdónela, como nosotros le perdonamos a usted. Amaba, y la ha matado usted acusando a Enrique.
— Y a mí también me ha matado usted, Fernando —murmuró sollozando Isabel— porque yo le amo también como ella…
XXXII. Antes de la ejecución
Enrique pernoctaba en su celda lleno de temor. Había sido afortunado toda su vida, había arruinado a incontables mujeres y hombres, la fortuna lo había mimado y por eso al enfrentarse a la dificultad desfallecía como un niño.
No arrostraba a la muerte como el valiente, lo hacía más bien como el farsante que había sabido ocultar su cobardía en batalla.
Eran cerca de las once de la noche cuando oyó acercarse a un oficial.
Era Fernando Valle.
Flores le preguntó qué hacía allí, Valle por toda respuesta le indicó que se disfrazara con su atuendo y que escapara. Un criado suyo lo guiaría a casa de Clemencia que sin duda le proporcionaría caballos para llegar a Guadalajara, él se quedaría allí fingiendo ser el preso.
Enrique dudó al principio pero con la respuesta de Valle de que si quisiera verlo muerto bastaba con esperar al día siguiente se convenció.
Valle también le aseguró que hacía esto por la mujer que moriría después de él, luego agregó que deseaba que ella fuera feliz.
Flores le agradeció sumamente conmovido y se despidió disfrazado como Valle.
Ya en soledad Valle sintió que se había quitado un enorme peso de encima, dos lágrimas asomaron a sus ojos mientras pensaba en que nunca había pensado en morir en esas circunstancias.
Uniforme de soldado mexicano del siglo XIX
XXXIII. Desengaño
Clemencia, Isabel y sus respectivas madres lloraban o rezaban esperando lo inevitable. Clemencia miraba con frecuencia al exterior como esperando un correo de su padre.
Entonces alguien tocó la puerta con fuerza, el criado abrió y se trataba de Enrique en persona.
Nadie podía creer que estuviera allí. Relató la forma en la que escapó y la ayuda de Valle, luego le pidió a la madre de Clemencia caballos y un guía para ir a Guadalajara por caminos poco conocidos.
Al oír esto Clemencia titubeó, Flores aceptó la acusación, el plan era que desertara con toda su unidad y se pasara a los afrancesados, los folios eran suyos y en efecto era un traidor.
La bella señorita no pudo ocultar su disgusto, y no se dejó abrazar por Flores cuando se despedía, él preguntó si acaso ya no lo amaba y ella por toda respuesta le deseó buena suerte y le prometió que nunca la volvería a ver.
Flores se fue sumamente aturdido.
Cuando quedaron solas Clemencia rompió a llorar. Había amado a un traidor, a un hombre capaz de dejar que otro tomara su lugar al enfrentar la justicia. Le había roto el corazón a un noble y valiente patriota, lo había insultado y había pensado lo peor de él.
En su momento se atribuyó parte de la culpa en la muerte de Flores debido a su relación con su delator, pero tenía toda la culpa en la muerte de Valle.
XXXIV. Sacrificio inútil
Amanecía cuando llegó un correo del cuartel general, el indulto de Flores que su padre enviaba después de ceder la mitad de su fortuna al ejército.
La amargura se apoderó de Clemencia que desfallecía por las injusticias que había cometido.
El señor R… llegó a su casa a las diez, agotado e inquiriendo por Flores, su hija corrió sollozando a sus brazos.
Le relató todo el episodio del traidor y del valiente y con gran pesar su padre les explicó todo lo que Valle había hecho por ellos.
Así es que a su nobleza de conducta debe agregarse que no quiso que supiéramos que él era nuestro protector. De modo que yo regalé al otro mis caballos, y le tributamos nuestra necia gratitud, y ese infeliz mató su caballo, se quedó pobre, y va ahora tal vez a morir sin llevar de nosotros ninguna muestra de reconocimiento.
El señor R…
El dolor de todos aumentó con el relato y Clemencia no sabía qué hacer.
— Pero, en fin —exclamó el señor R… con resolución— señor, he sacrificado por ese villano la mitad de mi fortuna, aún me queda la otra para ofrecerla por este muchacho tan valiente, tan patriota y tan noble. Sólo que ¿cómo hacerlo? Me es imposible volver a Zapotlán. Escribiremos; ustedes se quedarán pobres, hijas mías, pero no tendrán un remordimiento.
— Trabajaré, padre mío, como una obrera, con tal de salvar a Valle. Su vida será mi herencia.
XXXV. El salvador
Al día siguiente un amigo de la familia les fue a dar la nueva, fusilarían a Valle por dejar escapar al traidor.
Se decía que al amanecer hizo llamar a su general y le dijo que había dejado escapar al reo.
El general le recriminó y le preguntó si sabía lo que había hecho, Valle respondió:
Sí; ponerme en su lugar. Estoy listo, y cuanto más pronto mejor.
Fernando Valle
Se envió un extraordinario al cuartel general y por la noche había sido respondido.
Fusilarían a Valle a la mañana siguiente.
También le llegó un mensaje al señor R… en el que se le liberaba de su compromiso con el erario.
El señor R… escribió al general en jefe, ofreciéndole todo su capital por la vida del desdichado joven; pero era preciso obtener una suspensión de la orden.
XXXVI. La fatalidad
Valle llamó al médico que hacía esta relación. Logró entrar a su celda después de muchos trabajos.
Allí el preso le dio un abrazo y las gracias por la amabilidad de acceder a su petición de verle.
Luego le contó brevemente su vida:
Había nacido en una familia rica de Veracruz, débil y endeble, siempre había sido despreciado por su padre sin saber por qué.
Su primer desencuentro fue que al hacerse amigo de un pobre muchacho compañero suyo del colegio se contagió de sus ideas liberales, la madre de su amigo estaba muy enferma y Valle la ayudó cuanto pudo, había sido una madre para él y sufrio grandemente cuando murió.
Debido a sus cuidados se retrasó en ir a las navidades con su familia y por eso lo castigaron severamente, su madre era la bondad personificada pero nada podía hacer por él pues su padre la dominaba con tiranía.
Lo hicieron aprender el oficio del armero mientras sus hermanos estudiaban en Francia y Alemania, después lo hicieron dedicarse al comercio, pero Valle se consumía de tristeza en ese trabajo.
Luego llegó la guerra y se identificó con la causa liberal, le escribió a su familia y entró al ejército como soldado raso, su padre lo desconoció completamente y le exigió que no los visitara nunca.
Tampoco había sido afortunado en el amor, todas las mujeres lo despreciaban y él, tímido pero altivo no quería ser molestia para nadie así que no insistía.
Amó por única vez en Guadalajara, la bella señorita que sin duda conocía por sus gestiones desesperadas para liberar a Flores. La que le había dado tal vez alguna señal de esperanza pero que en realidad fueron señales equivocadas, y por su felicidad es que daba gustoso la vida.
Lo único que lamentaba era que buscaba la gloria de sucumbir a la muerte de los valientes, a la sombra de su bandera republicana pero terminaría muriendo como traidor.
El doctor sofocaba sus gemidos y lágrimas, se despidió de Valle con un abrazo y diciéndole: “usted merecía vivir y ser grande”.
Fernando le entregó una carta para su familia y se despidió.
XXXVII. Bajo las palmas
Eran las siete de la mañana, en un paraje a las afueras de Colima, el paisaje hermoso y lleno de vida contrastaba con la sombría situación.
Una columna de caballería llevaba al preso, un elegante oficial que aunque pálido caminaba resuelto y sin venda al paredón.
Clemencia y su familia rogaban que la multitud la dejara pasar para verlo una última vez, tal vez por piedad le cerraban el paso, al fin pudo estar frente a Fernando aunque a la distancia, los granaderos le impidieron avanzar, la bella señorita quizo gritar para atraer siquiera la última mirada de Valle, pero se escuchó una descarga y el cadáver yacía tendido con el corazón atravesado por las balas.
Los fusileros se retiraron llorando: «¡era tan valiente aquél joven oficial!».
La multitud también se retiró y sólo quedó el carruaje de Clemencia. Su anciano padre se acercó al cadáver y con el permiso de los soldados cortó un mechón de sus cabellos y se encargó de gestionar su sepultura.
Epílogo
Pasaron algunos meses y el ejército republicano había sido derrotado. Todo el mundo había desertado. Los franceses eran los dueños de Jalisco y de Colima.
El médico llegó como pudo a Michoacán y luego debido a una enfermedad tuvo que encerrarse en la Ciudad de México.
Entonces aprovechó para cumplir la promesa que le hizo a Fernando. Fue a la casa de su familia y les entregó la carta.
Era el cumpleaños del padre, en la calle una columna de franceses desfilaba y a la cabeza iba Enrique Flores que lanzó miradas seductoras a las hermanas de Manuel y a sus amigas que se asomaban por un balcón.
Se volvieron aterradas al oír el grito del viejo aristócrata, la madre se desmayó y aquella casa que resonaba con las alegrías del festín se llenó de sollozos y gritos de desesperación.
La hermosa Clemencia se recluyó en el convento de las hermanas de la Caridad, allí la visitó. Aunque aún era muy bella su semblante y palidez recordaban al de un muerto.
— Poco me falta que sufrir doctor, me dijo: esto se va acabando.
Y mostrándome un pequeño relicario oculto debajo de su hábito:
— He aquí lo que me queda —me dijo—, un hábito que me consagra a los que sufren, y esto que me consagra a la muerte… ¿Sabe usted?… son sus cabellos… espero que él me habrá perdonado desde el cielo.
Clemencia
Análisis y comentarios sobre ‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano
Introducción
Clemencia es considerada una novela de gran importancia en la historia de la literatura mexicana. Enmarcada en un momento de crisis, expone dos caras de la sociedad nacional de la segunda mitad del siglo XIX.
En este breve comentario intentaré sintetizar algunas de sus lecturas e interpretaciones. Estas se pueden resumir en las siguientes premisas:
La tendencia literaria de la época y su dirección es marcadamente romántica pero también tiene motivos ulteriores, entre ellos, promover la agenda ideológica del autor
La novela expone una perspectiva sobre el racismo en México que a la fecha está vigente en muchos lugares sociales y espaciales del país
La obra es empleada como herramienta para consolidar la identidad nacional en oposición al favoritismo por lo extranjero
Sobre el racismo en méxico (parte 1)
Un tema incómodo, pero que ningún mexicano con criterio va a negar. El racismo ‘sutil’ (y a veces totalmente descarado) es una realidad en la mayor parte del país, pero eso no es nada nuevo.
Varios investigadores concuerdan en que las intenciones pedagógicas de Altamirano se identifican con el ‘letrado del siglo XIX’. Esto es: ‘diseñar un discurso que incorpore y valore lo rural para construir la identidad nacional’, discurso en el que ‘la raza’ es fundamental.
Dicho discurso está presente en toda su obra, pero se manifiesta con más intensidad en ‘El zarco’. Aunque esa historia será la tercera entrada de esta ‘mini-saga’ de entradas (y en ella trataremos con más profundidad la cuestión), también tiene relación con ‘Clemencia’.
Doris Sommer en ‘Foundational Fictions’ califica a ‘El zarco’ como novela fundacional pues el ‘Eros y la Polis’ son inseparables. En un romance fundacional la promesa de la consolidación amorosa es un símbolo de la consolidación de la nación.
Nicolas y Pilar, morenos/mestizos y ciudadanos ejemplares al final tienen una relación exitosa, el desenlace realiza el éxito de la nación-estado, vinculando el ‘Eros y la Polis’.
Por su parte Valle, calificado de pálido y enclenque, no parece pertenecer a algún fenotipo en específico. Aunque la descripción de su familia sugiere que es blanco, la mayoría de sus características apuntan a que era mestizo, al menos en un sentido ideológico.
Su adversario por otro lado era un ‘león parisiense’, rubio y fuerte, que descollaba rasgos y maneras europeos, igual que Isabel que era una ‘inglesa nacida en México’.
Clemencia, es una ‘hurí’, una ‘sultana’, lo que hace pensar en una mujer de apariencia árabe, aunque hay ocasiones en las que se dice que era una ‘española’.
En cualquier caso, en la sociedad de mediados del siglo XIX (y aún en la actualidad) el que tiene rasgos europeos es favorecido por sobre el mestizo (el nativo ni siquiera entra en la discusión, dato random, durante los primeros años de independencia, los indígenas no existían “desde el punto de vista de la vida de la nación” tanto para liberales como conservadores, véase “Los ecos de la conquista y la colonia reaparecen en los momentos de crisis interna mexicana”. Entrevista a Tomás Pérez Vejo).
Contradiciendo los axiomas de la sociedad, Altamirano revierte los valores típicos al despreciar al blanco(a) y favorecer al moreno(a). Siempre le da la ‘superioridad moral’ al ‘menos europeo’. Nicolás, Valle, Clemencia (al final). Para él, el mestizaje es algo beneficioso, en toda su obra tiende a favorecer al protagonista mestizo.
Estamos hablando de una de las premisas centrales en el nacionalismo mexicano del siglo XIX, premisa que sería retomada por multitud de intelectuales mexicanos, como Vasconcelos y su definición de la ‘raza cósmica’.
Aún así, para la mayoría de élites políticas, sociales, económicas y militares (muchas veces estas élites se intersectan en un solo individuo) la única persona capaz de raciocinio y sensibilidad, la única que ‘cuenta’ en el desarrollo de la nación es el blanco.
Viena a la mente lo que escribió Manuel Payno cuando Rugiero de ‘El fistol del diablo’ dijo: “Los Estados Unidos tienen veintidós millones de habitantes, y vosotros apenas sois dos millones de gente blanca, pensadora, apta y capaz, con cinco millones de indios excelentes para cultivar el maíz y para batirse con una especie de frialdad e indiferencia, pero nulos para todo lo demás”.
Aún si escribió esas líneas con ironía (le doy el beneficio de la duda), el argumento del italiano demuestra la opinión generalizada de la época sobre ‘que raza es mejor’. Incluso teniendo a personajes como Morelos, Guerrero, o el mismo Altamirano como excepciones a la regla.
Discutiremos más de este tema en la entrada de ‘El Zarco’, este micro bosquejo del racismo en México sirve para resaltar un aspecto central en la obra: ‘En México, entre más blanco seas, mejor te va (y eso no está bien)’
“Las mujeres aman la forma”
El caso de Ignacio M. Altamirano es atípico en múltiples sentidos. Era un hombre de ascendencia completamente nativa, era una personalidad política de su tiempo y era un hombre sumamente instruido.
Estas diferencias respecto a sus contemporáneos, tanto escritores como políticos y militares que en su mayoría eran de ascendencia española, criollos a la usanza de don Lucas Alamán o Manuel Payno, (obviamente con excepciones como don Ignacio Ramírez o el mismo Juárez) también se perciben en sus escritos.
Lo más común era que el héroe de la historia fuera el ‘hombre blanco civilizador’ que vencía al mal con sus cualidades superiores ya fueran morales, físicas o cognitivas. Muchas veces el mal era encarnado en el nativo salvaje, cuyas mujeres caían rendidas al influjo del ‘bravo civilizador’, y este tropo se mantuvo vigente hasta bien entrado el siglo XX llegando incluso a la pantalla grande (sobre todo de producción anglo-americana. En efecto, si México era racista, el norte lo era aún más).
En contraste, algunos críticos sumarizan la ‘moraleja’ de ‘Clemencia’ como una advertencia a las mujeres caprichosas. De nuevo, no haría falta una crítica de este tipo si no hubiera una patente preferencia por los fenotipos ya citados por sobre los nativos.
El mismo Altamirano probablemente tenía experiencia en el asunto pues en “A Leonor en su álbum”, poema satírico (y valiente), escribió:
“El oscuro color de mi semblante ha espantado tal vez vuestra belleza, porque queréis, señora, en vuestro amante un monstruo de hermosura y de riqueza.
Cuando algún indio como yo, señora, de tez cobriza, de melena dura, de una Venus de Gnido se enamora, debe hallarse atacado de locura.
Todo eso habéis pensado, lo imagino, la amarga chanza de mi suerte es esa, siempre encuentro una tonta en mi camino, siempre algún animal se me atraviesa.
¿Pensasteis que os amé? Pues estáis loca, vuestra hermosura tan preciada y fiera no conmovió mi corazón de roca, ni mi alma desdeñosa y altanera.
Yo odio a las mujeres casquivanas que abundan como vos, sin duda alguna, que andan de sus personas muy ufanas sin mirarse jamás en su tontuna”
Otro fragmento dice:
“No faltará algún tonto que os espete mil himnos lisonjeros, no lo dudo, ni faltará algún lúbrico vejete que os pida ansioso para ser cornudo.
¿Pero yo enamoraros? Ni por pienso, no me habéis, de seguro, sondeado, tengo un orgullo insuperable, inmenso; contra ese orgullo el vuestro se ha estrellado.
Yo soy un indio como nadie feo y me vivo soberbio en mi pobreza, pero a los míos desdeñoso veo, sin inclinar a nadie la cabeza.
Ando muy orgulloso de mi cuna, nací en el Sur, y aunque nada os cuadre, jamás pedí limosna en puerta alguna, como lo hizo otra vez vuestro buen padre.
El padre mío siembra en la montaña laborioso el maíz, no está indigente, mantiene a su familia en su cabaña y eleva limpia su altanera frente.”
La poesía de Altamirano está tremenda ¿no crees?. Esas líneas me recuerdan un poco a Valle que dijo:
“En cuanto al estado de mi corazón, confieso a usted que nunca he amado antes de llegar a Guadalajara, porque francamente no he sido simpático a las mujeres; y alguna vez que me he inclinado a alguna, pronto su desvío me ha hecho comprender que la molestaba, y, tímido por carácter, pero altivo en el fondo, me sentía humillado y me retiraba pronto.”
Fernando al doctor
En la ética de Altamirano, la apariencia bella y robusta del físico está subordinada a la moral interior. De modo que Nicolás, aunque no sea de físico agraciado, tiene el «alma hermosa». Por su parte, aunque Enrique Flores tiene un cuerpo deslumbrante, su personalidad es vacua.
Rubio de ojos azules y agraciada condición física y psíquica, según los estereotipos de belleza nórdica, Enrique representa la imagen opuesta de Fernando.
Como subalterno, Fernando es invisible, o en el mejor de los casos su presencia resulta molesta para la sociedad burguesa criolla. La siguiente nota autobiográfica de Altamirano se deriva de su genealogía social y cultural: «Mis antecedentes son humildes, he probado desde mi infancia el cáliz de las miserias de la vida».
Es posible que Altamirano se esforzara tanto por ‘enseñarle a las masas’ que no es bueno despreciar a nadie por su aspecto porque él había experimentado de primera mano lo cruel que puede ser la sociedad para con quien considera ‘inferior’ únicamente por su ascendencia o posición social. Por eso sus personajes mestizos demuestran una gran valía, como para mostrarle a la gente que también hay ‘indios’ (ellos así los llamarían) que pueden lograr grandes hazañas.
No solo eso, los hombres y mujeres normalmente despreciados, cobran importancia en la obra de Altamirano al ser personas de talento, valientes, y de gran sensibilidad.
Y se vale de Clemencia e Isabel para expresar sus teorías sobre la forma en que la sociedad (y las mujeres) juzgaban a los individuos.
“Por otra parte, hemos dicho que Flores era hermoso, e Isabel era de esas mujeres para quienes la forma es todo. Su pobre primo no podía sostener una comparación física con el joven y gallardo rubio.
Clemencia se parecía mucho en esto a su amiga. Adoraba la forma, creía que ella era la revelación clara del alma, el sello que Dios ha puesto para que sea distinguida la belleza moral, y en sus amigas y amigos examinaba primero el tipo y concedía después el afecto.
Y esto no da derecho a suponer que las dos jóvenes careciesen de talento y de criterio, no; la naturaleza había sido pródiga con ellas en dones físicos e intelectuales. Clemencia pasaba por tener una de las inteligencias más elevadas del bello sexo de Guadalajara. Isabel era citada por su talento. Ambas estaban dotadas del sentimiento más exquisito. Eran mujeres de corazón.
Pero juzgaban como juzgan casi todas las mujeres, por elevadas que sean, y eso en virtud de su organización especial. Aman lo bello y lo buscan antes en la materia que en el alma. Hay algo de sensual en su modo de ver las cosas. Particularmente las jóvenes no pueden prescindir de esta singularidad, sólo las viejas escogen primero lo útil y lo anteponen a lo bello. Las jóvenes creen que en lo bello se encierra siempre lo bueno, y a fe que muchas veces tienen razón.”
El doctor
El amante-poeta de los cuentos de hadas
Creo escribir una obviedad cuando menciono mis sospechas de que hay mucho de Ignacio Manuel Altamirano en los héroes de sus obras.
Presiento que de entre todos ellos, el que más se acerca a él es Valle, no en su noble cuna, o en sus amores truncados, sí en el desprecio que algunos habrán de haberle hecho sentir, pero sobre todo en su ‘corazón’.
En palabras de Amanda Petersen, “Valle es el mejor de los hijos fabricados por la nación”.
Es valiente, patriota, orgulloso, y afronta la adversidad con estoicismo (‘cualidad’ nacional que Octavio Paz también notó).
Pero de nuevo contradiciendo las tendencias que previene con el discurso del médico sobre la sensibilidad y el romance, Altamirano lo retrata como un idealista romántico.
Altamirano percibe que la adopción de las costumbres extranjeras terminaría por ahogar el antiguo romance mexicano, coincidiendo con Bello y Teresa de Mier (y después Darío y los modernistas), que preveían la invasión del norte, no solo de manera física, si no también cultural.
“Sea como fuere, nosotros advertimos, y esto es muy perceptible, que a medida que nuestro pueblo va contagiándose con las costumbres extranjeras, el culto del sentimiento disminuye, la adoración del interés aumenta, y los grandes rasgos del corazón, que en otro tiempo eran frecuentes, hoy parecen prodigiosos cuando los vemos una que otra vez.
Cuando el mundo está así, la poesía es imposible, la novela es difícil, y sólo hay lugar para los cuentos de cocotas que hoy hacen la reputación de los escritores franceses, o para las sangrientas sátiras que, no por disfrazarse con la elegancia moderna, son menos terribles en la boca de los juvenales del siglo XIX.”
El doctor
Este ‘idealismo en extinción’ se manifiesta en la conversación entre Valle y Flores del capítulo XI, en el que se enfrentan dos ideologías: Valle y su amor sencillo pero honesto contra Flores y su pragmatismo, el mismo Flores dijo:
“Yo no soy platónico; y, con perdón de usted, creo que el platonismo es manjar de tontos. En este tiempo en que se vive tan presto, sacrificar los mejores días a los goces de lo que ustedes llaman alma, es pasar una hermosa mañana de primavera estudiando geografía en un gabinete; es pasar una hermosa noche de estío traduciendo el Arte de amar. Así, pues, en cuanto a mujeres…
— ¡Ah, sí! en cuanto a mujeres, demasiado sé cuán afortunado ha sido usted.
— He hecho llorar algunos hermosos ojos aquí en mi inculta patria, donde todavía se usan el color natural y las lágrimas sinceras; pero reflexione usted en que sería peor para mí, verme obligado a lamentar el rigor de las desdichas. Con las mujeres no hay remedio: o tiene uno que engañar o que ser engañado. ¿Preferiría usted ser lo último?”
Flores representa al extranjero, además de en apariencia, también en costumbres y moral. Es un hombre que se envanece de sus conquistas pero únicamente como “embellecimiento del camino de la ambición”.
Para Fernando el amor no debe ser la diversión del libertino. No admite la impiedad de ‘mancillar una flor’. Tiene al amor como sustento del hombre, la fuerza que lo motivaría a aún más arrojo y valor, en su opinión, la vida del amante-guerrero es una digna de perseguir.
Amor y Patria
Podemos hacernos una idea de esto al leer las cavilaciones de Valle la noche después de recibir la flor, en la que se convence de luchar con más bravura ahora que tiene a su alcance “la gloria del soldado y del amante”. Como decía Sommer, el amor romántico y el patriotismo se confunden y entremezclan constantemente.
En la misma conversación en la que se enfrentan las ideologías afrancesada y nacional leemos el siguiente diálogo:
— Pero dígame usted, Flores, con semejantes ideas cuyo origen no me es desconocido ya ¿cómo es que sirve usted en el ejército, y en un tiempo como este, en que la República anda de capa caída? Flores sonrió y se turbó un poco ante la mirada fija de Valle.
— Precisamente por eso vengo aquí. ¿Usted tiene fe en el triunfo de la independencia?
— Tengo gran fe, una fe incontrastable.
— ¿Y usted cree que no morirá en la lucha?
— Eso no lo sé: nada difícil es que muera; pero moriré con la conciencia de que tarde o temprano triunfará la República.
— Pues bien; yo también tengo fe, y hay algo que me dice que sobreviviré a la guerra. Usted comprenderá que vamos a quedar muy pocos, y de esos pocos me propongo ser uno. El camino así se hace más corto, y yo llegaré a mi fin.
— De modo que el patriotismo entra muy poco en los propósitos de usted.
— El patriotismo tiene sus móviles de diferente especie; para unos es cuestión de temperamento, para otros es la simple gloria, ese otro platonismo de los tontos. Para mí es la ambición. Yo quiero subir.
Citando a José Gomaríz “Clemencia recrea una época de crisis y renovación de la vida nacional mexicana mediante un discurso antihegemónico de afirmación cultural y nacional codificado en un romance amoroso, cuya dinámica libidinal está en consonancia con el destino socio-histórico y político basado en el proyecto republicano, social y democrático que Altamirano concebía para México.”
En otras palabras, la guerra con los franceses sirve de marco al nacionalismo de la novela.
Igual que con el concepto del amor de Flores y Valle, encontramos el enfrentamiento entre el ser un patriota o ser un traidor.
A pesar de su garbo y galanura, Flores es un ‘afrancesado’ que tenía planeado desertar con su tropa para unirse a las tropas invasoras. Valle deseaba entrar en combate cuanto antes, al principio por su amor a la patria, luego por su amor a Clemencia (que según Summer es lo mismo).
No obstante, cuando Valle se ve enamorado por completo, en su corazón surge la disyunción entre sus deberes de patriota y sus afectos de enamorado. Y no titubea en poner a la nación primero. Pero al final de la historia hace justo lo contrario, se convierte en un traidor a la patria al liberar a Flores para complacer a su amada.
Romanticismo: Hacerse matar por amor (o ‘Sobre el suicidio’)
Altamirano siguió la tendencia inaugurada por Goethe en ‘Werther’, un triángulo amoroso que termina en el ‘suicidio’ del enamorado no correspondido.
Así los afectos de estos personajes califican como ‘románticos’ (en sentido literario) debido a la imposibilidad de la realización del amor.
La personalidad de Valle es también muy asociada con el suicidio.
Es retratado como un personaje taciturno y huraño, despreciado por todos, su familia, su tropa y las mujeres. Justo cuando alguien le ofrecía alguna esperanza, no se trataba de más que un ardid para darle celos a otro hombre.
Para Adriana Sandoval la muerte de Valle es un suicidio debido a las múltiples referencias a ese acto a lo largo del la obra, “no había para él punto medio entre el amor de Clemencia y la muerte”, deseaba matar o morir en el duelo con Flores, en gloriosa batalla o en última instancia por su propia mano como le dijo al doctor cuando el coronel no le permitió batirse con Enrique.
Y ya desde el principio de la obra su carácter romántico es manifiesto cuando el doctor dice que va a relatar una “historia de amor y desgracia”.
Para varios críticos el ‘suicidio’ de Valle es todo menos ‘patriótico’.
Valle decide contravenir todo por lo que había luchado hasta entonces por el amor a Clemencia. El capitán confirmó sus temores y cambió el amor a su causa por su amor a la doncella. Realizando un acto de traición que debilitó al ejército de occidente al quitarle a su “comandante más capaz” y favoreció a los invasores al dejar libre a Flores.
Tiene mucho de ‘romántico’ esta última decisión, pues el amor terminó siendo lo más importante para Valle.
En el plano psicoanalítico Sandoval asegura que Valle admira y envidia a su contraparte (guapo, rico, seductor y amado por todos). “Al apropiarse de su lugar frente al pelotón de fusilamiento, [al final] logra identificarse con su oponente e incluso toma[r] su lugar.“
Valle traiciona a la patria tanto como Flores y ante la imposibilidad de hacerlo como un conquistador amoroso, guapo o seductor, se iguala con él en la traición.
En el mismo tenor es común que los suicidas “culpen” o señalen a alguien de su muerte (como dicen que hizo Manuel Acuña por ejemplo).
Valle se dirigió en particular a su padre con la misiva que entregó al doctor, se desconoce su contenido pero debe ser significativo pues el severo aristócrata que nunca manifestó afecto por Fernando emitió un “gran grito de dolor” al leerla.
Clemencia por su parte se siente culpable por la muerte de Valle, ya fuera por usarlo como catalizador para seducir a Flores o por insultarlo en la prisión. Se considera a sí misma la asesina de Fernando, mientras que el doctor en el desfile del epílogo llama a Enrique “el miserable autor de la muerte de Fernando”, subrayando su desprecio por el traidor.
Si ese es el caso, la muerte de Valle resultó ser una venganza sumamente refinada.
¿Por qué Altamirano decidió frustrar el amor en Clemencia?, ¿por qué mató a Valle?
En un principio pudiera carecer de sentido literario en términos de narración fundacional y de la justicia poética. Zuhua Liang y Frindhelm Schmidt han intentado conciliar esta ‘contradicción’ como una forma de final irónico.
Así, tenemos una novela nacional en la que parecería que no se manifiesta de manera patente la promesa de la consolidación de la nación. La crítica ha propuesto la explicación del final trágico como una lección moralizante y/o una crítica de mujeres caprichosas (aunque en ‘Julia’ no hizo falta matar al protagonista para lograr el mismo objetivo).
‘La sultana’ llora profusamente y cambia para siempre sus hábitos de coqueta para consagrarse a la religión probablemente buscando expiar sus culpas.
El ciudadano modelo y patriota muere como un traidor sin enterarse nunca del cambio de opinión de Clemencia y su rechazo a Flores (es posible que la novela busque enaltecer el nacionalismo y las buenas prácticas morales, como no juzgar con base en las apariencias).
Si lo comparamos con el ‘corpus’ literario de Altamirano esta es una historia atípica, ‘Clemencia’ manifiesta una ‘anomalía’: el romance entre los mestizos es truncado, y el villano, de rasgos Europeos vence en casi todos los frentes, con la pérdida del amor de Clemencia como único ‘castigo’ por su traición.
Ninguno de los investigadores mencionados pretende explicar el trágico final de Clemencia, que pasa por ‘des-fundacional’.
Teorías sobre la violencia
Alejandro Cortázar también interpreta la muerte de Fernando como suicidio.
Su interpretación niega la lectura de José Gomáriz del protagonista como héroe que se ofrece para salvar a Clemencia y resalta el desarrollo de la subjetividad del individuo romántico. “¿Es irónico el desenlace de Clemencia? ¿La tragedia romántica solo sirve para enseñar a las mujeres a no ser caprichosas o al mexicano a dudar de las apariencias?”.
“¿O solo para crear el sujeto trágico-romántico por excelencia? Si aceptamos que las novelas de Altamirano tienen una función pedagógica, ¿Cuál es la lección de la muerte del mejor ciudadano, del hijo fabricado por la nación?”.
Amanda Petersen cree que no es un final irónico. ni una lección frívola, ni una representación contradictoria del nacionalismo.
Para ella la muerte de Fernando no es un sacrificio inútil cuando se examina a través de las teorías de René Girard sobre la violencia y el sacrificio.
Girard fue un filósofo francés famoso por su teoría de la ‘mímesis’ que trata de describir el motivo de los deseos/motivos humanos. En pocas palabras, Girard pensaba que nuestros deseos se definen gracias a los deseos de los demás. Debido a esto surgen conflictos que eventualmente se desvían del motivo original y se convierten en confrontación, a veces violenta.
Con el tiempo propuso que esto pasaba desde los albores de la civilización. Cuando el conflicto se convertía en crisis se hacía necesaria la muerte (social o literal) de un individuo o grupo de individuos como ‘chivo expiatorio’.
La sociedad entonces recordaría tanto la violencia como el fin de esta y frecuentemente la ‘desdibujaría’ con ritos, mitos y prohibiciones (léase leyes). En teoría este tipo de expulsiones se repitió a lo largo de la historia llegando a nuestros días mudando de presentación a cada iteración.
Girard percibe dos tipos de violencia: una beneficiosa (ritual, generativa) y otra dañina (recíproca, descontrolada). La violencia no puede ser disminuida, solo subvertida. Por eso, cuando la violencia negativa emerge, se presenta una crisis sacrificial y hay que tener una válvula de escape: el sacrificio ritual. El orden (la violencia ritual, controlada) de la sociedad es restaurado a través del mecanismo del sacrificio.
Wikipedia
El marco histórico de Clemencia es una época de crisis, de violencia recíproca y descontrolada. Petersen propone que Fernando es la víctima del sacrificio ritual para la sociedad nacional, con lo que su muerte sería el fundamento para la nación ideal de Altamirano.
Valle es presentado como una ‘víctima sacrificable’ en palabras del doctor/narrador, pues según Girard, la víctima sacrificable tiene que ser alguien diferenciado de la sociedad, un marginado.
El aislamiento de Fernando es más evidente con la presencia de Flores, presentado como su opuesto: rubio, robusto y sociable.
El siguiente aspecto a considerar en una crisis sacrifical es el ‘doble monstruoso’, concepto acuñado por Girard para definir una relación de imitador-imitado que se intercambia constantemente, situación que eventualmente desemboca en violencia.
Fernando y Enrique se intercambian repetidas veces: primero en sus objetos de conquista, Fernando amaba a Isabel pero al ver que no era favorecido se hace a un lado para que Enrique la corteje, y en cambio accede de mala gana a ir por Clemencia, aunque sabe que ella no está realmente interesada en él.
Luego Fernando es un traidor ante sus superiores del ejército cuando en realidad lo era Enrique. Cuando se defiende y el segundo es enviado a prisión vuelve a tomar su lugar como el traidor y finalmente, el amado de Clemencia.
Que se ‘desdibuje’ la línea entre héroe y traidor en la persona de Valle demuestra la crisis a la que se enfrentaba la nación durante la invasión francesa.
La nación representada es una que no puede distinguir entre sus aliados y sus enemigos: sus propios ciudadanos apoyan la invasión francesa y sus soldados liberales son tan ambiciosos que incluso el que parece ser el mejor de sus militares, Enrique, traiciona a la patria.
Amanda Petersen
Incluso la estructura de la historia, con capítulos enfrentados colabora para alcanzar este fin. Todos los personajes están inclinados a la violencia. Incluso Clemencia piensa en el suicidio.
“Surge una reacción en cadena que, desde la perspectiva de Girard, solo puede ser detenida con el sacrificio ritual de un individuo que es calificado como la causa de la contaminación de la comunidad, Fernando, en este caso.”
Petersen
El tratamiento que recibe Fernando a partir de que se sabe que se sacrifica para que su amada Clemencia/La Patria sea feliz, es el de un hombre “hermosamente heróico”. Sus rasgos que lo hacían antipático desaparecen y arrostra la muerte con estoicismo y resignación. Su cadáver es tratado como el de un santo mártir, y Clemencia guarda su cabello como reliquia.
La intención de Altamirano (según Petersen) era que todos los que escucharan esta historia verían sus ánimos patrióticos restaurados y convertirían en leyenda los actos del mejor patriota que había dado la nación, encarnado en Valle.
Dentro de la ficción el doctor desprecia a los colaboracionistas y a los invasores, y por lo visto todos los soldados de su regimiento compartieron ese sentimiento (e.g. los fusileros que ejecutaron a Valle lo hicieron con lágrimas en los ojos).
Y Clemencia, la mujer de las grandes pasiones, hermosa, coqueta, la gran seductora, se convierte en una monja, una muerte simbólica, señal de renuncia a la pasión carnal que emanaba al conocer a Flores y a Valle.
Es un símbolo que registra una leyenda oral para la memoria colectiva y que encarna el discurso de la novela fundacional, la construcción de la nación que cumple con el proyecto literario altamiranesco.
Petersen
Conclusión
En resumen, hay diversas formas de ‘leer’ a ‘Clemencia’ de Ignacio Manuel Altamirano.
Para Petersen, la muerte de Valle es un sacrificio ritual que daría nueva vida al moribundo nacionalismo luego de las repetidas derrotas ante los invasores.
Adriana Sandoval coincide con Alejandro Cortázar en que Valle se suicida como un romántico, sin emitir juicios sobre las intenciones del autor, aunque si es una forma de venganza en contra de la superficial doncella, sería una venganza ‘sumamente refinada’.
José Gomaríz piensa que la novela “recrea una época de crisis y renovación de la vida nacional mexicana mediante un discurso antihegemónico de afirmación cultural y nacional codificado en un romance amoroso. En este romance, la dinámica libidinal está en consonancia con el destino socio-histórico y político basado en el proyecto republicano, social y democrático que Altamirano concebía para México”.
Aunque a veces las opiniones pueden divergir, en estos tres ensayos se coincide en las intenciones políticas/ideológicas de Altamirano al publicar la novela, es decir, proponer lo que pensaba que debería pasar en la nación al lidiar con influencias extranjeras, tal vez incluso en prevenir contra la superficialidad al juzgar a los demás.
También en todo caso, Altamirano aspiraba a la creación de una literatura nacional con base en historias que expresaran la identidad mestiza de la nación.
Así que sin importar la interpretación que le des a ‘Clemencia’, es una novela que busca ser ‘mexicana’. Haciendo que su lectura sea ‘obligatoria’ para todo el que se interese por comprender la literatura de ese país. Desde los aspectos geopoliticos hasta las tendencias literarias de la época, sin duda una pieza fundacional en las letras nacionales.
Nota del curador de la entrada
Pueeeees, la entrada está probando ser bastante más extensa de lo que había estimado y por eso la tendré que publicar en partes.
Planeo completarla antes del dieciséis de septiembre (lol), así que dáte una vuelta aprox por esas fechas XD.
Actualización del veinte de septiembre: La entrada está muy grande, y mi cuota de tiempo disponible para el blog se ha reducido un poco, así que igual y toma aún más tiempo terminarla. Ya no quiero dar fecha estimada porque no soy muy bueno cumpliendo plazos (T.T). Aún así la iré actualizando conforme me sea posible, soooo pásala bien XD.
Actualización del cinco de diciembre: Bruhhhhh, por fin la entrada está completa, pienso que está muy interesante todo lo que sale de la narración que pudiera parecer un romance simple y llano, pero justo como los críticos teorizan, en una novela hay mucho más que una historia, es casi como un destello del universo interno del autor, que ineludiblemente es afectado por su entorno, por lo que se puede discernir un pedacito del mundo que vivieron, eso está tremendo. En fin, aquí termina la cuarta temporada oficialmente, estaremos de regreso el año que viene :3.
Fuentes
Sandoval, A. (2007). Fernando Valle: un suicida romántico, en Clemencia de Altamirano. Literatura Mexicana, 18(2).
Petersen, A. (2014). ¿Sacrificar al héroe para fundar nacionalismo? Clemencia, de Ignacio Manuel Altamirano. Literatura Mexicana, 25(1).
Gomáriz, J. (2001). Nación, sexualidad y poder en Clemencia de Ignacio Manuel Altamirano. Literatura Mexicana, 12(2).
‘La navidad en las montañas’ es una de las obras más famosas de Ignacio Manuel Altamirano. Relata una breve historia de amor con un poco de crítica a la situación política/social de su tiempo.
El maestro
Ignacio Manuel Altamirano nació en 1834 en un pueblo cercano a la frontera entre Guerrero y el Estado de México..
Era chontal, y gracias a que su padre fue nombrado alcalde pudo ir a la escuela. Obtuvo una beca del Instituto Literario del Estado de México (hoy Universidad Autónoma del Estado de México) y luego se licenció en derecho en el Colegio de San Juan de Letrán.
Participó activamente en la política del país (creo que todos los escritores mexicanos del periodo lo hacían lol). Lo que incluyó las guerras de reforma y la guerra contra los franceses.
Ya con el país pacificado (un poco al menos), se dedicó a la docencia, labor que le granjeó el apodo de ‘el maestro’. Murió durante una misión diplomática en Italia en 1893.
Ignacio Manuel Altamirano
Sobre la guerra de reforma
Como con todo hecho histórico, probablemente hay antecedentes muy tempranos a la guerra de reforma (los mexicanos odian a los mexicanos lol).
En brevísimo resumen, ya desde las luchas de independencia había dos facciones nacionales enfrentadas; los proto-conservadores y los proto-liberales (así les puse jaja). Supongo que gente de ambos bandos era buena onda a veces y otras no tanto (todos), en fin, que los proto-liberales querían un modelo político y económico parecido al de los US y los proto-conservadores querían monarquía a la vieja usanza (entre otras cosas).
Santa Anna cambiaba de bando según le conviniera, y después de la derrota contra los US (curiosamente) la cosa no pintaba bien para él, así que se exilió. El vacío de poder permitió a otros personajes intentar tomar el control y favorecer sus agendas.
En un punto de la historia había dos gobiernos en el país, el liberal presidido por Benito Juárez y el conservador por Félix Zuloaga.
Después de full de guerra ganaron los liberales pero el país estaba en ruinas y sin un peso. Lo que propiciaría la invasión francesa (que discutiremos en otro momento)
El lector atento recordará que en el epílogo de El fistol del diablo, Manuel Payno tenía la intención de preguntarle a Rugiero sobre sus aventuras durante las guerras de reforma. Sería francamente épico tener la continuación de la historia de Arturo y Manuel enmarcada en ese periodo histórico, aunque tristemente no existe.
Pero lo que sí existe es la obra de otro escritor que a mi inexperto juicio califica como heredero ideológico de Payno: Ignacio Manuel altamirano. Y lo pienso así porque escribió varias historias enmarcadas en el periodo posterior a la invasión norteamericana (vale la pena anotar que Payno murió un año después que Altamirano pero era mucho más viejo), además de seguir su onda ‘predicadora’ y costumbrismo detalladisimo.
Estas obras son muchas, pero las más famosas son: La navidad en las montañas (guerra de reforma); El Zarco (finales de la reforma); y Clemencia (intervención francesa) (ya sabes que habrá una trilogía de entradas entonces jaja).
Hoy toca ‘La navidad en las montañas’ (casualmente es diciembre lol).
Pintura de soldados de la guerra de reforma
Resumen de ‘La navidad en las montañas’
Exilio
El relato comienza con un capitán exiliado, vagando por un gran bosque inmerso en una zona montañosa. Era veinticuatro de diciembre y como todo cristiano de su tiempo guardaba alegres recuerdos de esas fechas; su infancia pobrísima en un pueblecito apartado, su amable madre, su virtuoso padre, sus hermanitos. Y luego el esplendor de la ciudad; la primer mujer que le hizo saltar el corazón, la algarabía de la capital, y finalmente, su exilio y la honda tristeza que lo embargaba.
En esas estaba cuando llegó su criado, un viejo soldado que acostumbrado a marchas amargas se había adelantado para otear y cazar mientras lo dejaba solo para que pudiera meditar.
El soldado se cruzó con el cura del pueblo, al que informó de su llegada y éste quiso esperar al capitán. Era español para pesar suyo (no había conocido a clérigo ibérico que no fuera carlista). Se resolvió a no hablar de política con él para evitar polémicas y fue a encontrarlo.
Intercambiaron amables palabras, y dada la víspera lo invitó a hospedarse en la casa cural, que aunque pobre, compartía con gusto.
En el camino el padre le contó sobre sus años mozos y su llegada a México. Que tenía la vocación de los apóstoles y otros hombres santos de antaño que ilustraban al ‘bárbaro’ aún a costa del martirio.
No cobraba por bautizos ni por ningún otro servicio que consideraba su obligación. Trabajaba en lo que podía e intentaba no ser una carga para los pobrísimos habitantes del pueblo.
El capitán, exiliado por las guerras de reforma se bajó del caballo y con lágrimas en los ojos le estrechó la mano y le pidió un abrazo. “Si todos los curas fueran como usted nadie osaría hacerles la guerra” (nota la sutil justificación a las guerras de reforma de maese Altamirano).
En el poblado
Llegaron al pueblo y todos los habitantes salieron a recibir al “hermano cura”. Pues él mismo detestaba el término “señor cura” por dar la impresión de ser superior.
El síndico, el presidente municipal y todos los pobladores daban muestras de amor y respeto sobresalientes para con él.
Entre esas personas estaba una mujer mayor con semblante triste, le preguntó al cura sobre ‘Pablo’, el hombre respondió que había hablado con él y que le prometió que iría sin falta.
Mientras tanto, le ofreció al Capitán calentarse en el fuego y tomar algún alimento.
Por la tarde, el ambiente austero pero festivo le recordó sus navidades como niño y se sintió transportado a esos sencillos y bellos momentos.
Y se nos describen todas las ceremonias, alimentos y haceres de los montañeses.
Después de los servicios religiosos y convidados por el alcalde pasaron la noche. Le contaron la historia del maestro de la escuela al que casi lincharon en otro pueblo debido a que no iba a misa y los ignorantes pobladores instigados por el sacerdote lo iban a ejecutar por hereje, lo salvó el “hermano cura” que con fuertes palabras hizo que los hombres avergonzados le pidieran perdón de rodillas.
A cada relato alusivo a la virtud del padre surgían lágrimas en todos lados (esto me recuerda al Saint Seiya de los 90 jaja).
No es de Saint Seiya pero Lol
Amores tormentosos
Entonces, llegó la mujer que había conversado con el cura a su llegada. Con ella iba la muchacha más bella que había visto, con señas de pertenecer a una familia acomodada. Por la pregunta de la madre, sospechó que un drama de amores se estaba por dilucidar esa noche.
Pablo no se había presentado y la muchacha, llamada Carmen, sufría grandemente. El capitán lleno de curiosidad preguntó al cura sobre el motivo de su aflicción, y así comenzó el relato.
Antes de que llegara al poblado, Pablo, un muchacho alegre, osado y trabajador había quedado huérfano. Prendado de la belleza de Carmen, le expresó sus afectos, pero ella lo rechazó debido a su ligereza, pues había dejado ya a varias novias por motivos baladíes.
El carácter antaño industrioso y formal del mancebo que por ‘único defecto’ tenía su falta de recato con las muchachas, se tornó en el de un vago pendenciero y camorrista.
La madre de Carmen y su tío el Alcalde se mostraron indignados ante su comportamiento y reprobaron aún más sus pretensiones.
El exilio de Pablo
Entonces estalló la guerra civil (una de las ‘n’ que hubo en el siglo XIX en los Méxicos) y llegó la leva. Al ser un pueblo remoto y con poca población, el presidente municipal le había autorizado al alcalde solo reclutar a los vagos y los ociosos, costumbre que el capitán confesó cierta y reprobable.
El único malandrín de los alrededores era Pablo y solo a él lo apresaron y enrolaron al ejército.
Esa noche escapó del pelotón y fue a ver a Carmen, le pidió una última esperanza de ser correspondido. Ella respondió que no podía engañarlo y que debido a su conducta y la oposición de su familia no debía abrigar esperanzas.
Abatido, Pablo regresó al destacamento y a la mañana siguiente marchó a la guerra.
La tristeza de Carmen
Era la víspera de la nochebuena y cuando llegó el convite todos echaron de menos al alegre mancebo. Carmen no pudo soportar más y rompió a llorar, así, la alegre velada tomó tintes sombríos.
Pablo regresó a las montañas tres años después. Le pidió permiso al alcalde para establecerse en un remoto paraje a seis leguas de allí y comenzó a limpiar el monte. Se había distinguido con honores en el ejército y sus superiores le permitieron dejar el servicio con amplias recomendaciones.
Ahora tenía una regular plantación que prometía un buen futuro, con árboles frutales, fresas, maíz y multitud de otros cultivos, sufría graves secuelas de la guerra, pero no pedía ayuda a nadie.
Nunca visitó el poblado después de hablar con el alcalde y huía a todo contacto con Carmen o su familia.
La muchacha lloraba profusamente y se cubría el rostro con las manos mientras escuchaba la historia.
El cura agregó que gracias a la atenta mirada de su madre y de su tío, habían descubierto que a pesar de todo, ella lo quería. La misma Carmen dijo que solo deseaba pedirle perdón y aunque no abrigaba esperanza alguna, deseaba que Pablo al menos no le guardara rencor.
Y al final ….
La velada pintaba un triste desenlace, entonces llegó un pastor corriendo y anunció que Pablo llegaría en breve. Y es que debido a sus heridas le era muy difícil moverse. Se había encaminado al poblado desde muy temprano y estaba a las puertas del salón después de una penosa jornada.
Justo en ese momento llegó y todos lo recibieron entre vivas y genuinas muestras de afecto. Carmen había callado y palideció al verlo, Pablo se presentó ante el cura.
La madre de Carmen tomó la palabra y le pidió perdón, lo mismo que el alcalde, mientras la doncella se deshacía en llanto.
Pablo se negó el mérito de tener que dar disculpas, al contrario dijo que él era quien pedía perdón por tantos problemas que había causado. Justificó la decisión del alcalde de mandarlo a la guerra pues era un vago y un pendenciero, incluso lo agradeció pues la vida del ejército lo había convertido en un hombre de bien.
A Carmen le dijo que había hecho bien en rechazarlo pues la ligereza de sus hábitos y su mala reputación lo habían hecho merecedor de esa indiferencia. No había nada que perdonar.
Las mujeres lloraban y nadie sabía qué decir. Entonces el capitán tomó la palabra y le dijo a Pablo que como militar que era se atrevía a decirle que se dejara de indecisiones y que si aún amaba a la niña en ese mismo instante con el cura y el alcalde presentes, formalizaran su unión pues ella no había dejado de amarlo. Había rechazado a todos los que le hablaron de amores y sufría grandemente debido a su exilio y negativa a dejarse ver.
En ese momento Carmen y Pablo se abrazaron y un hurra general se dejó escuchar, al final triunfó el amor (:3).
El relato había sido contado por un capitán de la guerra de reforma al autor que solo se limitó a ponerlo por escrito.
Comentario de ‘La navidad en las montañas’
Dato conocido ya desde las lecturas de ‘El fistol del diablo‘ es que para tiempos de don Ignacio habían sucedido varios desencuentros entre las autoridades civiles y las religiosas (véase La rebelión de los Polkos y la Ley Lerdo).
Y este era uno de los factores ideológicos que enfrentó a Liberales y Conservadores. Los primeros se interesaban en quitarle poder al clero (ostentado en diversas formas) y los segundos querían mantener el ‘statu quo’.
Cuestión que se habría de dilucidar en la guerra de reforma, periodo histórico que enmarca ‘La navidad en las montañas’.
El relato en pocas palabras es el encuentro de un militar liberal con un cura español, más (+) una micro historia de amor.
Religión y reforma (utopía y contexto ideológico)
La utopía se refiere a la reconciliación del liberalismo con la religión. El cura modernizó al pueblo con ideas liberales y valiéndose de su autoridad y vocación sacó a los pobladores de los muchos vicios y penosas cargas que les acarreaba la tradición religiosa y cultural (moler en metate es muy difícil).
Y no sé si era una crítica abierta a los religiosos menos virtuosos, por ejemplo los que cobraban precios exorbitantes por sus servicios. Pero el cura trabaja su propia parcela y nunca aceptaba ayuda de los pobrisimos pobladores para no ser una carga, imitando al «apóstol».
Dato interesante que Altamirano y sus amigos se ganaron el odio de la Iglesia pues abolieron sus fueros, expropiaron sus propiedades, promovieron la libertad de cultos (la primera república tenía como única religión permitida la Católica) e impusieron su subordinación a la autoridad del Estado.
Entonces este cura que rescataba los valores y enseñanzas de los primeros cristianos, que no se oponía al gobierno, que abogaba por el progreso del pueblo posiblemente representa lo que en su opinión la Iglesia católica debía ser dentro de una república liberal.
Don Ignacio nunca ocultó su admiración por los métodos de los primeros misioneros de la conquista. Que aprendían la lengua y las costumbres de los pueblos «salvajes» y que con lenguaje sencillo y figuras familiares, les enseñaban los preceptos de su religión.
Es posible que en su papel como docente, estuviera en busca de métodos similares para la educación de la nación, y por eso se deshizo en elogios hacia la mítica figura del cura liberal.
Sobre el estilo y la estructura
El texto es marcadamente costumbrista. Maese Altamirano retrata los bosques, las montañas y las festividades decembrinas de un lugar remoto en donde neva.
La estructura de la historia comienza con un ‘extraño llega al pueblo’ y se muda al recuerdo de un amor pospuesto.
Me parece interesante y un poco extraño el cambio de motivo y ritmo entre esas dos partes.
La primera va un poco lenta y descriptiva sobremanera, luego durante la primera entrevista con el cura se anima. Al llegar al pueblo se asoma brevemente el motivo del amor frustrado que se vuelve a olvidar para centrarse en las costumbres navideñas.
Por último, en la fiesta se expone la historia de amor. Y luego sucede el clímax con la llegada de Pablo, para todo resolverse en breves párrafos.
Si le preguntas a Freytag la estructura está correcta (nota que Freytag era contemporáneo de don Ignacio :o). Aunque el final me pareció un poco abrupto, también admito que hay poco que agregar una vez ha triunfado el amor.
Pirámide de Freytag
Conclusión
Ignacio Manuel Altamirano tenía la firme creencia de que la literatura (y el arte) podía (y debía) ser usada como herramienta para educar y civilizar. Filosofía manifiesta en toda su obra.
Él llamaba a la novela «lectura del pueblo» y «libro de las masas», comparándola con la canción popular que a diferencia de obras más formales accesibles solo a la élite cultural, tenían un alcance enorme que llegaba hasta los más desfavorecidos.
Don Ignacio mismo había sido muy pobre y admitió que de no ser por la beca del Instituto, habría llevado una vida llena de privaciones.
Entonces no extraña que en sus personajes y en sus diálogos siempre esté intentando «meterte a la boca por la fuerza» esas cucharadas de lecciones morales y cívicas.
Admito que eso no siempre me parece agradable (esa vaina sabe a medicina para el cerebro lol). Pero no deja de ser un motivo noble intentar educar a la gente que leyera sus obras.
‘La navidad en las montañas’ buscaba conciliar dos mundos enfrentados. Denunciar los motivos por los que quería cambiar las cosas y enseñarle a la gente que el propósito de sus guerras era brindarles un mejor futuro a ellos y a sus hijos.
Fuentes
Conway, C. (2010). EL LIBRO DE LAS MASAS: IGNACIO MANUEL ALTAMIRANO Y LA NOVELA NACIONAL. In Bravo P. (Author) & Franco R. (Ed.), Doscientos años de narrativa mexicana: Siglo XIX (pp. 39-58). México, D.F.: El Colegio de Mexico. doi:10.2307/j.ctv3f8pw1.5
Esta es la última entrada de una serie de resúmenes y comentarios de la novela ‘El fistol del diablo’, puedes ver un índice en las secciones inferiores. En la entrada anterior consideramos el último capítulo de la novela.
Antes de tratar el epílogo vamos a hacer un brevísimo resumen total del libro, así no estarás fuera de contexto si no has leído las otras entradas.
Por otro lado, si ya las leíste puedes saltar toda esta sección y dirigirte directamente al resumen del Epílogo.
Sinopsis de ‘El fistol del diablo’
‘El fistol del diablo’ es una novela escrita por Manuel Payno en los años 1846-1847. La novela trata de Arturo, un joven de familia acomodada que regresa de Inglaterra donde había sido educado. Tiene ganas de conocer el amor y por eso acude a un baile ofrecido por Santa Anna, en eso un conocido de Italia que se hace llamar Rugiero le ofrece sus consejos y ayuda.
Para eso le presta un fistol de vista casi sobrenatural que probará ser causa de muchas desgracias.
Acompañamos a los personajes por todo el territorio nacional, en una época enmarcada en la guerra, la traición y la vileza, pero también de muchas otras personas generosas, honorables y sobre todo, en medio del amor (ayñ).
Armé un resumen detallado de todo el libro repartido en varias entradas, es una novela muy extensa, por lo que la lectura de estos resúmenes también lo es.
Buscando en la red no encontré nada parecido y siento que esas entradas pueden aportar aunque sea un poquito de valor, por más mal escritas que estén (le estoy echando ganas, vamos mejorando (aunque sea lento) que es lo que cuenta XD), espero que sirvan de algo.
Profesor Cerebrón jaja
En caso de no tener ganas de leer tanto te dejo el siguiente mini resumen.
Brevísimo resumen de El fistol del diablo [spoilers]
Arturo vende su alma para conquistar a alguna bella doncella, conoce al capitán Manuel, Aurora, Teresa y Celeste, por poco y se bate a duelo con el capitán, se amigan y él le cuenta su trágica historia con Teresa víctima de las maquinaciones de su tutor, por la noche Rugiero lo lleva a presenciar la casi muerte de Teresa, cuando se dispone a ayudar es interrumpido por un hombre, al que golpea y da por muerto, para su horror se trata de Manuel, entonces huye en una diligencia hacia Veracruz para embarcarse a las Europas.
Arturo se encontró con Teresa en la diligencia, ella le hizo prometer entregarle sus cartas a Manuel, sin poder negarse aunque sabe que está muerto. Va de regreso a la capital cuando se cruza con él, arreglan los malentendidos y decidien vengarse de D. Pedro el tutor de Teresa y causante de sus desventuras. Se ven involucrados en un golpe de estado fallido y terminan presos. Los padres de Arturo mueren y él queda en la pobreza y el descrédito.
Un golpe mejor coordinado logra tomar el poder y Arturo y Manuel son liberados, se dirigien a Tampico, en el camino se cruzaron con el padre Anastasio que les ayudó a dilucidar lo sucedido en el exilio de Teresa y le pregunta por Celeste, una muchacha que le había pedido ayuda a Arturo y por muy mala suerte cayó en prisión, el padre la ayudó y ahora era feliz. Los hombres prosiguen su viaje mientras Celeste regresa a la capital. Nos enteramos de la vida de Aurora y sus tratos con un tal D. Francisco.
El relato de las cuitas de Teresa que logró escapar de los designios de su tutor y que por poco muere en un naufragio, está a punto de casarse con Manuel cuando este desaparece. Aurora que se ve en muchos problemas por sus aventuras con D. Francisco. Celeste con muy mala fortuna vuelve a parar en la indigencia.
La agitación bulle en la ciudad debido a la guerra con los norteamericanos y las políticas anticlericales del gobierno, estalla una breve guerra civil que propicia el encuentro de Aurora y Arturo que por fin se confiesan su amor, pero D. Francisco aparece y la calumnia causando la separación de los enamorados.
Las fuerzas norteamericanas llegan a la capital, muchos héroes mueren, incluido Arturo que antes de fallecer se casa con Celeste, la novela termina con mercenarios enemigos destruyendo la quinta de Teresa.
Epílogo [spoilers]
Habíamos dejado a Manuel moribundo con Teresa a su lado, Luis estaba cerca de la muerte, Valentín, Joaquín, Arturo y Celeste habían fallecido y Josesito era prisionero de Worth.
Los valientes hombres y mujeres murieron ya en Padierna, ya en Molino del Rey, ya en Churubusco o en la guerra urbana dentro de la capital. En todas esas batallas los norteamericanos habían vencido y según el autor la paz forzosa se antojaba inevitable.
La historia le dió la razón. Los norteamericanos vencieron y se firmaron los tratados de Guadalupe Hidalgo en los que se renunció a la mitad del territorio nacional.
En el epílogo, el narrador nos asegura que los eventos de la novela son una serie de escenas reales y positivas (véase positivismo) que tuvieron lugar entre personas que de verdad habían existido.
Después de la guerra, los personajes tuvieron variadas suertes.
Algunos terminaron su carrera durante la invasión de 1847, otros empujados por el destino tuvieron oportunidad de vivir raras aventuras.
Josesito tuvo diversos papeles en la historia de México lo mismo que el filósofo tendero que llegó a ser uno de los hombres más ilustres que ha producido el país.
El destino de Arturo se mantuvo en el misterio por mucho tiempo, ¿acaso murió de su doble herida de bala y amor?, por otro lado ¿Aurora profesó en Balvanera o volvió al lujo y la vida del mundo?, ¿qué pasó con Teresa y Manuel?, el narrador nos dice: ‘Todas estas cosas necesitan muchas y prolijas indagaciones, que ya no son de este libro’ (fuuuuuuu).
D. Manuel se despide prometiendo que indagará los hechos de los mismos personajes si es preciso pues muchos de ellos aún vivían, asegurando que incluso Rugiero podría darle alguna ayuda, además tenía gran interés en preguntarle también sobre su participación en los eventos de la larga guerra de reforma.
FIN.
De cómo se volvió a romper mi corazón [Comentario final]
Con esta entrada terminamos un viaje de casi un año (se inició la lectura del libro en julio de 2019). Tiempo en el que hemos visto grandes cambios en todos lados, y justo como Arturo, Teresa y sus amigos, todos hemos crecido.
Muchas cosas son distintas y lo más seguro es que muchas cosas vuelvan a cambiar. Y ya me puse predicador y a nadie le gusta leer ese tipo de discursos así que no abundemos en eso.
Considerando el libro como un todo, se constituye en una ficción histórica escrita por un hombre que vivió en el periodo que describe (ficción literaria, no ficción de que es mentira).
Su principal valor deriva de ello y radica en el retrato de la sociedad mexicana del periodo siendo casi un diario de lo acaecido durante la intervención estadounidense de 1847.
Y es esa perspectiva del autor, que permite abordar la historia desde un punto de vista normalmente ignorado lo que lo hace único.
Sobre el autor y su contexto
D. Manuel Payno fue un político liberal moderado, miembro de la clase social más acomodada de su tiempo, y su perspectiva de la sociedad se percibe como tal en todo el texto.
Respetaba al clero, era amigo de muchos de los valientes hombres de la guardia nacional, exhibe crítica a las clases más pobres y aunque defiende a hombres como Morelos y Guerrero (‘Indios’ en sus palabras) no se deja de notar que la mayoría de ‘léperos’ le caen mal, cosa bastante común en aquellos tiempos (es como cuando te enteras que Tolkien era full de racista).
Esto último se nota mucho cuando los argumentos de Rugiero de la derrota inminente se definen con números: “Los Estados Unidos tienen veintidós millones de habitantes, y vosotros apenas sois dos millones de gente blanca, pensadora, apta y capaz, con cinco millones de indios excelentes para cultivar el maíz y para batirse con una especie de frialdad e indiferencia, pero nulos para todo lo demás” (oye, tranquilo viejo).
De nuevo, así eran las personas acomodadas en su época, lo que no quita que estuviera mal, pero al menos no lo pone fuera de contexto.
Dibujo de D. Manuel
Consideraciones literarias de ‘El fistol del diablo’ (y el amor lol)
La columna vertebral de la novela es una historia de amor, Arturo y Aurora y Celeste, Manuel y Teresa, y todos los demás demuestran que aunque el país se esté yendo al carajo, la vida sigue (palabras muy ciertas aún al día de hoy).
Como dice el dicho “los mejores amores florecen en medio de un asedio” (pensar en eso es lo que me puso un poquito triste).
Y tiene algo de sentido si pensamos que el libro se escribió en pleno apogeo del romanticismo latinoamericano, lo que me trae a la mente otro aspecto literario de importancia notable: ‘Rugiero es el diablo’.
El costumbrismo fantástico
Estamos viendo uno de los primeros ejemplos de lo fantástico en la literatura nacional moderna (cosa ya mencionada en entradas anteriores).
Rugiero se cuela en las casas como un fantasma, es aparentemente inmortal, tiene una apariencia inquietante y sus ojos transmiten un brillo sobrenatural.
Sus consejos siempre apelan a lo más oscuro del corazón humano y se encaminan constantemente al arruinamiento del alma de sus víctimas.
Y no olvidemos al motivo de muchos de los conflictos en la trama, ‘El fistol de Rugiero’ que es lo mismo que ‘El fistol del diablo’. Todos sus poseedores pasaron por muchas penurias, llegando algunos hasta la muerte.
Me parece tremendo que así como empezó todo; con Arturo ofreciendo su alma con tal de triunfar en el amor; termine su vida siendo llevado por Rugiero, pagando así su deuda y siendo acompañado por el amor de Celeste.
Como mencionamos en la sección ‘De la narrativa fantástica‘ la entrada 2, el relato califica como ‘fantástico puro’ por la vacilación que tienen los personajes de creer que lo que les sucede es en efecto sobrenatural o una mala pasada de su sistema nervioso.
Puede que Rugiero y su fistol, se traten de una representación de la naturaleza humana, ‘capaces de la nobleza de un ángel y de la vileza de un demonio’ (jueguen Diablo 3 lol), también puede que se trate de la sátira de un personaje real, pues es de notar que muchas de las referencias de la obra pasan desapercibidas al lector moderno, de nuevo, los aspectos históricos constituyen la base de todas esas alusiones.
La historia y la literatura
La rebelión de los polkos fué un hecho real y se les tenía por traidores, eso de iniciar un golpe de estado en plena guerra con los US está extremo, pero Payno expone muy bien sus motivos.
Civiles que compran sus propias armas por que el gobierno no tiene ni un peso y se disponen a defender su ciudad, que respetan al clero y que por las políticas gubernamentales muestran su desacuerdo (podrían ser unos cristeros 1.0), y que cuando se trata de luchar contra un invasor son capaces de pelear hasta la muerte como Peñuñuri y los defensores de Churubusco.
Al final la guerra es una cosa terrible (lo que me puso un poco más triste T.T).
Y aún con todo ese contenido político y de podredumbre social, el amor se abre camino (:3).
Sobre el fin de la novela, ciertamente se concluye de manera abrupta, cosa comprensible cuando piensas en los saqueos de la capital y a D. Manuel huyendo para salvar la vida.
Y eso entristece también por que no tuvimos un cierre en la mayoría de arcos narrativos, literalmente fue un final a la Shakespeare: ‘Y luego todos se murieron’.
El hecho de estar enmarcado en un suceso histórico trae a la mente a los episodios nacionales de D. Benito Pérez Galdós (véase Trafalgar).
Ya lo decía Pastor Fido, la novela mexicana tiene grandes influencias de la española (dude, hablamos español (mal español en mi caso), ¿qué esperabas? jaja).
No he escuchado la campana
Resultados de una investigación
¿Quieres saber algo épico?, al igual que la rebelión de los polkos o las batallas de la guerra con los norteamericanos, los personajes parecen estar basados en personas reales (como ya afirmaba D. Manuel).
En el artículo de Wikipedia para la batalla de Cerro gordo encontramos a un capitán Manuel Robles y a un General Valentín Canalizo, si a eso le agregamos que la descripción que hicieron de la ya citada batalla en el libro concuerda con lo escrito en el artículo, la probabilidad de que se trate de nuestros héroes es bastante alta.
Desde el principio se entiende que no todos los hechos del libro fueron reales, pero sí que estuvieron fuertemente inspirados en la vida real.
Con todo y eso mi corazón de lector tomará por verdaderas las palabras del epílogo de que todo es cierto.
Un mundo de posibilidades
Entonces, con un poco de imaginación podemos agregar lo siguiente [comienza música de fanfiction]:
Valentín no murió por la bala de cañón, vivió feliz por siempre con Mariana en su natal Monterrey hasta que esta murió y se volvió a casar con una hermana de Francisco I. Madero.
Manuel por fin se pudo casar con Teresa y siguió con su carrera militar y política llegando a ser presidente de la república.
Bolao y Carmela vivían cerca pues el español fungió como administrador de sus bienes hasta la vejez, en continua colaboración con Luis y Florinda.
Aurora llegó a profesar y algunos años después se transfirió a un convento en Europa, amando a Arturo todos los días de su vida.
No se volvió a saber nada de Arturo ni Celeste, aunque se dice que se les observó en una hacienda enclavada en el bajío, vale la pena decir que el padre Anastasio iba con frecuencia a esa región lo mismo que todos sus amigos que tenían varias fincas en las cercanías.
De ‘El fistol del diablo’ no se volvió a saber, probablemente lo robaron los salvajes mercenarios norteamericanos, y así era mejor según los mismos Manuel y Teresa.
Y todos vivieron felices por siempre :) …
[Se intensifica música de fanfiction a niveles épicos]
Y luego Manuel y Teresa tuvieron muchos hijos, uno de ellos llamado Fernando que combatiría en la guerra contra los franceses y conocería a una hermosa mujer llamada Clemencia que sería su adoración (OMG¡¡¡¡, codazo guiño codazo para cachar la referencia a un crossover literario).
Hacienda en el bajío
Conclusión
Vaya, que como dice D. Pastor Fido, este es nuestro Quijote, la primer novela larga Mexicana, idioma, diálogos, vestimenta, el retrato de la sociedad, ahh, todo expresa los antecedentes del hoy para los que vivimos en este pedacito de tierra, y a veces de todos los hermanos latinoamericanos.
También es nuestro Trafalgar o nuestro D.Q., por que aún en la derrota encontramos la forma de volver a levantarnos y que triunfe el amor (:3).
Para terminar, ¿recomendaría la lectura del libro?.
Sí y no.
Si tienes el tiempo para leer dos libros que en promedio tomaría cerca de treinta horas (aproximadamente 3000 páginas, la edición de Porrúa tiene muchas menos pero su letra minúscula y doble columna explican la diferencia) y quieres pasar por las más hondas tristezas del existir, ¡hazlo ya! lol.
Si no te gusta el lenguaje literario de hace doscientos años, si no te gustan las descripciones de cada mueble, puerta y atuendo, si te aburres fácilmente, o si no tienes el tiempo, bueno (ejem, ejem), para eso están las entradas :) (véase índice en el brevísimo resumen).
Léelo bajo tu propio riesgo lol
Apéndice
A lo largo de estos nueve meses desarrollé un método casero de leer y condensar información, además de que me encontré con varios recursos para escritores, herramientas de síntesis de información y demás cosas que eventualmente aparecerán en alguna entrada, la investigación y redacción de estos textos se sustentó en algunas de ellas, los resultados finales fueron cuando menos curiosos y creo que podrían ayudar a obtener una mejor comprensión de cualquier libro, espera las entradas.
Recursos relevantes
Por otro lado, esta es una breve lista de las lecturas usadas para los comentarios.
Oscar Hahn. (1982). El cuento fantástico hispanoamericano. México: Premiá editora de libros S.A.
Arqueles Vela. (1999). Análisis de la expresión literaria. México: Porrúa.
Seymour Menton. (1997). El cuento hispanoamericano. México: Fondo de cultura económica.
En realidad yo las llamaría ‘Lecturas recomendadas’, bien por la escala de Todorov (Hahn), por las definiciones de romanticismo y el exotismo sentimental (Menton) o bien por el método para analizar una obra literaria (Vela, aunque vale la pena hacer notar que estoy aprendiendo XD).
Si tienes tiempo dales una revisada, planeo armar algún resumen/reseña de esos libros, Menton ya tiene la suya (Cómo leer cuentos).
Añadido a eso si quieres tener un contexto historico más nutrido del periodo, recomiendo el episodio 9.3 del Podcast ‘Revolutions’ de Mike Duncan (en Inglés, te lo dejo acá abajo, ‘pushale play’ lol).
Y ahora sí es todo, muchas gracias por leer hasta acá, ahí te va un corazoncito (no se lee ‘menor a tres’): <3.
{
«@context»: «http://schema.org»,
«@type»: «Book»,
«inLanguage»: «es»,
«name»: «El fistol del diablo»,
«author»: {
«@type»: «Person»,
«birthDate»: «1810»,
«deathDate»: «1894»,
«name»: «Manuel Payno Flores»
},
«image»: «https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Payno#/media/Archivo:Manuel_Payno.jpg»,
«about»: «Escritor, periodista, político y diplomático mexicano»,
«aggregateRating»: {
«@type»: «AggregateRating»,
«ratingValue»: «5»,
«ratingCount»: «1»,
«reviewCount»: «1»
},
«review»: {
«@type»: «Review»,
«name»: «Reseña de el fistol del diablo»,
«reviewBody»: «Un libro extenso, recomendable por demás»,
«reviewRating»: {
«@type»: «Rating»,
«ratingValue»: «5»
},
«datePublished»: «2020-05-30»,
«author»: {«@type»: «Person», «name»: «RobertoRM»},
«publisher»: {«@type»: «Organization», «name»: «La biblioteca de Belzoond»}
}
}
Esta es la séptima entrada de una serie de resúmenes y comentarios sobre El fistol del Diablo de Manuel Payno, puedes encontrar el resumen general del libro en la entrada: Resumen y comentarios finales de El fistol del diablo
Ufff, la semana pasada las cosas se pusieron épicas en serio, Arturo y Aurora por fin se habían reencontrado y jurado amor eterno (¡además se dieron un beso! :o).
Había estallado la guerra civil conocida hoy día como ‘La rebelión de los polkos’ (es que el nombre está curioso jaja) y en resumen las tropas del gobierno de Santa Anna y Gómez Farías iban a sofocar la revuelta de la clase acomodada.
Arturo escuchó las calumnias de D. Francisco que aseguraba haber estado con Aurora (ya sabes qué quiero decir con ‘estado’) y después de darle un golpe que lo dejó escupiendo sangre, lo retó a un duelo a muerte.
En eso estaban cuando llegó el líder de la guardia a imponer al comandante Arturo de sus nuevas órdenes: resistir la carga de las tropas del gobierno.
Consecuencias de la batalla (capítulos LI y LII) [Spoilers]
Arturo se puso en la línea frontal de la batalla dispuesto a hacerse matar con tal de no soportar más la tristeza que embargaba a su corazón.
Peleó con valor lo mismo que Josesito y la tropa a su cargo. Su posición no cayó, y el general Santa Anna entró en la ciudad poco después, pacificando ambos bandos y poniendo fin al conflicto.
Teresa estaba considerando esas cosas cuando llegó el doctor Martín a la tercera velada, allí el clérigo inquirió por Arturo, ella no sabía mucho de su amigo, solo que estaba realmente abatido y que deseaba estar solo, entonces le preguntó al padre si sabía del motivo de esa tristeza.
Velada tercera
El doctor relató entonces la visita que hizo a Aurora cuando la guerra había terminado, le había llegado una carta en la que Arturo le recriminaba fuertemente, reclamando que había esperado a verlo en la ruina para así poder comprarlo con su dinero (usó expresiones muy feas :c).
Después de leer estas duras e injustas palabras Aurora cayó como fulminada por un rayo.
Teresa estaba desesperada por limpiar el nombre de su querida amiga y convenció al padre de ayudarle a desmentir las calumnias del prostituido D. Francisco.
Josesito llegaba y recibió una reprimenda de Teresa por prestarse como testigo del duelo, cosa que deseaba evitar a toda costa.
Aunque no hizo falta pues D. Francisco les había dejado una carta en la que se excusaba con un pobre motivo, tanto sus testigos como los de Arturo montaron en cólera dispuestos a matar a bofetadas a semejante cobarde pero encontraron que había huido con el batallón que se dirigía a Cerro gordo.
Valentín y Manuel por su parte no tuvieron parte en la guerra civil pues se sospechaba de ellos debido a sus relaciones con la alta sociedad, cuando terminó el conflicto fueron llamados por el general en jefe Santa Anna y fueron ascendidos, ahora eran Manuel el teniente coronel y Valentín el general de brigada.
El principio del fin (capítulos LIII a LVII) [Spoilers]
Pasaron varios meses y Aurora estaba repuesta pero convaleciente, Arturo se había dado a la bebida y Teresa sufría por que el artífice de su actual felicidad, sufría grandemente por su aún amada Aurora.
La batalla en cerro gordo fué un desastre y el ejército nacional se tuvo que retirar dejando el camino abierto a los norteamericanos para entrar en la capital, D. Francisco murió miserablemente al incitar al desorden e intentar huir, la batalla fue en abril de 1847, pero los hechos ahora narrados sucedían en agosto.
Batalla de Cerro Gordo, pintura de Carl Nebel
Veladas cuarta y quinta
En la cuarta velada Teresa logró convencer a Arturo de no beber más, que se comprometió a no hacer nada más que su voluntad.
En la quinta velada Josesito sugirió que los casamientos de sus amigos, se llevasen a cabo en esos breves días de calma que no tardarían en terminar.
Si no fuese por los consejos de Teresa y por la sincera amistad que me liga con ustedes, yo habría evitado a los americanos el trabajo de meterme una bala en la cabeza.
Arturo
A la mañana siguiente toda la familia asistió a la iglesia del padre Martín, y allí se casaron Bolao con Carmela y Joaquín con Elena.
Teresa y Manuel estuvieron a nada de casarse también, pero la romántica doncella estaba convencida de que tan pronto lo hicieran, Manuel moriría en combate, una mirada de entendimiento entre los dos enamorados hizo innecesarias las palabras y se dirigieron a la casa de Florinda.
Los hombres tenían pendientes sus asuntos de guerra, pues los espías habían informado que los norteamericanos ya estaban a las puertas de la ciudad, algunas horas después Bolao llegó a la casa de Florinda para llevarlas a ver el pase de lista de las fuerzas nacionales en El Peñón viejo (según google maps al oriente de la ciudad, en el libro se mencionan varios cerros de tezontle (es una piedra roja de origen volcánico muy usada para pavimentar) así que posiblemente estuvieran cerca del cerro de Chimalhuacán).
El pase de lista (y la naturaleza del mexicano lol)
Allí estaba toda la sociedad capitalina y D. Mariano, el filósofo de Jaumabe había establecido su cantina y estaba muy contento vendiendo sus mercancías a precios exorbitantes.
Y tan pronto reconoció a nuestras heroínas y a Bolao les rogó tomar asiento en su improvisado establecimiento.
Entonces pasaron los batallones. El general Santa Anna con su estado mayor (incluidos Manuel y Valentín) y los regimientos de la guardia nacional donde Josesito era capitán acompañado por Arturo y Joaquín, también iban los osados regimientos de guerrilleros, la mayoría de los cuáles eran bandidos que se habían vuelto patriotas dispuestos a dar la vida por su país, entre ellos Culebrita y sus amigos junto al valiente Blas ‘Ojo de pájaro’ Contreras.
El ambiente estaba cargado de algarabía y fiesta, los hombres bebiendo y las señoras conversando, todos luciendo sus mejores prendas y los soldados en traje de gala.
Un mundo curioso, entusiasmado, como si fuese á una romería, se movía con el objeto de ver el campamento de los guardias nacionales, y de abrazar á sus deudos y amigos antes que comenzase la terrible embestida de las tropas enemigas.
La multitud en el Peñón Viejo
Velada sexta
La revista militar terminó y los valientes lograron escapar de sus obligaciones para ver a las bellas (lol), la estaban pasando muy bien allí en la fonda de D. Mariano.
Que por cierto iba acompañado de su esposa y la hermana adoptiva de Carmela (no murieron en el incendio, por lo visto nadie muere de verdad en esta historia XD).
Estaban recibiendo felicitaciones por sus matrimonios, saludando a los amigos, y recibiendo los abrazos de Blas y los guerrilleros (esto cuenta como la sexta velada).
Cuando un elegante hombre montado en silla inglesa y vestido con gran sobriedad bajó a saludarlos: Rugiero en persona.
Le dijo a cada personaje cosas alusivas a sus asuntos y confirmó que viajaba con los estadounidenses, buscaba firmar la paz y aprovechaba su amistad con los generales invasores para eso, justo iba en camino a una reunión entre los mandos de ambos ejércitos.
Cuando terminaron sus negocios todos fueron a la quinta para celebrar el banquete de bodas.
Velada séptima, última reunión general
Arturo estaba más sereno y mejoró notablemente de humor al ver entre los invitados a Apolonia, Elena y Margarita (no olvidemos que eran amigos desde la tertulia de Aurora).
Dato random es que Apolonia se iba a casar con un tal D. Francisco (lo detesto lol), las señoritas alarmadas por su amiga no vieron necesario advertirle debido a la muerte del calumniador, la Jalapeña estaba menos triste debido a la feliz coincidencia de ver a su viejo amor.
El doctor Martín observaba con enojo a esa voluble pareja, y cuando se marchaba le dijo a Teresa que Aurora estaba totalmente restablecida y esperaba profesar en el convento de Balvanera en pocos días, cosa que se aceleraría si como Rugiero estimaba, la paz se firmaba en pocas horas.
Teresa estaba convencida de que esa era una decisión muy desatinada para todos, incluido Arturo, el doctor había hecho todo lo posible por disuadir a Aurora, pero ella, tan orgullosa como bella, dijo que jamás lo perdonaría, pero sobre todo que él no la amaba, al menos no tanto como a la novicia de la caridad, cosa al doctor le parecía muy cierto, Arturo era capaz de hacerse matar por una mujer un día y de reír por ella y olvidarla al siguiente.
Teresa iba a responder cuando todos los caballeros se presentaron para despedirse pues debían ir a sus respectivos destacamentos.
Cien por ciento
La guerra llega a la capital (capítulos LVIII a LXIV) [Spoilers]
Bolao fué el único que se quedó, pues no era parte de ningún cuerpo y como administrador de Teresa, Manuel le había pedido que la protegiese auxiliado por el soldado Martín.
Había anochecido y el español dormitaba en el mirador de la quinta cuando divisó un grupo de caballería con hombres y caballos tan grandes como nunca había visto.
Era Rugiero con una escolta norteamericana, que quiso pasar a saludar y advertir a los amigos del fracaso de las conversaciones de paz. Teresa había despertado por los ruidos y escuchó la terrible noticia, muy abatida por la amenaza de que Manuel y sus amigos muriesen, entonces se desvaneció en un sillón que había por ahí.
Rugiero le entregó un salvoconducto con el que los invasores les habrían de respetar y se despidió deseándoles buena suerte, agregando que iba a reunirse con Santa Anna para convencerlo de capitular.
La entrevista que voy á tener no la sabrá nadie, nadie, más que Dios y el diablo, y si se pregunta á los jefes de ambas fuerzas, la negarán. La historia nada sabrá de esto, nada dirá, y será necesario que alguno que tenga tratos y una cierta amistad con el diablo, la refiera con pretexto de un capítulo de novela, para que, pasados los años, llegue á saberse, y aun así no la creerán…
Rugiero
Derrota en Padierna
Eran días cercanos al 19 de agosto de 1847, y ambos bandos se habían enfrentado en la que sería conocida como la batalla de Padierna, las escaramusas no se habían hecho esperar y las monjas del convento de la caridad asumieron el papel de enfermeras de guerra, entre ellas destacaba Sor. María de las Nieves que sin miedo a las balas y metralla, había salvado muchas vidas.
Sor. María no era otra que Celeste. Después de agradecer las atenciones de Florinda se recluyó en el convento de la caridad y adoptó al turco y al perro del padre Anastasio, el buen hombre la iba a visitar muy seguido y la mantenía informada de lo que pasaba con la guerra y sus amigos, incluido su siempre amado Arturo.
Ahora tenía que prepararse pues una cruenta batalla habría de acaecer en el sur de la ciudad y ella había sido solicitada por el doctor en jefe para asistirle en las labores de salvamento.
Mientras tanto, a la mañana siguiente de la visita de Rugiero, Bolao salió a explorar la ciudad y se enteró de la derrota en Padierna, que Josesito había caído prisionero y que Joaquín el galante esposo de Elena había muerto, por otro lado Manuel y Valentín parecían estar bien.
Decidido a confirmar de primera mano el bienestar del capitán fué en su búsqueda a Churubusco, que es donde parecía que estaba Santa Anna.
Allí encontró a Arturo y a D. Mariano el filósofo, juntos vieron al general en jefe ordenarle al célebre general Anaya que defendiera el fuerte que (de nuevo) era un convento hoy conocido como el museo de las intervenciones.
Batalla de Padierna, pintura de Carl Nebel
La defensa de Churubusco
El objetivo era que contuvieran al enemigo lo suficiente para cubrir la retirada del ejército al interior de la capital y así ganar tiempo para preparar la defensa.
Anaya contestó: “Se hará así”, aunque apenas tenían una pequeña pieza de artillería y escaso parque, Manuel solo pudo excusarse con el general y se incorporó a la columna que iba en retirada a la capital, dejando solos a los bravos hombres que habrían de combatir en la Batalla de Churubusco.
Arturo, la guardia nacional (algunos consideran esta batalla la redención de los polkos), el batallón de San Patricio (son famosos los desertores irlandeses que se unieron a las filas nacionales, hay películas y todo de ese asunto), los piquetes de Tlapa (españoles residentes de la capital que decidieron defenderla también), los hombres de Anaya y el mismo Bolao se aprestaron para la batalla.
Parece más bien una venganza ó una gran infamia, pero este general Anaya parece de cartón. Un sólo músculo no se altera de su cara de pambazo. Es un verdadero héroe, y por lo que á mí toca personalmente, lo mismo me da una cosa que otra,—(era su refrán),— pero hay aquí soldados cargados de familia.
Arturo
La toma del convento le costó cara a las fuerzas invasoras, que fueron rechazados repetidas veces, pero la superioridad numérica y de armamento terminaron por hacer inevitable la derrota de Anaya y sus hombres.
Negandose a caer prisioneros, varios soldados de la guardia nacional comandados por Peñuñuri y Martínez de Castro cargaron con espadas y bayonetas tirando y acuchillando a los enemigos. Muy pocos de ellos sobrevivieron.
Cuando el general Worth se presentó a recibir la fortaleza, miraba con admiración al puñado de ciudadanos y soldados que pusieron fuera de combate a muchos de sus hombres, entonces se le ocurrió preguntar dónde estaba el repuesto de parque.
Anaya se acercó al intérprete y dijo: “Dígale usted que si hubiéramos tenido parque, no estaría él aquí”.
Worth saludó al general y ordenó que él y sus oficiales conservaran sus espadas.
Entrada al convento (nótese el cañon :o)
La última boda (T.T)
Cuando pudo salir de la acción, antes de que el el convento cayera, Bolao había ido al hospital de campaña a saludar al doctor en jefe, donde se encontró al padre Anastasio y a Celeste y desde allí observaron la batalla.
La noche había llegado y acompañó a la ambulancia a buscar supervivientes en las inmediaciones del convento.
Estuvieron buscando entre las milpas (terrenos de cultivo de maíz) por cerca de media hora y encontraron a varios cadáveres que indicaban gran arrojo en los combatientes de ambos bandos.
Entonces los perros de Celeste comenzaron a aullar.
Habían encontrado a uno de los jóvenes oficiales de la guardia nacional, estaba en una especie de casucha con el rastro de un balazo en el pecho, cerca del corazón.
El doctor revisó sus signos vitales y encontró que estaba vivo, pero el más leve movimiento podría mover la bala de tal forma que la muerte sería segura, decidió realizar una cirugía y para ello pidió la asistencia de Celeste.
Ella trabajaba con eficiencia, haciendo presión en la herida, limpiando de sangre el pecho del oficial, haciendo todo lo que estaba en su poder por salvarlo cuando vió su rostro. Con gran dominio de sí misma no dió un grito ni dejó de atender la herida, Arturo estaba desangrándose en sus brazos y ella estaba a punto de caer muerta sobre el cadáver del que adoraba.
La operación fué todo un éxito y algunos minutos después Arturo volvió en sí para verse sobre las rodillas de la que había robado su corazón esa noche en la que usó por primera vez el fistol de Rugiero.
Con la voz entrecortada solo atinó a tomar entre sus manos las de Celeste y le pidió, como si fuera su último deseo, que se casara con él.
El padre Anastasio, con mucho cariño intentó disuadirlo diciendo que cuando estuviera repuesto habría tiempo de sobra para eso, pero terminó cediendo como impulsado por una fuerza sobrenatural, bendijo esa unión que se celebraba en las puertas de la eternidad y Celeste, que no pudo dominar más su naturaleza, cayó sin sentido junto al cadáver de Arturo (¿oye qué?, ¿acabo de leer la palabra CA-DÁ-VER?).
De nada sirvió la operación, que salió como yo no esperaba, las pasiones, amigo mío, hacen más estragos que las balas. ¡Qué historia! ¿quién había de pensarlo? ¡Si Sor María se queda en su convento!… yo tengo la culpa, yo la pedí… pero ¿quién había de pensar en estas cosas tan extrañas?… ¡Muertos, muertos!…
El doctor Guijarro.
Justo en esos momentos apareció Rugiero en escena con un carro tirado por briosos y atemorizantes caballos que lucían como salidos de los infiernos.
Luego de ver la escena se ofreció a llevar a los trágicos amantes al hospital de la caridad, mientras aseguraba que no estaban muertos, a lo que el doctor y el padre accedieron.
Así, los amantes desaparecieron abrazados hasta el final, fundiéndose en la oscuridad de la noche.
Velada octava
Bolao regresó a la quinta al amanecer, intentó pasar desapercibido para no tener que dar cuenta de lo que había visto pero Teresa y sus amigas lo estaban esperando, allí tuvo que relatarles todo lo que vió.
Teresa se dejó caer en un sillón abatida, y Apolonia, la bella jalapeña, empezó a reír sin parar, a carcajearse sin control, con los ojos desorbitados y lágrimas brotando de ellos a raudales, tardó largo tiempo sin hacer otra cosa (esto antecede a la creación del Joker por al menos cien años haha).
En algún momento del día llegaron Manuel y Valentín para imponerse de los hechos y ver a sus amadas. Cuando se enteró de la muerte de Arturo se sintió grandemente afectado, su amigo al que amaba más que a un hermano y que había sido su compañero en intereses, amores y aventuras ya no estaría allí y la idea le aterraba.
Bolao se había enterado que los amantes nunca llegaron a la caridad, y el padre Anastasio se había propuesto saber de su protegida aunque fuera lo último que hiciera.
Aunque el armisticio se había firmado, todos concordaron en que lo mejor sería ir cerca de la ciudad, así que se decidió la separación y dispersión de la familia de la quinta.
Bolao habría de conducir a Celestina, Carmela, Apolonia y Mariana a San Ángel e instalarlas en una casa, avisando a Josesito que prisionero de los norteamericanos les servía de intérprete, después volvería para hacerse cargo de la quinta tomando cuantas precauciones fueran posibles para la seguridad de Teresa que no quiso moverse de allí.
Pasaron pocos días y aunque había esperanzas de paz, una mañana en que Teresa, Bolao, Manuel y Valentín desayunaban con desgano, las campanas de la catedral sonaron de manera distinta, entonces llegó un ayudante para informarles que la guerra se había reanudado.
La caída de la capital
Los norteamericanos decidieron atacar el Molino del Rey donde suponían que existía un gran repuesto de pólvora.
El combate fue reñido pero el valor y muerte de los generales León, de Balderas, de Gelaty y de sus tropas, no impidieron la completa derrota, y los restos del ejército del Molino se replegaron al castillo de Chapultepec, guarnecido por los muchachos del colegio militar.
Los mexicanos, como sus padres los españoles, son incansables en la guerra. Los derrotan hoy, y al día siguiente aparecen luchando otra vez como si nada les hubiese sucedido.
Manuel Payno
Allí sucumbieron el general Xicoténcatl con su batallón y similares muestras de valor se sucedieron por todas partes de la ciudad en la que hubiese norteamericanos.
Manuel lideraba a quinientos caballos y Valentín a otros tantos hombres, cuando una bala de cañón cayó cerca y partió en dos a Valentín, Manuel bajó del caballo en auxilio de su amigo que no volvió a abrir los ojos.
Bolao fue testigo de todo esto pues había salido a explorar, volvió a la quinta y enteró a Teresa.
Algunas horas después se firmó la paz seguido de un hurra de las tropas invasoras y un rugido de venganza del pueblo.
La población civil que se rehusaba a aceptar la humillación, atacaba al enemigo con lo que tuviera a mano, auxiliados por la guardia nacional y algunos rezagados del ejército, empezaron a hacer una guerra de guerrillas urbana.
De nuevo Bolao salió a explorar y se cruzó con Rugiero, le preguntó por Arturo y Celeste a lo que replicó “Esos dos están en mejor lugar que el infeliz de D. Pedro, pero ya habrá tiempo de hablar de eso, mientras tanto saque a Teresa de la quinta que allí corre grave peligro”
Batalla de Molino del Rey
La huida
Bolao urgió a Teresa a salir de la quinta, debido a que los nacionales habían roto el armisticio y las tropas norteamericanas iban a saquear y hacer gran cantidad de desmanes en toda la ciudad so pretexto de ello.
La bella prometida de Manuel no replicó y tomó algunas cosas, subió al carruaje que tenía listo Benito, el antiguo cochero de Aurora y dejaron encomendado el hermoso castillo de las alegres veladas al cuidado del fiel y esforzado Martín que ya no temía al diablo.
Las escaramuzas se extendieron por la capital pero Bolao y Teresa habían logrado evitar cualquier conflicto, estaban cerca de la casa de Florinda cuando un grupo de la contraguerrilla los asaltó (la contraguerrilla eran hombres que aceptando el pago norteamericano, cazaban y ejecutaban a cuantos espías y guerrilleros nacionales pudieran).
Un maleante tomó a Teresa listo para robársela y aunque le hubiera sido muy fácil a Bolao matarlo eso los condenaría a todos, así que les ofreció dinero con tal de dejarlos ir, estaban a punto de dispararle cuando la guerrilla de Culebrita apareció y atacaron a los traidores (¡eso!).
Teresa aprovechó para desembarazarse del cadáver del hombre que la quería robar y corrió hacia a la casa de Florinda sin que Bolao la pudiera alcanzar.
Entonces uno de los mercenarios norteamericanos, un gigante de barba roja y feroces ojos azules se apoderó de ella, le arrancó su relicario de diamantes con el retrato de Manuel, le desgarró las orejas para apoderarse de sus pendientes y concluyó por cogerla en brazos como si fuese una niña.
Los esfuerzos desesperados y los gritos de Teresa eran inútiles. Al doblar una esquina, el gigante monstruoso cayó como una masa pesada y Teresa encima de él. Una bala disparada desde un balcón le había destrozado el cerebro.
Teresa se levantó y siguió corriendo hasta la casa de Florinda, subió la escalera, con los ojos llenos de terror, sin aliento y casi desnuda. El portón estaba abierto y los gritos dolorosos de Florinda, Elena y Margarita se escuchaban hasta la calle, Elena acababa de recibir la última carta de Joaquín, Luis estaba moribundo y Manuel, herido y conteniendo la sangre con sus manos había logrado llegar a la casa y caer en el lecho de Florinda.
Teresa recorrió sin hablar a nadie las recámaras hasta que fué a caer sobre el cuerpo exánime de Manuel.
Esto ocurría del 13 al 14 de septiembre de 1847
Velada sangrienta
Cuando el parque se terminó y el mando supremo había huido (Santa Anna se fué a Puebla), la ciudad se rindió y las tropas de línea norteamericanas restablecieron el orden, labor en la que el ayuntamiento ayudó mucho, pero los voluntarios del norte (léase mercenarios) eran incorregibles, estaban derramados por las afueras de la capital y asaltaban ranchos, casas y calzadas.
La media noche del 16 de septiembre de 1847 un grupo de quince o veinte salvajes tomaron por objetivo la apacible quinta de Teresa y Manuel.
Martín, dos mozos y cuatro ordenanzas a los que les faltaba bien un brazo, un ojo o una pierna hicieron una heroica defensa y mataron a varios de los temibles invasores, pero fueron vencidos.
Al amanecer, los enemigos que habían robado y saqueado el otrora elegantisimo y refinado castillo se retiraban por órdenes del afamado capitán Mein-Reid.
El círculo se cierra [comentario]
Así termina el libro, con el saqueo del hogar de los enamorados y de sus amigos.
Con la muerte de la mayoría de los guerreros y un oscuro futuro para las doncellas.
No te culpo si también estás roto por dentro jaja.
De todos los personajes, me parece que el final de Arturo es el más completo.
En el capítulo I Arturo ofreció su alma a cambio de tener éxito en el amor. Y muchas mujeres lo amaron de diferentes formas, Aurora, Teresa, Celeste, Apolonia.
Despues de grandes aventuras y desengaños, después de haber viajado, peleado y disfrutado del amor, es llevado a las sombras por Rugiero, el diablo, acompañado por Celeste, la imagen de una santa.
Así se cierra el cíclo que dió inicio a todos los eventos narrados en el libro, así termina ‘El fistol del diablo’.
Perooooooo, aún nos falta el epílogo, la próxima y última entrada dedicada a esta historia va a tratar de eso y será publicada el 30 de mayo, ¡Hasta más ver!.
‘Esos dos están en un mejor lugar que D. Pedro’ – Rugiero
Esta es la sexta entrada de una serie de resúmenes y comentarios sobre El fistol del Diablo de Manuel Payno, puedes encontrar el resumen general del libro en la entrada: Resumen y comentarios finales de El fistol del diablo
En la entrada anterior Manuel y Aurora se vuelven a encontrar en una quinta de San Jacinto, previamente Arturo y Josesito habían formado una alianza contra D. Pedro. Juntos se entrevistaron con Florinda que los enteró del destino de Aurora y decidieron robarsela. La noche en la que habrían de hacerlo Arturo encontró a Celeste y ya no se pudo separar de ella.
Nuevas maniobras (capítulos XXXI a XL) [Spoilers]
Después de todo el episodio del reencuentro de los amantes, la familia ahora ampliada con Josesito, Celestina, Florinda, Luis y sus hijos se reunió en la quinta de San Jacinto.
Allí, Arturo llevó aparte a Celeste y le volvió a hablar de amores, pero ella se había enterado de su proyecto de robarse a Aurora, y lo rechazó de plano más resuelta que nunca.
—¿ Y por qué no puedes ser mi esposa?— le preguntó Arturo entusiasmado.—Porque hay otra mujer que padece por tí, que ha preferido el encierro de un convento á vivir rica y sola en el mundo si tú le faltabas;
Celeste
Estaba por insistir cuando lo llamaron para hablar de asuntos importantes en un concilio de todos los varones.
El concilio de la quinta
Allí, Luis notificó que fué a visitar a D. Pedro para arreglar los asuntos financieros de todos sus amigos. Pero el viejo había actuado con tal habilidad que estaba completamente libre de cualquier acusación.
Con libranzas falsas desconoció el robo de las joyas de Arturo, con papeles firmados por Celestina la planeaba desalojar de la casa que le habían logrado arrebatar Arturo y Josesito y con el testamento de la madre de Aurora invalidaba toda indicación anterior a su muerte dejándola prácticamente en la calle, sin mencionar que ahora con Teresa ‘muerta’ disponía de su cuantioso caudal.
Los ánimos estaban por los suelos, los héroes no encontraban manera de sortear la tormenta que se avecinaba.
En eso estaban, cuando (adivinaste) llegó Rugiero, con una buena explicación justificó su presencia y confirmó las palabras de Luis, entonces de nuevo les propuso guiarlos, luego de que Arturo comprometiese su alma (again) en la empresa.
A todo esto, Manuel había sacado el cofrecito con las joyas de Arturo que Blas Contreras le había devuelto (recordemos que lo robó a Florinda y que ayudó a Manuel en su batalla contra el administrador de Teresa, véase la entrada 5).
Arturo aún tenía pendiente el asunto del fistol de Rugiero y lo mencionó, pero éste, en vez de aceptarlo, recomendó darlo a Aurora pues había sido su última dueña, resuelto el asunto, el visitante se despidió y todos durmieron un poco pues ya era muy tarde.
Lol (no digan malas palabras niños)
Diligencias contra D. Pedro
Al día siguiente Teresa les invitó a desayunar y le entregó una carta a Arturo en la que el padre Anastasio le notificó de la resolución de Celeste para entrar a las hermanas de la Caridad.
Arturo estrujó el papel, visiblemente enojado pues la chica lo había mandado al gorro otra vez, Florinda le recomendó decidirse y le entregó otra carta enviada por Aurora.
Se apartó para leerla, en ella Aurora le confirmó su amor de puño y letra (ohhhhh), le habló del primer baile, de su fingida indiferencia, de la vez en la que hablaron de su duelo con Manuel y de que siempre lo amó, aún cuando había caído en desgracia, le agradeció por no haber hecho una locura la noche de la cita y finalmente le pidió valor y diligencia para salvarla de D. Pedro, y el severo padre Martín.
Arturo de mi corazón: Hace muchos años que pensaba en un imposible, y hoy la realidad me llena de placer y de dicha: tú me comprenderás. Desde que vinistes de Europa y te vi por la primera vez, te amé; […] Adiós, Arturo; ámame mucho, porque de veras no encontrarás mujer en el mundo que te quiera como yo. Escríbeme por conducto de Florinda y no ceses de trabajar hasta que logres sacarme de este encierro. Te envía su alma y su corazón,— Tu Aurora
Carta de Aurora (:o)
Decidido por fin sobre sus amores volvió a donde Manuel y Teresa y acordaron ir a ver a D. Pedro en persona y resolver de una vez sus asuntos.
Arturo y Josesito se presentaron primero, lo increparon de sus respectivos asuntos y lo pusieron incómodo, el papel de Josesito era dar una fuerte cólera al tutor lo cual no le cayó nada mal, después Arturo y Manuel le pidieron sus papeles, las cosas se empezaron a poner tan mal para D. Pedro que iba a llamar a sus criados y a la policía cuando la voz de Teresa lo detuvo y le recomendó entregar los documentos o Manuel lo mataría.
Sus palabras y presencia tuvieron por todo efecto conducir al desvanecimiento del tutor. Josesito aprovechó la confusión para robar los papeles que Rugiero había sugerido y escapó disimuladamente.
La venganza de D. Pedro
Ya repuesto de la impresión de ver a la resucitada Teresa, D. Pedro consideró librarse de tantos problemas y dejar en paz todo el asunto, devolver las cosas que debía, dejarle sus posesiones a las bellas y vivir lo que le restaba de vida con su propia fortuna que no era pequeña.
Pero desechó de inmediato la posibilidad, la codicia y la lujuria lo tenían completamente cegado.
Entonces se dispuso a acelerar sus gestiones para desalojar a Celestina, incautar los bienes de Aurora y hacer totalmente improcedentes los reclamos de Luis ante las autoridades.
Y la situación política de la república se prestaba muy bien para lograr sus fines.
Clases de historia
Todo el mundo sabe que el virreinato de la Nueva España ocupaba una extensión territorial del doble del tamaño del actual México, después de la independencia salvo algunos ajustes con los vecinos del norte las fronteras quedaron más o menos igual.
El accidentado primer siglo de historia nacional se portó particularmente mal con el país.
En 1836 Texas se independizó, con apoyo norteamericano por cierto, este hecho hizo evidente la agenda expansionista de el país vecino, que ya para 1846 estaba en guerra abierta, por acá llamamos a ese evento ‘La intervención estadounidense’, todo indica que estos capítulos tuvieron lugar este año.
Escribo eso por que el narrador nos cuenta que el gobierno había instaurado una guardia nacional, al mismo tiempo que los ciudadanos organizaron otra.
Así que tenemos por un lado a una guardia nacional de ‘los puros’, compuesta por soldados, criados, vagabundos, y personas de los estratos más marginados de la sociedad.
Y por otro lado tenemos a ‘los polkos’: jóvenes de familias adineradas, artesanos y profesionistas que compraron sus propias armas, parque y demás bastimentos, dato random es que estos grupos se odiaban a muerte.
El ejecutivo impulsaba por aquél entonces políticas fuertemente anticlericales lo que le había hecho ganar el odio de las autoridades eclesiásticas y de bastantes sectores de la población ( y aún no aparecía don Beni en escena XD).
Como el genio táctico que era, D. Pedro decidió aprovecharse de los bandos enfrentados para frustrar los planes de sus enemigos que ahora tenían los papeles de su escritorio.
Fué a ver al hombre de fierro que estaba en el poder para prestarle algún dinero y poder armar a su guardia nacional y así incitarlo para mandar a Veracruz o disolver definitivamente a la guardia nacional ciudadana, también le advirtió de una conjuración que se estaba gestando contra él para que tomara cartas en el asunto (cosa cierta dicho sea de paso, todo indica que el alto personaje es Valentín Gómez Farías).
Previamente se había reunido con unos líderes de la iglesia que deseaban derrocar al régimen, concertaron sus métodos: facilitar fondos y recursos y de ellos lo previno (el viejo jugaba a dos frentes).
Con todo eso, la agitación política aumentó y los bandos enfrentados del gobierno con sus puros y la guardia nacional ciudadana partidarios de la iglesia estaban listos para iniciar una guerra civil.
Un día u otro debe producirse un conflicto en la capital entre la canalla que ha armado el gobierno y la guardia nacional […] Yo trato de calmar los ánimos y de conservar la disciplina y el orden, pero llegará el día en que ya no sea posible. Figúrense ustedes que trata nada menos que de hacer marchar á Veracruz los batallones, ó desarmarlos. No marcharán, porque todas esas gentes tienen familias y se han alistado para prestar solamente el servicio de la ciudad, y que la tropa de línea pueda marchar á donde convenga. Si intenta desarmarlos, no se dejarán y se defenderán á balazos.
Editor de un periódico capitalino
Se inauguran las veladas en la quinta (capítulos XLI a XLVII) [Spoilers]
Al día siguiente del robo de los papeles, se juntaron todos los amigos en la quinta para abrirlos, los empezaron a revisar, la mayoría de los cuales eran cartas subidas de tono (antes no había packs XD) y papeles sin importancia.
Consejo de familia
Luis advirtió que con la guerra ya en territorio nacional el gobierno que estaba quebrado no habría de hacer nada a favor de ellos y que ellos mismos tendrían que tomar acción para llevar a buen fin sus propósitos.
Sin más que añadir al tema discutieron un poco sobre su siguiente movida, Luis haría más gestiones y mientras tanto se disculpaba por que había comprado la quinta a nombre de Teresa y había contratado a carpinteros y albañiles para repararla.
Con el beneplácito de todos y las felicitaciones de Manuel y Teresa, el capitán cerraría el trato.
Aprovechando el buen humor, Josesito sugirió la instauración de unas veladas en la quinta, como joven de mundo Arturo habría de dirigir las remodelaciones y Josesito hacer las gestiones para el matrimonio de Manuel y Teresa que había sido repetidas veces frustrado.
Les quedó muy bonita, con lo último en moda europea, un jardín con muchos cactus y árboles del país y en cuya entrada había unos bancos hechos con piedras de templos y edificios aztecas (sospecho el INAH no existía XD, de hecho dato random, cuando los norteamericanos capturaron la capital algunos soldados usaron la piedra del sol como tiro al blanco (por eso no tiene nariz XD)).
Velada primera
A la primera de las veladas sugeridas por Josesito se presentaron todos los amigos, Luis mencionó que con la ayuda de jueces honestos y valientes había logrado revocar los poderes de D. Pedro sobre los bienes de Teresa, los asistentes celebraron el feliz desenlace de su ahora abogado de cabecera (lol), quedando pendiente de resolverse el robo al padre de Arturo, el desalojamiento de Celestina y el encarcelamiento de Aurora.
En medio de la fiesta, Josesito aprovechó para advertirles a sus amigos del inminente pronunciamiento que habría de derrocar al gobierno.
Todos creyeron que no era más que una de sus típicas exageraciones, y que no dirigía el movimiento como había dicho, sobre todo porque ni Manuel ni Valentin, miembros de alto rango del ejército, ni Arturo miembro de la guardia nacional ciudadana (los polkos) habían tenido noticia de nada.
Reunión social en una quinta del periodo
La reunión de los Martínes (lol)
Mientras tanto Martín, el criado de Manuel, le pidió permiso para ir a confesarse, el capitán enterado de lo poco religioso que se había mostrado su viejo subalterno se mostró interesado en saber los motivos de su repentina conversión.
Martín le dijo que tenía miedo, no a las balas, los machetes ni a la guerra. Le temía al diablo, y para él Rugiero era el mismo Lucifer, sabía que dentro de poco habría de entrar en combate, bien en la guerra civil, bien contra los norteamericanos o bien contra algún salteador, así que deseaba estar en paz con Dios y afrontar su muerte con la conciencia limpia.
Manuel accedió y al poco tiempo el viejo soldado estaba en la iglesia del doctor Martín (el hombre severo y anticuado que había ayudado a mantener a Aurora prisionera en el convento), que al principio no lo quiso confesar por que tenía cosas que hacer, Martín aceptó la negativa replicando que si su alma se perdía sería culpa del clérigo, lo que pareció ablandar un poco al severo capellán que entonces accedió.
En su confesión Martín admitió que había robado, asesinado, estado con mujeres y escuchado cosas que no debía.
El doctor le pidió explicar con detalle todo esto, Martín robaba comida para su capitán cuando estaban en campaña y el gobierno no les pagaba, había matado a un sinnúmero de personas en combate, ya fueran del bando enemigo o salteadores, gustaba de las mujeres como cualquier hombre y había escuchado a Rugiero hablar de que entre el Doctor y D. Pedro le habían robado a todos.
El doctor se dió cuenta de que había sido manipulado y se decidió a ayudar en cuanto pudiera a los amos del soldado Martín.
—¡Miserable naturaleza humana!— dijo recio el padre Martín.— Ha sido menester que este soldado rústico, encenagado en los vicios carnales, acostumbrado á la sangre y los horrores de la guerra, haya venido á quitarme la espesa venda que tenían mis ojos.
El doctor Martín
En otro lado de la ciudad estaban Josesito y Arturo conversando de las indecisiones de este entre sus dos enamoradas cuando vieron unos sacramentos notablemente fastuosos, con música, desfile militar y una gran procesión.
El fin de D. Pedro
Los jóvenes siguieron el cortejo que se detuvo en la casa de D. Pedro, allí se enteraron que estaba agonizando y que sus muchas relaciones habían organizado ese evento para ayudarlo a bien morir.
Entonces se les ocurrió que en la noche se colarían en su habitación para ver si esta vez podían obtener documentos más útiles a sus propósitos. Llegó la noche y las criadas los dejaron pasar sin problemas pues desde que llevaron a Teresa a la casa se habían vuelto sus amigos.
Se acomodaron en la habitación secreta en la que la niña se había ocultado la vez anterior y esperaron a que todos durmieran para buscar los papeles.
Había dos padres que lo habían confesado, uno de ellos sospechaba que la conciencia de D. Pedro no estaba limpia y le pidió confesar lo que ocultaba, al negarse, el padre lo quizo obligar contándole de los tormentos del infierno pero una voz sobrenatural lo negaba todo, era Rugiero que escondido en el cortinaje de una ventana negaba todo lo que los hombres decían cuando se alejaban.
Animado por la seguridad de su consejero el tutor de Teresa se negó a confesar nada, convencido de que se repondría y disfrutaría de su dinero y los corazones de las bellas Teresa, Aurora y Celestina.
Al día siguiente el doctor Martín junto al médico de D. Pedro, estaba a la puerta del enfermo, se cruzaron con los padres que les impusieron brevemente sobre lo sucedido y decidió ir a verlo acaso podría salvar su alma.
El padre se encontró que el viejo seguía convencido de que se repondría, que los padres mentían y que no devolvería nada.
El padre Martín incluso le pidió recapacitar por su amistad, ya que su nombre estaba de por medio porque le había jurado a la madre de Aurora el cuidarla, pero se negó.
Entonces respondió lleno de ira y con voz de profeta: “—¡ Miserable gusano, pues que no quieres entrar en el reino de Dios por un puñado de oro que no te puedes llevar á la otra vida, yo te maldigo en nombre de Dios omnipotente, Señor del cielo y de la tierra! ¡Desañas su poder y desprecias su misericordia, pues muere, reprobo miserable, y húndete en lo más profundo de los infiernos!”
Todo esto lo estaban viendo los jóvenes ocultos, llenos de pavor y asombro.
Velada segunda
En la siguiente velada Arturo y Josesito relataron lo que vieron en casa de D. Pedro, todos estuvieron de acuerdo en que aunque anticuado e intratable, el padre Martín era la honradez en persona y que si el tutor vivía o no, no importaba, pues ya tenían lo más importante.
Teresa aprovechó para relatar una historia ambientada en España, un soldado buen mozo enamoró a la hija de unos pobres campesinos, recibió órdenes del ejército de ir a otro destino y la abandonó estando ella embarazada.
Valentín no pudo más y confesó que esa era su historia con Mariana y que Teresa por algo la había relatado.
Resulta que en efecto la había dejado con una niña y la lavandera tuvo que alejarse de ella para que tuviese un mejor porvenir, Valentín se la encargó a una elegante viuda dueña de una tienda llamada “El sol mexicano” (así es, la que se quemó, véase entrada 3).
El coronel aceptó que aún quería a Mariana, que se casaría con ella y que juntos buscarían a su hija.
Teresa ya había hablado de eso con la amable lavandera y dedujeron que Carmela, la hija adoptiva de Aurora era la niña extraviada. Todos estaban contentos y con el padre Anastasio presente decidieron casarse de inmediato, Teresa y Manuel fueron los padrinos.
—¡Qué diablos!— gritó Valentín,—¿ por qué no he de confesar delante de mis amigos que te quiero como el primer día que te vi? Ven acá, mujer, no tienes de qué avergonzarte has sido honrada y buena, y sobre todo una heroica madre, pronta á sacrificarse por su hija; ven acá, que tengo orgullo en abrazarte. Valentín abrazó estrechamente á Mariana, la que no pudo contenerse y quiso ahogarlo entre sus brazos.
Valentín y Mariana :o
En eso llegó Bolao y después de reportar los resultados de sus diligencias confesó que amaba a Carmela y quería pedir su mano a Florinda y a Teresa, los amigos lo enteraron de las últimas noticias y pudo pedir formalmente la mano de la niña (rayos, estoy seguro de que no tenía ni 15 años :s).
El último dato importante de la velada es que la guerra civil estaba a nada de comenzar y que solo terminaría cuando los norteamericanos conquistaran la capital, cerca de San Luis iba a tener lugar la Batalla de Buena Vista entre Santa Anna y el general Taylor, de todo eso se infiere que corrian los primeros meses de 1847.
La rebelión de los polkos (capítulos XLVIII a L) [Spoilers]
La escena se mueve a un cuartel de la guardia nacional en la que se estaba deliberando si obedecerían la orden de vicepresidente Gómez Farías de dirigirse a Veracruz o entregar las armas, unos deseaban pronunciarse y otros que la guardia se disolviese, en esa discusión algunos incluso habían llegado a las injurias y poco faltaba para que llevaran la mano a las espadas.
En eso llegó Josesito con una carta del coronel al mando de la guardia, en la que se declaraba el inicio del pronunciamiento, el congreso autorizaba la revolución y el clero las sostenía con su influjo y su dinero, el partido moderado los dirigía.
La revolución había comenzado.
Lo que no sabía Josesito, ni el coronel, ni la guardia nacional, era que habían sido traicionados y engañados por los mayordomos de los conventos para lanzarse a la refriega y así desestabilizar al gobierno por que de esa manera dejarían de molestarlos (véase La rebelión de los Polkos).
Soldados nacionales del periodo (se puede ver a un lancero, infanterías regulares y un par de guerrilleros)
La defensa del convento de la Concepción
Arturo fué asignado a la defensa del convento de la Concepción como comandante de un regimiento de los pronunciados, ¿recuerdan que es el mismo convento en el que Aurora estaba recluida?.
Su trabajo era mantener al convento seguro, que ahora estaba convertido en fuerte (recordemos que el gobierno era anticlerical en aquél entonces).
Ejecutó su labor con sofisticación y eficiencia, trataba a las reclusas con tal elegancia y decoro que rápidamente se empezaron a tratar con una respetuosa familiaridad, eso le permitió habitar una de las celdas con muebles y cocina que una criada se prestó a servir, está de más decir que el comandante buscaba la menor oportunidad para encontrarse con la bella Aurora.
Se cruzaron una o dos veces pero como no podían hablarse mucho, sólo intercambiaban miradas “más ardientes que los cañonazos y tiros de fusil que se disparaban durante el día en esta singular guerra”.
Un día se lanzó a explorar el convento con pretexto del servicio, notificando a la superiora para evitar motivo de alarma.
Se la pasó explorando hasta que anocheció y Arturo estaba perdido en los patios exteriores, los mismos que Aurora habría de cruzar la noche en que se la iba a robar, el comandante agradeció el tener frustrados sus planes y ahora poder casarse con la casta Aurora con todas las de la ley.
Lo que no lo quitaba de estar en un aprieto pues no tenía forma de volver al convento, no sabía qué hacer. Estaba en esas cavilaciones cuando una gentil mano lo guió por el laberinto hasta llevarlo a una de las entradas laterales del edificio.
¡La casta Aurora!.
¡Ahora sí que triunfe el amoooor! (:3)
Ella lo había guiado pues desde la noche del ‘robo’ se había familiarizado con esa parte del fuerte, pidió disculpas por su atrevimiento, y tuteándolo (omg!!!) le pidió que la dejara ir, pero Arturo la tranquilizó, dando gracias a la revolución porque por su causa ahora estaban juntos.
Aurora insistió en irse para evitar el escándalo pero Arturo respondió que antes de que se marchara debía decirle cuánto la amaba, sobre todo considerando que al día siguiente podría morir en batalla.
Aurora lo interrumpió y le dijo: “—Quiero hacerme siempre la ilusión de que me amas, y en lo que no cabe duda es que tú estás aquí, aquí hace años, sin que nadie te pueda sacar.”, mientras decía esto llevó la mano de Arturo a su corazón (oie kha?).
Y se hicieron la promesa de que tan pronto terminase la revolución, Arturo la pondría en libertad, se casarían y vivirían felices por siempre, entonces, Aurora tomó en sus manos el rostro de Arturo y lo besó (asasdasdkasdjk¡¡¡¡¡).
—Tú que eres el jefe de este convento, y que lo defenderás como un paladín de los tiempos antiguos, tendrás bastante influjo para libertar á tu dama; pues bien, la pones en libertad y negocio concluido; es toda tuya con alma y vida. Te casas con ella, la llevas á tu casa, á la quinta de esa querida Teresa á quien amo tanto después de tí, á Francia, á España, donde quieras… tu princesa te seguirá, pobre ó rico, por todo el orbe. En compensación, sólo exige que la quieras á ella solamente, á tu princesa, á ella solamente. Tú sabes mejor que yo lo que tienes que hacer. Toma, toma, es el sello de nuestro amor, la alma de tu Aurora que pasa á la tuya.
Aurora la enamorada (ayñ)
Nuevos encuentros inesperados
A la mañana siguiente Arturo estaba obnubilado por lo sucedido en la noche y se palpaba para comprobar que no lo había soñado, en eso llegó Josesito ofreciéndose para la batalla, había tenido una fuerte discusión con el coronel y ahora lo quería fusilar, en eso llegaron unos soldados confirmando la historia y pidiendo llevarse a su amigo, Arturo les dijo que él lo tendría bajo arresto y que en caso de portarse mal, él mismo lo fusilaría.
Ya más tranquilos un hombre con una gran mancha negra en la cara le pidió permiso de poner una cantina, lo cierto es que en esa guerra civil había algunos balazos, algún tiro de cañón y muchas injurias, pero por lo demás los mercados, comerciantes y las población en general llevaban una vida más o menos normal, eran como una gran familia que había convertido la guerra en una fiesta.
En la cantina del hombre con la mancha en la cara, Arturo lo llamó para verlo mejor y grande fué su sorpresa al reconocerlo como el tendero filósofo de Jaumabe, y este le contó sus peripecias, omitiendo convenientemente el episodio con Celeste.
El ambiente era festivo pero tuvieron que recomponerse rápidamente cuando un contingente se acercaba.
El capitán del contingente le entregó el batallón a Arturo y le advirtió que en pocas horas serían atacados por las tropas del gobierno y que tenían la orden de luchar hasta el último hombre, si el enemigo habría de triunfar, lo haría sobre ruinas y cadáveres.
Relatos de tiempos pasados
Tan pronto se marchó el capitán y su guardia, la algarabía volvió y los hombres, incluidos los refuerzos, empezaron a comer y chanzar.
A Josesito se le ocurrió pedir relatos de arrojo y amor a los presentes. Él como siempre, contó de la vez en que cincuenta bandidos le intentaron robar a Celestina y que él solo los habría puesto en fuga de no haber fallado sus pistolas y haber sido atacado a traición.
Un músico llamado ‘Miguelito’ contó de la vez en que con unos amigos asaltó un carruaje con las niñas a las que por aquél entonces daba clases y que les hizo cosas malas, seguido de risas generalizadas, salvo de los que conocían a las ofendidas (véanse las novelas de Rugiero sobre Elena y Margarita).
Cuando Miguelito fué a fumar en la parte posterior un hombre curtido y de andar resuelto lo golpeó de tal modo que quedó inconsciente y no se volvió a levantar.
Afrentas de honor
Mientras tanto, los soldados le pidieron a un viejo de cierto porte que relatara algo de su juventud, este les habló de una bella dama que era como la Aurora de la mañana, que la visitaba de noche en su balcón y que la última vez que se vieron, disfrutó del amor y la delicadeza de la sin par señorita (despreciable gusano¡¡¡¡).
Arturo que cuando empezó a escuchar el relato se puso visiblemente ansioso ahora estaba lívido de ira, se acercó al hombre y con el dorso de la mano le pegó una bofetada que lo dejó en el suelo y escupiendo sangre (bien ahí¡¡¡).
El hombre que atacó a Miguelito, junto a Josesito y otros caballeros aplaudieron la resolución del comandante.
Arturo se miró la mano ensangrentada y ante los reclamos de otros hombres aceptó que había hecho mal, lo que hacía falta era un duelo, un duelo a muerte.
Estaba a punto de verificarse ahí mismo cuando llegó el coronel con su regimiento, le confirmó su permiso para usar a Josesito, que defendiera el fuerte de las tropas que llegarían en breve y que dispusiera de sus hombres.
Arturo aceptó gustoso, en esos momentos no veía más que sangre y en su desesperación pensaba que lo mejor que podía acaecerle era recibir una bala en la cabeza o el corazón.
—Como usted mande, mi general,— respondió Arturo disimulando cuanto pudo el estado de trastorno de su espíritu,— y si usted gusta, me pondré á la cabeza de la fuerza y seré el primero en asaltar…
Arturo el del corazón roto
De revoluciones y balazos [Comentario]
Si bien ya se habían mencionado algunos eventos históricos en capítulos anteriores, es la primera vez que podemos identificar con certeza a los sucesos y personajes que rodean a la narración.
No solo eso, también tenemos noticia de algunos los lugares exactos en donde estos sucedieron, vale la pena aclarar que desde el capítulo uno se hacía mención de el teatro nacional (no lo encontré en google XD), de Chapultepec, de la calle de plateros (hoy la calle Francisco I. Madero) y muchas otras locaciones que los capitalinos deben conocer de primera mano incluso al día de hoy.
Está realmente interesante el hecho de que vemos cómo se gesta (según el autor) uno de los capítulos menos conocidos del periodo: ‘La rebelión de los Polkos’, pese a que, se les tiene por traidores, Manuel Payno logra explicar un poco de sus motivaciones y trabajos.
Dato random es que probablemente él mismo fuera uno de los acomodados jóvenes que componían a la guardia nacional, o al menos amigo muy cercano de muchos de ellos.
El romance también se puso intenso, el beso de Aurora y los insultos de D. Francisco llevaron a nuevos niveles la ‘curva de los clímax narrativos’, ese episodio en particular muestra mucho de las costumbres de la época (haha), es decir, si una morra (así les decimos muy coloquialmente a las señoritas) te rompe el corazón no te queda de otra que aguantarte y buscar por otro lado, en aquél entonces te tenías que batir en duelo con el enemigo y luego hacerte matar en una guerra random (idea que tiene cierto atractivo, no lo voy a negar).
Bueno, pues nada, está muy bien que ya no tengamos que agarrarnos a balazos y que las mujeres puedan expresar sus afectos sin ser consideradas ‘de la calle’. La próxima entrada será publicada el 16 de mayo.
Esta es la quinta entrada de una serie de resúmenes y comentarios sobre El fistol del Diablo de Manuel Payno, puedes encontrar el resumen general del libro en la entrada: Resumen y comentarios finales de El fistol del diablo
En la entrada anterior encontramos que Teresa y Manuel iban a casarse, por algún motivo el capitán desapareció como si se lo hubiera tragado la tierra, todos estaban desesperados por encontrarlo, la tristeza de la novia se volvió tan intensa que la casta y amante mujer no tuvo más fuerzas para sujetarse a la vida y murió, en esta entrada hablaremos del destino de Manuel y sus trabajos después de lo sucedido.
Las cuitas de Manuel (capítulos XIX y XX) [Spoilers]
Cuando el capitán salía a todo galope de la hacienda de Teresa acompañado de José (un empleado de confianza), fue emboscado por unos bandidos que revelaron ser esbirros del administrador de la hacienda (la forma de hacerlo estuvo interesante, literal los ‘lazaron’ en pleno galope como a las vaquitas en los eventos de charrería :o ).
Les cubrieron los ojos con una venda y fuertemente maniatados los llevaron por senderos lejos del camino principal.
El cautiverio
Habían avanzado algún trecho y Manuel ya no sabía dónde estaba, hicieron un alto y dominado por la ira empezó a amenazar a sus captores, pidiendo que si se le iba a asesinar se hiciese de inmediato, un ranchero se acercó y le dijo algunas cosas con tono de burla, Manuél alcanzó a darle un golpe en el pecho y los rancheros retrocedieron ante su resolución, el hombre que se burlaba continuó aparentando su buen humor y aún cerca de Manuel le susurró “Mi capitán, mucho cuidado porque lo quieren matar, pero aquí estoy yo, y soy agradecido”.
Pasaron varias jornadas, hasta que por fin se encontraron con el administrador, que entre mofas le recordó su amenaza de matarlo por su falta de respeto para con Teresa.
Ahora con las tornas en contra, Manuel concluyó que seguramente lo iban a matar en un lugar muy apartado y por eso la expedición que ya llevaba varios días. Se resolvió a mostrar todo el temple que le permitían sus fuerzas y esperar la oportunidad de escapar a su destino.
Cuando Martín, el criado de Manuel supo de la desaparición de su amo, sin decir nada a nadie ensilló el caballo más veloz y fuerte, cargó con doble bala sus pistolas y llenó de parque sus cartucheras y como si fuese a emprender la dilatada campaña de Texas se prometió no volver a presentarse ante la niña Teresa sin el capitán ya fuera vivo o muerto.
Con sobresalientes aptitudes detectivescas llegó a la conclusión de que su amo y José fueron lazados y secuestrados sin recibir daño alguno, luego siguió los rastros de la comitiva con tan buen instinto que a la media noche descubrió ‘la lumbrada’ que habían hecho para pasar la noche.
Un aliado inesperado
Al día siguiente y reanudado el viaje, Ojo-de-pájaro, el hombre que se había burlado antes, fué a verlo y le dijo : “Creo que mi capitán me conoce. Perfectamente: tu eres Blas Contreras, aquél soldado tan valiente del batallón de Toluca”.
Entonces Blas le enteró de la situación, de sus viajes y cómo se volvió mozo de cuadras de una señora muy bella llamada Da. Florinda (ya sabemos de ella). Y que a pesar de su buen trato decidió huir robándole un cofrecito lleno de joyas entre las que destacaba un fistol de proporciones nunca vistas (:o).
El administrador, llamado D. Jacinto se acercó y golpeó a Manuel para ‘bajarle los jumos’ después que éste le recriminara su cobarde proceder.
Al fin de cuentas, lo que deseaba era recuperar el control de la hacienda y para ello ofreció al capitán respetar su vida a cambio de que firmase un documento en el que se la cediera (como esposo de Teresa).
Manuel sabía que sin importar si firmaba o no D. Jacinto lo terminaría asesinando así que se negó rotundamente, el administrador le dió un día para que reconsiderara su decisión.
Batalla en el monte
Al anochecer, Blas se comprometió a ayudar al capitán, fraguaron un plan para huir, que ejecutarían cuando todos estuvieran dormidos, matarían a cuantos pudiesen y huirían al monte con los caballos.
Blas desató a Manuel y le dió un sable y dos pistolas, el conservó su tercerola y una maza improvisada de un tronco que había encontrado por una feliz casualidad.
Se acercaron sigilosamente y Blas, con su maza derribó al centinela y sin descansar un segundo empezó a repartir golpes a todos los hombres dormidos a su alcance. Un carbón brincó a la canana de un ranchero haciéndolo explotar (lol) y llenando el campamento de confusión, los salteadores empezaron a repartir tiros y puñaladas a todos lados sin saber realmente qué sucedía.
Manuel se acercó a D. Jacinto pero recibió de él un disparo a quemarropa.
En esto, una voz fuerte y como de trueno se escuchó:
¡Adelante, muchachos! ¡aquí está el tercero de caballería! ¡aquí está Martín! ¡por acá, mi capitán, por acá está el regimiento!.
Martín
Al escuchar esto los rancheros huyeron, unos en sus caballos, otros a pie. Y se dispersaron por las montañas y las barrancas.
Tercerola o carabina corta del siglo XVII
Las aventuras de Arturo (capítulos XXI y XXVIII) [Spoilers]
La escena se mueve a la capital, estaban unos jóvenes en un famoso café frecuentado por lo más granado de la ciudad recordando las aventuras del elegante Arturo, el valiente Manuel y las bellas mujeres dueñas de sus afectos.
La conversación tomó un tono oscuro al recordar la ruina de Arturo y su aprisionamiento en el pronunciamiento sin descontar la pérdida de sus padres.
Los jóvenes dejaron de hablar cuando vieron entrar a un elegante y curtido hombre que daba con el tipo de Arturo pero que tenían duda de que en verdad se tratara de él, resulta que sí, le rogaron que les contara sus aventuras y lances, le preguntaron por el capitán, por Teresa, y él confirmó las noticias que tenían.
La doncella había muerto, no se sabía nada de su amigo que probablemente había sido abatido por algunos bandidos y poco más.
Alianza de calaveras
Allí estaba escuchando un valiente joven, Josesito el empleadillo, que espero a Arturo a la salida del café, conversaron de la ocasión en la que se conocieron, la tertulia de la sin igual Aurora, de sus correrías con Rugiero, de sus relatos y las bellas señoritas que conocieron, Elena, Margarita, Apolonia, Florinda.
Con gran tristeza Arturo recordó sus aspiraciones de aquel entonces que con dinero, padres y prestigio podría incluso haber pedido la mano de la por siempre idolatrada Aurora, y que ahora pobre y sin amigos poco podría ofrecerle.
Josesito le enteró de su reclusión en el convento y de los muchos pretendientes que rechazó, a cambio de investigar más le pidió ayuda en una aventura que deseaba emprender.
Entonces se formó una alianza entre los dos calaveras.
Resulta que el valiente empleadillo no murió víctima del asalto durante su huida con Celestina (véase entrada 3), después de su casi milagrosa recuperación con no pocos cuidados de la misma Celestina, se enteró de que todo fué una manipulación de D. Pedro para lastimar a la muchacha, incluso le menciona que usó el fistol de Rugiero que D. Pedro tenía por aquél entonces después de defraudar al padre de Arturo.
Celestina ahora lo rechazaba, por que lo amaba realmente y no quería que le hicieran daño, pero Josesito se sentía engañado, temeroso y sin fondos.
Entonces le pedía consejo, a Arturo un hombre de mundo y de resolución, después de algunas preguntas y respuestas fraguaron un plan.
El destino de Aurora
Mientras se concretaban los detalles mecánicos del proyecto, nos enteramos de la vida de Aurora en el convento de la Concepción (atentos a esta ubicación para futuros acontecimientos), pacífica y sosegada, aún así sin desterrar de su mente la imagen querida del que amaba con todo su corazón (:o).
Su madre había muerto y D. Pedro persuadió al doctor Martín (el padre severo y anticuado de la entrada 4) de negarle las visitas y las cartas de modo que apenas tenía noticias del exterior, Florinda a cargo de Carmela recibía una pensión de los fondos de Aurora pero D. Pedro se encargó de negar cualquier otra petición de su testamento.
A veces tocaba el órgano en el templo y creyó ver a Arturo una o dos veces, después nos enteramos que el mismo Arturo sospechaba de esto al recordar lo bien que ejecutaba las más variadas piezas al piano de su familia.
Pues que decidido a saber más de ella y asesorado por Josesito fué a ver a Florinda, no sin antes ejecutar su plan.
Vista frontal del Convento de la Concepción
Victoria contra D. Pedro
Hicieron que Celestina, que de inmediato reconoció a Arturo como su amo pues era la criada de confianza de su madre, quedara de ver a D. Pedro en la casa que le había puesto. Allí el viejo administrador intentó forzar a Celestina a desistir de sus amores con José, pero en el acto aparecieron los jóvenes y Arturo lo obligó mediante la astucia y una sutil amenaza de violencia a firmarle los documentos que exoneraban a los dos amantes de cualquier acción legal.
El viejo se marchó lívido de cólera pensando en su siguiente jugada para vengarse por esa humillación.
Reunión de amigos
Josesito no dejaba de ponerse a las órdenes de Arturo y juraba ser su más leal ayudante, pero este solo deseaba saber más de Aurora.
Ya en casa de Florinda los dos amigos intercambiaron cumplidos y modestos flirteos (haha) aunque la bella viuda lo enteró de que se iba a casar con Luis, un abogado de gran honradez y futuro que siempre estuvo enamorado de ella (véanse las novelas de Rugiero).
Luego le preguntó si de verdad amaba a Aurora, él lo aceptó con vehemencia y aunque tal vez no tuviese oportunidad alguna quería hacer algo por verla, ella le notificó que Aurora lo amaba con igual intensidad si no es que más, le habló de su testamento y de las confidencias que le hizo al respecto, y le recomendó escribir una carta expresando sus sentimientos y que ella se la haría llegar.
Bien Florinda, confesaré a usted todo… amo, sí, y mucho a Aurora y deseo que usted me proporcione un desengaño pronto
Arturo
Arturo le escribió que regresando de sus viajes lo primero que hizo fué informarse de ella, que sabía que estaba enferma y le rogaba no profesar, que ella aún contaba con sus amigos y que lo contara a él entre ellos.
El destino de El fistol del diablo
Después de esto Florinda le preguntó por un cofrecito de joyas que Aurora le había entregado en su testamento, las gemas de su madre y el fistol de Rugiero, Florinda estaba apenada pero sabía que ya había visto las gemas en ocasiones pasadas y quería salir de la duda, el problema es que las habían robado, Arturo la tranquilizó asegurando que haría las gestiones con su prometido, que era amigo íntimo de Bolao para que no les faltara nada.
Algunos días después Arturo y Josesito en entrevista con Rugiero y Luis se enteraron de que D. Pedro movió los asuntos para desalojar a Celestina y mantener incomunicada a Aurora, su madre moribunda había firmado su testamento desheredándola por pérfida y rebelde.
Los jóvenes no sabían qué hacer y Rugiero sugirió que la robaran del convento.
Planearon todo, hicieron escaleras, sobornaron a los serenos, alquilaron carruajes y se hicieron de armas, Arturo logró hacerle llegar un recado para que fuera en la noche al patio y así pudieran sustraerla.
Y de nuevo, lo inesperado
Todo estaba preparado, la noche era lluviosa y Arturo estaba en camino al lugar donde se había citado con Josesito cuando se cruzó con el turco, el perro que lo acompañó en su cautiverio y correrías por los bosques del norte.
El noble animal lo guió hasta Celeste que yacía desmayada bajo el dintel de una puerta, conmovido por su situación le prometió jamás separarse de ella, en eso sonaron las doce y media, hora de su cita con Aurora.
Arturo deseaba correr a por ella pero Celeste se veía tan desvalida que decidió llevarla con Florinda, quien junto a Luis la recibió hospitalariamente pero con gran sorpresa.
Luego regresó al convento para no hallar ni a Josesito, ni a sus criados, solo había un carro con las escalas y el sombrero de su amigo, lo tomó y decidió ir a refugiarse a un Hotel.
El abrazo en Balvanera (capítulos XXIX y XXX) [Spoilers]
Solo encontró un mesón, allí convenció al mesonero de dejarle pasar la noche aunque era muy tarde y no se acostumbraba a hacerlo, de repente un grupo de rancheros armados y de aspecto peligroso tocaron la puerta, el hombre les pidió que se retiraran pues no tenía espacio, pero el capitán le sugirió preguntarle a Arturo si podían compartirlo, este accedió y cuando todos estaban dirigiéndose a sus catres jaló al hombre a su habitación, ¡era Manuel en persona!.
Después de un efusivo abrazo Arturo le relató las aventuras de su amada, que en realidad no murió (yeiiiiii), cuando estaba próxima a fallecer, una vieja indígena le dió unas pócimas que la salvaron, Arturo se encargó de regar el rumor de que había sucumbido a la enfermedad pues así D. Pedro no la seguiría incordiando, la alojó en una quinta que estaba por el rumbo de San Jacinto y le prometió llevarlo tan pronto amaneciera.
Al día siguiente Teresa y el capitán por fin se reencontraron, se relataron sus peripecias y se fundieron en un casto abrazo (ayñ, bueno tal vez el orden no fue exactamente así lol).
Sobre la sociedad mexicana [Comentario]
No sé ustedes pero la lectura de las confesiones de amor de Aurora y Arturo me dejaron todo cursi, en ese sentido el autor supo introducir muy bien el conflicto, porque aunque cursi y predecible no deja de sacarte un ‘Ayñ’ saber la desventura de ese par. Y no olvidemos a la romántica Teresa que desde sus cartas desde la Habana mostró una ternura inusitada (véase entrada 2).
D. Pedro sigue siendo uno de los antagonistas más antipáticos con los que me he topado. Es un viejito que aún se siente joven y se cree galán. Es bastante adinerado aún por sus propios medios pero no deja de codiciar más y más fortunas, en este sentido podría ser que el autor quería representar a un sector de la aristocracia mexicana más anticuado y mezquino.
Si pensamos en esa posibilidad, Arturo, Manuel, Teresa y Aurora serían la otra cara de la moneda, una clase alta devota, educada, respetuosa y caritativa para con los más desafortunados.
Lo mismo pasa con ese grupo con menos poder económico, vemos lo terribles que pueden ser los leperos como Culebrita (el líder de la banda que asaltó a D. Pedro, véase entrada 3) y al mismo tiempo la nobleza de Blas y Martín o la honradez de Celeste y Mariana.
Todos estos factores tendrán grandes implicaciones en el resto de la obra, pero oye, ¿Crees que estos mismos principios son aplicables a los tiempos actuales?.
La próxima entrada será publicada el ocho de mayo :).
En la entrevista que tuvieron Arturo, Manuel y Rugiero, y que por poco termina en tragedia, Rugiero decide relatar la historia del fistol y cómo es que desde épocas remotas había sido causante de inumerables desdichas a sus portadores.
La historia del fistol
Hace cientos de años un hombre de Abisinia estaba vagando cerca de unas pirámides en Egipto, entonces encontró entre la arena un enorme diamante y se lo llevó, un turco lo vió, lo siguió, lo mató y le robó el diamante, luego se dirigió a Bagdad donde gobernaba el poderoso Harún Al-Rashid (jueguen Civilization niñas y niños), y allí le vendió la gema.
El turco le había prometido darle la mitad del dinero al Cadí de la ciudad (una especie de juez civil/religioso), pero no lo hizo y este, informado por el califa en persona se convenció de la mala fe del turco, entonces movió sus influencias y logró que el Visir lo condenara a ser golpeado, perder el dinero y ser exiliado de la ciudad, al anochecer, mientras estaba afuera, unos chacales se lo comieron.
El califa mandó engastar el diamante en un turbante, y así de excéntrico como era (no olviden las mil y una noches), se fué a los arrabales a buscar diversión, encontró a unas mujeres hermosas y en el fragor de la conquista entraron unos hombres y le quitaron sus pertenencias, después lo sacaron y amenazaron con matarlo si no se iba.
A la mañana siguiente le dijo al visir que se encargara del asunto, a los cuatro días los hombres estaban empalados con las celosías de la casa en la que le robaron al califa y las mujeres fueron esclavizadas, el diamante se perdió en la trifulca.
Algún tiempo después lo encontró un filósofo griego llamado Euphatos, desconfiando del nuevo califa lo escondió y se lo llevó a Constantinopla, donde lo llamaban sus estudios.
En el camino cayó prisionero de una avanzada bizantina que lo llevó ante el emperador Nicéforo que en esos tiempos estaba de campaña contra los búlgaros, lleno de temor y bajo la acusación de ser un espía, el filósofo le ofreció el diamante con tal de salvar la vida, el emperador, conquistado por la gema, estaba dispuesto a darle grandes riquezas a cambio, pero este le solicitó únicamente su libertad.
Nicéforo engastó el diamante en una espada y Euphatos fué a ver a Crunno rey de los búlgaros, le dió toda la información necesaria para tenderle una emboscada, Crunno venció a Nicéforo y al final engastó en plata el cráneo del emperador para usarlo como copa.
Euphatos se retiró a una casita del campo con los regalos del rey y no se supo más de él.
Durante el asalto al campamento del emperador, un maniqueo robó la espada, le quitó el diamante y la mostró a la camarilla de Nicéforo, los ocho hombres que la componían codiciaron el diamante pero fingiendo respetar el recuerdo del emperador estuvieron de acuerdo en entregársela en una cajita a un joyero armenio diciéndole que eran las muelas de Nicéforo que lograron rescatar del platero de Crunno.
Pues que todos se querían matar para quedarse con la joya, el armenio y el maniqueo conspiraron para poner veneno en el vino de un banquete que prepararon, pero cuando el joyero se distrajo el maniqueo envenenó su copa y previamente el armenio había hecho lo mismo.
Los dos escaparon de la fiesta pues el vino haría efecto algunas horas después. Estaban en un lugar remoto esperando cada uno a que su compañero muriese cuando se dieron cuenta de sus respectivas traiciones, empezaron a luchar y murieron abrazados como los mejores amigos.
Atraídos por el olor de la sangre los animales feroces se comieron los restos de los hombres, la bestia que se comió una costilla del armenio también engulló el diamante y por acción del veneno fué a morir en su guarida.
Muchos años después un pastor que buscaba a dos ovejas perdidas entró en la cueva y halló el diamante, mirándolo con desprecio se decía a sí mismo que aunque probablemente valiese una fortuna hubiera preferido encontrar a sus ovejas, escuchó un balido y también las halló.
Ya en su casa le regaló la joya a su hija, una bella muchacha llamada Teodora (¿por qué siempre tienen que ser bellas?).
Ella respondió: ‘Creo que vale mucho, pero valen más nuestros corderitos’
‘Eres digna hija de tu padre, con el valor de esta gema podrías ser muy rica pero quizá no serías tan feliz, la inocencia y la paz de una vida retirada valen más que todos los tesoros del mundo’.
En esos tiempos reinaba en esas tierras Andrónico I que aún en su vejez no dejaba en paz a las mujeres y no le importaba si eran casadas, vírgenes, adultas o niñas, un día encontró a Teodora y la llevó a su palacio a pesar de sus ruegos.
Cuando el padre regresó, cayó sin sentido luego de enterarse que el emperador la había raptado. Ya repuesto de la tristeza inicial empezó a maquinar el medio por el cual librar a su hija del cautiverio, vendió sus posesiones y se mudó a Constantinopla, un año pasó y ya era líder de una conspiración que estaba infiltrada hasta el palacio real, aunque un hombre llamado ‘Isaac el Ángel’ era el jefe de cara al pueblo.
Teodora había logrado imponer cierto respeto en los ánimos del monarca de manera que no le hizo nada malo y, despreciando la gema se la entregó fácilmente.
El primer día en que el emperador se puso el anillo en el que había engastado el diamante la rebelión estalló y fué apresado y algunos días después, el 15 de septiembre de 1185 fué ejecutado.
Entonces Rugiero suspendió su relato para dejar descansar a sus oyentes, pero éstos, hipnotizados por la historia del diamante, se veían acompañando al fastuoso sultán, al fiero rey de los Búlgaros y a la ejecución de Andrónico y no querían dejar de escuchar la historia del fistol.
Entonces sucedió el lance mencionado en la entrada anterior y vuelven a amigarse, para esos momentos llegó el teniente Valentín, amigo de Manuel y aligeró aún más los ánimos, Rugiero suspende su historia y en cambio les revela la identidad del diablo.
La filosofía del diablo
Rugiero empieza a hablar de los clásicos latinos, de los emperadores romanos que eran los primeros en afilar el puñal y preparar el veneno.
Ya fuera para el amigo, para el hermano, para la madre misma, y que después de ser derrocados y de llenar la tierra de sangre eran deificados en un templo para que la población que asolaron los adorase.
Pues, amigos míos, el diablo está en todas partes, tiene diferentes formas, […] y los pueblos, sin haber jamás ni aún pensado en el enemigo, sufren las más grandes vejaciones. y a veces los más acerbos martirios [por él].
Rugiero
Rugiero dice que aunque en apariencia es un comerciante italiano que compra, vende, que se arroja al peligro y que fuma buenos puros, su vida en realidad es muy distinta de lo que parece.
Una vida de muchos siglos en la que ha personificado a cuantos caracteres notables se han desarrollado en la gran tragedia humana.
El fué Caín, Calígula, Cómodo, Heliogábalo y un largo etcétera.
Se divirtió quemando cristianos, también quemando paganos, en el norte fué Alarico, Atila, Enrique VIII, mientras que en el sur fué amigo de los papas, también su enemigo, lo mismo que de Lutero, fué Felipe II de España, y en resumen, se declaraba ser el mismo Mefistófeles.
Arturo intentó replicar con algunas divertidas alusiones a lo dura que era su crítica a la humanidad, siempre funesta hasta para su propia existencia.
A lo que Rugiero respondió con las palabras: “¿Qué podía ni qué puedo hacer, cuando en todos los pueblos, bandadas de gentes se precipitan al mal?”
Todos sus oyentes ya sin ánimos de responder cavilaban tristes reflexiones causadas por la amarga filosofía del diablo.
Rugiero concluyó entonces su discurso diciendo:
“Conque, amigos míos, os he contado todo lo que queríais saber; y en lo de adelante, si no sabéis quién soy, si no me conocéis cuando os he abierto mi corazón y contado mi larga vida, culpa será vuestra y no mía … pronto nos veremos en México, donde en breve pasarán escenas de grande interés”.
Esta es la cuarta entrada de una serie de resúmenes y comentarios sobre El fistol del Diablo de Manuel Payno, puedes encontrar el resumen general del libro en la entrada: Resumen y comentarios finales de El fistol del diablo
Es fascinante que cuando Payno escribió el libro, lo hacía en entregas publicadas en periódicos.
Uno se pone a pensar en que tiene sentido, pues desde el siglo pasado ha sido un método asequible para propagar información.
Y viéndolo así el periódico es el ancestro espiritual del Blog. Gente escribía sus opiniones, daba noticias, publicaba libros o cuentos y así por el estilo.
Lo menciono porque me acabo de enterar de que la intervención estadounidense de 1846 (ya sabes, lo de Texas y la pérdida de la mitad del territorio nacional) interrumpió las entregas de la novela.
Es decir que desde ya, sabemos que la obra está inconclusa :c. Pero como muchos sabios dicen: ‘Lo que importa es el viaje, no el destino’.
Así que cual Sísifo y su piedra (por lo fútil de reseñar algo que no está completo), seguiremos con el resumen y discusión de la segunda parte del fistol del diablo.
Las tribulaciones de Teresa (capítulos I a VIII y capítulo XVIII) [spoilers]
En la entrada anterior dejamos a nuestros héroes camino a Tampico. Cuando llegan se encuentran a Mariana (la lavandera que ayudaba a Teresa y Manuel para que se vieran), también encuentra a algunos mandos del ejército que son muy amigos del capitán, como el capitán Valentín.
Conversan y la pasan muy bien, en la tarde van a una fiesta y Arturo como siempre empieza a buscar una chica de la que enamorarse (literal hasta consideró ligarse a Mariana XD), y en media tertulia (y como estaban en la costa) alcanzan a divisar una goleta a punto de naufragar, como jóvenes valientes que son, y un poco persuadidos por las visiones del espejo en Jaumabe, deciden ir a auxiliar en el naufragio.
Dos goletas navegando
En una barca los tres amigos acompañados de otros jóvenes se lanzan al huracán que hundía la goleta. Cuando estaba a una corta distancia alcanzaron a ver a una doncella que se arrojaba al mar, Manuel se desmayó de la impresión pues estaba convencido de que era Teresa mientras Arturo no se podía mover, entonces Rugiero (invitado de la fiesta) se lanzó a la mar para rescatarla mientras los otros hombres de la barca ayudaban a los marinos que a duras penas escapaban del naufragio.
El perro del padre (no se confunda con el Turco de Arturo, mismo que le regaló a Celeste) se lanzó al auxilio de la doncella pues desde la perspectiva de Arturo parecía que Rugiero quería llevarla al fondo del mar.
Algunas horas después con todos en tierra menos Rugiero, Arturo corrió a ver a la chica que era Teresa en persona, el perro del padre Anastasio logró salvarla y ahora todos estaban a salvo en la isla de Lobos.
Cuando estaban repuestos del susto, y de los embates del mar, por fin se dió la reunión de los amantes, entonces el famoso Juan Bolao explica parte de sus aventuras: D. Pedro le asignó llevar a Teresa de Cuba a España, en el viaje a la Habana conoció a Manuel, una vez hallada Teresa le comunicó la resolución de su tutor, ella le rogó y convenció de ayudarle a escapar de tan perversos designios, después de algunas diligencias se embarcaron a la ciudad, momento en el que por poco mueren.
En Tampico, mientras Mariana cuidaba de Teresa, Manuel y sus amigos del ejército, Juan Bolao, el padre Anastasio y Arturo, concuerdan en que Rugiero es una fuerza del mal, que siempre causa incomodidad y pavor, además de que sus acciones muchas veces son para perjuicio de ellos, deciden cortar cualquier relación con él, aunque Arturo aún tiene pendiente con él el asunto del fistol.
La primera vez que le vea, le pondré mal modo, le diré algunas palabras, le provocaré, en fin, tendremos un duelo, y de esto resultará que, o seremos amigos francos y buenos, o..
Manuel
Después, ya en privado Manuel y Arturo siguen conversando del tema cuando llega Rugiero.
Accede a que Arturo le pague el fistol, pero antes decide contarles su historia, por ser ésta una pieza clave en la novela y una historia interesante por propio mérito decidí pasarla a la entrada ‘Historia de una piedra preciosa’ (que será publicada en pocas semanas).
Después de que interrumpe su fascinante historia y tienen una breve conversación, Manuel se decide y después de un intercambio de palabras serias, le apunta con una pistola a la cabeza, los reflejos y fuerza de Rugiero evitan una tragedia y con temple logra calmar los ánimos.
Capitán, venga esa mano y seamos amigos, vos sois un hombre valiente, habéis triunfado de vuestro sistema nervioso […], os juro que nadie en el mundo jamás se había atrevido a mirarme [como vos]
Rugiero
Resuelto el asunto y despedido Rugiero, la improvisada familia se dirige a una de las haciendas de Teresa para que se case con Manuel. El capataz, hombre de confianza de D.Pedro los recibe con nulo respeto, pero cuando se da cuenta de que la que llegó es la ‘amita’ no tiene de otra más que someterse, Teresa lo despide por sus malos manejos pues se las daba de patrón sobre los trabajadores, el hombre no se lo toma a bien y promete vengarse.
Algunos días después ya estaba todo listo para la boda y Teresa no cabía en sí de felicidad, entonces Manuel recibe una carta del comandante militar del estado que lo cita por algún delito, sabiendo que era un malentendido fácilmente explicable decide ir para llegar antes de que se note su ausencia, se lleva a un trabajador de confianza como acompañante, y no se les vuelve a ver.
Todos se cansan de buscarlo y Teresa, enamorada y de salud frágil cae en cama y muere :c (¡Teresaaaaaa!).
Las tribulaciones de Aurora (capítulos IX a XII) [spoilers]
Mientras tanto, en la capital, Aurora es víctima de los remordimientos debido a sus aventuras con D.Francisco (véase la entrada tres).
D. Pedro se enteró de dichas aventuras y fué a ‘advertirle’ para cuidar su reputación, incluso se ofreció a casarse con ella como un favor a su honra, Aurora toma a broma esa invitación (literal se ríe en su cara XD) pero al ver que el hombre hablaba en serio, es decir que la estaba chantajeando se llena de ira y le grita que prefiere morir antes que ser la esposa de un viejo tan horrible y despreciable como él, le dice que le va a contar a su madre de sus tratos con D.Francisco y que se vaya muy lejos.
D. Pedro obedece pero se encarga de que de manera sutil, un padre estricto y anticuado convenza a su madre de enviarla al convento, decide que si no puede casarse con Aurora al menos se quedará con su dinero.
Aurora le confiesa sus faltas a su madre y riñen fuertemente, decide irse de su casa sin saber realmente a donde ir, opta por visitar a su amiga Florinda (véase la entrada 2) y buscar refugio con ella.
Las cosas se mueven de manera tal que Aurora decide escribir su testamento, pidiéndole perdón a su madre y dejando órdenes para que Florinda y Carmela (la niña superviviente del sol mexicano) tengan lo suficiente, pues su esposo el famoso Argentón murió dejándola en la pobreza (la historia de Argentón se relata en las novelas de Rugiero), le pide que la cuide como a su hija y le deja el resto de su fortuna a Arturo, de quien siempre estuvo enamorada.
Entonces se recluye en un convento con intención de no salir jamás.
Las tribulaciones de Celeste (capítulos XIII a XVII) [spoilers]
Celeste llegó con bien a la capital y con las credenciales (y fondos) del padre Anastasio, y el auxilio de la familia de la señora que la acompañó desde Jaumabe establecieron una dulcería que generaba notables ganancias, un día Doña Venturita, una de las vecinas que la acusaron de robar el fistol de Rugiero se la encontró y poniendo bajo amenaza a Celeste de divulgar su pasado se vuelve su inquilina, corrompe a las otrora sumisas y trabajadoras sobrinas de la señora y convierte la dulcería en una suerte de antro de vicio.
Una noche Celeste se da cuenta de que unas personas intentan entrar en su recámara, presa del pánico y sospechando que le van a hacer cosas muy malas considera saltar de la ventana, entonces cesan los intentos por entrar y al alba decide huir con lo que llevaba puesto y el turco (el perro de Arturo).
Celeste la vuelve a pasar mal, renta un cuarto, vende cuanto puede, y cuando se queda sin dinero sale a vagar por la ciudad.
Después de algún tiempo, presa del hambre y la fatiga se queda dormida a la puerta de la casa/tienda/taller de una modista de París, que no es modista ni es de París (lol) aunque sí de un pueblito de Francia.
Celeste la logra convencer de que le dé asilo a cambio de sus servicios como costurera, se vuelven amigas y la pasan bien por algún tiempo.
Un día, después de hacer algunas diligencias, se vuelve a cruzar con Da. Venturita que la intenta extorsionar otra vez, entonces su amiga de la prisión que de ‘casualidad’ estaba por ahí la auxilia y se terminan liando a golpes, Celeste huye entre la confusión de la batalla para darse cuenta de que perdió el dinero que había cobrado.
Entonces un caballero muy elegante vestido de negro y con un ópalo rojo que brillaba como un carbón, le entrega el envoltorio perdido y se ofrece a acompañarla a la tienda de la francesa (este señor sabe muchas cosas de Celeste), una vez allí se declara su más fiel admirador y promete regresar.
Y así se la pasa varios días, la modista está muy celosa de que el caballero ama a Celeste y no a ella y la despide en malos términos.
Celeste sin más remedio vuelve a vagar por las calles acompañada de el turco dispuesta a nunca aceptar la oferta del adinerado caballero de ir a vivir con él.
De nuevo el hambre, la fatiga y los elementos la empiezan a vencer.
Los giros del destino [comentario]
A veces se siente demasiado forzado que todos se conozcan o tengan alguna relación lol, aunque no deja de ser agradable que todos sean amigos (o enemigos).
Sobre la dirección que sigue la trama, se siente una tendencia a complicar demasiado las cosas, en teoría, cada obstáculo que se pone entre el personaje y lo que desea es un constructor de expectación, cada nuevo obstáculo debe ser mayor que el anterior para generar algo parecido a una curva ascendente que culmine en el clímax.
En el fistol del diablo parece que hay varias curvas de clímax (véanse los miniclimax de la entrada tres), y no sé cuándo va a llegar el mayor de ellos o si lo hemos alcanzado, aunque la muerte de Teresa me parece de lo más inesperado y triste siendo posiblemente el peor suceso en la historia (:c).
También es cierto que después del clímax las cosas tienden a resolverse de manera más rápida.
Vale la pena mencionar que un final demasiado apresurado puede matar una buena historia.
De nuevo, la época y los demás factores del contexto justifican un poco estas decisiones.
Esta es la tercera entrada de una serie de resúmenes y comentarios sobre El fistol del Diablo de Manuel Payno, puedes encontrar el resumen general del libro en la entrada: Resumen y comentarios finales de El fistol del diablo
De la narrativa fantástica
Hay toda una teoría detrás de lo fantástico en la literatura, existen muchas derivaciones de lo fantástico dependientes de los sucesos, del cómo son percibidos por los personajes y de la forma en que se presentan al lector.
Oscar Hahn en su antología ‘El cuento fantástico hispanoamericano’ menciona dos de esas teorías, en esta entrada trataremos la primera.
En 1970 Tzvetan Todorov publicó ‘Introduction à la littérature fantastique’, postulando que la literatura fantástica es un género con reglas que es posible determinar de manera mas o menos estricta.
Define que toda obra narrativa se puede analizar considerando tres aspectos:
Verbal: La enunciación y el enunciado (las palabras y su significado léxico)
Sintáctico: Relación entre las unidades narrativas (las estructuras narrativas y gramaticales)
Semántico: Donde se evidencian los temas (El significado pleno de las palabras que leemos, la sutileza del lenguaje, un oxímoron, una alegoría, una hipérbole)
Lo fantástico debe estar presente en cada uno de esos aspectos para que la obra sea considerada como tal. (Está muy curioso que un compilador analiza esos mismos aspectos para convertir código en software usable por humanos)
Cuando el lector, el narrador y los personajes son enfrentados a los hechos insólitos y son incapaces de discernir si efectivamente se trata de una ruptura de las leyes del mundo (físicas o de alguna otra índole más ‘espiritual’) o de un fenómeno explicable por la razón, entonces hablamos de una narración fantástica. Dependiendo de cómo reaccionen los personajes al suceso puede hallarse en uno u otro subgénero.
Si se acepta como un hecho contranatural es un relato ‘maravilloso’
Si se explica racionalmente es un relato ‘extraño’
Si se vacila entre las dos posibilidades anteriores es un relato ‘fantástico’
Al mismo tiempo el mundo en el que se construye la narración debe ser presentado como real y cotidiano, no puede ser ni poético ni alegórico.
El fistol del diablo es un caso interesante, el mundo en efecto es bastante cotidiano, los personajes se llenan de pavor e intriga ante los hechos insólitos que prescencian, no encuentran explicación racional alguna a los sucesos, aunque la buscan, a veces justifican lo que ven por la excitación del momento, por la fatiga y por las sugestiones psicológicas pero siempre queda la duda, luego entonces, se trata de una novela de costumbres ‘fantástica’.
En r/writing (usen reddit niñas y niños) un desconocido de internet escribió: «Toda trama ha sido mas o menos concebida; el héroe traicionado, la heroína de la que abusaron sexualmente, el triángulo amoroso».
Y tiene sentido, así surgen los clichés, la chica incomprendida, el niño elegido, los amantes que deberían ser enemigos, cada historia que se nos pueda ocurrir ya ha sido explorada full de veces. Y no tiene nada de malo, una trama se vuelve cliché por que funciona.
Pero el universo en el que la pones, el punto de vista del narrador, los diálogos, eso es lo que la vuelve única. La humanidad que enfrenta una amenaza antigua es una trama presente en ‘Canción de hielo y fuego’ y ‘El señor de los anillos’ pero sus ejecuciones son totalmente distintas, jamás confundiremos una espada de acero valiryio con Elendil ni compararemos a Aragorn hijo de Arathorn con Juanito Nieve.
Todo esto para resaltar que El fistol del diablo tiene mucho de esto, Arturo y Manuel me recuerdan al traicionado Edmundo Dantés, al caballeroso Mr. Darcy, y al apasionado Durán, entonces llega el momento en que sospechas que va a pasar, a veces sucede, a veces no. Lo que tiene esta historia que no tienen otras es el componente ‘maravilloso’ (la ejecución), la descripción de los Méxicos en el s. XIX (el universo), la fuerza de sus diálogos y otro montón de cosas que seguramente se me escapan.
Las obras que se escriben en estos momentos toman mucho de sus antecesoras (véase el ejemplo de dos párrafos atrás).
El realismo mágico, posiblemente el género por el que los escritores latinoamericanos son más conocidos sin duda fue influido por las narraciones del periodo de Payno, incluida naturalmente ‘El fistol del diablo’, es como diría Isaac Newton en su carta a Robert Hook «Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes».
Literal estamos viendo los antecedentes de la literatura actual, tantas palabras para decir tan poco lol.
Tormento (capítulos XXXVII a XLIX)
En la entrada anterior dejamos a nuestros héroes prisioneros, Arturo en Santiago Tlatelolco y a su madre muriendo mientras Manuel fué alojado en el castillo de Acapulco. Algunos meses pasaron y un golpe de estado mejor organizado logró desbancar al gobierno y algunos de sus propiciadores recordaron su caso, ahora considerado héroe, Arturo es liberado e incluso le es ofrecida una plaza en el nuevo gobierno a lo que él se niega, pidiendo en cambio licencia para ir a liberar a su amigo.
Carcel militar de Santiago Tlatelolco.
Rugiero había ido a visitar a Arturo un par de veces y le regaló un bello perro cazador que le hizo compañía en su cautiverio, después de liberar a Manuel marcharon a la sierra y de allí partieron a Tampico, con objeto de ir a La Habana por Teresa, en el camino quedaba un pintoresco pueblecito llamado Jaumabe, con una tienda, una parroquia y algunas casas.
Grande fué la sorpresa de Arturo al encontrarse a Celeste en la parroquia de Jaumabe en la que se decía que su hermano era el cura, cuando llega el buen padre Anastasio de buen grado les da alojamiento y mientras están en sus habitaciones Arturo y Manuel conversan de lo insólito de su aventura cuando un hombre como salido de los infiernos se arroja por una ventana al interior de su pieza, ¡Rugiero en persona!, conversan un poco y entonces les hace ver unas terribles visiones en un espejo de cuerpo completo, Manuel es testigo de un naufragio en el que está convencido vió a la romántica Teresa mientras Arturo ve a la bella Aurora llorando mientras le firma unos documentos al detestable D. Pedro.
Al día siguiente despiertan aturdidos y sin Rugiero. Desayunan absortos en sus reflexiones y después de que Celeste se retira, los caballeros empiezan a confesarse lo que los apesadumbra. Arturo está de mal humor por que Celeste lo mandó al gorro (aunque lo ama profundamente), Manuel desea apresurar su expedición a La Habana y el padre confiesa amar a Celeste y estar muy atribulado por que nunca estarán juntos, cobran ánimo y deciden ir todos a Tampico mientras mandan a Celeste a la capital para después enviarla a un convento o por el estilo, el padre Anastasio está decidido a no volver a verla.
Los tres por distintos caminos hemos corrido tras la felicidad, y sólo hemos encontrado la desgracia
Arturo
Entonces se despiden y Celeste toda triste le pide a Arturo que le regale al perro de Rugiero, él accede y cada quién se va por su camino, es de importancia mencionar que a la llegada de los ‘jóvenes calavera’ a Jaumabe un tendero filósofo les dió alojamiento, es descrito con cierto desdén debido a que sus lecturas de Voltaire y sus amigos lo hicieron rechazar ‘la fe’ y demás.
Pues que ese señor le quería hacer cosas malas a Celeste y cuando se enteró de que se iría de Jaumabe sin la compañía de ningún hombre, vendió toda su tienda y contrató a unos maleantes para que lo escoltaran mientras iba a por ella.
Llevaban algunas jornadas cuando la alcanzó y le propuso acompañarla, cuando fué rechazado se puso violento e incluso pensó en llevársela a la fuerza, posiblemente eso hubiera hecho de no ser por el perro de Arturo que lo atacó con pericia y le infligió algunas heridas leves pero aparatosas, el tendero huyó planeando volver esta vez armado para cumplir sus propósitos. Entonces los hombres que había contratado por que les cayó mal por ‘hereje’ le dieron unos golpes y le robaron su dinero amenazándolo de muerte si lo volvían a ver en esas tierras.
Y nos movemos a la Ciudad de México, a ver qué tal le va a D. Pedro, resulta que se hizo amante de una chica llamada Celestina, que lo dominaba y al que le exigía mil caprichos, un día pelean y lo manda al gorro corriéndolo de la casa que le había comprado, D. Pedro va algunos días después a exigir que se retire y es recibido por un teniente de lanceros de trato tosco y poco educado que es el nuevo amante de Celestina, a esas alturas el «empleadillo» de la tertulia de Aurora llamado ‘Josesito’ es informado por D. Pedro de la chica y lo anima a cortejarla a manera de venganza contra el teniente y después le hará romperle el corazón. Los cortejos funcionan y una noche ambos se confiesan sus pasados y motivos y aún así están realmente enamorados, deciden fugarse, están en eso cuando unos salteadores sospecho dirigidos por el teniente de lanceros, los amagan y aunque Josesito lucha con bravura y da unos buenos cortes es herido y muere en su casa rodeado de su familia.
D. Pedro se apesadumbra un poco por su papel en las aventuras de Josesito pero rápidamente lo supera, ya está haciendo planes para su próxima conquista (la bella Aurora) mientras lleva el fistol de Rugiero a la iglesia, cuando unos jóvenes conocidos de Arturo y Manuel reflexionan sobre sus fechorías con Teresa y quién sabe que otras cosas, un joven lépero les dice que les puede conseguir un fistol como ese en un precio realmente asequible con un guiño a lo que el joven corresponde realmente complacido. El lépero lleva el proyecto a sus amigos y éstos hacen un trabajo de inteligencia que el mismo escuadrón volante de Catalina admiraría.
Ejecutan su plan con mucha habilidad, irrumpen en la casa de D. Pedro y le roban todo lo que pueden, incluido el cofre de Arturo, con un añadido cómico, lo hacen bailar algo llamado ‘El jorobante’ que según una nota de la edición es un baile extremadamente vulgar y de baja categoría, luego le propinan algunos golpes.
Entonces los maleantes se van a festejar a un establecimiento llamado ‘El sol mexicano’ que casualmente es administrado por el tendero filósofo de Jaumabe que se había vuelto amante de la dueña de la tienda, ahora cuidaba de ella y de sus dos hijas, entre las copas y el ambiente los pícaros le venden al tendero las joyas de Arturo para poder financiar sus diversiones, luego se caldean los ánimos por el reparto del botín y todo se resuelve en un duelo a cuchillos, el tendero es amenazado para que guarde silencio y después de enterrar clandestinamente al malhechor que perdió el duelo se van, prometiendo vigilarlo y hacerle cosas malas a su familia si se le ocurría huir o delatarlos.
No hizo mucha falta ninguna replesalia contra el tendero pues algunos días después la tienda/posada/casa se quemó hasta los cimientos muriendo todos sus moradores con excepción de una de las hijas de la posadera llamada Carmelita.
Paralelamente se describe un poco de la vida de las dos pordioseras que se instalaron en la que era casa de Celeste, un día una de ellas se encuentra a la niña que sobrevivió al incendio y la lleva a su casa a pesar de las protestas de su compañera, la niña le cuenta de las joyas y empieza a buscar el tesoro en las ruinas de la posada, de vez en cuando iba a ver a Aurora, así que le contó de su proyecto, Aurora fue condescendiente aunque no la tomaba en serio, pero le llamó la atención saber de la niña, le pide que se la lleve a la brevedad, mientras tanto logra encontrar el fistol de Rugiero (ufff) y como le había prometido darle la primera joya que encontrase aún con sus reservas se la planea entregar, la noche de ese día se da un atracón con su compañera y fallece mientras intentaba dejarle las joyas y la niña a Aurora por medio de un mensajero, después de algunas peripecias la pordiosera logra su cometido y muere.
Mas o menos al mismo tiempo que D. Pedro empezó a acariciar la idea de casarse con Aurora, se nos explica un poco de la vida de la chica; una muchacha muy bella y muy rica que todo lo que deseaba obtenía. Inocente y cándida, generosa con los pobres y tan religiosa como se esperaba de una chica de sociedad en aquél entonces, a pesar de los muchos pretendientes que tenía no sentía ni la más mínima atracción por ninguno, todos le parecían interesados, en su belleza o su fortuna, daba igual, nadie se preocupaba por lo que ella sintiera, el único hombre que alguna vez llamó su atención, el único que alguna vez la sacó de sus casillas fue Arturo, cuando lo dejó de ver y se enteró de que su padre había ido a la quiebra se preocupó genuinamente, pero el orgullo le impidió informarse con exactitud y se tuvo que atener a los rumores (de ellos hablaremos después), ya triste por que su crush no aparecía ni en la alameda, ni en el paseo ni en el teatro se empezó a sentir fastidiada de todo, hasta que un tal D. Francisco le hizo llegar una carta, en ella se declaraba admirador suyo sin esperanza alguna y le advertía que una amenaza se cernía sobre ella y solo por ello se atrevía a escribirle.
D. Francisco (haha, así le digo a un amigo lector) era un joven de gran tono, que en su porte algo recordaba al elegante Arturo, precisamente por eso llamó la atención de Aurora, después de varias cartas e intercesiones hechas por el ama de llaves de su casa que era la madrina del man logró una entrevista en el balcón de Aurora, entonces en la noche con la escalera de un sereno que era su amigo y cómplice (un sereno era un guardia nocturno/farolero) subió y mantuvo una conversación advirtiéndole de D. Pedro y sus planes de o casarse con ella o mandarla al convento (cosa de hecho cierta).
Y así se iniciaron las redadas nocturnas de D. Francisco que poco a poco fue ganándose la confianza de Aurora, un día por fin la abraza y la intenta convencer de ‘ya sabes qué’ cuando la chica recapacita y le pide que se vaya, D. Francisco insiste ahora con más efusividad pero ella se sigue negando, la cosa no pinta bien hasta que Carmelita, que había sido adoptada por Aurora y dormía en una pieza contigua pero de rápido acceso a sus aposentos, le preguntó si todo estaba bien, D. Francisco emprende la huida y cae del balcón, entonces un escuadrón de serenos entre los que no estaba su amigo lo aprehenden y llevan a prisión.
Sereno de Madrid
En prisión después de un buen rato de protestas puede conversar con su amigo el gobernador, que iba pasando camino a atender un asunto de estado y éste a cambio de ayudarlo a salir de su predicamento le pide santo y seña de las aventuras que lo llevaron a esa situación, D. Francisco confiesa sus episodios con Aurora y logra salir de prisión, el gobernador algunos días después conversa con D. Pedro y entre chanza y chanza le habla de la falta de recato de Aurora, D. Pedro aprovecha esta oportunidad y va a ver a D. Francisco, después de un agrio intercambio de palabras el elegante farol D. Francisco es sobornado para dejar el país, el hombre vendió sus amores por un plato de lentejas y D. Pedro ahora tiene un medio para obligar a Aurora a hacer lo que quiera.
Reflexiones sobre el conflicto
En la gestación de una historia el conflicto es vital, un obstáculo entre el personaje y lo que desea permite a la historia atrapar el interés del lector, conforme avanza la trama debe haber conflictos constantes y cada vez más intensos, Rugiero es el artífice de la mayoría de los que aparecen en el libro, el men está en todos lados en el momento justo para «ayudar», empiezo a dudar un poco de la mucha casualidad que se necesita para encontrárselo en todos lados, ¿Payno lo escribió así para que pensemos que en efecto es el diablo?.
Celeste es otro personaje que representa el conflicto, Arturo la quiere pero no más que a cualquier muchacha bonita que se le atraviese, el padre Anastasio por otro lado parece en serio sufrir por su situación, Payno expresa un poco sus ideas al respecto diciendo sutilmente ‘No sé por qué la iglesia tiene estas reglas arcaicas que hacen mas mal que bien’ (es su opinión, no te alborotes XD), y ella bueno, no estoy muy seguro de qué desea, quiere a Arturo pero en plan ‘de lejitos’, lo rechaza cuando le habla de amores argumentando su baja cuna y demás, y está realmente agradecida al padre por su gran ayuda, tal vez desearía estar con él pues sabe que estará segura bajo su cuidado y además lo tendrá friendzoneado para siempre.
Dato random es que cada una de las secciones delimitadas por las entradas 1 a 3 representa un conflicto mayor en la obra. Podrían ser llamados ‘Mini clímax’ por derecho propio:
El lance la noche en que Teresa estuvo a punto de morir y en la que Arturo casi mata a Manuel para después huir a Veracruz y luego a las Europas.
El golpe de estado fallido y la traición a la familia de Arturo y su encarcelamiento junto con Manuel.
Los amores de Aurora con D. Francisco que posiblemente serán su ruina (este se siente abrupto pero lo definí así por que allí termina el primer volumen).
Caso especial el tormento de Celeste y la muerte de su padre por que no tiene efecto alguno en la trama principal de la primer sección, aunque propiciado por el encuentro con el padre Anastasio cobra mayor relevancia en forma de la decisión de los héroes de apresurarse en ir a Tampico.
El fistol hizo su efecto en D. Pedro y en los maleantes que se lo robaron, también le pasó factura al tendero que lo tuvo en su poder una noche y ahora lo tiene Aurora, considerando las visiones del espejo de Rugiero le va a ir bastante mal, los episodios con D. Francisco ya la empezaron a atribular.
Anuncio
Después de mas o menos 600 páginas llegamos al final de la primera parte, un viaje divertido y educador, en el que D. Manuel Payno nos platica desde los atuendos de la época hasta cuestiones filosóficas y religiosas pasando por las armas y protocólos de cortejo de hace doscientos años, unos buenos shipeos y full de aventuras. ¡Un libraco masivo en muchos sentidos¡.
Y bueno, el anuncio:
Habrá una breve pausa antes de publicar las entradas de la parte dos, me he atrasado un poco en su lectura y en lo que me pongo al corriente tengo planeado reeditar algunas entradas y/o publicar alguna que otra de distinta temática, así que no hablaremos del fistol del diablo hasta el año que viene, y solo eso, gracias por estar acá :D.